¿Qué tiene de malo ser ‘el pasivo’ en una pareja de gais?

Por Andrea Puggelli (@aikkomad) activista italiano LGBTQI

'Gays in the Woods' / Foto: David Goehring Seguir

‘Gays in the Woods’ / Foto: David Goehring Seguir

Algo  muy habitual -tanto en las charlas con amigos como en las redes sociales- es observar cómo entre los gais también se dan situaciones en las que nos discriminamos entre nosotros, consciente o inconscientemente.

Muchas veces he escuchado aquello de: «¡ah, qué lástima es un pasivo!» o «¡qué pasivo es este!».

Estas expresiones, que suenan peyorativas, despectivas e incluso llenas de prejuicios, son muy frecuentes entre los propios hombres homosexuales. Y por supuesto, se usan para menospreciar.

Pero, ¿por qué resulta malo lo de ser «pasivo»?, ¿por qué es tan degradante serlo? Al hacerlo, en la práctica, se está dando por hecho que, en una relación entre dos personas, hay una «superioridad» por parte de aquel que es ‘activo’ frente al otro que es ‘pasivo’.

De esta forma, en realidad, lo que se hace es reproducir un estereotipo binario de género (que suele definir a una pareja formada por un hombre y una mujer) en el que debe quedar muy claro qué es lo masculino y qué es lo femenino. De esta forma, la figura del ‘gay pasivo’ se asociaría a lo delicado, frágil, menudo, voz afeminada, delgado, etc. Y la figura del ‘gay activo’ lo haría con el estándar de ser alto, sano, tener una voz fuerte, llevar barba espesa…. es decir, «ser un hombre de verdad».

Pero, ¿por qué pasa esto? Vivimos en una sociedad donde el machismo y la misoginia son, no sólo comunes, sino vistas como conductas deseables: desde pequeños, e incluso en el interior de la familia, nos enseñan que los niños no lloran, que el rosa es de niñas y que mostrar cualquier rasgo de debilidad nos vuelve “femeninos” y por consiguiente, inferiores. Aunque seamos gays, nos crían con el chip de que debemos ser buenos machos y cuando crecemos arrastramos una bola de juicios y prejuicios difíciles de erradicar.

Hay un pensamiento que se repite muchas veces cuando vemos una pareja de dos hombres; imaginar que uno de ellos juega un papel «femenino» en todos los sentidos, incluso en la cama, pero sobretodo, en la penetración. Por supuesto que hay parejas que en realidad toman estos roles. Pero hay otras, en las que no hay preferencias rígidas y donde todo depende del gusto de cada uno en el momento. Por no hablar de las parejas donde no se produce ningún tipo de penetración. La sociedad de una manera u otra nos enseña que el sexo debe tener lugar entre alguien más masculino y alguien femenino, que alguien penetra y otro es penetrado, y no al revés. Escapar de esta dualidad no es nada fácil.

Sin embargo, la curiosidad acerca de lo que dos hombres hacen en la cama es bastante grande. Un “hombre de verdad” nunca puede ser dominado y/o penetrado por otro hombre. Este pensamiento sexista, tiene sus orígenes en la antigua Grecia, donde ser dominado era algo único, reservado a las mujeres, como seres inferiores y subordinadas a los hombres. La dominación sexual de un hombre, entonces, sigue siendo algo inconcebible. El problema surge , para mí, a día de hoy, cuando se asume esa idea y que cuando se está en la cama con otro chico, dé miedo ser pasivo porque «yo soy hombre. ¿Qué pensaran de mi los demás si se enteran?».

El punto más importante de todo esto es que ser activo o pasivo no nos hace ni más ni menos gay. Estas influencias sociales, machistas y encerradas en la dualidad masculino/femenino a menudo nos confunden y terminan limitando nuestras relaciones. Tener prácticas sexuales que rompen con esta dinámica un primer paso contra la homofobia interiorizada generalizada.

Recordemos que, tal y como nos han educado, cuanto un hombre más se parezca a una mujer, menos valor tendrá. Entonces, un pasivo, está en los peldaños más bajos de la ‘cadena alimenticia’ gay. ‘Pasivo’ y otros adjetivos funcionan como los insultos preferidos por aquéllos que ven en lo femenino algo digno de burla. Aunque claro, muchas veces estos mismos términos se usan para bromear entre amigos y entonces son como balas de salva. Es entonces cuando se llega al espinoso asunto: ¿hasta dónde se puede bromear con estas palabras que pueden resultar altamente discriminatorias? A veces no es fácil distinguir la frontera entre el chiste y el insulto.

14 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Arkeo

    Cómo decíamos en mis años mozos: Según la ley de Mahoma, tan ….. gay* es el que da, como el que toma.
    Y el otro contestaba: Pero según la Ley de Evaristo, el que da es más listo.

