Archivo de septiembre, 2022

La comunicación no verbal de Tamara Falcó tras su ruptura con Íñigo Onieva

Tamara Falcó reaparece públicamente tras las filtraciones de los vídeos que demostraban las infidelidades de su prometido Íñigo Onieva. Anoche atendió a los medios de comunicación y trató el tema sin tapujos.

Este es uno de los casos ejemplares en los que se demuestra que no todo son expresiones faciales cuando hablamos de comunicación no verbal, porque tal y como ha reconocido la propia Tamara, es férrea defensora del uso del bótox, y su rostro de piel tersa no muestra arruga alguna que pueda valorarse como emoción (ceño fruncido de ira o triangulación de cejas para la tristeza, por ejemplo).

No ha sido necesario, Tamara Falcó tiene una comunicación corporal muy elocuente y transparente, transmite con la mirada, con sus formas, con las palabras que escoge, con su actitud. ¿Y qué sentimiento es el que predomina en su discurso?

Sin duda, Tamara Falcó en su fuero interno estará triste, decepcionada, enfadada, abrumada, pero lo que expresa al mundo no es nada de eso, lo que irradia es alivio, tranquilidad. El fin de la angustia, de un peso, de una preocupación.

Su talante es sereno, desde una posición muy sosegada y admite suspirando y reafirmándose que: «Estoy contenta por haberme enterado de todo esto antes de casarme y formar una familia«.

Todavía evita utilizar palabras dolorosas o impactantes como ‘infidelidad’, ‘deslealtad’, ‘ruptura’, ‘separación’, etc, pero a pesar de ello, sus palabras denotan ya cierta aceptación de la realidad, asume su nuevo estado sentimental calificando a Íñigo como su ex y hablando de sus sentimientos en forma pasada para justificar su confianza anterior: «Es que yo estaba muy enamorada de él».

Por último, cierra las puertas de la reconciliación respondiendo a la pregunta del perdón con un: «Imposible«. Y en ese momento no duda, pronuncia esa palabra con plena convicción y sin titubeos.

Y hasta en esta ocasión, Tamara Falcó nunca pierde su característico sentido del humor, bromeando con que su madre sería quien habría filtrado los vídeos. También da a entender con este chascarrillo que Isabel Preysler podría ser la más consciente de la fragilidad de este compromiso… No dando puntada sin hilo…

Fotografía GTRES

Fotografía GTRES

Redefiniendo al amor (y alucinando con la RAE)

Amor es una de las palabras más buscadas en diccionarios y exploradores varios de internet. Demuestra que nuestras inquietudes son claras y en mi caso, además, me encanta investigar sobre la ciencia del amor, sus procesos cerebrales, descubrir cómo evoluciona el concepto psicológico y social.

Fotografía Pxhere. CC0 Dominio publico

Fotografía Pxhere. CC0 Dominio publico

He escrito en este blog (os dejo al final del post un archivo) muchísimo sobre el tema y no dejo de sorprenderme con resultados de investigaciones varias, pero nunca pensé que la RAE se llevaría la palma de mi estupefacción.

Estaba yo leyendo tranquilamente a Paul Ekman, uno de los referentes en el estudio de las emociones y expresiones faciales, y publicaba en su blog una reflexión muy acertada sobre el amor, y es que no se puede pensar como una emoción, porque el amor tiene un marco temporal totalmente diferente.

Las emociones van y vienen, duran segundos, minutos, incluso horas, pero no van más allá. Tanto el amor de padres, por ejemplo, como el amor romántico por una pareja implican compromisos a largo plazo, apego y vínculos intensos.

Esto no significa que el amor no aparezca y desaparezca y que contenga emociones varias, no siempre de índole más positivo. El amor también es miedo, a la pérdida o al riesgo, también es ira, ante una mentira o decepción, alegría en los momentos buenos, también frustración, celos (bien gestionados), preocupación, tristeza, orgullo y un infinito etcétera emocional.

Después de leer esta consideración que comparto, pensé en ir a la Real Academia de la Lengua Española y consultar cómo definimos el amor. Ojo. Que llegué a pensar que era fake, pero no, las dos primeras acepciones son:

Es muy PELIGROSO pensar que el amor parte de la ‘insuficiencia’ propia y que ‘necesitamos’ completarnos con otra persona. Desoladora y destructiva esta definición. ¿Planteamos alternativas?

#RAEunpoquitodeporfavor #Redefinirelamor #emosidoengañadosporlaRAE

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Analizamos los polémicos gestos del rey Carlos III de Inglaterra

Fallece la Reina Isabel II, asume el trono su hijo Carlos III y toma un fuerte protagonismo la comunicación no verbal.

Las aventuras y desventuras del nuevo monarca se han viralizado a través de redes sociales por sus gestos y ‘malas caras’ al dirigirse a sus ujieres.

Visiblemente irritado, sus ademanes vehementes se interpretan como déspotas, irascibles y soberbios. Son gestos airados, veloces e intensos y además se acompañan de expresiones faciales que indican asco, enfado y desprecio.

Todos estos ingredientes proyectan un comportamiento muy alejado de la esperada diplomacia y discreción propias de la monarquía inglesa. El nuevo Rey pierde los nervios y reacciona contrariado y frustrado con facilidad y si extrapolemos estas respuestas a situaciones más complejas de gestionar, su capacidad de liderazgo no queda en muy buen lugar.

