Por Juan Andrés Teno (@jateno_), periodista y activista LGTBI especializado en Diversidad Familiar
El mes de junio resume en un escenario multicolor muchas de las luchas, las reivindicaciones y las celebraciones de la comunidad LGTBI.
Es el tiempo del Orgullo y la geografía estatal se tiñe de banderas arcoíris en conmemoración de las primeras manifestaciones en defensa de los derechos humanos de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales que eclosionaron en el Nueva York de 1968.
En las calles de este país se suceden a lo largo del mes distintos actos conmemorativos en los que las familias siempre han estado presentes, muchas veces invisibilizadas, pero presentes. Desde hace años madres y padres LGTBI han protagonizado actos de exposición pública y han salido en los orgullos con sus hijas y sus hijos, empoderando el hecho familiar homoparental, revindicando los derechos de unos menores que enarbolan en su cotidianeidad la bandera de la igualdad de seis colores. Y a su lado los menores LGTBI.
Sin embargo, la imagen que queda en la retina colectiva casi nunca pasa por estas familias, por los niños y niñas que recorren las calles de nuestras ciudades de manos de sus mayores o en carritos de paseo.
Por ello este año, más que nunca, es necesario que las familias salgamos a la calle y brindemos al mundo (no olvidemos que el World Pride volcará en Madrid los ojos de toda la comunidad internacional) que estamos aquí, que nuestras hijas e hijos crecen en la más absoluta normalidad y que es posible el hecho homoparental.
Vivir en uno de los 26 estados que nos “permiten” la doble filiación de nuestros hijos debe servir de ejemplo al resto de mundo. Nuestro “privilegio” puede abrir conciencias, mostrar realidades e incitar a la redacción de leyes que lleven la diversidad allí donde hoy reina el oscuro deseo de la lgtbifobia.
Además, con nuestra presencia en las calles del orgullo, estamos dirigiendo una mirada al Congreso de los Diputados para que todos y cada uno de los grupos parlamentarios fijen su vista en nuestra realidad. Sus señorías tienen ya en sus manos una Ley de Igualdad LGTBI, una norma singular que, por primera vez, contempla a los hijos e hijas de personas LGTBI como miembros de pleno derecho del colectivo, igualándolos en protección a los menores LGTBI.
Una ley que, también recoge una de las máximas aspiraciones del colectivo: que la Diversidad Familiar (junto a la diversidad sexual y de géneros) esté presente en todas etapas educativas.
Señoras y señores diputados es el momento de posicionarse a favor de la igualdad real.
Con nuestra presencia en los orgullos, las familias homoparentales lanzamos un mensaje tranquillo y sosegado por la igualdad real en nuestro entorno más inmediato, en nuestras ciudades, en nuestro país y, este año, en todos aquellos estados donde lleguen los ecos del World Pride.