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La comunicación no verbal delata a Irene Montero ante el ataque de Toscano


Irene Montero (Podemos ) y Carla Toscano (Vox) han protagonizado un tenso momento en el Congreso de los Diputados. Las duras palabras de la diputada de Vox han provocado una intensa reacción emocional en la Ministra de Igualdad.

La actitud de Toscano ha sido muy combativa y provocativa, usando palabras de alto impacto en las acusaciones a Montero (como «libertadora de violadores»), pero el pico de agresividad verbal se ha producido con la frase específica:

«Su único mérito es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias«. Esa afirmación fue el detonante que provocó el derrumbe emocional de Montero.

Carla Toscano, en el Congreso (EP)

Y es curioso porque cuando ella interviene en respuesta para defenderse, su comunicación no verbal indica ira, en su rostro podemos ver el ceño fruncido, fosas nasales dilatadas, muestra los dientes, sus gestos se tornan en intensos aspavientos…

Pero su voz la delata, su prosodia emocional indica una tristeza y afectación profunda, más allá de un mero enfado. Sin imágenes, solo escuchando su voz, apreciaríamos mejor cómo dice lo que dice.

Irene Montero, en el Congreso (EP)

Su aflicción, denota que la herida nada tiene que ver con el ámbito político y que le aflije en lo personal. Además, esta idea se refuerza con su intento de reprimir el llanto, aprieta tanto la mandíbula para no desmoronarse que le acaba temblando la barbilla y el labio inferior.

Impacta porque la frialdad emocional suele ser habitual en los ataques y debates políticos, en este caso el daño fue de tal magnitud que no pudo inhibir su desolación.

Duelo no verbal: Pablo Iglesias repite postura de pistolero

No es la primera vez. Cuando Pablo Iglesias posó para la foto, como nuevo Vicepresidente del Gobierno en su primer Consejo de Ministros, también adoptó esta curiosa postura del ‘pistolero’.

En el día de ayer volvió a reproducir este gesto cuando un diputado del PP le recordaba en el Congreso que: «La Comunidad de Madrid es una de las comunidades autónomas que tiene menor porcentaje de mayores fallecidos en residencias. La que tiene más es una comunidad del PSOE».

Es entonces cuando Iglesias, que se marchaba, decide darse la vuelta, decide escucharle y le mira fijamente, colocando sus brazos en jarra tal y como aparece en la imagen.

Un pistolero del Lejano Oeste a punto de desafiar a un adversario en duelo. Según la investigadora Amy Cuddy:

“El lenguaje corporal expansivo y abierto está estrechamente asociado con la dominación en el reino animal, como en el caso de los humanos, de primates no humanos, de perros, gatos, serpientes, aves y de otras muchas especies. Cuando nos sentimos poderosos nuestro cuerpo se expande irremediablemente.»

El estatus y el poder se expresan por medio de manifestaciones no verbales evolucionadas: miembros extendidos, la ocupación de un mayor espacio vital, una postura erguida. 

Cuando queremos resultar autoritarios y expresar dominio: nos estiramos, levantamos la barbilla, y erguimos la espalda. Abrimos el pecho. Separamos los pies. Alzamos los brazos.

De esta manera, el Vicepresidente Iglesias comunica que no se siente intimidado y transmite un mensaje no verbal retador y provocador. Una réplica combativa sin palabras, sin contacto, pero visualmente impactante.

(GTRES)

Pablo Iglesias se ve sorprendido por Matías Prats #ComunicaciónNoVerbal

La forma más usual de expresar y reconocer la emoción básica de la sorpresa es a través de su expresión específica en el rostro: los ojos se abren como platos, pero con una acción muscular relajada, se arquean las cejas de forma suave o también cae la mandíbula, dejando entreabierta la boca.

Pero no, ayer no vimos este gesto facial en Pablo Iglesias cuando fue entrevistado por Matías Prats en el informativo. Sin embargo, fue otro canal de la comunicación no verbal el que reveló igualmente esta sensación sorpresiva e inesperada en la reacción del Vicepresidente del Gobierno.