    *En aquellos tiempos no decíamos gay, sino otro término más políticamente incorrecto.

    05 febrero 2016 | 13:32

  2. Dice ser Mario

    Me parece que lo que está lleno de tópicos y prejuicios es este artículo, me parece que ese discurso está sobradamente superado

    05 febrero 2016 | 14:08

  3. Dice ser ACT

    Pues anda que no hay «hombres de verdad» pasivos…Yo me he tirado a unos cuantos. Lo malo de esto aparte de todo lo que comentas,es cuando la gente «activa» no abre su mente y si no es pasivo no se atreve.(y a la inversa).Me ha pasado un montón de veces,gente activa que sólo quiere con pasivo,cuando yo con activos lo he pasado de putísima madre.Aparte de la mera penetración el sexo oral es grandioso,asi que aconsejo a los solo act o solo pas que lo practiquen.

    05 febrero 2016 | 14:19

  4. Dice ser ciudadanokane

    «ser activo o pasivo no nos hace ni más ni menos gay»

    El culmen del pensamiento filosofico de occidente!

    05 febrero 2016 | 15:07

  5. Dice ser Nuño Valencia

    Que más dará lo que haga la gente, lo importante es ser feliz sin salpicar a los demás.

    05 febrero 2016 | 15:14

  6. Dice ser Josh

    Si no nos respetamos entre nosotros, en la puta vida nos van a respetar los demás.

    05 febrero 2016 | 15:43

  7. Dice ser Parranda

    Prejuicios heterosexistas que nos impregnan desde la cuna. Desprejuiciarse es arduo y costoso pero merece la pena.

    05 febrero 2016 | 16:55

  8. Dice ser Gonzalo

    Esto ya viene de hace mucho, en la antigua Grecia y el Imperio Romano era muy mal vista la pasividad homosexual, por ejemplo si descubrían que un pater familias (jefe de familia en el mundo romano) era pasivo significaba una enorme deshonra para el.

    05 febrero 2016 | 18:52

  9. Dice ser orgullo

    Con todo el respeto que puedo hacia el trabajo realizado en este articulo, nunca vi tantas absurdeces escritas seguidas en una opinión, espero que el final del articulo no aclarara todo…pues me ha sido imposible poder terminar de leerlo.

    05 febrero 2016 | 22:46

  10. Dice ser Redondo/Versátil

    Hace tiempo que desde la Teoria Queer se trabaja sobre este tema. La base de la homofobia no deja de ser el machismo.
    El excelente y recomendable ensayo de Javier Sáez y Sejo Carrascosa: «Por el culo, políticas anales» lo explica muy bien.
    Un buen artículo que debe ser leído con atención y tenido en cuenta.

    06 febrero 2016 | 13:52

  11. Dice ser Cerolin

    Quien tiene mas probabilidad de tener cancer rectal? el activo o el pasivo?

    06 febrero 2016 | 13:58

  12. Dice ser Doraemon

    Os equivocais completamente al intentar extrapolar la situación a la antigua Grecia: «Este pensamiento sexista, tiene sus orígenes en la antigua Grecia, donde ser dominado era algo único, reservado a las mujeres, como seres inferiores y subordinadas a los hombres.»

    En la antigua Grecia para comenzar no existía ese mismo concepto de sexualidad, de sexismo, ni de homosexualidad, por lo cual no es extrapolable al pensamiento actual.

    Continuando… lo de «ser dominado era algo único, reservado a las mujeres, como seres inferiores y subordinadas a los hombres» es también completamente falso, puesto que tambien existía la figura del efebo, lo cual tira por tierra lo de algo reservado a las mujeres; y que de hecho era algo incluso visto como loable desde la vista de la relación maestro-pupilo y el aprendizaje.

    Si lo extrapolamos a la época romana, tampoco existía el concepto de hombre pasivo malo, hombre activo bueno; puesto que el concepto que se tenia de la sexualidad, más que el de homosexual-heterosexual, era el de dominado-dominador. Asi se describia que el «inferior» era el dominado, fuese este dominado por un hombre, una mujer, o… un caballo (que también habia casos), y el «loable» fuese el «dominante». Igualmente en las relaciones lésbicas.

    Como la que tomase el papel activo fuese la mujer, te iba a caer la del pulpo igualmente, y si el que te dominaba era un esclavo, igualmente. De ahi teneis todas las chanzas que se hacian hasta de los mísmisimos emperadores (el propio Julio Cesar, por ejemplo)

    06 febrero 2016 | 14:00

  13. Dice ser Dhiego

    Lo que concluyo que son mas interesantes y hasta más instructivos los propios comentaristas que el autor del artículo, ya que debería minimamente haber leído antes de publicarlo, gracias Doraemon por el aporte.

    06 febrero 2016 | 14:46

  14. Dice ser luis

    mariconadas las justas

    07 febrero 2016 | 12:26

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