Por Charo Alises (@viborillapicara)

Foto: Sasha Diamanti
Quiero creer que la muerte de Bimba Bosé es un castigo divino para @BoseOfficial porque Dios odia a los homosexuales (@in0xikd1)
Este repulsivo tuit es uno de los más suaves pero de la misma calaña que circularon por las redes sociales tras el fallecimiento de Bimba Bosé el pasado mes de enero. Actualmente esos tuits están siendo investigados por la Fiscalía.
Internet se ha convertido en uno de los principales medios para difundir discursos de odio y organizar grupos racistas, xenófobos y de intolerancia extrema. En Facebook existen gran cantidad de páginas con denominaciones como: “Odio a los gitanos”, “Contra la invasión inmigrante”, “Rudolf Hess vive”, “Mata gays”, “Hay que legalizar la violación”, “Odio a los maricones, las putas y los policías”…
El ciberodio se define como cualquier uso de las comunicaciones electrónicas de la información para diseminar mensajes o informaciones antisemitas, racistas, intolerantes, extremistas o terroristas. Estas comunicaciones electrónicas incluyen Internet, (páginas webs, redes sociales, “web 2.0”, contenidos generados por los usuarios, páginas de contactos, blogs, juegos online, mensajería instantánea y e–mail). También incluye a otras tecnologías basadas en ordenadores y móviles (cómo mensajes de texto y teléfonos móviles).
El ciberodio es un fenómeno creciente y global que crea un clima que normaliza la intolerancia hacia inmigrantes, personas sin hogar, musulmanes, judíos, gitanos, personas LGTBI y, en definitiva, hacia todas las personas que no encajan en las perspectivas de poder y exclusión por parte de individuos y grupos extremistas.
Si somos víctimas de un delito de odio a través de Internet debemos denunciar los hechos ante uno de estas instancias:
- el Juzgado,
- el Fiscal de Odio,
- la Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional, o
- a través del Cuerpo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil.
Con la denuncia adjuntaremos los “pantallazos” que contengan los mensajes de odio recibidos.
Atendiendo a la gran capacidad de las redes sociales para difundir mensajes de odio, nuestro Código Penal castiga esta conducta de forma más severa:
“La pena se impondrá en su mitad superior cuando los hechos se hubiesen llevado a cabo a través de un medio de comunicación social, por medio de internet o mediante el uso de tecnologías de la información, de modo que aquel se hiciera accesible a un elevado número de personas”, conforme al artículo 510.3 del código penal. En el artículo 510.6 de ese mismo texto legal, se establece la posibilidad de bloquear el acceso o interrupción a portales donde se difundan exclusiva o preponderantemente contenidos relativos a los delitos del artículo 510 (incitación al odio y a la violencia) y se establece la retirada de esos contenidos.
La lucha contra el ciberodio no está exenta de problemas:
- El principio de libertad informativa y su diferente concepción en cada país: existen países con un concepto muy amplio de la libertad de expresión y muchas conductas, están amparadas por ese derecho.
- La difícil determinación de la responsabilidad: la Red posibilita la comunicación anónima, a través de la encriptación, el acceso no identificado, por ejemplo, o mediante el reenvío de información.
- El que en el proceso comunicativo participen personas que pueden localizarse en diferentes países: esta circunstancia, hace necesaria la cooperación y, eventualmente, la extradición de los responsables. A veces, aunque la víctima de los mensajes de odio resida en España, si los mensajes recibidos proceden de otro país, la justicia española no será competente para perseguir esos delitos.
Frente a estas dificultades, estas son algunas de las posibles soluciones:
- Las páginas de identificación y denuncia de sitios que albergan contenidos discriminatorios.
- La potenciación del papel de los moderadores de foros.
- El establecimiento de filtros que permitan detectar y evitar expresiones no deseadas.
- Publicación de las normas de acceso a los foros.
El 31 de mayo de 2016, la Comisión Europea junto con Facebook, Twitter, Youtube y Microsoft, establecieron un Código de Conducta que incluye una serie de compromisos para luchar contra la propagación de la incitación al odio en internet. Además de los acuerdos internacionales, existen varias campañas para luchar contra el odio en las redes sociales:
- Campaña No Hate Speech (No al discurso de odio) contra la intolerancia en Internet.
- Campaña Tolerance Trumps Hate (La tolerancia triunfa frente al odio).
- Proyecto Prism Project (Preventing, Redressing and Inhibiting hate Speech in new Media), que tiene como objetivo «desarrollar estrategias y prácticas para promover un mejor uso del lenguaje con el fin de promover una cultura de respeto».
La libertad de expresión no ampara los discursos de odio en Internet. Las redes sociales no son espacios de impunidad. Lo que es ilegal en la vida real también lo es en Internet.
NADIE PUEDE SER FAMOSO SI NO LO ODIAN MUCHOS
Por eso opino que hablen sobre mi aunque sea mal
Clica sobre mi nombre
17 febrero 2017 | 19:50