En una intervención que dure pocos minutos (como fue el caso) se puede controlar el rostro, se pueden controlar los gestos con los brazos, incluso la postura, pero es muy difícil controlar la parte no verbal de nuestra voz, la prosodia emocional del mensaje (ritmo, velocidad, tonalidad, silencios, etc) y este canal fue el que dejó al descubierto la imprevista entradilla de Matías Prats para el entrevistado.

Solo tenéis que fijaros en el tono y la velocidad del habla que se suceden en el primer minuto de la respuesta de Iglesias y comparar ambos elementos  pero ya transcurridos unos minutos, cuando Iglesias ya ‘ha calentado’ y entra en materia.

Podemos observar como al principio baja la voz y estira las palabras, tanto de hecho, que le deriva como en un extraño acento. En ese momento se evidencia la sorpresa y la consecuente carga cognitiva que ha supuesto la primera apreciación de Prats:

«Vamos a iniciar la desescalada con la mayor tasa de víctimas mortales por habitantes del mundo, ¿qué ha hecho mal el Gobierno, del que usted es Vicepresidente, para arrojar esos datos?

Iglesias no sabe qué decir. La pregunta crítica inicial le pilla totalmente ‘fuera de juego’, desprevenido y necesita de todos sus recursos mentales para pensar y preparar rápidamente lo que va a contestar, algo que no ocurre posteriormente cuando ya se acondiciona al tono de la entrevista.

Se refuerza también este hecho con su ceño fruncido (ya marca registrada de Pablo Iglesias), se aprecia durante toda su aparición pero se intensifica también a medida que van avanzando los minutos. Este gesto facial, como forma parte de su patrón base habitual de expresión, no se interpreta tanto como ira, sino más bien como concentración e implicación emocional en lo que va diciendo con sus palabras

Al principio la acción muscular en el entrecejo es muy sutil y se va acentuando más y más, igualmente cuando va aclimatándose emocionalmente a una (parece que insospechadamente) tensa entrevista para él.

Pablo Iglesias posa en Moncloa con ‘la postura del pistolero’, analizamos su significado

Hoy se ha celebrado en Moncloa el primer Consejo de Ministros del nuevo Gobierno, insólitamente han desfilado y posado ante los medios uno a uno. El momento de Pablo Iglesias, nuevo Vicepresidente, no ha pasado desapercibido y ha desatado una oleada de memes y comentarios en redes sociales y diferentes medios de comunicación.

(GTRES)

¿Por qué? Ha adoptado una postura visualmente impactante, como un pistolero del Lejano Oeste a punto de desafiar a un adversario en duelo. Aunque este gesto nos llame la atención, suele ser bastante habitual tanto en seres humanos como en el reino animal.

Hay que destacar que las posturas que decidimos (o no) adoptar son un potente indicador del estado emocional y predisposición a la acción: según los estudios, las posturas expansivas indican satisfacción y actividad; mientras que las posturas de contracción se vinculan a la negatividad y la pasividad.

Los últimos descubrimientos revelan que las posturas influyen en nuestro estado de ánimo y en la segregación hormonal. Visualmente, la postura tiene también una gran incidencia en nuestra imagen personal, sobre todo para transmitir confianza, estabilidad y seguridad.

Si se ocupa el máximo espacio posible con piernas y brazos, lo que ese lenguaje corporal comunica es que esa persona siente una gran confianza en sí misma o que percibe que ella es la dominante de la situación, se encuentra en el polo opuesto de sentirse intimidado.

Según la investigadora Amy Cuddy: «El lenguaje corporal expansivo y abierto está estrechamente asociado con la dominación en el reino animal, como en el caso de los humanos, de primates no humanos, de perros, gatos serpientes, peces, aves y de otras muchas especies. Cuando nos sentimos poderosos nuestro cuerpo se expande irremediablemente.

