Archivo de enero, 2022

La conducta no verbal más universal: el baby talk

Salvando las obviedades como reír, llorar o bostezar, que sí es cierto que se trata de actos comunicativos que hacemos todo el mundo, se produce un fenómeno universal, no verbal, bastante curioso. Se conoce como baby talk.

Fotografía con licencia CCO

Fotografía con licencia CCO

El baby talk se define como la adaptación verbal y no verbal del lenguaje que utilizamos los adultos (y niños mayores de 6 años) para dirigirnos a los bebés y niños menores de 6 años.

¿Y cómo lo hacemos? Exagerando las expresiones no verbales con la cara y los gestos, usando diminutivos en las palabras, frases cortas y sencillas, entonación más expresiva con un tono más agudo, ritmo lento y más definido en el habla.

Pues bien, todo ello se practica en todo el mundo, sin excepción, independientemente del idioma, la cultura o el género, si bien es cierto que las madres lo utilizan con más frecuencia y ha sido la muestra más estudiada en diferentes investigaciones.

Se trata de un comportamiento innato en el se humano para asegurar, según los estudios, el correcto desarrollo y aprendizaje del niño, así se mejora su atención y se afianzan los conocimientos y la adquisición del habla.

Además, los bebés responden mejor al habla infantil que a la charla normal de un adulto y se sienten realmente especiales. Así lo demostró un estudio bastante importante, publicado en el año 2020.

Definitivamente, los bebés tienen una clara preferencia por este lenguaje adaptado, estos datos resultaron tan significativos porque se evaluaron con una amplia muestra, en 67 laboratorios diferentes pertenecientes a América del Norte, Europa, Australia y Asia (actualmente se están replicando en África y América del Sur).

Pero… ¿Y tu pareja?, ¿también te habla a ti como a un bebé? Igualmente hay estudios sobre el fenómeno del baby talk entre parejas adultas, pero esto da para otro post… No te lo pierdas!! 🙂

El síndrome del domingo por la tarde

Tranquilidad. No es grave y no estás solo. El fenómeno del domingo no se trata de una enfermedad ni de un trastorno, pero sí es recurrente y a la vez muy poco estudiado. Una encuesta de 2015 ya constataba que hasta el 76% de los estadounidenses padecía tristeza dominical.

Fotografía con Licencia CCO

Llega el martirio del domingo por la tarde y se acabó el disfrute del fin de semana, sin causa aparente, te empiezas a sentir emocionalmente mal, triste, angustiado, nervioso, irritable… Y esa noche además sueles dormir peor.

No es algo nuevo. Este padecimiento fue detectado por primera vez en el año 2006 por la psicóloga norteamericana Larina Kase, quien realizó varias investigaciones al respecto en el Centro de Estudio y Tratamiento de la Ansiedad de la Universidad de Pensilvania.

De repente, te invade la angustiante sensación de que ‘algo’ termina (otra semana más, un período de descanso), sin embargo lo que realmente te ocurre pueden ser dos cosas:

Simplemente estás aburrido y/o no te gusta estar solo, ya que los domingos podemos vivir la ‘resaca’ de un día anterior divertido, con amigos o familia; o que experimentas ansiedad anticipatoria de una nueva semana intensa de trabajo o estudio.

En los estudios de Kase la mayoría de personas mostraban algún grado de insatisfacción laboral. Quienes experimentan este problema tienen dificultades no resueltas en el contexto laboral. Básicamente tienes un trabajo que no te gusta, estresante, estás desmotivado o con mal ambiente laboral.

Algunas soluciones podrían ser la de organizar planes entretenidos para ese día, solo o acompañado, que te mantengan abstraído para focalizar tu atención exclusivamente en el momento presente y no en lo que te espera esa nueva semana. Puedes reservarte esa tarde para leer, ver películas, pasear, ir al cine, tareas del hogar, etc.

