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Análisis no verbal: Messi se queda en el Barcelona pero muy triste

La estrella del equipo de fútbol azul-grana declaró directamente hace unas semanas que no quería continuar en el club donde hizo carrera. Finalmente Messi permanece en el Barça sí, pero su comunicación no verbal le define poco convencido con su decisión, frustrado y, sobre todo, muy triste.

Elevación central de las cejas como gesto propio de la emoción de tristeza / Montaje fotográfico realizado por Alan Crawley

Elevación central de las cejas como gesto propio de la emoción de tristeza / Montaje fotográfico realizado por Alan Crawley

La emoción de tristeza se define como el sentimiento que se produce ante una pérdida o fracaso. Nace de una profunda decepción, especialmente si se han desvanecido las esperanzas puestas en algo. En definitiva, esta emoción es propia de situaciones de indefensión, ausencia de predicción y control.

Este es el estado de ánimo con el que Messi afronta la entrevista sobre su permanencia en el equipo. La tristeza puede apreciarse en diferentes canales de comunicación: en su rostro, a través de la elevación central de las cejas; en el descenso de sus gestos y movimientos corporales, ya que la tristeza disminuye la actividad motora; también en su postura cabizbaja y encorvada con mirada descendente, a veces incluso perdida; y por último en sus respiraciones profundas, no para de suspirar durante toda su aparición pública.

Mi colega de profesión Alan Crawley, psicólogo experto en comunicación no verbal, nos ilustra con un vídeo-análisis muy instructivo en el que se analiza minuto a minuto las principales pautas que su lenguaje corporal nos desvela para profundizar sobre los sentimientos reales de Messi en, la que parece, una de las peores épocas de su vida.

No os la perdáis y quedo atenta a vuestros comentarios 🙂

Triunfante Abascal, tristeza en Ciudadanos, el desprecio de Casado y el lapsus no verbal de Sánchez

Las primeras reacciones tras los resultados electorales son una mina no verbal. Las emociones están a flor de piel y cuando se experimenta tanta intensidad interior nuestro cuerpo no habla, grita lo que realmente está sintiendo, en este contexto es muy difícil controlar y reprimir sensaciones.

Un serio y preocupado Pablo Iglesias fue el primero en comparecer. Visiblemente enfadado (vuelve a aparecer el ceño fruncido) centra su discurso en el crecimiento de la ‘extrema derecha’, hace protagonista a Vox repitiendo este mensaje una y otra vez.

Santiago Abascal era pura euforia, apareció como el representante más exultante de todos, gestos de triunfo y las sonrisas más intensas nunca vistas en él, estaba más acelerado de lo que acostumbra, no podía controlar sus pletóricos sentimientos de victoria, su lenguaje corporal gritaba felicidad.

La reacción de Albert Rivera era la más esperada y compareció más triste que enfadado reconociendo los malos resultados, visiblemente nervioso y emocionado. Aunque las ‘caras más largas’ las apreciamos sin duda en Inés Arrimadas y Marta Rivera, ambas llegan incluso al llanto mientras escuchan el discurso del líder de Ciudadanos, sus expresiones faciales son desoladoras, la viva imagen del fracaso, posturas encorvadas, miradas perdidas, cabezas bajas, lágrimas en los ojos… Un panorama muy amargo.

Pablo Casado se deja ver alegre y animado pero comedido y prudente con el resultado. Se observan microexpresiones de desprecio (con la elevación unilateral de la comisura labial) cada vez que nombra a Pedro Sánchez, el dato de sus votantes no es mayor al del PSOE pero él sí se siente en un plano moralmente superior al líder socialista.

Por último, se manifiesta Pedro Sánchez proclamándose ganador, sonriente pero incómodo, malhumorado incluso con los asistentes, a los que abronca por no dejarle hablar, no tendría esa actitud si realmente estuviera exultante. De hecho ha sido el más breve de todos en su aparición pública, tenía prisa por acabar. Muy curiosa la incongruencia no verbal que comete: pronuncia verbalmente que “ahora va a haber Gobierno sí o sí” aunque gestualmente niega tal afirmación con la cabeza, verbaliza un sí pero su cuerpo le niega, le contradice, ¿a qué hacemos caso? ¿a su mensaje verbal o no verbal?.

No sé si finalmente lograra la formación de gobierno pero que tiene dudas hasta él, aunque diga lo contrario, está clarísimo, el lenguaje corporal no miente.