El estatus y el poder, sean temporales o estables, benevolentes o siniestros, se expresan por medio de manifestaciones no verbales evolucionadas: miembros extendidos, la ocupación de un mayor espacio vital, una postura erguida.

Cuando nos sentimos poderosos nos estiramos, levantamos la barbilla, y erguimos la espalda. Abrimos el pecho. Separamos los pies. Alzamos los brazos. En definitiva, nos sentimos más poderosos, seguros y asertivos, menos estresados y ansiosos y más felices y optimistas”.

 

La comunicación no verbal de Iglesias y Garzón protagonista en el acto de posesión del cargo

Esta mañana, los ministros del nuevo gobierno, con Pedro Sánchez a la cabeza, han tenido que prometer el cargo ante el Rey Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela, no ha habido grandes sorpresas y el protocolo se ha seguido con naturalidad por parte de todos.

Pero era una buena oportunidad para enviar mensajes sin palabras; al menos, así lo han considerado Pablo Iglesias, el nuevo vicepresidente, y Alberto Garzón, nuevo ministro de Consumo, que no han querido desaprovechar la ocasión para mostrar su aparente espíritu reivindicativo y rebeldía.

Y digo bien ‘aparente’ porque lo han hecho a través del canal de la apariencia, mediante dos símbolos: un pin en la solapa y la ausencia de corbata. Ambos emblemas les hacían únicos y demarcados del resto de los presentes.

El significado del triángulo rojo invertido en las chaquetas no ha pasado inadvertido y ha trascendido de inmediato a la prensa, lo recogen ya mis compañeros en este mismo medio. Un símbolo nazi que ahora se identifica con la lucha antifascista (toda una declaración de intenciones en cuanto a sus objetivos).

Ambos han sido fieles a su indumentaria informal, renuncian a guardar ‘las apariencias’ ni siquiera ante el Rey, proyectando así el mensaje de que la expresión personal tiene que ‘destronar’ a la identidad corporativa, que ya la individualidad es superior a la institución. En general, los políticos prescinden de la corbata para parecer más accesibles, cercanos, alejados de la imagen tradicional y burguesa de la política clásica, pero ojo, que esto no quiere decir que lo sean.

Por último, me sigue llamando la atención la moderación recientemente adoptada en los discursos de Pablo Iglesias, hoy de nuevo en su comparecencia tras la toma de posesión de su vicepresidencia, habla ante los medios con un estilo comunicativo que pareciera impensable en él tan solo un par de años atrás.

En el pasado, su forma de hablar guardaba una innegable semejanza con los discursos más revolucionarios característicos de países latinoamericanos, tanto en el tono, como en los gestos, como en sus expresiones faciales; era fuerte, enérgico, vehemente en su semblante, intenso e imponente con su ceño fruncido, rápido y ‘agresivo’ en los movimientos corporales.

Ahora directamente parece otra persona y a mí no me deja de fascinar el cambio, me hipnotiza, asombra y descoloca a parte iguales.

Fijaos en su tempo en el discurso, es lento, delicado, aséptico en sus emociones, con mirada profunda, con cierta tristeza en la triangulación de las cejas, postura estática y apocada, adoptando una actitud tímida y casi sermonaria. En el gesto se aprecia frecuentemente el cabeceo lateral, su significado ya lo analizamos también en el cambio de comunicación de Anna Gabriel desde Suiza, un gesto que, según las últimas investigaciones, se asocia directamente con la afiliación, la sumisión, cierto grado de victimismo y desprotección. 

¡Estoy deseando leer también vuestras opiniones! El tema da para mucho… 🙂

Pablo Iglesias celebra llorando la investidura de un contrariado Pedro Sánchez

Sin duda, la imagen más impactante de la investidura de Pedro Sánchez la ha protagonizado Pablo Iglesias, el nuevo Vicepresidente del Gobierno de España. Lo ha celebrado como nadie pero llama la atención que no lo haga con alegría y euforia, sino con un profundo llanto y una intensa tristeza en su rostro (observad la perfecta triangulación de las cejas).

