Por Toño Abad (@antonioabadg), activista de Derechos Humanos y Secretario General de Diversitat Alacant
Este año 2017 se celebra en Madrid el Orgullo Mundial, o World Pride 2017, un evento que ha elegido a la capital de España para recorrer sus calles en una marcha multitudinaria. Un evento que va a poner la mirada del mundo, durante una semana de actividades, sobre nuestro país.
Desde España tenemos mucho que decirle al mundo: es posible convivir en paz respetando los derechos y la diversidad. Las personas LGTB en España tenemos mucho que celebrar: nuestros derechos, nuestros matrimonios, nuestras familias, nuestra igualdad y libertad. Pero también tenemos que aprovechar la ocasión para decirle al mundo que hay mucho que reivindicar: más derechos, más respeto, más visibilidad y más igualdad. Queda mucho por hacer.
La situación global de la población LGTB que vive el colectivo de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales es muy complicada. La lucha por los derechos civiles se está traduciendo en importantes victorias en occidente con la aprobación de las leyes contra la discriminación y que equiparan derechos legalmente. Pero el clima de igualdad que vivimos aquí se convierte en miedo y represión en gran parte de África y Oriente Medio, donde personas LGTBI son perseguidas, agredidas, violadas y asesinadas con total impunidad, cuando no con la colaboración de las autoridades políticas y sociales.
Este contraste entre lo que está ocurriendo en Europa o Estados Unidos y lo que ocurre, por ejemplo, en Rusia, Arabia Saudí o Irán, nos obliga a no mirar hacia otro lado: mientras unos disfrutamos de un estatus legal y cierto respeto a nuestros derechos otros acaban detenidos, humillados, encarcelados. Algunos países mantienen la pena de muerte y todavía en 77 países está penalizada con cárcel la homosexualidad.
Además, España, Grecia, Turquía o Italia, que reciben a través de sus fronteras a miles de personas que huyen del conflicto, de la muerte y de la persecución expulsan -en frío o en caliente- a personas que pueden ser sujetos de derecho al asilo, sin respetar los tratados internacionales, ni la legislación europea y nacional vigente. El asilo es un derecho de las personas y una obligación de los estados. España incumple sistemáticamente sus obligaciones en esta materia.
Madrid se convertirá en capital del mundo por unos días y nos manifestaremos por aquellos que no pueden manifestarse. Es nuestra obligación como activistas ser los altavoces de aquellos que no pueden alzar su voz o que su voz es acallada por la injusticia y la discriminación.
En la situación interna, nuestra lucha no acaba: las leyes de Igualdad. El trabajo continuo por la equiparación de derechos no ha acabado. Aunque muchos se empeñan en decirnos que ‘ahora que podemos casarnos debemos darnos por satisfechos y satisfechas’, la realidad es bien distinta: sigue existiendo discriminación en las aulas, en los barrios, en las calles, en los centros de trabajo. Se sigue discriminando a las personas por su orientación e identidad de género. Se producen miles de agresiones homófobas, bífobas o transfobas. Existe impunidad en los agresores y se ha normalizado la agresión. En los colegios se produce acoso escolar LGTBfóbico. Existe la serofobia y se discrimina a las personas, todavía hoy, por su estado serológico.
Por todo ello debemos seguir. La reforma del Código Civil que permitió el matrimonio igualitario puso de manifiesto la importancia de las leyes para lograr la normalización social y que la sociedad avanzara y cambiara su mentalidad. Nos dio la oportunidad de demostrar que somos un pueblo respetuoso con la diversidad. Por eso es importante seguir avanzando en la igualdad legal, a través de leyes que promuevan el respeto a la diversidad sexual y de género.
Este 2017, año en el que el mundo nos mira, nuestros representantes políticos deben impulsar la Ley de Igualdad LGTB y no discriminación por orientación sexual e identidad de género y de igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales, transgénero e intersexuales que presentó la FELGTB en la sede de la Defensora del Pueblo, fruto del trabajo de un grupo de juristas que se encargó de su redacción, y que plasma medidas en el ámbito laboral, sanitario, familiar, educativo o de la administración de justicia, para lograr la igualdad.
Aprovechemos que el mundo nos mira para lanzar un mensaje alto y claro: para conseguir la equiparación de derechos, la igualdad y el respeto a la diversidad hay que seguir dando pasos firmes. Es el único camino. Feliz World Pride 2017.