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Un ‘follógrafo’, un cantante, un cómico y las mujeres

Podría parecer el comienzo de cualquier chiste: «Un fotógrafo, un cantante y un cómico entran en un bar». «¿Y qué pasa luego?» preguntarían los oyentes con la esperanza de que el cómico abriera el pico en la burla y soltara alguna gracia.

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Luego pasa que un día, una tarde o una noche conocen chicas. Por supuesto que no está mal conocer, tontear o usar el teléfono para ligar. Es lo normal. Lo normal hasta que te empiezas a pasar utilizando tu profesión como trampolín para una serie de experiencias más o menos deseadas de las que, muchas, quieren escapar según los testimonios que han salido.

Fotógrafos que se acostaban con sus modelos (no siempre voluntariamente como en el caso de Terry Richardson que obligó a una modelo a masturbarse en una sesión de fotos), o groupies enloquecidas, han existido siempre (o al menos en el último caso desde los años 70).

Pero la antigüedad de situaciones, que llevan años teniendo lugar, no siempre lleva intrínseco el hecho de que se deban considerar como correctas (y si no pensemos en los casi 500 años en los que murieron miles de animales en el Coliseo de Roma). Es el momento de pensar.

Ha pasado una semana desde que el escándalo de los abusos de Danilson Gomes (Longshoots) hizo temblar los cimientos virtuales de Instagram. Alguien alzó la voz y, una tras otra, las demás se atrevieron a hacerlo en una serie de acusaciones que, si bien no las respalda ninguna sentencia, han dejado la reputación de ciertas personas en entredicho. No ya solo de fotógrafos sino de profesionales de la música y la comedia como Mikel Izal o Antonio Castelo.

Pero lo peor no eran los pantallazos de los testimonios de piel de gallina y arcadas emocionales (y alguna física) por las referencias al abuso de menores o a experiencias sexuales forzadas. Lo indignante era toda esa gente escéptica que, una vez más, culpaba al individuo exculpando el sistema. «¿Y por qué ahora? ¿Por qué no lo hicieron en su momento?»

Porque si no creemos a una chica que fue violada por cinco salvajes, aún cuando hay vídeos, ¿vamos a creer un testimonio? Esto es España. Y como es España tengo claro que las cosas seguirán como están. El fotógrafo seguirá trabajando con chicas pese a que no las sepa tratar. El cantante y el cómico ligando con menores de edad.

La feminista, feminiña, femininja, femininfa y feminieta que llevo internamente (y todas las «femialgo» que queráis achacarme) se pregunta de qué ha servido el cruce de cuchillos virtual. Y en verdad, ha servido de tanto.

Gracias a cuentas de Instagram como la de @margalidamariax, @irenefuckinghalley o @follografos_espana se han compartido casos personales y ajenos, apoyo a las víctimas, y, en el caso de la última, asesoría legal por parte de un bufete de abogados.

El altercado dentro del mundillo de la fotografía y sacudido hasta el extremo, ha dado lugar a cuentas de otros sectores que han empezado a participar en esta conversación imparable revelando otros casos de abuso sexual. También han surgido iniciativas ciudadanas como @fmcreativo para aumentar la paridad de profesionales dentro de un ámbito en su mayor parte masculino.

Pero lo más importante: nos ha hecho reflexionar y hablar (y mucho). Marcar y señalar un comportamiento tan machista y prepotente como es utilizar la fama a través de las redes sociales para conseguir relaciones sexuales con gente que no conoces de nada.

Y si seguimos sin ver el mal en ello, quizás es el momento de preguntarnos hasta qué punto hemos normalizado y tenemos implícitamente aceptado que un completo desconocido, solo por ser famoso, dé por hecho que puede tener sexo con cualquier mujer cuando quiera. Algo que apoya la percepción de las mujeres como parte del premio de la fama junto con el dinero o el reconocimiento.

«Te hago fotos gratis si dejas que te toque», el follógrafo de Madrid

Con esa frase es como debería anunciarse el fotógrafo Danilson Gomes (@longshoots_ en Instagram) si viviéramos en un mundo sincero.

PIXABAY

Sería un anuncio indignante, vejatorio y asqueroso, sí, pero honesto. Si la oferta te convence y estás dispuesta a dejarte tocar, al menos sabrías a lo que ibas, eso ya es decisión personal, pero no vivimos en un mundo sincero. Todavía.

Aunque afortunadamente cada vez estamos más dispuestas (si seguís leyendo entenderéis por qué hablo en femenino) a abrir la boca, porque por mucho que nos lo hayan dicho activa y pasivamente, calladitas NO estamos más guapas.

Pero pongamos el ojo sobre el objetivo, que es a lo que se dedicaba Gomes entre muchas otras cosas no relacionadas con su profesión de fotógrafo freelance o modelo.

«Yo lo viví en primera persona» declara Margalida María en su Instagram (@margalidamariax), que se hizo una sesión de fotos para una tienda con Gomes en la que ambos modelaban.