¿Es una reacción esperable celebrar una victoria con tristeza? Sí, todo depende del contexto. La función principal de esta emoción básica es la reintegración, forma parte del proceso de una ‘rehabilitación emocional’.

Aunque la tristeza se considera tradicionalmente como una emoción negativa, no siempre es así. Según Seligman, la tristeza aparece después de una experiencia en la que se genera miedo debido a que la tristeza es el proceso oponente del pánico y actividad frenética. Nuestro cerebro la genera para buscar la cohesión con otras personas, especialmente con aquéllos que se encuentran en la misma situación, como puede ser el caso que nos ocupa.

Lo vemos también repetidamente en contextos deportivos, eso es porque normalmente se celebra la victoria tras un esfuerzo y pérdida de energía intensos, cuando hemos estado en tensión y luchando hasta el último momento, cuando culminas un largo proceso de estresante perseverancia en un objetivo muy concreto. El llanto y la tristeza suele ser la reacción emocional esperada.

Fijaos en el final del vídeo, Pedro Sánchez le ve en ese estado y aprieta fuertemente la mandíbula en un gesto contrariado, Pablo Iglesias le intenta retener después del abrazo y Sánchez enseguida aparta la mirada ‘huyendo’ de él (al menos, corporalmente hablando) … ¿Qué os ha parecido esta reacción?

 

 

 

Análisis no verbal: ¿El afecto entre Sánchez e Iglesias es sincero?

Solo el tiempo lo dirá… pero en sus encuentros públicos para firmar una coalición entre partidos, la comunicación no verbal de ambos deja entrever algunos detalles que pueden darnos pista del sentir de los dos líderes políticos y de si sus afectos personales son reales o fruto del mero interés.

Ayer se produjo un épico abrazo que sellaba un pacto entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para formar gobierno, y analizamos por qué sorprendió y trascendió tanto, destacamos algunos detalles no verbales que lo hacían único y sincero, pero ¿para ambos por igual?

Respecto al abrazo, es cierto que a simple vista se ve mucho más entregado a la causa a Iglesias que a Sánchez, pero también de este último nos perdemos la visibilidad de sus manos y rostro, fundamentales para ampliar en detalle la emoción sentida.

Pero para darle contexto, sí podemos darle algo más de significado a esta supuesta íntima relación que ha surgido repentinamente entre ambos, no centrándonos solo en el abrazo, sino en el resto de intervenciones previas y posteriores, ruedas de prensa individuales y apretón de manos.

Parece que en este gesto sí hay más distancia entre ellos de la ‘normal’, de la que se da entre dos personas que se dan la mano para cerrar un acuerdo, si os fijáis casi que cabe una persona física entre ellos dos, la postura de Sánchez es la habitual en él cuando saluda a alguien, es decir, no le trata aquí de un modo exclusivo, lo hace como siempre.

Extendiendo muy poco el brazo hacia su interlocutor, lo deja muy pegado al costado, en esta imagen no aparece entrega ni un interés especial, no hace esfuerzos por acercarse al otro, no hay emoción es su rostro, solo una sonrisa social o posada, estira las comisuras labiales pero no hay alegría en sus ojos, no se activa el músculo orbicular (patas de gallo) reflejo de la alegría sincera, cara de circunstancia. Diría incluso que se expone con cierta expresión de vergüenza, sobre todo, tras finalizar el íntimo abrazo.

Acción orbicular que sí que podemos apreciar, aunque de forma sutil, en Pablo Iglesias, está más contento, se expone más orgulloso ante los medios, se orienta totalmente hacia ellos, su postura es muy abierta y expansiva, su lenguaje corporal está pletórico.

