Por Carolina Laferre (@TSM_es), de Trans·socialmedia – Identidades 3.0
La memoria a corto plazo se refiere a guardar y recordar lo que hemos aprendido unos pocos segundos o minutos inmediatamente anteriores (de manera consciente), relacionándola con un pasado. Si verdaderamente hay una memoria oculta en el interior de una cámara, los Seres de Luz aportan la inspiración necesaria para ayudar a amar una imagen sin ninguna razón especial: tan sólo mirando y sintiendo la luz, en absoluta comunión con la belleza del alma.
Todos nosotros, como seres vivos, estamos rodeadas de luz (el Sol, por ejemplo). Además, de todos es es sabido que la luz es también uno de los componentes imprescindibles para cualquier gran imagen de la fotografía. Según la ciencia, un ser humano no es más que un cuerpo físico, una máquina biológica temporal que evolucionó milagrosamente de la nada… destinado a volver a la nada. Entonces, por qué no capturar el cuerpo y sí un alma? Centrándonos en las discusiones sobre el ser, de los destellos que impactan y que provocan las imágenes en la historia de SERES de LUZ debe resaltarse que, la serie de exposiciones que coparán las paredes de las salas más representativas de Madrid durante el mes de junio, sostienen esas cuestiones planteadas por este nexo entre la fotografía y la narración de sus rostros, del “silencio que nos habla” tal y como lo definió mi compañera Ángela Flórez en un soberbio artículo, de las consecuencias históricas y políticas, de la tecnología, de la relación entre la reproducción y mimesis, de las imágenes narrativas que ni tan siquiera son lineales ni sucesivas, sino más bien, únicas y discontinuas… Toda una ideología gráfica que se esfuerza en reflexionar sobre el ser humano… y su conciencia.
La fotografía de SERES de LUZ es profundamente curativa para cualquiera que entre en consonancia y desee penetrar dentro del propio objetivo -o del cuerpo- convirtiendo esas instantáneas en recuerdos tangibles a través de una impresión en papel. La muestra de SERES de LUZ TRANS se ha creado a partir de una representación visual y lingüística de toda una alegoría, pero también, de un duelo que todos sus protagonistas desearían olvidar. Temas íntimos que pertenecen a toda una antología de conceptos de percepción, igualdad, de derechos humanos y de no exclusión, dentro de la geografía profesional de Gabriel Pineda y Gerardo Estrada: todo un concepto de comprensión.
Particularmente, y sin querer ser pretenciosa, lo que más me gusta de esta serie de exposiciones es ese halo de liberación de dignidad y de esa sensación de que todo se puede colapsar en cualquier momento. La idea de tener la posibilidad de capturar la esencia y las emociones de una persona, es algo más profunda y significativa -e incluso más básica- que los propios cuerpos perpetuados para la eternidad.
Podría decir que nací y crecí en esta pequeña familia tras años de ausencia y no he podido salir de su belleza desde entonces. Me atrapa hasta dejarme absorta. Alimenta mi lado espiritual cargado de imágenes épicas que realmente me llevan a la vida. Supongo que hay algo especial en compartir esa emoción en esta líneas, aunque sea por unos instantes. Convertirme en un ser de luz me ha hecho más apasionada de mis objetivos… y mucho más cercana a mi inercia individual. Creo que me ha transformado en una expresión poderosa de lo que soy, de quién soy y de lo que cada uno de nosotros nos esforzamos por llegar a ser día tras día y en continua transición. La cámara, verdaderamente, es un espejo del alma.
Para mí los Seres de Luz son los que exponen el cuerpo también a la Luz, no haciendo un adiferenciación nefasta en tre cuerpo y alma. A eso slos tengo má sbien por entes sombríos.
18 mayo 2017 | 13:46