Orgullo Frente al Fascismo

Por Carlos Asensio (@carloslasensio), sociólogo, politólogo, editor y poeta

 

Cuando luchamos por nuestros derechos no estamos sencillamente luchando por derechos sujetos a mi persona, sino que estamos luchando para ser concebidos como personas

Judith Butler

Foto: Orgullo Frente al Fascismo

En los últimos meses hemos presenciado cómo, desde determinados sectores de la sociedad y la política, se ha intentado atacar y desprestigiar al movimiento LGTB+.

Como si nuestra propia existencia, ya de por sí llena de obstáculos, tuviera que ser puesta en entredicho una y otra vez.

Como si tuviéramos que estar continuamente justificándonos por lo que hacemos, cómo lo hacemos y con quién.

Como si la gente no acabara de aceptar que somos personas absolutamente diversas y condicionadas por capas de múltiples y muy distintas discriminaciones.

Como si el mundo diera por sentado que vamos a permitir que se dé el más mínimo paso atrás en la conquista de nuestros derechos.

Con este motivo, el de reivindicar nuestras vidas y luchar contra el fascismo y todas aquellas personas que nos quieren invisibles o silenciadas, este sábado 21 de septiembre tuvo lugar la primera manifestación organizada por la plataforma Orgullo Frente al Fascismo.

La marcha, pacífica, apartidista y organizada sin la participación de asociaciones o colectivos, fue seguida por unas 2.000 personas. Con el lema «Siempre adelante, nuestros derechos no se pactan», y una mayoría de personas vestidas con prendas de ropa de color blanco recorrimos el tramo que une la Glorieta de Carlos V con la Plaza de Colón.

Foto: Carlos Asensio

El colectivo LGTB+ siempre ha estado en el punto de mira de numerosos grupos sociales y políticos que no toleran la existencia de lo diferente –o que la toleran siempre que sea bajo sus normas e indicaciones–. Y a pesar de los avances, de las conquistas legales, sociales y políticas de la última década, los datos muestran que aún seguimos en peligro: solo en el año 2018, el Observatorio Madrileño contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia registró 345 agresiones LGTBfóbicas, un 7,5% más que el año anterior.

Sin ir más lejos, mientras nos manifestábamos, Paloma Barreto, mujer trans y migrante de 38 años, era brutalmente asesinada en Avilés. Y no solo eso tuvo que soportar: una vez fallecida, hemos tenido que presenciar cómo muchos medios de comunicación la trataban en masculino o se referían a ella como un hombre.

¿Qué quiere decir todo esto? Que aunque vivamos en España, un supuesto paraíso LGTB+, una pretendida burbuja de tolerancia y respeto, sigue sin ser seguro ser una persona del colectivo, ni en Madrid ni en ningún otro lugar del país. Por mucho la gente se canse de repetir que ya lo hemos conseguido todo y que no existe discriminación hacia nosotros, nos siguen agrediendo, insultando y hasta matando. Y la cosa solo empeora cuanto más visibles somos.

Cuanto más nos salimos de la heteronorma.

Cuanto más diferentes somos a lo que vosotros creéis que deberíamos ser.

Cuando somos trans, gais con pluma, lesbianas butch, personas intersexuales, bisexuales.

La manifestación ‘Orgullo Frente al Fascismo’ surgió, precisamente, como firme reacción a los ataques de la extrema derecha, y como aviso a todos los despreciables grupos que pactan con ella o nos utilizan y manipulan para sacar rédito electoral: no vamos a retroceder ni un centímetro en los derechos conquistados, no vamos a bajar la cabeza ni a volver a lo que nuestros antecesores tuvieron que vivir.

Ante las descaradas declaraciones públicas y discriminatorias en contra del colectivo LGTB+, ante las propuestas políticas que buscan cuestionar nuestra existencia y limitar nuestra libertad, y ante las voces que demandan sin ningún tipo de reparo nuestra invisibilización, tan solo encontrarán un infranqueable muro.

Un muro hecho de conocimiento, cultura y lucha colectiva.

Porque nuestros derechos no se negocian ni se utilizan como moneda de cambio.

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