Diario de dos papás: “el colegio que queremos para ti” (página 6)

Cada domingo Juan Andrés Teno (@jateno_), periodista y activista LGTBI especializado en Diversidad Familiar, escribe este Diario de dos papás. Estamos en la página 6.

Uno de los principales quebraderos de cabeza cuando se es padre es encontrar colegio, el espacio en el que tu hija o tu hijo va a pasar la mayor parte del tiempo durante su infancia y adolescencia. Si, además, eres un hombre casado con otro hombre, la tarea del colegio perfecto se complica. Siguen siendo muy pocos los centros escolares en los que se aborda de manera decidida la diversidad afectivo-sexual, familiar y de género y en la mayoría de las ocasiones estás obligado a optar por un colegio que, al menos, se muestre neutral, y armarte de paciencia para conseguir avances a través de los canales de participación establecidos para ello.

En nuestro caso particular, y asumiendo que nuestra futura hija, hijo o hije llegará a nuestra familia con edad escolar, pretendemos que entre a formar parte de la comunidad en la que está su hermano, su futuro hermano.

Éste era un colegio de los blancos, en el que hemos tardado algunos años para que tuvieran en cuenta la diversidad familiar, pero lo hemos conseguido, fruto de mucho esfuerzo, tiempo y dinero. El primer año aguardamos a alguna iniciativa por parte del centro, pero viendo que no se producía decidimos ponernos en marcha. Lo primero que fue facilitar que los reyes magos le regalaran a la biblioteca escolar un lote de libros sobre diversidad familiar, seguidamente  presentamos un proyecto educativo, que se ha ido manteniendo en el tiempo y que año tras año ha ido creciendo. Actualmente desarrollo durante tres días al año acciones educativas al alumnado de Educación Infantil y Primaria. Ya han sido miles las niñas y niños que han visto que todas las familias son iguales y que lo más importante en ellas es el amor.

Si los primeros años el alumnado no concebía que dos hombres o dos mujeres pudieran casarse y tener hijos ahora son ellos los que lo verbalizan, si hace algunos cursos se reían de las orientaciones sexuales y salían de sus bocas palabras como maricón o tortillera, ahora utilizan términos más adecuados y que no socavan la dignidad de nadie. Son mis héroes y mis heroínas, pequeñas islas de diversidad que, sin duda, extenderán lo asimilado allí por donde transiten: sus familias, sus amigos, su instituto. Y todo gracias a un equipo directivo que siempre nos ha apoyado y ha tenido que lidiar, ley en mano, con mentes preconstitucionales.

Pero no todo ha sido un camino de rosas. Durante estos años he tenido que soportar que padres y padres me parasen en la puerta del centro acusándome de propagar ideología de género, que tergiversaran los contenidos de los talleres en el consejo escolar o que iniciasen una campaña en mi contra para evitar que fuera elegido como integrante de ese consejo escolar. También ha habido profesorado que ha difundido, sin base científica alguna, que el alumnado era demasiado pequeño para asimilar los principios de la diversidad familiar. Por fortuna eran y son minoría y, con el paso de los cursos, el colegio se ha convertido en un referente, imitado por otros centros en el resto de la comunidad educativa y que en su momento recibió por esta causa la visita de la entonces Consejera de Educación.

Por eso queremos, querida hija, hijo o hije, que compartas espacio con tu hermano mayor, pero si no es posible por alguna circunstancia, emprenderemos la misma lucha en el colegio que te asignen, más ahora que tenemos una enorme experiencia  en la que apoyarnos.

A tu padre y a mí nos da exactamente igual cual sea tu orientación sexual, tu identidad de género, tu raza, tu religión o tus orígenes. Solo queremos que seas feliz, acompañarte durante los años que tu quieras que estemos a tu lazo e intentar que llegues a ser una persona íntegra, capaz, solidaria… buena.

Y no lo haremos sólo por ti, del mismo modo que no lo hemos hecho sólo por tu hermano. Al final, lo hacemos por el conjunto de niñas, niños y niñes, para evitar situaciones dolor innecesarias.