Parece que en este sentido, también reforzamos el contexto del análisis en rueda de prensa individual, ya que las palabras de Sánchez no eran muy congruentes con su comunicación no verbal: por más que repitiera que el proyecto era muy ilusionante no puede dejar de filtrar malestar, represión e ira contenida con el gesto de labios fruncidos con presión al terminar su frase, esta acción muscular no se relaciona en modo alguno con la expresión de la ilusión, la alegría, el orgullo o la esperanza, está tenso.

Os dejo también por aquí el análisis en vídeo de mi compañero José Luis Martín Ovejero, muy acertado y en esta misma línea.

¿Qué os parece? ¿Durará esta unión y este afecto entre ambos? ¿Amor sincero o compromiso? 🙂

 

El íntimo y sentido abrazo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias que tanto nos ha sorprendido

Parece que esta vez se aceleran las acciones y hoy mismo Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ya han acordado un Gobierno de coalición entre ambos.

Su encuentro no ha estado exento de polémica y ha desatado toda una oleada de reacciones y memes en redes sociales, a cuál más ingeniosa por cierto. Y es que cuando no hay palabras el cuerpo sí las tiene, se han comunicado entre ellos, y mucho, a través del lenguaje no verbal, dando protagonismo a dos canales esenciales en las relaciones interpersonales: la háptica y la proxémica; la primera hace referencia al contacto, a interpretar cómo nos tocamos y por qué lo hacemos, la segunda estudia las distancias interpersonales para valorar el grado de intimidad entre dos semejantes.

Fotografía de Paco Campos/EFE

Fotografía de Paco Campos/EFE

Y es que… hay abrazos… y abrazos. Este así como lo veis en la fotografía da para mucho. Fijaos cómo se funden en uno, Sánchez le agarra por la cintura, una zona no neutral que tocamos cuando ya hay un nivel alto de confianza con el otro (las zonas neutrales son solo dos: hombro y codo), cuando tocamos el resto de las partes de la anatomía entramos en terreno peligroso si somos dos desconocidos, ya que puede provocar bastante rechazo.

Ambos rompen cualquier barrera de aire libre, rompen la burbuja que todos tenemos a nuestro alrededor, un espacio vacío pero que consideramos de nuestra propiedad, al igual que ocurre en el reino animal, cuando se traspasa esta barrera, se produce una lucha, un ataque, o todo lo contrario, la afiliación. Aquí vemos cómo juntan por completo sus cuerpos, reduciendo el espacio proxémico al mínimo, incluso vemos como Sánchez apoya la cabeza en el hueco que queda entre el hombro y la cabeza de Iglesias.

Por parte de Iglesias, iguala esta posición de la cabeza de Sánchez y pone sus manos bien abiertas sobre la espalda del otro, y aprieta, se observa perfectamente por la presión que ejercen sus dedos, no tiene la mano ‘muerta’, ni realiza un leve toque, sino que aprieta para enfatizar el contacto háptico. Y el mejor detalle de todos: cierra los ojos mientras le abraza (no podemos ver los del líder socialista), este gesto se realiza cuando uno quiere evadirse de toda la estimulación que le rodea, de todos los presentes, de las cámaras, quiere aislarse y centrarse en lo que hace, disfrutar y sentir el abrazo.

Efectivamente, es normal que llame la atención, puesto que este tipo de abrazos está reducido a familiares, amigos muy cercanos y a nuestra pareja. Entiendo que ambos se marcan el objetivo de transmitir con la mayor de las intensidades su compromiso y confianza en el otro, tienen la voluntad de congeniar, el abrazo se convierte entonces en un sello de intimidad, de entendimiento y se comunican este pacto no solo con sus palabras sino también con el cuerpo.

¿Será verdadero? ¿Qué pensáis?

Triunfante Abascal, tristeza en Ciudadanos, el desprecio de Casado y el lapsus no verbal de Sánchez

Las primeras reacciones tras los resultados electorales son una mina no verbal. Las emociones están a flor de piel y cuando se experimenta tanta intensidad interior nuestro cuerpo no habla, grita lo que realmente está sintiendo, en este contexto es muy difícil controlar y reprimir sensaciones.

