Por Nayra Marrero
La Historia nos cuenta lo que pasó, pero las historias en minúsculas nos las cuenta la cultura, que recoge las formas de vivir y de sentir de cada época. Es en el cine, en la literatura, en la música donde nos vemos reflejadas, donde sentimos que está el latido de nuestras generaciones, y es con sus protagonistas con quienes empatizamos mucho mejor que con los señores (eminentemente hombres) que aparecen en los libros de texto sobre nuestro pasado.
La cultura es la que nos recoge y nos sobrecoge y por eso, sea o no un producto rentable, es un asunto valioso, importante.
La cultura además es un titán que se atreve con todo, incluso se atreve a echarle un pulso a la Ley, a la Norma. Es la que marca lo que está bien o mal en nuestro día a día, perpetuando nuestros prejuicios sociales o combatiéndolos.
Hace unos días nos decía Miguel Lorente a quienes asistimos a las I Jornadas de Micromachismos que si el conocimiento de la mujer no se incorpora a la cultura es una pseudocultura que no considera importante a las mujeres para lo común y las excluye. Esa misma idea es aplicable a lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, intersexuales.
La cultura que nos reconoce como época tiene que incluir la visión de la diversidad sexual y de género, la mirada de un colectivo del que, como recogemos en este blog, forma parte al menos 1 de cada 10 personas, y cuya representación artística tiene un peso mucho menor (sobre todo si juntamos la realidad mujer y lesbiana, bisexual o trans).
Para compensar la balanza cultural actual existen contrapesos tan importantes como el 19º LesGaiCineMad, el Festival Internacional de Cine que la Fundación Triángulo organiza cada año en Madrid y que se inauguró el pasado jueves.
Habrá un día en el que las mujeres de 70 años habrán sido visibles toda su vida, y será una película la que les cuente cómo era amar fuera de la ley. Salir del armario, que es hoy el pan de cada día, dejará quizá incluso de ser un tema de conversación, pero podremos ver en un viejo largometraje cómo se vivía en los 80 o en los primeros años del segundo milenio. Y ninguna mujer tendrá que hacer un viaje a su pasado para conciliarse con él, porque ser transexual le cambiara la vida, como le pasó a Carla Antonelli y nos lo contó Fernando Olmeda.
Hay muchas cosas que, a este respecto, está cambiando a la velocidad de la luz. Será la cultura la que refleje lo que sentimos, pero también la que combate hoy, en una dura batalla, la imagen que algunos quieren imponer sobre nuestra realidad, o la ausencia de esa imagen para que acabemos difusos, desenfocados por el silencio.
Para no perdernos, y porque merece la pena que no te lo pierdas, desde 1 de cada 10 queremos recomendarte sobrecogerte, reconocerte o simplemente disfrutar en el LesGaiCineMad que estará en cartelera en Madrid hasta el próximo 13 de noviembre.