Por Joan Carrión Soriano (@joancarrions), graduado de Publicidad y Relaciones Públicas
Christie Elan-Cane, activista de los derechos de las personas sin género, ha conseguido lo que parecía imposible: que le acepten presentar ante el Tribunal Superior Inglés un recurso contra Reino Unido, para que se incluya la definición de “Género X” en los pasaportes de los ciudadanos que así lo quieran. Si el país aceptase, se pondría a la altura de aquéllos otros que ya consideran a las personas sin género un tercer género, entre los cuáles encontramos Australia, Dinamarca, Alemania, Malta, Nueva Zelanda, Paquistán, India, Irlanda, Nepal y, recientemente, Canadá.
Elan-Cane intentó por primera vez llevar su caso a juicio en 1995, pero no ha sido después de más de 20 años que ha conseguido que su caso sea considerado como “discutible” en las cortes judiciales inglesas. Una de las razones que han esgrimido los abogados de Elan-Cane es, que esta introducción del tercer género no sólo beneficiará a personas cómo ella sino también al colectivo intersexual, al transgénero y a aquellas personas que padezcan trastorno de la identidad de género.
Estos colectivos, aunque a priori puedan parecer pocos, en conjunto representan más del 1 por ciento de la población inglesa y por lo tanto, según datos de referencia del 2017, un total de casi 66.000 personas.
Siguiendo estos datos estadísticos y la presentación del caso por parte de la agencia de abogados de Elan-Cane, Clifford Chance LLP, las cortes judiciales han cedido a la juez Justice Gilbart para que se encargue de escuchar el relato de la demandante, abriendo así la posibilidad a la discusión y, por lo tanto, la posibilidad de demandar al gobierno inglés por obligar a declarar a las personas que no se identifican con el género masculino o el femenino si son hombres o mujeres.
Si finalmente el Reino Unido acepta el tercer género, las personas que se identifiquen como tal ya no tendrán que etiquetarse siguiendo la definición binaria de sexo, respetando así el derecho humano a la autodeterminación y por lo tanto obedecer la Declaración Universal de los Derechos Humanos sobre la cual se estructuran los gobiernos europeos.
Aun así, y cómo bien dice Christie Elan-Cane en declaraciones a Reuters: “Son realmente buenas noticias y estoy muy feliz, pero el trabajo no ha acabado aún. Hay mucho por hacer“.
No se, no se, creo que estamos llegando a posiciones totalmente ridículas.
En cualquier momento sale alguien de cualquier genero o sexo o identidad (ya ni se como se podría definir a una persona) que se siente perro, tortuga, gallina o vete tu a saber.
06 noviembre 2017 | 16:53