Un serio y preocupado Pablo Iglesias fue el primero en comparecer. Visiblemente enfadado (vuelve a aparecer el ceño fruncido) centra su discurso en el crecimiento de la ‘extrema derecha’, hace protagonista a Vox repitiendo este mensaje una y otra vez.

Santiago Abascal era pura euforia, apareció como el representante más exultante de todos, gestos de triunfo y las sonrisas más intensas nunca vistas en él, estaba más acelerado de lo que acostumbra, no podía controlar sus pletóricos sentimientos de victoria, su lenguaje corporal gritaba felicidad.

La reacción de Albert Rivera era la más esperada y compareció más triste que enfadado reconociendo los malos resultados, visiblemente nervioso y emocionado. Aunque las ‘caras más largas’ las apreciamos sin duda en Inés Arrimadas y Marta Rivera, ambas llegan incluso al llanto mientras escuchan el discurso del líder de Ciudadanos, sus expresiones faciales son desoladoras, la viva imagen del fracaso, posturas encorvadas, miradas perdidas, cabezas bajas, lágrimas en los ojos… Un panorama muy amargo.

Pablo Casado se deja ver alegre y animado pero comedido y prudente con el resultado. Se observan microexpresiones de desprecio (con la elevación unilateral de la comisura labial) cada vez que nombra a Pedro Sánchez, el dato de sus votantes no es mayor al del PSOE pero él sí se siente en un plano moralmente superior al líder socialista.

Por último, se manifiesta Pedro Sánchez proclamándose ganador, sonriente pero incómodo, malhumorado incluso con los asistentes, a los que abronca por no dejarle hablar, no tendría esa actitud si realmente estuviera exultante. De hecho ha sido el más breve de todos en su aparición pública, tenía prisa por acabar. Muy curiosa la incongruencia no verbal que comete: pronuncia verbalmente que “ahora va a haber Gobierno sí o sí” aunque gestualmente niega tal afirmación con la cabeza, verbaliza un sí pero su cuerpo le niega, le contradice, ¿a qué hacemos caso? ¿a su mensaje verbal o no verbal?.

No sé si finalmente lograra la formación de gobierno pero que tiene dudas hasta él, aunque diga lo contrario, está clarísimo, el lenguaje corporal no miente.

La comunicación no verbal también fue protagonista en el debate electoral

En cuanto a lenguaje corporal se refiere, anoche hubo dos debates, hasta la primera mitad los cinco representantes políticos aparecían serios, tensos, inmóviles y presos del papel y la lectura, demasiado encorsetados y preparados, pensé que se avecinaba el debate más aburrido de la historia, pero todo cambió hacia el final.

Para empezar fuerte el post, sin duda, los ganadores del debate fueron Abascal e Iglesias, ambos salieron reforzados, ahora explicaré el porqué. Casado fue el mejor orador y los que quedan al final del ranking son Sánchez y Rivera.

‘Me gustas cuando callas porque estás como ausente’ decía Neruda’. Así se mostró Pedro Sánchez. En mi opinión, el actual presidente del gobierno no puede quedarse en un segundo plano, no debería esconderse en la sombra, tiene que ‘mojarse’, luchar con energía y proyectar fuerza y seguridad. Su lenguaje corporal era el de ‘a mí todo me resbala’, es muy injusta esa posición. Mientras hablaban sobre él, bajaba la mirada, leía sus apuntes, ignoraba por completo a sus adversarios.

Solo se detectaban algunas miradas de reojo y sutiles expresiones de superioridad con la elevación unilateral de la comisura de la boca. Curiosamente cuando más reacciona, negando con la cabeza y sonriendo con desprecio, se produce cada vez que Iglesias pronunciaba el “usted y yo”, le molestaba, rechaza esa unión verbal, le incomoda escuchar esa ‘relación’. Inquietante…

Pablo Iglesias continúa con su varita mágica, sigue aferrándose a su ‘bolidependencia‘ en cada aparición pública, un recurso que le resta seguridad como orador preparado. Pero también continúa con algo más positivo para su imagen, su rol conciliador, esa nueva actitud que ya mostró en la anterior campaña y nos sorprendió a todos. Y es que su discurso fue siempre agresivo, palabras de alto impacto, voz enérgica, ceño fruncido de ira, dedos acusadores y gestos arrolladores.