El autocontrol suele ser un rasgo muy característico de la monarquía y la política, están educados para disimular; la alta exposición pública no deja lugar al error y un buen líder no se puede permitir que un mal gesto o expresión emocional destruya su carisma a ojos de los ciudadanos.

Es curioso que, a pesar de la trascendencia de estos gestos impulsivos del reciente Rey de Inglaterra, su popularidad y aprecio no han descendido, según las encuestas. Puede que valoremos más la espontaneidad en nuestros cargos públicos, aunque ésta sea mal avenida.

Sin duda, esta naturalidad en las emociones y gestos se aprecia mejor en positivo. Es el caso de la actitud que mostraron Harry y Meghan en los funerales.

Rompieron el protocolo para acercarse a los asistentes y hacerse fotos con ellos, abrazar a la gente, e incluso se agacharon para acariciar a un perro o hablar con los niños

Estos gestos de cercanía y ternura contrastan con los del Rey Carlos III y no hacen más que aumentar la popularidad y el aprecio que los ingleses tienen por la cariñosa pareja.

La clave para recibir ayuda en situaciones de emergencia

Según la ciencia, para recibir ayuda también hay que saber hacerlo bien, en este caso, gritar bien. Existen dos cuestiones de comportamiento importantes a tener en cuenta, la primera se relaciona con la comunicación no verbal:

Y es la de ser lo más precisos posible sobre nuestra necesidad de ayuda.

Licencia CCO

 

Los investigadores han demostrado que centrar la petición de auxilio en una sola persona, a través de un contacto visual directo, eligiendo pocas palabras, aumenta el compromiso y la responsabilidad social de ese testigo.

Si la petición es general, al aire, gritando sin solicitar el socorro de alguien en concreto, se produce un ‘efecto espectador‘ de ignorancia pluralista.

Es decir, cuantos más espectadores hay en una situación que requiere ofrecer ayuda, hay una menor probabilidad de cooperar, porque se diluye la responsabilidad y pensamos que ‘ya lo hará otro’, o que ‘si nadie actúa por algo será’, ‘quizás yo quede mal, me ponga en peligro o cometa un error’.

Para corregir estos efectos, hay que elegir a un testigo y pedirle ayuda directa.

La segunda clave se relaciona con el lenguaje, con escoger bien las palabras. Esto ocurre sobre todo en el caso en el que se produce una disputa entre un hombre y una mujer.

En esa situación, se genera incertidumbre en los testigos, ya que no saben discernir si el ataque y la urgencia es inminente o solo se trata de una discusión de pareja.

Los estudios han revelado que los espectadores se mostraban bastante menos dispuestos a ayudar a una mujer que gritaba algo así como: ¡No sé por qué me casé contigo!, porque pensaban que se trataba de un asunto privado y su intervención podría resultar inoportuna o incluso ridícula.

Sin embargo, si la víctima gritaba: ‘¡No te conozco!‘, se incrementaba la ayuda notablemente. ¿Por qué?

Con esas tres palabras (no te conozco) se eliminaba el grado de incertidumbre de los observadores y no desconfiaban de la emergencia, de este modo, sí sabían que el intento de agresión o acoso era grave y la petición de auxilio era urgente.

 

*Referencias:

José Luis Martín Ovejero

Robert B. Cialdini – Influencia: La psicología de la persuasión.

 

¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando halagamos a los demás?

Está claro que a todos nos gusta recibir piropos (respetuosos) y que nos hablen bonito pero, ¿qué ocurre en nuestro cerebro cuando nosotros somos quien halagamos a los demás?

Fotografía Pxhere. CC0 Dominio publico

Fotografía Pxhere. CC0 Dominio publico

Es importante aclarar que los cumplidos que emitimos deben ser honestos, no decirlos por decir o por quedar bien, sino porque realmente pensamos bien de la otra persona y nos sale de dentro transmitirlo, es entonces cuando nuestro cerebro se activa en áreas muy similares a cuando recibimos halagos.

Así lo demuestra un reciente estudio de la Universidad alemana de Heidelberg. Dedicados a estudiar el fascinante sentimiento del amor y sus implicaciones cerebrales, recopilaron las interacciones románticas de parejas consolidadas mientras enviaban y recibían cumplidos.

Mediante resonancia magnética funcional, los expertos registraron que los patrones de activación cerebral durante el intercambio de cumplidos se correspondían con áreas relacionadas con la empatía y el procesamiento de la recompensa, particularmente al seleccionar y enviar mensajes positivos a su pareja.

Esto indica que la anticipación de la reacción positiva de su persona amada (al recibir ese halago) ya era altamente gratificante.

Por lo tanto, estos resultados pueden tener implicaciones importantes para explicar los mecanismos neurobiológicos que protegen y estabilizan las relaciones amorosas,  y que construyen un aspecto tan relevante de la vida y de la salud humana.

La felicidad que sentimos al hacer sentir bien a los demás con nuestras palabras no es una cuestión subjetiva, estos resultados nos muestran que nuestro cerebro nos proporciona una gratificación real.