Archivo de octubre, 2022

Un largo abrazo también es infidelidad según la ciencia

En el amor todos tenemos nuestros límites para considerar o no que nuestra pareja nos ha traicionado. Sin embargo, de forma objetiva, nunca ha estado claro dónde comienza una infidelidad y cómo se describirían esos comportamientos.

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Un estudio de la Universidad Ludwig-Maximilian de Munich arroja resultados sorprendentes al eterno dilema de ‘infidelidad sí o no‘.

Con una muestra de más de 9.000 personas, se evaluaron 26.633 viñetas sobre conductas presuntamente infieles que incluían cuatro dimensiones: comportamientos explícitos, implicación emocional, la duración de esa actitud ‘infiel’ y el contacto erótico online.

«Si bien las relaciones sexuales se juzgan infieles independientemente del contexto, los comportamientos menos explícitos, como los besos o los abrazos, también se consideran infidelidad«, concluyen los autores del experimento.

En relación a estas conductas menos explícitas, fue el contexto el que contribuyó a proyectar una idea férrea sobre la infidelidad. Así, incluso en los casos sin contacto físico pero combinados con mensajes eróticos y compromiso emocional fueron evaluados como infidelidad.

Además, los juicios de las mujeres fueron más estrictos que los de los hombres, también lo fueron las evaluaciones de los más jóvenes en comparación con los de los más mayores, así, las personas de mayor edad serían más permisivas al cuestionar las infidelidades de una pareja romántica.

No es ninguna sorpresa que casi el 100% de los encuestados definiera como infidelidad la práctica de relaciones sexuales fuera de la pareja, al igual que los besos.

Sin embargo, un dato llamó poderosamente la atención: el 80% de la muestra consideró infidelidad un abrazo largo si estaba combinado con una implicación emocional, un comportamiento erótico online o una relación de larga duración.

Tienes derecho a estar mal, aunque seas Shakira

En la era de las redes sociales, de la exposición continua de la belleza, de la felicidad, de las vidas perfectas, de la positividad tóxica, llega Shakira y se marca un videoclip, ‘Monotonía‘, en el que aparece triste, rota, llorando su pena, cantando al desamor tras su separación con Piqué.

Fotograma del videoclip 'Monotonía' de Shakira

Fotograma del videoclip ‘Monotonía’ de Shakira

En el mundo de las apariencias todo son sonrisas, sí, sabemos que eso no es real cuando abrimos Instagram, pero no vemos otra cosa, nuestro cerebro se acostumbra y se expone a los perfiles idílicos de famosos y no famosos y esa trampa nos puede generar inconscientemente frustración, decepción, insatisfacción, envidia y sentimientos peores si nuestra autoestima y conocimiento sobre la realidad social no están en su sitio.

Necesitamos validar y gestionar nuestras emociones, sean las que sean, porque son las que nuestro organismo elige con muy buen criterio para responder a las cosas que nos pasan y superar los contratiempos propios de vivir. Necesitamos llorar, gritar, no salir, admitir que simplemente tenemos un día de mierda y no nos apetece ni mirarnos al espejo.

Me escribió una amiga este fin de semana: «Me emocionó el videoclip de Shakira, también está bien decir que nos duele el corazón, como es su caso, y no ocultarlo. Está mal visto expresar dolor y ella hace bien, que se vea la realidad. Tenemos derecho a estar mal, aunque seas Shakira».

De hecho, sobre todo si eres Shakira, porque un personaje público de fama internacional tiene más repercusión e influencia que el resto y nos puede inspirar a expresarnos, a comunicarle a nuestro entorno que no estamos bien, a no disimular, a no aparentar, a pedir ayuda, a obtener empatía y compresión.

En cuanto a la letra de la canción ‘Monotonía’, añadiría en este post el inciso que ha destacado mi compañero psicólogo Jonathan Olivera. Shakira canta: «No fue culpa tuya, ni tampoco mía, fue culpa de la monotonía».