De repente, parecía que no había ‘roto un plato’ en su vida. Adoptó una postura totalmente contraria, no sé si forzada o espontánea y coherente con un discurso natural más mesurado y prudente. Pero lo mantiene. Su gesto protagonista ahora son los brazos abiertos con las palmas de las manos hacia arriba, la postura de la moderación, cuando todos alzan la voz, él la baja notablemente y así ‘queda bien’, sin duda.

Pierde fuerza en su discurso aunque gana en concordia, ya no proyecta la agresividad de sus comienzos. Es el que más ha cambiado su estilo de comunicación y ha aprendido a proyectar templanza, armonía, convivencia, rasgos muy valorados y esperados en los tiempos que corren…

Iglesias se pone la corbata (de aquella manera) y Abascal se la quita. ¿Cómo podemos interpretarlo? Realmente es una decisión que se puede utilizar para diferenciarte o no del resto. El líder de Unidas Podemos ya no reniega de una imagen más tradicional en sus apariciones públicas, no le interesa desmarcarse y prefiere volver al ‘redil’. Ahora es el representante de VOX quien quiere poner ese límite diferencial, un ‘yo no soy como ellos’.

Fue el primer debate para Santiago Abascal y estaba feliz. Tiene una personalidad introvertida, de baja exteriorización emocional pero en momentos de alto impacto el cuerpo habla, grita, y pudimos apreciar la dicha que experimentaba de verse allí.

¿Por qué? Encajaba los ataques directos con sonrisas de oreja a oreja, incluso intentaba reprimirlas para que no se le notara, ya que realmente no corresponde, pero no podía evitarlo, le hacía ilusión que le nombraran, experimentaba un verdadero deleite, le agradaba sentirse por fin protagonista, que le hayan dado su sitio, haberlo conseguido, aunque sea el foco de la polémica, le da igual, está ahí, es el que más ha disfrutado y el que sale más reforzado de todos.

Pablo Casado tiene el don de la racionalidad y la buena oratoria, avasalla con datos y agilidad mental sin perder los nervios ni alterarse, es el que más controla el debate de manera natural, con maestría. Se exhibe seguro, solvente, experimentado… Las mejores cualidades que se pueden esperar ver en un líder político. Fue muy generoso en cuanto a comunicación no verbal se refiere, el más dinámico con constantes gestos ilustradores, el más expresivo en el rostro, el más expuesto y sentido, por tanto, el que se proyecta con mayor credibilidad.

Es interesante el momento con mayor intensidad emocional para él: Muestra extrema sorpresa (casi se le salen los ojos de las órbitas) cuando Rivera le discute o le ataca mínimamente, casi no puede ni creerlo, es el instante en el que se le ve más desconcertado.

Si Albert Rivera utilizara más las pausas y los silencios tendría mucho más poder en conectar con el público; se acelera demasiado, no controla el ritmo, no da sentido a las palabras con el paralenguaje (tempo, tonalidad, ritmo del lenguaje) y no interiorizamos lo que expresa.

Además, el líder de Ciudadanos sigue fiel a los recursos visuales para captar la atención del público y marcar sus ideas en la memoria de la audiencia. Por supuesto, los objetos de impacto llegan más que las palabras, es una buena estrategia, pero si abusa, en cantidad de elementos y en tiempos de exposición, le acaba restando seguridad y fuerza al contenido verbal, pareciera que ya ‘necesita’ de ese recurso para defender su discurso. Pierde seriedad, coherencia y convicción.

¡Espero vuestras opiniones! ¿Qué os pareció el debate? ¿Quién pensáis que lo hizo mejor?