Nuevos modelos familiares

Por Marta Márquez (@marta_lakme) escritora y presidenta de Galehi, asociación de familias Lgtbi 

Foto: Robert Couse-Baker

Si hay algo que la vida nos enseña es que los tiempos cambian, las personas cambian, las leyes cambian, todo cambia. Quien sabe adaptarse evolucionará y permanecerá pero quien se ancle al pasado morirá. O al menos eso dice la teoría de la evolución.

Le pese a quien le pese, los modelos familiares están cambiando estructuras sociales. Lo que antes era papá, mamá y una pareja de hermanos se ha quedado en un porcentaje de la tarta que cada vez tiene más colores.

Yo voy a hablar de lo que pasa en España porque es el país en el que vivo, pero es absolutamente extrapolable a, prácticamente, el mundo entero.

Todo comenzó con la ley del Divorcio. Se aprobó el 7 de julio de 1981, entró en vigor el 9 de agosto y en septiembre los juzgados se volvieron un caos con la lluvia de demandas presentadas. Comenzaban ahí las avergonzadas familias separadas. Y digo avergonzadas porque yo tenía una amiga que cuando teníamos no más de 10 años sus padres se divorciaron y la pobre lo pasó fatal. Le daba vergüenza ser hija de padres divorciados y lloraba y lloraba desconsoladamente sin que el resto pudiéramos hacer nada. Lástima de sociedad que no sabía lo que se le venía encima.

Desde aquello han pasado 37 años, que se dice pronto, y ya hemos superado el tema divorcio, aunque nunca es plato de buen gusto, sobre todo si hay peques de por medio. A nadie le da vergüenza ya decir que se ha separado ni que tiene una nueva pareja y nuestras hijas, hijos e hijes, aunque de primeras lo pasan mal, se adaptan rápidamente. En poco tiempo pasan a tener dos casas, dos habitaciones, más ropa y muy probablemente más personas que se ocupen de cuidarles. Si antes los ex estaban abocados a llevarse mal, no entenderse y no juntarse nunca más ahora es otro rollo. De repente, menores con un papá y una mamá, dos mamás o dos papás pasan a tener tres o cuatro personas que les atienden y se preocupan y dejan de ocupar espacios al margen de la maternidad/paternidad para comenzar a ejercer de padres y madres generando estos nuevos modelos familiares en los que todas las personas que las integran cuentan, suman y procuran felicidad a la familia.

Y yo aquí me he encontrado con muchos casos y muy variados. Tenemos, por un lado, divorcios horribles en los que el egoísmo y el odio superan con creces el interés superior del menor. En estos casos, hay menores que pierden por completo el resguardo de una de las personas que decidió ser su padre o su madre porque éstos han decidido abandonarles a su suerte y la ley les obliga seguir siendo sus progenitores aunque no quieran o no sean la mejor opción. Además, tenemos los casos en los que aparece una nueva pareja que se ocupa de estos menores y que, desde luego, se merece mucho más el título de madre o padre, pero que, lamentablemente, no lo tendrán nunca jamás. En contraposición, tenemos los divorcios super amistosos en los que todo el mundo se hace cargo de sus obligaciones y disfruta de sus derechos. En estos casos, cuando ambas personas vuelven a tener una pareja (se entiende estable), muy probablemente (sobre todo a ciertas edades), tendrá también hijos. Esto es lo que da lugar a una super familia numerosa. Un montón de padres, madres, hermanas y hermanos queriéndose y buscando la forma de crear una nueva familia donde quepan todos. Pero es realmente difícil. ¿Una casa para dos familias? ¿Dos casas una al lado de la otra? ¿Mejor cada cual en su lugar? ¿Y qué hacemos con los derechos y deberes?

En estas situaciones a mí me surgen dudas legales. Siempre teniendo en cuenta el bienestar de las personitas pequeñas, creo que una revisión a las leyes de filiación no estaría mal. Si una de las personas que decidió tener un hijo y ahora ya no quiere y alguien está dispuesto a ocupar su lugar ¿por qué no podría cambiarse? Si alguien se hace cargo de un menor y todas las partes están de acuerdo ¿Por qué no puede tener más de dos tutores legales? ¿Por qué los Estados se empeñan en decirnos qué es una familia y cómo y por quién debe estar formada? Si yo quiero que el donante de esperma forme parte de nuestra familia, ¿quién es el Gobierno para decirme que no puede ser? Si resulta que tengo una relación poliamorosa, ¿por qué no podemos formar una familia legal?

Cuanto más ahondo en este tema más complejo se me hace, pero también más diverso, más bonito, más enriquecedor y más anti sistema. Porque no me gusta cómo está organizado este sistema que te dice qué hacer, qué pensar, cómo vivir. Cuando salgo de mi burbuja LGTBI, mi círculo de confort, me doy cuenta de que tengo mucho que pelear y me da mucha pereza tener que estar discutiendo todo el día. Es entonces cuando siento que me falta el aire y corro para volver a mi casa, mi pequeña burbuja disidente de la heteronormatividad, a mi mujer y a mi hija no legales, a las pequeñas hijas de mi mujer que vienen a vernos día sí y día también, a mi familia.

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