La defensa de los derechos de las personas LGBTI es una lucha por la igualdad. A lo largo de la Historia, en su conquista han participado numerosos colectivos cuyo testimonio sirve para recordar que este es un camino que nos toca de una u otra forma a cada persona. Nieves Gascón (@nigasniluznina) nos recomienda este mes una de las historias claves a conocer a fondo, la de las sufragistas. En su relato, las personas LGBTI encontraremos zonas comunes porque la defensa de los derechos humanos no está parcelada, es universal.
Para este mes de octubre en el que da comienzo el curso para Educación Secundaria, bachilleratos, enseñanzas medias en general y universidades, recomendamos una novela gráfica e histórica, Sally Heathcote. Sufragista, de Mary M. Talbot, Kate Chalesworth y Bryan Talbot, editada por primera vez en inglés en 2014 y en castellano en 2015, por Ediciones La Cúpula S.L. Una publicación que debiera tener su espacio no sólo en nuestra biblioteca de diversidad y género, sino en todas las de institutos y centros de enseñanza media y universitaria, por la relevancia de su contenido y la repercusión de la lucha por el voto femenino que forma parte de la estructuración de nuestro actual sistema político, democrático y occidental.
Las mujeres podemos votar en los países democráticos gracias a la persistente lucha de las sufragistas, por lo que no debemos obviar este hecho constitutivo de la esencia de la participación política universal. Queda mucho por cambiar y revisar en democracia para que esta sea realmente un sistema de espacio participativo más allá de las urnas y del conseguido sufragio universal. Pero no olvidemos los logros de este y lo necesario que puede llegar a ser en relación a la vedada participación política en los estados totalitarios y represivos, que prescinden o manipulan la participación popular en las urnas, lo que constituye una violación sistemática de derechos humanos, específicamente políticos y civiles.
Volviendo a nuestra recomendación, en esta novela gráfica se basa la película británica del mismo nombre, Sufragistas (2015) de la directora Sarah Gavrib, interpretada y protagonizada por las enormes actrices Carey Mulligan, Helena Bonham Carter y Meryl Streep. Pero si vieron la película, no busquen su contenido en el este libro, al que no es fiel salvo en hechos puntuales en los que ambos relatos se vinculan a la historia real del movimiento sufragista y sus acontecimientos más impactantes al servicio de la construcción de una ficción cinematográfica y novelada (las manifestaciones, el maltrato policial, la clandestinidad, etc.)
No obstante, tanto la película como en el libro son muy interesantes y constituyen por separado estupendos hilos argumentales en los que podemos ver y comprobar la represión y discriminación hacia las mujeres en la sociedad victoriana y patriarcal de finales del siglo XIX y principios del XX.
Pero si tuviera que escoger, que resulta complicado, optaría por la novela gráfica, más didáctica y fiel a los acontecimientos históricos que la película, sin lugar a dudas. Al final de la misma hay unas interesantes notas explicativas y cronológicas de apoyo al contenido, que de forma pedagógica contextualizan la narración que nos traslada a la Inglaterra del siglo pasado y a través de su personaje central, Sally Heathcote, una huérfana de Manchester que saca del orfanato a una de las líderes del movimiento sufragista (la Sra. Pankhurst) para ponerla a su servicio doméstico. De esta manera Sally va conociendo a personas relevantes del movimiento, como Christabel Pankhurst, Sylvia Pankhurst, o la Sra. Emmeline Pethick Laurence.
Tras perder este trabajo por el cambio de lugar de residencia de la familia Pankhurst, Sally queda al servicio en casa de un político liberal, sufriendo violencia y abusos sexuales, por lo que deja este segundo empleo, emigrando a Londres junto a una amiga. Es en esta ciudad donde contacta de nuevo con el movimiento sufragista y entra a trabajar para W.S.P.U. o Unión Social y Política de la Mujer (integrante de la National Union of Women´s Suffrage Societies) y su periódico Votes for Women.
Hay momentos impactantes como el de encuentro entre sufragistas y el Primer Ministro Británico, en el que van transformándose progresivamente todos los personajes en ratones, las activistas, y en gatos los dos representantes del gobierno, terminando la negociación de forma agresiva con una brutal caza felina de ratones que huyen aterrorizados. Otro momento impactante es el de los enfrentamientos y uso abusivo de la fuerza de la policía reprimiendo manifestaciones de mujeres ante el Parlamento, culminando con escenas de encarcelamiento y tortura de la protagonista en huelga de hambre, maniatándola y obligando a la alimentación forzada, a través de un tubo bruscamente introducido por la garganta. Este maltrato fue extensivo a todas las sufragistas y presas de conciencia no consideradas como tales por las autoridades, que se declararon en huelga de hambre ante el mal trato policial, judicial y político. Cada vez más involucrada en la lucha, Sally llega a participar en un acto en el que la sección más agresiva de las sociedades sufragistas, pone explosivos en la casa aún no habitada de un político, Sr. Lloyd George.
Tras la muerte de Emily Davison, que intenta detener a un caballo en una carrera, como llamada de atención y reivindicación al tratarse del caballo del rey, Sally se desvincula de la lucha violenta del movimiento, inicia una relación sentimental y da comienzo la Primera Guerra Mundial. La contienda cambia la vida de las y los británicos, ya que las mujeres se incorporan a diferentes puestos y responsabilidades laborales y obtienen finalmente tras reformas legales, el voto en 1918, no exento de ciertas restricciones (sólo votan mujeres de más de 30 años, universitarias, inquilinas de una propiedad alquilada, propietarias o con cónyuges propietarios). Se resuelve gran parte de la reivindicación del movimiento sufragista, más por una cuestión práctica que por su propio poder, ya que ante la ausencia de la mayoría de los varones por su reclutamiento para la guerra, en los hogares británicos quedan mayoritariamente mujeres a cargo de la responsabilidad económica, laboral e incluso política.
Cabe mencionar el dinamismo y los cuidados detalles de las ilustraciones de la novela gráfica. Utilizando blanco y negro, las imágenes nos trasladan a un ambiente de tonos nublados grisáceos, propios de la climatología del Reino Unido. Destacar la admirable reproducción de los edificios y del Parlamento, de complicada composición. El blanco y negro se rompe con matices de color puntuales como los de las banderas, insignias y estandartes en blanco, morado y verde, o con el pelirrojo permanente de la protagonista, distinguiéndola del resto de tan numerosos personajes y complicada trama relacional.
Una vez más les invitamos a disfrutar, pero esta vez de un cómic que se nos hace imprescindible y más tentador cuando se trata de una historia tan atractiva vinculada a la lucha por los derechos humanos de las mujeres. Un logro aún en proceso de continuar avanzando en nuestra meta, la participación de toda una sociedad diversa y plural por el reconocimiento de los derechos políticos y civiles en la toma de decisiones y la gestión del gobierno de una ciudadanía en diálogo constante con los máximos responsables estatales y representantes políticos y jurídicos.
Esperamos que puedan disfrutar de esta lectura, aprendan y comprueben que no se logra nada por generación espontánea, sobre todo en puertas de posibles y próximas elecciones generales. Por si acaso les recomendamos sean reflexivos y reflexivas, piensen en la dura lucha sufragista. ¡Hasta pronto!