20.000 especies de abejas

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Estrenada en 2023, 20.000 especies de abejas es una película escrita y dirigida por Estíbaliz Urresola Solaguren y protagonizada por Sofía Otero, Patricia López Arnáiz Ane Gabarain e Itziar Lazcano. Seleccionada para competir en el Festival de Cine de Berlín, su protagonista, la niña Sofía Otero, ganó el Oso de Plata a la mejor interpretación protagonista. Además, la película fue nominada al premio Teddy y Urresola obtuvo una nominación al Premio GWFF a la mejor dirección novel. También consiguió la Biznaga de Oro a la mejor película española de la 26ª edición del Festival de Málaga.

Cocó (Sofía Otero) tiene ocho años y no se identifica con el género que le han asignado al nacer. La llaman Aitor pero ella no reconoce ese nombre como suyo ni se ve reflejada en la mirada de quienes la rodean. Durante un verano que pasa en la casa del pueblo del País Vasco, Cocó reflexionará sobre su feminidad junto a otras mujeres de su familia.

En una entrevista concedida por Estíbalíz Urresola durante el Festival de San Sebastián, la directora afirmó que desde el principio tuvo claro que no se quería centrar solamente en el viaje del personaje trans de la película, sino que la quería rodear de unos personajes suficientemente construidos, poderosos y fuertes como para poder observar que lo que se transforma ahí no es la niña, que la niña no emprende una transición, que la transición la emprende la familia al completo y cómo esa transición también ofrece a los miembros de esta familia, que son mayoritariamente mujeres, la oportunidad de aprender algo de sus propias vidas. Ese aporte en positivo era importante traerlo al relato. El cómo afrontar este proceso no tiene porqué ser una calamidad, una tragedia, un sufrimiento para la familia, por supuesto sin evitar las sombras y las asperezas pero sí que quería también, incidir en en cómo podía ser una oportunidad de aprendizaje para el colectivo. Ese ha sido uno de los retos más grandes. Quién realmente hace el arco mayor en ese proceso de aceptación quizás es la madre, sin embargo, no es menor el recorrido que hace la niña. La protagonista de la película es la relación entre esa madre y esa hija. Esa forma de mirarse y entenderse que hace que también que la otra se construya a través de esa mirada. Es una relación bidireccional, esa es la relación que se transforma. Conseguir el equilibrio en esa relación ha sido mucho trabajo de guión.

Un traumático suceso ocurrido en el País Vasco desembocó en el guión y en el rodaje de esta película. Ekai un chico trans de dieciséis años, se suicidó en Ondarru, muy cerca del lugar donde vive la directora. Ese suicidio conmocionó a la sociedad vasca y consiguió visibilizar la realidad de la adolescencia trans porque era un tema del que no se hablaba. Este hecho impulsó a la realizadora a acercarse a la asociación de familias de menores trans. Según comentó, nunca quise basarme en la historia de Ekai ni hacer un relato de él, pero sí quería comprender, a través del resto de familias, ya que esta iba a estar pasando por un proceso suficientemente doloroso. En la relación y en el proceso de conversación con estas familias, fui encontrando el enfoque y el valor también que ellas ponían sobre la mesa, de lo que había sido atravesar estos procesos de acompañamiento y que en muchas ocasiones, habían fortalecido los lazos familiares. En algunos casos se habían degradado, pero no porque este caso los degradara, sino porque ya eran frágiles y quizás hacer un acompañamiento así hace que termine por romperse lo que está quebrado ya. Pero en otros casos la familia se había visto más unida porque había visto la oportunidad de mirarse y de comprenderse unos a otros dentro del seno familiar de una forma nueva, con otra atención, desde otro lugar y eso para mí era una de las cosas más reseñables de las entrevistas que hice con estas familias y quise traer esta positividad, sin esquivar las sombras. Esto desde el inicio del guión era algo que quería imprimirle a la peli.

Para Patricia López Arnáiz, según manifestó en el estreno de la película, es el personaje más complejo que ha interpretado. Meterse en el papel de la madre le supuso descubrir la realidad que estaba detrás de la escritura. Contaba que fue un trabajo de ensayo y de generar relaciones entre los personajes para construir la memoria familiar. Para crear su personaje debía explorar la manera de afrontar la situación que se le presenta. Según la actriz , el personaje de Cocó viene a romper el eslabón de la falta de comunicación entre las mujeres de la familia. Les trae un regalo al generar una tensión que rompe la incomunicación. Arnáiz decía que estamos ante una película que habla mucho de la identidad, de cuánto hay de la mirada ajena en tu identidad y de cómo tu identidad se basa en la percepción que tienes de ti. Igual que Cocó, está pidiendo que se le llame de una manera determinada, la madre se está buscando también. Según contaba la interprete, en Ane hay un despertar, gracias a lo que le pasa a Cocó, ella se da cuenta de que quiere que le llamen por su nombre.

La presencia de la apicultura en la película da pie a deslizar la metáfora implícita en el título sobre lo variado de la colmena humana. El abordaje de Cocó y las reacciones que provoca a su alrededor, se realiza con delicadeza, manteniendo una actitud respeto hacia los personajes, sean del signo que sean, siguiendo el precepto consagrado por Jean Renoir: Todo el mundo tiene sus razones.

 

Los comentarios están cerrados.