Las palabras también importan y aunque Shakira lo ha expresado como sintió sin más, es importante responder a: ¿La monotonía sucede sin más, nos llega, o es la pareja quien la alimenta? No es útil hablar de culpa, pero sí de responsabilidad afectiva en la pareja. Sería más realista decir: «Fue responsabilidad de ambos alimentar muestra monotonía».

 

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Mirar el teléfono móvil también es contagioso

Mirar el teléfono móvil también es contagioso

Los teléfonos ya no solo sirven para llamar. Constantemente nuestra conducta diaria se orienta al móvil para tomar fotos con éste, consultar búsquedas, aplicaciones de chat como whatsapp o nuestras redes sociales. Y al igual que un bostezo, prestar atención al móvil también produce cierto mimetismo cuando estamos en grupo.

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Es curioso que a la vez que el móvil sirve para conectarnos con el mundo, también es capaz de aislarnos socialmente de manera presencial, interrumpe conversaciones o actividades reales, dándole quizás una prioridad que no se merece.

Desde hace más de una década, los estudios han demostrado que, al usar teléfonos inteligentes, es menos probable que las personas ayuden a los demás y que participen de comportamientos sociales no verbales, como sonreír, que son cruciales para el intercambio comunicativo de cualquier interacción social.

Recientemente, además se ha demostrado que atender el teléfono produce mimetismo en los demás. Los humanos (y algunos animales) a menudo imitan espontáneamente los comportamientos del resto, sin ser conscientes de hacerlo (efecto camaleón).

Esta mímica involuntaria ya se ha registrado en otras acciones como bostezos, algunos gestos, piernas inquietas, acentos vocales, o incluso fumar cigarrillos.

Ahora, investigadores de la Universidad de Pisa, revelan que cuando una persona observa su teléfono móvil, alrededor de la mitad de las personas cercanas comenzarán a revisar sus teléfonos, en menos de 30 segundos.

Como curiosidad, no hay diferencias en la población: las tasas de respuesta fueron las mismas en todos los grupos, independientemente de la edad, el sexo o la relación con el desencadenante.

Todos somos susceptibles de infectarnos de la móvil-dependencia sin ni siquiera darnos cuenta!

 

Referencia:

Maglieri, V., Riccobono, MG, Giunchi, D. et al. Navegar de las interacciones sociales en vivo a las virtuales: mirar pero no manipular los teléfonos inteligentes provoca una respuesta de mímica espontánea en los observadores. J Ethol 39 , 287–296 (2021). 

 

¿Se para el tiempo cuando estáis juntos? De qué depende…

No solo en el amor. La percepción del tiempo es una variable importante e influyente para los animales y seres humanos. Sin embargo, la duración subjetiva del tiempo a menudo difiere de la objetiva y, cuando esto ocurre se siente una distorsión, podemos notar que el tiempo pasa más rápido o más lento que la realidad.

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Hay algunos factores estudiados por la ciencia que ya se saben que intervienen en la precisión de la percepción del tiempo, como la emoción, la excitación, el alcohol, la atención, la dificultad de una tarea o la memoria.

¿Pero qué ocurre con la variable de género? ¿Hombres y mujeres perciben de igual forma el paso del tiempo en una relación?

El pasado año, se publicó en Frontiers in Psichology un estudio sorprendente sobre la velocidad a la que pasa el tiempo cuando estás con una persona que te gusta.

Confirmando la hipótesis de los autores, resultó que el tiempo vuela para los hombres pero se ralentiza para las mujeres pero, ¿qué puede explicar esta diferencia?

Si acudimos a las teorías propias de la psicología evolutiva, asumimos que las mujeres son el sexo que más invierte en la elección de una ‘pareja adecuada’.

Esto es, cuando una mujer percibe que una pareja potencial es físicamente atractiva, presta atención a otras características de ese hombre para hacer una elección muy razonada (por ejemplo, estatus, inteligencia, cualidades o defectos de su personalidad…) gastando muchos recursos mentales en esa evaluación del otro.

Este esfuerzo mental haría que, para las mujeres, la duración percibida de la cita fuera más larga.