Vivimos en una cultura muy enfocada al trabajo, es donde pasamos la mayor parte de nuestra vida, tenemos que intentar que este sea lo más cómodo posible para nosotros, pero a veces (la mayoría) esto no es del todo posible, por tanto, tenemos que pensar que ese trabajo que ‘odiamos’ no puede convertirse en el centro de nuestra vida, que nos permite obtener los ingresos para cubrir nuestras necesidades básicas, poder viajar y disfrutar de nuestro tiempo libre.

Piensa que cuando hemos perdido cualquier trabajo nos hemos sentido peor y con bastante más ansiedad, no tener trabajo es una etapa indeseable para cualquiera, pensar en esto nos ayudará y así podremos lograr sentirnos aunque sea mínimamente agradecidos.

 

 

 

 

Los beneficios emocionales de envejecer

La juventud, divino tesoro, está muy valorada en nuestra sociedad, físicamente tiene mucho sentido pero ¿y en nuestro estado y bienestar emocional?, ¿Qué tipo de población es más probable que controle sus impulsos y alcance un mayor equilibrio mental?

Fotografía CCO

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Parece que se desmonta el estereotipo de ‘viejo gruñón’, ya que según un nuevo estudio, cuanto más joven es un adulto, peor controla sus impulsos.

Publicado en la revista Emotion, la investigación demuestra que: «El mayor predictor de resistir con éxito tus deseos es la edad«.

Los autores del experimento buscaban comprobar cómo los sentimientos positivos o negativos y la capacidad de resistir a las tentaciones podían evolucionar a medida que las personas envejecían.

Descubrieron que las personas más mayores en el estudio (alrededor de los 70-80 años) eran más estables y menos volátiles en sus emociones, siendo la edad un predictor más fuerte de la capacidad de resistir la tentación que el estado emocional.

Estos datos pueden relacionarse con el hecho de que los objetivos vitales de las personas cambian con la edad y cuanto más avanzamos en nuestro histórico de vida, más nos orientamos solo hacia el momento presente tratando de maximizar el bienestar cada día.

Lo más veteranos simplemente quieren sentirse bien tanto tiempo como sea posible. Los investigadores añaden que las personas mayores son mejores en la regulación de su estado emocional cuando se sienten libres de hacer lo que quieren.

Y añaden que las personas jóvenes que experimentan menor satisfacción con su vida resisten peor las tentaciones, al contrario que aquellas que se sienten más satisfechas.

Los más mayores tenían más probabilidad de resistir a sus deseos, independientemente de su satisfacción vital.

 

 

*Fuente:

Universidad de Duke: «Las personas mayores generalmente son más saludables emocionalmente, más capaces de resistir las tentaciones diarias». ScienceDaily 2020

 

Discriminación no verbal: rechazada por sonreír en una entrevista de trabajo

Es indudable que la comunicación no verbal es una parte muy influyente de nuestra vida diaria, nuestras emociones, deseos, gestos, cultura, expresiones, intenciones, a veces pueden interpretarse sin necesidad de palabras.

Fotografía CCO

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Normalmente se considera la sonrisa como una buena carta de presentación casi que para cualquier momento de índole positivo, principalmente se trata de una señal afiliativa, necesaria para adaptarnos al medio social, para conectar con los demás, para transmitir agrado, cercanía, comodidad…

Pero parece ser que también puede ser motivo de descarte directo en una entrevista laboral; recientemente una chica argentina publicó un post en su perfil de Linkedin titulado: «Los profesionales no sonríen». En éste aparece una captura de pantalla del mail que recibió con las razones de su rechazo en un proceso de selección.

Los motivos son bastante claros y sorprendentes a su vez: «Sonreíste demasiado, te reíste, fuiste muy simpática y esto no nos pareció profesional«. Añadieron: «A veces, ser extrovertido denota falta de compromiso y seriedad«.

