La mujer de los calcetines arcoiris

Por José María García Hernandez (@al_Qartayanni), vocal de comunicación del Colectivo Galáctyco

La conocí la primera vez que  fui a Madrid (como Melody), a unos encuentros de la FELGTB que empezaron llamándose de presidentes, pero acertadamente, pronto pasaron a llamarse de presidencias.

Por aquel entonces, yo era presidente del Colectivo GALACTYCO de Cartagena y llegué al lugar de la cita con unos minutos de retraso. Tras la puerta por la que accedí, encontré a numerosas compañeras, presidentas y presidentes de otras entidades LGTB del país, que escuchaban muy atentamente a una mujer de pelo blanco, bajita, y con unos calcetines con los colores del arcoiris que asomaban entre sus zapatillas y pantalones.

Tomé asiento y empecé a escuchar. La oradora, hablaba y hablaba sin mirar ningún papel. Sabía bien lo que decía. No necesitaba chuletas. Además, transmitía veracidad, seguridad y emocionaba a todas las  personas que  escuchábamos.

Ella, la mujer menuda, simpática y «empoderada», hablaba de la FELGTB, la Federación de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales, una organización que cuenta con decenas de entidades LGTB, más de cincuenta en la actualidad.

Como todo, la FELGTB, tuvo sus comienzos, sus dificultades, pero también sus alegrías al ver cumplidas reivindicaciones históricas del movimiento LGTBI. Entre otras,  la Ley de Parejas de Hecho, la modificación del Código Civil por la que se permitía el matrimonio entre personas del mismo sexo, la Ley de Identidad de Género , etc.,  comentaba la oradora.

Y esta mujer seguía hablando de que era muy importante que la FELGTB fuese la casa de todas las entidades, que hiciéramos un frente común frente a las políticas retrógradas que desde algunos sectores políticos y sociales querían imponer, y animaba a que no diésemos ni un paso atrás.

La ponente, la de los calcetines arcoiris, hablaba de la FELGTB como si fuese un pedazo de su vida, de su existencia. También habló, cómo no, de COGAM, su entidad de cabecera y de su Madrid querida.

Cuando acabó, las personas asistentes, aplaudimos, algunas, como yo, sin saber muy bien de que iba todo esto. (En un próximo artículo hablaré de mi experiencia activista).

Esa mujer, menuda, de pelo blanco, simpática, de calcetines arcoiris, es nombrada la responsable de la nueva área de Diversidad Sexual y LGTBI del Ministerio de Igualdad.

Esa mujer, es Boti García Rodrigo, mujer lesbiana feminista, sin comas.

Pero además, Boti es muy buena persona, cercana y atenta. Suele agradecer, responder y felicitar.

Desde su puesto de trabajo ayudó a muchas personas LGTB, desde el activismo a muchísima más y seguro que desde esta Dirección de Diversidad Sexual y LGTBI ninguna persona LGTBI se sentirá abandonada.

Creo que es un puesto más que merecido porque posiblemente, nadie mejor que ella puede hacerlo.

El activismo LGTBI de este país no se entiende sin Boti, pero es que Boti no se entiende sin el activismo de este país.

Entrecomillé la palabra empoderada, porque allá por el 2010, cuando conocí a Boti, esa palabra no se conocía, al menos no era común utilizarla, pero ella la utilizaba, nos animaba a que la hiciésemos nuestra  y que nos empoderásemos, que venían tiempos grises para el activismo.

Y vaya si vinieron, más que grises, verdes y azules. Sin embargo, como sus calcetines, el arcoiris venció a la lluvia. También nos empoderamos.

¡Felicidades!

¡Enhorabuena!

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