Para que comprendas esto es necesario, querida hija, hijo o hije, que conozcas una historia triste.

Aunque dentro de poco te parecerá mentira, yo también fui niño. Tuve una infancia plenamente feliz hasta que, sobre los 8 años, comenzaron a escupirme una palabra que me ha acabado marcándome. Sin duda era un niño diferente, muy estudioso, al que no le gustaba el fútbol y que se entretenía desde muy pequeño con dibujos, lecturas y con las muñecas de su hermana mayor. Esa maravillosa libertad de la que gozaba en mi casa y que permitieron tus abuelos, llegó un momento en que llegó a la calle.

Sin saber la razón comenzaron a llamarme marica. Yo no sabía el significado de esa palabra, ni intuía cual era mi orientación sexual, que descubriría años más tarde durante la adolescencia. Pero la palabra se repetía y se repetía. Sólo llegué a comprender que no era algo bueno y que la causa estaba en mí, que dentro de mi había algo malo, algo que había que esconder, algo que causaba la ira o las carcajadas de los demás. Asimilé que algo negro anidaba en mi interior, que había alguna cosa que no funcionaba como en el resto de mis amigas o compañeros.

Es triste crecer sabiendo que no eres “normal”.

Cuando descubrí el repugnante acto que cometían quienes me llamaban marica, decidí recluirme en mi interior y no dar muestra alguna de mis posibles sentimientos y deseos. Habían hecho posible que pasara la última etapa de mi infancia con miedo y conseguirían hurtarme mi adolescencia y la primera parte de mi juventud. Sentía terror, sufrí violencias en el colegio, en el instituto, en mis primeros años de universidad por mi orientación sexual. Miedo y vivencias que me impidieron tener un primer amor con 14, 15 o 16 años…. No fue hasta pasada la veintena cuando pude decirle a un hombre te quiero, cuando pude darle un beso. Por todo esto aún hoy, habiendo ya vivido más años de los que me restan para la muerte, la palabra marica me sigue revolviendo las tripas y no la admito como algo que me defina, porque sigue doliendo, sigue siendo una herida en el niño y adolescente que fui.

Por eso lucho, por eso luchamos, para que a nadie más le roben un solo segundo de su vida, por eso daremos la vida por ti, por tu hermano y por todas la niñas, niños y niñes de nuestro entorno.

Ahora parece que la situación puede volver a complicarse, porque hay personas que desde la poltrona de los partidos políticos en los que militan y dirigen y desde el entramado societario de organizaciones de extrema derecha quieren impedir que yo vaya al colegio de tu hermano a hablar de familias y de amor. Lo llaman pin parental, que no es otra cosa que impedir que las entidades sociales lleven a las aulas la naturalidad de ser lesbiana, gay, bisexual, persona trans o pertenecer a una familia donde haya una de estas identidades.

Y todo amaga a que en la comunidad autónoma donde vives y vivirás se pondrá en marcha este veto a la diversidad, porque así lo han anunciado su vicepresidente y su consejero de educación  y porque  están obligados por un pacto entre los partidos que conforman el gobierno regional y el que los sostiene en el parlamento. Los cantos de sirena que se dejan oír desde la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación son solo las arteras artimañas para confirmar y adormecer mientras se monta el entramado jurídico que dé la razón a los  señores Casado y Ababal. Es más que sabido que donde hay patrón no manda marinero.

Por todo eso, querida hija, hijo o hije queremos para ti un colegio donde se respete quien quieres y como es tu familia, y la del conjunto de tus compañeros de pupitre, una escuela pública, abierta, igualitaria, diversa, que trabaje en resolución pacífica de conflictos y que diseñe planes para evitar o minimizar posibles violencias.

Que se vive muy mal siendo señalado, te lo digo por experiencia.

Inmersos ya en un frio invierno seguimos esperándote en casa, embarazados, yo con miedo, nuestro por ahora único hijo hablando de su “hermanito”; sabedores de que solo somos padres, ni héroes ni villanos, y queriendo encontrar para ti el mejor de los colegios.

Los comentarios están cerrados.