Por Lucía Rodríguez Sampayo (@rs_lucia)
Vuelvo a casa por Navidad, y quizás por eso me gusta un poco más que antes. Porque huyendo de aglomeraciones y compras, de excesos lumínicos y prisas, yo disfruto las cenas copiosas y las copas de más en torno a la mesa; el tiempo disfrutado con las familias, el calor de las discusiones políticas. Siempre he pensado que las sobremesas son espacios privilegiados para la sensibilización. Y este año más, lo reconozco, porque la poco pertinente cita electoral me dejó sin votar, pero me regaló más ganas generalizadas de hablar de partidos, de programas, de propuestas y de futuro.
Lo digo cada vez que puedo: hemos cambiado y crecido, y aunque queden tareas importantes por hacer esta campaña ha sido muy distinta. Es cierto que todavía hay mucho de lo mismo de siempre: el protagonismo de los egos masculinos (o masculinizados) y sus lenguajes agresivos, los discursos aprendidos, la deseabilidad social, las propuestas perfectas por fuera y vacías por dentro. Y sin embargo, han cambiado cosas transcendentales: porque por fin hemos escuchado y hablado de cuidados, de igualdad, de paridad, de no violencia, de dignidad.
Las mujeres, sus movimientos y sus luchas, han logrado que todos los partidos tengan que incluir en sus programas medidas contra la discriminación y la violencia que vivimos, que tengan que abordar el tema en cada debate público, pero sobre todo que la mayoría social exija una institucionalidad decididamente comprometida con los derechos de las mujeres, y rechace los posicionamientos ambiguos y reaccionarios. Es un gran logro, sin duda. Y el punto de partida para muchos más.
Yo lo tengo claro: sólo a través del feminismo podremos avanzar en la igualdad y la equidad de todas las personas, en la inclusión de todas las diversidades. Y por eso creo que hemos avanzado mucho, que vamos por el buen camino. Pero no es suficiente. Los números son importantes, hay que tenerlos en cuenta, pero tenemos que ir más allá. Lo dijo Ada Colau:
“Hay una potencia transformadora imparable, que tiene que ver con la feminización de la política, poniendo la cooperación por delante de la competitividad, la empatía como máximo valor, los cuidados, la vida y la dignidad de la gente como máxima prioridad, para felicidad de todos y todas”.
La vida, la dignidad y la felicidad. De todas, de todos, de ‘todes’.
Por ahí vamos bien: hablemos entre todas, visibilicemos los problemas reales, perdamos el miedo a debatir y a proponer. Y hagámoslo desde el amor, desde la ternura, desde el respeto a todas las realidades que cuestionan y desafían el patriarcado, desde el compromiso con los derechos.
Le voy a pedir al año nuevo que la legislatura, dure lo que dure, y la próxima campaña sean mejores todavía. Que la política sea cada día un poco más nuestra, que sea cuidadora y empática, que sea femenina y valiente. Que sigamos hablando de Educación, la mejor (¿y única?) vía para erradicar la discriminación y la exclusión, para lograr una vida digna de ser vivida. Que no sólo hablemos de mujeres, sino también de diversidades. Que ya nadie se atreva a invisibilizar la realidad de las personas para eludir la responsabilidad de poner fin a la discriminación que viven. Que hablemos sin tapujos de los derechos de gays, lesbianas y bisexuales; de hombres y mujeres trans, de personas intersexuales. Que en los debates y los mítines hablemos de inclusión, de igualdad de trato, de despatologización, de maternidades y paternidades. Que hablemos, que hablen sin tapujos de nosotres. Ese será un gran paso para que nuestros derechos sean realidad.
“Hay una potencia transformadora imparable, que tiene que ver con la feminización de la política, poniendo la cooperación por delante de la competitividad, la empatía como máximo valor, los cuidados, la vida y la dignidad de la gente como máxima prioridad, para felicidad de todos y todas”
Lo dice Ada Colau y a todos le parece bien. Lo dice el Obispo de Granada y es un machista retrógado.
Lo de siempre, vamos.
25 diciembre 2015 | 10:33
Yo lo tengo claro: sólo a través del feminismo podremos avanzar en la igualdad y la equidad de todas las personas, en la inclusión de todas las diversidades.
El día de los inocentes es el día 28 de diciembre.
Femenismo = Igualdad y equidad… menudo chiste, jajaja!!
25 diciembre 2015 | 11:10
Pero que feminizar ni que cuento
todas las mujeres políticas tienen sus asesores y supervisores varones , ,ellas solo ponen la cara bien maquillada.
25 diciembre 2015 | 13:39
Hay que feminizar también el reparto de bombonas de butano, el ramo de la construcción, sobre todo el de trabajos en andamio a 40º o a 3 bajo cero, el de la pocería, etc., y masculinizar el de secretariado, auxiliar de clínica, enfermería, etc.
¿O eso ya no interesa tanto?
