Por Andrea Puggelli (@aikkomad) activista italiano LGBTQI
Cada año, durante el Orgullo LGTB, se repite la misma controversia:
- ¿Qué tiene que ver el Orgullo LGTB con los derechos civiles?
- ¿Por qué tenemos que ver este carnaval de culos al aire, pechos desnudos, que descalifica a las personas LGBT?
- ¿Por qué no tenemos un Orgullo heterosexual?
- Quién quiere derechos debería promover una cierta normalidad.
Las respuestas a estas cuestiones residen en la historia del movimiento LGTB, parten de sus primeras reivindicaciones. En los años 60, en Estados Unidos se vivieron profundas revoluciones sociales agravadas por la guerra de Vietnam y las disparidades en la distribución de la riqueza, favoreciendo de esta forma el crecimiento del movimiento por la paz. El mundo gay fue aglutinando sus fuerzas lentamente y sin una plataforma política común.
En marzo de 1969, en la costa oeste, en San Francisco, se dio a luz al Comité de Libertad Homosexual (CHF) modelando su nueva organización sobre la base de los grupos que luchaban para los derechos de las personas negras. En esos meses el joven Carl Wittman escribió A Gay Manifesto (El manifiesto gay), considerado como el documento escrito que marca simbólicamente el nacimiento de la movimiento de liberación LGTB. Desde sus páginas Wittman invitó a salir a la calle y empezar la lucha política para lograr derechos.
Al mismo tiempo, en la costa Este, era creciente la insatisfacción hacia la acción de la Mattachine Society de Nueva York fundada por Harry Hay en el año 1950. La Mattachine Society siempre ha seguido una política amable para los derechos LGTB, no lo suficientemente agresiva, demasiado conciliadora, más parecida a la de una sociedad de autoayuda. Algo que también pasó en los movimientos feministas cuando muchas activistas comenzaron a alimentar la intolerancia hacia políticas demasiado débiles como la de Daughters of Bilitis (Las hijas de Bilitis), la contraparte lesbiana de la Mattachine Society. Esta es la situación en los albores de los disturbios de Stonewall.
El Stonewall Inn era uno de los lugares más populares en el Greenwich Village, importante barrio de Nueva York. El sábado 28 de junio de 1969, el local estaba a tope (como de costumbre). A la una de la madrugada la policía llamó a la puerta con la orden de abrir para verificar la correcta aplicación jurídica del artículo 240.35 del Código Penal y la regularidad de licencias para vender alcohol. El artículo 240.35 pretendía sancionar toda unnatural attire or facial alteration (vestimenta poco “natural” o la “alteración” del rostro). Específicamente quería sancionar cualquier persona que se había vestido con menos de tres objetos que se consideraban gender appropriate (apropiados al propio género). En cuanto al alcohol, en 1966 el Supremo del Estado de Nueva York dictaminó que las personas LGTB tenían derecho al consumo de alcohol en lugares públicos (antes les estaba prohibido). Sin embargo, la licencia del Stonewall Inn aparentemente no estaba en regla. Con este pretexto seis oficiales, cuatro hombres y dos mujeres de la Primera División de Moral Pública entraron en la sala. La intención era llevar a cabo una de las habituales redadas.
Una vez que las personas fueron detenidas por la autoridad competente, una mujer lesbiana a punto de ser subida a la camioneta, se dirigió a todas las personas presentes gritando: ¿Por qué no hacéis algo?. Fue entonces cuando la multitud armada con botellas y adoquines comenzó la revuelta.
De acuerdo con testigos de esa noche, la drag queen Marsha P. Johson llenó una bolsa de ladrillos y empezó a romper un coche de policía. Mientras tanto varios arrestados fueron liberados y la policía se vio obligada a encerrarse dentro del Stonewall Inn para evitar de ser linchados. Fueron arrancados farolas y parquímetros para asaltar a la policía enclaustrada en el bar. Mientras que todo el mundo corrió a las cabinas de teléfono para llamar a amigos para pedir refuerzos, la activista trans Silvia Rivera, pronunció las famosas palabras: ¡Es una revolución!. Muchos corrieron a ayudar en la revuelta, pero alrededor de las dos y veinte la policía antidisturbios llegó en tropel atacando a los manifestantes de manera muy violenta.
Los siguientes tres días pasaron con relativa calma. Pero el miércoles noche los ánimos se encendieron de nuevo y se reanudaron los enfrentamientos, de una violencia sin precedentes. Fue el comienzo de una nueva era para todas las personas LGBT porque era la primera vez que miles de LGTB se rebelaron públicamente y salieron a las calles a protestar por el acoso diario. Pronto se creó el Frente de Liberación Gay y desde las calles del Village la lucha por la reivindicación de los derechos civiles se extendió a todo el mundo. Los finales de los sesenta marcaron el comienzo de un activismo que determinaría un progreso social fundamental.
Esta es la la historia de como empezó a difundirse el movimiento LGTB y muchas veces quien aboga por una normalización del Orgullo LGTB desconoce todo esto. No hay un Orgullo hetero porque nunca existieron artículos del código penal, de cualquier pais al mundo, que facilitaron la detención de las personas heterosexuales en cuanto heterosexuales. Y a quién se escandaliza de una mujer transexual o de una drag queen que participan en las manifestaciones del Orgullo, debemos recordar el sacrificio que estas lograron durante los disturbios de Stonewall. Cada año se celebra el Orgullo en la memoria de esos días.
Buen articulo,
espero que todos los que siempre ponen comentarios negativos en cualquier noticia sobre gays , lean esto
20 junio 2017 | 13:22
Sólo los homófobos recurren a las cuestiones de por qué no hay un día del orgullo para heterosexuales, algo tan sencillo como que no se contempla la heterosexualidad como algo inmoral. Si quieren su día, pues que se reivindiquen.
20 junio 2017 | 14:01
O sea, ¿que puedo tirar ladrillos a la marcha del orgullo?
20 junio 2017 | 15:53
Pues claro que puedes tirar ladrillos, pero a la policía. Por favor, lanza ladrillos a la policía y espera a que te repriman con la misma brutalidad con la que reprimieron a los primeros activistas. Me encantaría verlo, y ver como te encarcelan, claro que sí!! tienes derecho a vivir la esencia del Orgullo en todo su esplendor
20 junio 2017 | 16:55
El artículo habla de detenciones. Según tú, cuando detengan a alguien (según la legalidad vigente, sea o te parezca justa o no), los de alrededor pueden apedrear a la policiía, ¿no?
21 junio 2017 | 14:18