No sé si estáis alucinando tanto como yo, pero este argumento está totalmente fuera de lugar, es cruel, injusto y con total carencia de fundamento, ya que está señalando una cualidad personal para valorar si una persona es competente o no. Es exactamente igual que si desechamos a un perfil por su raza o género.

Determinados rasgos de personalidad tienen un componente genético bastante arraigado, como es el caso precisamente de la extraversión-intraversión, son aspectos de nuestra forma de ser que prácticamente no podemos cambiar, los rasgos se modulan, se suavizan o se potencian a través de nuestra vida, pero es muy complicado pasar de un polo a otro (solo suele ocurrir tras sucesos muy traumáticos).

No hay evidencia científica que avale que las personas más sonrientes o extrovertidas desempeñen peor cualquier tarea profesional, de hecho, seguramente sea al contrario, y la sonrisa y la extroversión sean una gran ventaja para lograr mayor éxito profesional en muchos sectores laborales y personales.

No tenemos toda la info sobre el contexto de la entrevista, pero descartar a una persona por su simpatía es un hecho discriminatorio bastante ruin y que además es innecesario comunicar si así fuera.

Como vemos, el lenguaje corporal sigue teniendo influencias insospechadas…

El efecto Forer o por qué crees en el horóscopo

El interés por el horóscopo y la carta astral ha aumentado significativamente tras la pandemia.

Fotografía CCO

Así lo demuestran las estadísticas de búsqueda en Google, las compañías de investigación de mercados como Ibis World y las redes sociales, ya que algunas páginas relacionadas con este contenido han adquirido millones de seguidores.

El miedo es una de las emociones más poderosas y precisamente se alimenta de la incertidumbre, lo cuál despierta la atracción imparable por este tipo de contenidos astrológicos. Necesitamos aferrarnos a lo que sea para ganar seguridad y certeza sobre nuestro futuro.

Leer nuestro supuesto destino nos reconforta y esa sensación engancha, nuestro cerebro quiere más y necesita sentirse bien. Por supuesto, no hay evidencia científica sobre que la posición de los astros influya sobre nuestra personalidad y existencia pero la ambigüedad con la que están redactadas estas predicciones nos hace caer en sesgos, como el efecto Forer.

Este sesgo, o falacia de validación, nos hace creer en lo que deseamos creer.

En los años 50, el psicólogo Bertram R. Forer descubrió en sus investigaciones con el horóscopo que la gente tiende a aceptar descripciones personales vagas y repletas de generalizadores como excepcionalmente aplicables a ellos mismos, sin ser conscientes que esa misma descripción podría ser aplicable a cualquier persona.

Este efecto Forer explica que la trampa de caer en las pseudociencias como la quiromancia, adivinación, cartomancia, horóscopo, etc, se basa en la esperanza, la vanidad y en el deseo de control de los individuos. Tenemos la tendencia a aceptar afirmaciones cuestionables, dudosas y hasta falsas sobre nosotros mismos, si las valoramos como positivas o lo suficientemente halagadoras.

Es más fácil que las personalidades con alta intolerancia a la frustración y a la incertidumbre caigan en este sesgo, también los que tienen un pensamiento mágico (opuesto al pensamiento científico-analítico-racional) y alto locus de control externo.

Es decir, piensan que tienen poco poder sobre sus circunstancias, dejan sus decisiones en manos de la «suerte» y piensan que todo «ya está escrito», que pasa «lo que tiene que pasar».

También actúa el sesgo de confirmación, esto es, si me duele el estómago y el horóscopo me dice que observe mi estado de salud, me identifico automáticamente con esta afirmación de un modo visión de túnel, obviando el resto de información que quizás no es compatible conmigo.

Ser conscientes de estos sesgos es el primer paso para recurrir al horóscopo como un pasatiempo divertido más y no tomarlo como nuestra ‘salvación’. La clave está en el pensamiento lógico y trabajar en recursos de gestión interna de nuestros problemas, si no somos capaces de ello debemos buscar ayuda en un terapeuta y no en un médium.