Por Carolina Laferre (@TSM_es), de Trans·socialmedia – Identidades 3.0
La memoria a corto plazo se refiere a guardar y recordar lo que hemos aprendido unos pocos segundos o minutos inmediatamente anteriores (de manera consciente), relacionándola con un pasado. Si verdaderamente hay una memoria oculta en el interior de una cámara, los Seres de Luz aportan la inspiración necesaria para ayudar a amar una imagen sin ninguna razón especial: tan sólo mirando y sintiendo la luz, en absoluta comunión con la belleza del alma.
Todos nosotros, como seres vivos, estamos rodeadas de luz (el Sol, por ejemplo). Además, de todos es es sabido que la luz es también uno de los componentes imprescindibles para cualquier gran imagen de la fotografía. Según la ciencia, un ser humano no es más que un cuerpo físico, una máquina biológica temporal que evolucionó milagrosamente de la nada… destinado a volver a la nada. Entonces, por qué no capturar el cuerpo y sí un alma? Centrándonos en las discusiones sobre el ser, de los destellos que impactan y que provocan las imágenes en la historia de SERES de LUZ debe resaltarse que, la serie de exposiciones que coparán las paredes de las salas más representativas de Madrid durante el mes de junio, sostienen esas cuestiones planteadas por este nexo entre la fotografía y la narración de sus rostros, del “silencio que nos habla” tal y como lo definió mi compañera Ángela Flórez en un soberbio artículo, de las consecuencias históricas y políticas, de la tecnología, de la relación entre la reproducción y mimesis, de las imágenes narrativas que ni tan siquiera son lineales ni sucesivas, sino más bien, únicas y discontinuas… Toda una ideología gráfica que se esfuerza en reflexionar sobre el ser humano… y su conciencia. Lee el resto de la entrada »