25 diciembre 2015 | 14:16
1° Presidenta autonomica de España: ESPERANZA AGUIRRE (PP MADRID)
2° Presidenta autonomica de España: MARIA DOLORES DE COSPEDAL (PP CASTILLA LA MANCHA)
3° Presidenta autonomica de España: CONSUELO RUDI (PP ARAGON)
4° Presidenta autonomica de España: YOLANDA BARCINA (UPN PP NAVARRA)
5° Presidenta autonomica de España: MERCEDES FERNANDEZ (PP ASTURIAS)
1° Mujer candidata a presidenta autonomica de España: TEOFILA MARTINEZ (PP ANDALUCIA)
2° Mujer candidata a presidenta autonomica de España: MARIA SAN GIL (PP PAIS VASCO).
3° Mujer candidata a presidenta autonomica de España: ALICIA SANCHEZ CAMACHO (PP CATALUÑA)
1° Mujer alcaldesa de ciudad importante de España: RITA BARBERÁ (PP VALENCIA)
Otras alcaldias importantes conseguidas por mujeres del PP: Alicante, Cadiz, Málaga, Zaragoza,
http://www.pp.es/actualidad-video/homenaje-las-alcaldesas-partido-popular
Las mujeres del PP ascienden por méritos propios sin necesidad de cuotas progresistas.
26 diciembre 2015 | 06:10
Feminizar, feminismos…
Ese el primer logro, conseguir convencer a la gente que solo buscan la igual, ya, ya…
26 diciembre 2015 | 09:17
Me parece bien que se reconozca que hay tantos ladrones y gilipollas varones como mujeres
26 diciembre 2015 | 10:50
La igualdad la tendremos cuando personas como tú dejen de asignar rolles de cuidadoras a las mujeres. ¿te parece maria dolores de cospedal una persona cuidadora y empática?? venga va….menudo rollo has soltado total para acabar manteniendonos en el mismo roll de siempre.
26 diciembre 2015 | 11:14
¿Mujeres en política? Más gente a trincar a costa del contribuyente. Como no hay suficientes fábricas estas dicen que hay que ganar dinero con eso de la política pero no les importa la gente de la calle. Eso es todo.
Clica sobre mi nombre
26 diciembre 2015 | 12:24
El otro día en el supermercado un hombre va y se cuela delante mia y le digo:
-Perdona, deberías ponerte al final de la cola como todos los demás.
Ante esto respondió:
-¿¡Que pasa, que porque tengo la piel de distinto color no tengo derecho!?
Creo que esto define perfectamente el problema de la «igualdad» a día de hoy.
26 diciembre 2015 | 13:19
Creo que me han borrado el comentario, pero aún así lo explicaré por si acaso:
La igualdad no son leyes para que ambas partes tengan los mismos derechos.
La igualdad es una responsabilidad, la responsabilidad de saber que el otro también tiene derecho.
La igualdad no es aprovecharse de un cliché social para salir beneficiado.
Y por último:
La igualdad a veces no es lo que se desea realmente.
26 diciembre 2015 | 13:39
«Feminizar la política, avanzar en derechos».
Sobre todo, en derechos para las mujeres. En cuanto a los derechos de los hombres, que le pregunten por sus derechos:
– a los expulsados de SUS casas,
– a los que han pasado alguna noche en el calabozo por una denuncia falsa de su cónyuge (asistida por esos derechos),
– a los hombres que no tienen ni para comer y deben volver a casa de sus padres porque deben pasar una pensión alimenticia (que vaya usted a saber a qué va destinada),
– a aquellos que (habiéndose ocupado de los hijos) se ven privados de verlos porque los niños han sido concedidos a la madre por una «justicia» que sólo mira hacia ese lado,
– a los que no pueden ver a sus hijos porque las madres los tienen como si fueran un trofeo y le impiden al padre verlos como «castigo».
No voy a seguir aunque hay un largo etcétera, ni a hablar de violencia machista ni feminista (entendiendo por violencia no sólo la física sino también el maltrato sicológico) porque eso sería material para un extenso libro.
Este es un problema que parece sólo afectar a los hombres… hasta que una madre ve cómo su hijo varón sufre esta situación. Pero eso no parece importar. Eso no da votos. Eso no es progresista.
La «justicia» parece querer VENGAR una situación que se vino produciendo hacia mediados del siglo pasado cuando el hombre era «amo y señor» del matrimonio y de su mujer e hijos. Situación injusta que se está, simple y llanamente, DANDO LA VUELTA transformándolo de una falsa igualdad y de una falta sensación de justicia.
Crear una injusticia hacia todo un colectivo, en este caso el masculino, no puede considerarse un acto de igualdad. Mucho menos, un acto de justicia. Pero esta actitud revanchista está creando más desigualdades que igualdades.
Quizás algún día esta situación mejore y hombres y mujeres puedan vivir en paz y en IGUALDAD VERDADERA.
26 diciembre 2015 | 13:54