«Para los hombres, derivamos la hipótesis opuesta, porque de acuerdo con las teorías evolutivas, los hombres tienden a ser menos selectivos que las mujeres y pueden sentirse atraídos por parejas potenciales en función principalmente de su atractivo físico».

Ellos no utilizan muchos recursos evaluando otras características de la potencial pareja y pueden sentirse más motivados para hablar relajadamente y experimentar esta conversación como algo agradable y divertido. En consecuencia, pueden estimar el tiempo transcurrido como más corto.

¿Te ha pasado?

 

Analizamos la comunicación no verbal de Íñigo Onieva tras su ruptura con Tamara Falcó

Íñigo Onieva reaparece públicamente atendiendo a los periodistas que le hacían seguimiento tras la filtración en vídeo de su infidelidad a, su hasta entonces prometida, Tamara Falcó.

Visiblemente nervioso, su mensaje y comunicación no verbal expresan una alta carga emocional. Centra su discurso en rogar respeto para su familia, a la que describe como acosada y aprovecha para agradecerles su apoyo incondicional.

Se describe a sí mismo como «destrozado» y muy «arrepentido«, exteriorizando directamente su dolor y sufrimiento y desmintiendo que esté feliz y de fiesta.

Sí que evita pronunciar palabras que le inculpen expresamente, como «infidelidad», «engaño», o «traición». Por contra, minimiza de alguna manera su responsabilidad, hablando de forma impersonal y sustituyendo estas palabras más duras por evasivas como:

«No hay héroes ni villanos sino personas que cometen errores» y añadiendo: «Es algo de lo que me arrepiento».

Sin embargo, lo que ha trascendido, sobre todo, por parte de los medios de comunicación que recogieron sus declaraciones, es que Íñigo Onieva sí que parecía sincero e incluso les transmitía cierta ternura al expresarse así de emocionado y vulnerable.

¿Por qué esta vez ha sido distinto y ha ‘llegado’ a los corazones de buena parte de la audiencia?

Un aspecto de su comunicación no verbal podría ser la clave en este cambio en la opinión publica, y es su paralenguaje, es decir, la forma en la que expresa su discurso.

La voz quebrada es muy difícil de simular y es por esta razón que su credibilidad ha sido más palpable, porque es un signo evidente de tristeza y sufrimiento. Ahora bien, no sabremos si el objeto de este pesar se debe al acoso mediático y a la vulneración de su intimidad, a la ruptura con Tamara, o ambas dos.

¿Cómo reaccionará Tamara Falcó a sus palabras?

¿Cómo diferenciar la envidia de los celos?

Siempre decimos por aquí que no hay emociones ni buenas ni malas por sí mismas, todas son útiles, todas nos están diciendo algo, de todas aprendemos más de nosotros mismos.

Los celos no perdonan a nadie, ni a la primera dama de EEUU y no suelen pasar desapercibidos. Foto AFP

Los celos no perdonan a nadie, ni a la ex-primera dama de EEUU Michelle Obama y, además, no suelen pasar nada desapercibidos. Foto AFP

Pero, ¿qué tienen de positivo emociones como los celos o la envidia? Pues sí, también pueden ser sentimientos sanos si aprendemos a identificarlas y gestionarlas adecuadamente.

La principal y más importante diferencia entre celos y envidia es que: mientras que la envidia nace ante algo que se desea pero nunca se ha tenido o poseído, los celos se centran en la emoción del miedo ante la perdida de algo que ya se posee y se quiere conservar (Psicología y Mente).

La envidia es una emoción que genera un malestar más o menos intenso ante una situación concreta de la vida de otra persona (logros, pertenencias, relaciones…). A pesar de ello, esta amarga inquietud puede ayudarnos a descubrir cuáles son nuestras prioridades, nuestros deseos, carencias o motivaciones.

Esto no es malo, este sentimiento puede guiarnos hacia la toma de decisiones, mostrarnos diferentes caminos y objetivos o elevar nuestras aspiraciones, nos puede enseñar a no conformarnos y es capaz de movilizarnos para mejorar o simplemente cambiar y actuar.

