El Pride de Barcelona hace grandes a las familias homoparentales

Por Juan Andrés Teno (@jateno_), periodista y activista LGTBI especializado en Diversidad Familiar

Por primera vez una de las más importantes manifestaciones del orgullo LGBTI de Estado español ha centrado sus reivindicaciones en la homoparentalidad y en las familias LGTBI. Esto ha sido más que suficiente para que las entidades de familias de todo el territorio nacional se desplazaran hasta Barcelona para apoyar a la entidad catalana que ha liderado este bello orgullo, la FLG, Associació de Famílies LGTBI.  El pasado sábado Sehaska, Galesh, Son Nuestros Hijos y Galehi, levantaron la voz en la Avinguda del Paralel para poner en valor a madres, padres, hijas, hijos e hijes.

Ya ha demostrado la academia que las familias LGTBI son un motor de cambio social, que las hijas e hijos de personas LGTI se han convertido en una avanzadilla social y que están llamados a liderar una sociedad más abierta, más plural, más sensible a las diferencias y más respetuosa hacia quien se sale la norma social establecida.

En el manifiesto leído en la Avinguda María Cristina se puso de relieve que hace años nos atrevimos a imaginar que podíamos tener criaturas y educarles en la igualdad y en el respeto y así ha sido.

También se resaltó que el activismo de las familias LGTBI es persistente, que actúa a diario, a cada momento y en cada lugar. Y es que las familias homoparentales salen del armario, sino lo han hecho antes, con la llegada de sus hijas e hijos y viven la visibilidad en todos los momentos del día, sin posibilidad de flaquear, de esconderse, porque los niños van por delante y con la naturalidad que les caracteriza lo van pregonando a los cuatro vientos.

Otro de los puntos a destacados del texto que fue leído en el escenario principal del Pride de Barcelona fue que la homoparentalidad  ha reinventado a el concepto y la realidad de la familia. Y se ha hecho  de una manera propia, sin paradigmas, sin barreras, desde la igualdad y el compromiso. Quienes aún se llenan la boca afirmando que estas familias sólo se han acomodado a la sociedad heteropatriarcal siguiendo sus normas para poder ser asimiladas y pasar desapercibidas, no saben lo que es ser gay, lesbiana, bisexual o trans y tener hijas o hijo. No conocen lo difícil del camino para acceder a la paternidad o la maternidad, lo complejo que es dotar a tus hijos de una seguridad que necesitan. Y hay que llevarlo a la práctica sin que perciban un comportamiento extraño por parte de sus progenitores y de tal modo que se vayan removiendo los cimientos de una sociedad a la que le cuesta mucho trabajo dejar atrás el machismo y la LGTBIfobia.

Las familias homoparentales han conseguido tener agentes secretos infiltrados en las guarderías, en los parques, en los colegios, en los cumpleaños, en las cabalgatas de reyes, en las playas, en la excursiones a la montaña… pequeños dinamitadores de la sociedad carpetovetónica que con sus risas y sus juegos están contaminando poco a poco de igualdad y diversidad la sociedad española. Y es porque se educan a estas criaturas en unos hogares donde el sexismo no tiene lugar y donde madres y padres les acercan a la diversidad desde edades muy tempranas. Y la igualdad se asimila de una manera muy fluida cuando sólo tienes 3 ó 4 años y se contagia a tus iguales de manera espontánea.

Y a pesar de todo esto, las familias homoparentales tienen que seguir luchando día a día para que se vea reconocida su realidad, la naturalidad de su esencia, pero no pueden tirar ladrillos en las calles, ni insultar a quienes les agreden. Tienen que hacerlo de manera pausada, en una revolución silenciosa que no prende en llamas, no aspira a vencer sino a convencer.

Como ha destacado la presidenta de FLG, Katy Pallas, es muy importante que por primera vez la imagen de una manifestación del Orgullo sean familias,  niñas y niños que marchan junto a sus madres y sus padres en un número muy significativo. A ello han ayudado un importante número de actividades dedicadas a las personas menores de edad, un espacio seguro en la plaza del Univers donde los juegos y la creatividad eran protagonistas, además de una completa programación de conciertos.

Barcelona ha demostrado que Sí se puede, que las familias son familias en todos los lugares.

Para quien no haya disfrutado nunca del Pride en Barcelona es importante que sepa que esta es una manifestación que discurre suavemente por las calles de la ciudad, no hay el encorsetamiento que puede verse en otros orgullos más multitudinarios como el de Madrid.

Sorprende, eso sí, la poca presencia policial. Sólo se alcanzan a ver unidades motorizadas abriendo la marcha y al final del recorrido. También es muy peculiar la casi notable ausencia de banderas arcoíris en el resto de la ciudad, sólo algunas en edificios públicos, en instituciones o en contados negocios comerciales. Sin embargo, pasear estos días por Barcelona como familia homoparental no sorprende, las miradas no te persiguen por las aceras y el respeto y la naturalidad parecen que se han hecho dueñas del espacio urbano.

Al frente de todo este maremágnum de la diversidad familiar ha destacado estos días la figura de Katy Pallas, una mujer amable y con una eterna sonrisa en la boca, que sin duda ha catalizado el trabajo constante de las familias de FLG en los últimos años. Ser activista y ser madre no es algo fácil, las horas de concienciación social se acaban robando de una u otra manera a los hijos, por eso nunca está de más agradecer a quienes se mantienen en primera línea de batalla durante años, sabiendo compatibilizar lo persona con lo social.

Todas estas familias sólo esperan que llegue el día en el que las horas libres, los fines de semana y las vacaciones se dediquen en exclusiva a ver crecer con calma a sus hijas e hijos, a disfrutar de una ansiada vida familiar. Y ese momento sólo se alcanzará cuando las parejas de mujeres no tengan que casarse para poder filiar a sus hijos, cuando puedan hacerlo desde el centro sanitario donde han nacido, cuando la diversidad familiar sea una realidad en todos los centros educativos, cuando sea posible la movilidad segura por espacios europeos, cuando todas personas puedan adoptar en todo el mundo independientemente de su orientación sexual, cuando totas las familias sean respetadas, independientemente del origen de sus hijas e hijos.

Sólo entonces descansaremos y nos entregaremos a los hobbies que han muerto olvidados en los fondos de los armarios, esos armarios de los que nos han sacado nuestros hijos a gol de de risas y travesuras.

Hasta entonces nos mantendremos en pie y seguiremos siendo un bastión indestructible dentro del movimiento LGTBI, porque a pesar de la falta de sueño, de la dificultad de conciliar familia y activismo, deberes con talleres de diversidad familiar en los colegios, reuniones con preparar todos los días y última hora de tarde la cena, nos mueve la mayor de las ilusiones, una fuerza ingobernable que cada 12 meses cumple un año más y a la que con cada nueva talla de ropa hay que ampliar la zona social de seguridad.

Y, aunque en ello se nos vaya escurriendo la vida, seguiremos siendo delegados de clase, integrantes del consejo escolar y de las ampas, presidentas de asociaciones y la cara visible y amable de un colectivo al que todavía le quedan muchos derechos que conquistar.

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