¿Crees que tú no eres envidioso/a? ¡Imposible! Si eres humano, sientes envidia y celos de forma irremediable, otra cosa es cómo gestionemos esa sensación. Puede generarte una motivación sana, pero también rabia y frustración que pueden proyectarse en el otro y criticar o incluso dañar a los demás.

En ese caso, la envidia ya no es sana porque nos lleva a intentar que lo del otro no sea tan bueno como nos parece. Se convierte en una actitud tóxica y destructiva para nosotros mismos y para los demás.

Los celos se suelen enmarcar en el ámbito de la pareja, aunque en menor medida también se puede sentir con amistades, hijos, padres o hermanos, ya que la preocupación y angustia surge ante el temor de perder, en manos de otra persona, una relación que consideramos como propia y que nos resulta muy valiosa.

Con esta emoción es interesante explorar qué tipo de relación mantenemos con quien creemos que vamos a perder, cuáles son los detonantes de estas sensaciones, nuestro historial afectivo, cuestionarnos el concepto de posesión y pertenencia con las relaciones personales, también habría que analizar posibles inseguridades o sentimientos de inferioridad.

Pero, ¿son los celos una expresión de amor?, ¿es normal sentirlos?, ¿cómo actuar? Pincha aquí para profundizar aun más en esta emoción.

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¿Emociones antes de nacer?

Las investigaciones sobre comunicación no verbal también llegan al útero materno. Antes de nacer ya podemos estudiar el comportamiento y las reacciones faciales de los bebés y, con la tecnología ecográfica de 4D, el análisis de estos movimientos cada vez son más certeros y elocuentes.

Un reciente estudio publicado por la Universidad de Durham es el primero en indicar que los fetos son capaces de detectar prenatalmente información quimio-sensorial transmitida por compuestos de sabor provenientes de la dieta materna.

Concretamente, reaccionaban de forma muy distinta al sabor dulce de la zanahoria y al sabor más amargo de la col rizada. En el primer caso se registraron rostros más compatibles con expresiones faciales placenteras y agradables, por contra, con el sabor amargo se detectaron movimientos faciales más compatibles con el desagrado y el llanto.

«Varios estudios ya habían sugerido antes que los bebés pueden saborear y oler en el útero, pero se basan en los resultados posteriores al nacimiento, mientras que nuestro estudio es el primero en ver estas reacciones antes del nacimiento«, aclara una de las autoras del estudio que publica la revista Psychological Science.

Algunos medios han extrapolado estos resultados al área de las expresiones emocionales, afirmando que los bebés ‘son felices’ con la ingesta de zanahoria y que les ‘da asco’ sentir el sabor de la col.

Tal y como apunta mi compañero Alan Crawley, hablar de emociones en este contexto sería malinterpretar los resultados de esta investigación: «Los estudios prenatales han corroborado empíricamente que la expresividad de sus rostros está relacionada con el sabor del alimento. ¿Es eso prueba de que la cara expresa emociones desde el nacimiento? No. Podrían ser reflejos o movimientos para reducir o aumentar la exposición sensorial a un gusto, solo por nombrar algunas alternativas».

Añade también la mención de Daniel Robinson, profesor de la Facultad de Medicina Feinberg: «No deberíamos interpretar que estas acciones faciales en fetos son señales de felicidad o desagrado. ¿No es algo obvio? ¿Por qué deberíamos asumir que esas muecas son emociones? Creo que ningun investigador descarta la posibilidad de que esos movimientos puedan considerarse actos faciales del asco, pero entre descartar y afirmar hay un largo tramo».

El rostro cumple muchas más funciones que la de solo expresar emociones y, conscientes de ello, los propios autores del estudio han sido bastante cuidadosos con el empleo de la terminología neutra «movimiento facial» a diferencia de la tradicional «expresión facial» para explicar los resultados de su investigación.

 

Referencia: Ustun, B., Reissland, N., Covey, J., Schaal, B., & Blissett, J. (2022). Flavor Sensing in Utero and Emerging Discriminative Behaviors in the Human Fetus. Psychological Science.