A lo largo de la sesión notó como él aprovechaba para tocarla o se acercaba a «colocarle la ropa» mientras se cambiaba. «Sé vestirme sola» aclara en la red social. «Ya sé cómo colocarme un tanga» declaraba también @chleopawtra, que también sufrió de los abusos del fotógrafo.

La declaración de Margalida María tuvo un alcance exponencial. Lo que ella pensaba que fue un caso aislado de abuso tuvo una respuesta de decenas de mujeres que afirmaban haber vivido experiencias del estilo con el fotógrafo.

Una cascada de mensajes que ella ha publicado en sus stories guardando el anonimato, documentando las vivencias de otras víctimas que hablaban de situaciones semejantes.

«Yo tenia 3000 seguidores y conté esto como he subido otras historias y nadie me ha hecho caso. Esta vez ha tenido una repercusión y Time is up. Se os acabó el chollo a ti y a todos los que os habéis aprovechado u os queréis aprovechar de mujeres» declaraba sin tapujos en el directo del lunes.

@MARGALIDAMARIAX

Conversaciones e incluso notas de audio en las que el fotógrafo se insinuaba sexualmente, pedía fotos desnudas a sus «clientes», exigía cobrar las sesiones si las modelos no se desnudaban o si acudían al estudio con pareja entre muchas otras maniobras de abuso, manipulación, acoso e intimidación que ha realizado impunemente en estos últimos 4 años.

El miedo, la vergüenza o el simple hecho de no caer en que se había vivido una situación de abuso ha hecho que se desencadenara hace dos días la reacción viral cuando Margalida María compartió la historia. Para otras está más que claro el motivo: “Tenemos el acoso tan normalizado que cuando nos sucede no nos damos cuenta” relata Adriana (@afrofucsia2.0) otra de las víctimas del fotógrafo.

INSTAGRAM @AFROFUCSIA2.0

«Si no sabes tratar a las tías, hasta que aprendas a trabajar con mujeres haz fotos a las paredes» declaró Margalida ayer en el directo.

¿Su objetivo alzando la voz contra esta experiencia tan nefasta? «Que ninguna tía quiera hacerse fotos contigo. Quiero que dejes de trabajar de fotógrafo con mujeres, que ninguna marca te pague ni te esponsorice. Aquí estamos y si nos tocan a una nos tocan a todas«.

«Ahora has sido tú pero que se preparen los que lo han hecho. Yo quiero que las mujeres puedan ir a sesiones de fotos, puedan hacerse fotos desnudas y que lo hagan cómodas, que no tengan miedo, que ninguna tenga que fingir que se pone malas para poder irse«.

Y es que las protagonistas de las historias son únicamente mujeres ya que en palabras de @magalimariax «no ha salido ninguna historia de ningún hombre en las que el se sentara a verle cómo se cambiaba o que les tocaras más de la cuenta. Por algo será» reflexionaba. «Como con los tíos sabes comportarte hazle fotos a ellos, a nosotras déjanos en paz».

El aluvión ha hecho que incluso la marca de ropa deportiva Kappa, que realizó una colaboración con el modelo/fotógrafo lanzara una declaración este lunes:

INSTAGRAM @IDENTITYDISTRIBUTION

Así como la artista Moderna de Pueblo:

Me ha indignado mucho ver lo que revelaba @margalidamariax sobre el acoso que han sentido muchas mujeres al trabajar con el fotógrafo @longshoots_ (podéis verlo en su stories) Ya le están cayendo mil insultos A ELLA. Desde el clásico "qué vas a ser modelo con lo fea que eres" hasta "no sabes cómo llamar la atención". Pero somos más las que te apoyamos, desde aquí te doy las gracias porque la única manera de que otras no pasen por experiencias asquerosas es que las que ya hemos pasado por ellas hablemos. Antes no era consciente de qué era un "abuso de poder" y ahora lo veo más claro que nunca. A los 20 años, cuando buscaba prácticas en el mundo de la publi, por ejemplo, me citó para una entrevista Mr.JefazoImportante y me hizo sentir que si le "bailaba el agua" conseguiría el puesto. "Eres muy guapa, como todas las que trabajan aquí.", me soltó a 10 cm de mi cara mientras me tenía en su despacho a oscuras cuando todo el mundo se había ido a casa. Salí de ahí y antes de llegar a mi casa vomité en la calle por el asco de lo vivido. Pero nunca pensé en que eso había sido un "abuso de poder". Me eché la culpa por ser tan inocente y tontita y simplemente pensé que era un baboso más. No son babosos, son acosadores. No somos tontitas y hemos empezado a hablar. Estés en la profesión que estés, #cuéntalo

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Mientras tanto, Gomes se ha limitado a negar las acusaciones tachándolas de mentiras y a bloquear su cuenta de Instagram (después de eliminar casi todas las fotografías que él mismo había realizado).

Os dejo algunas de las conversaciones que compartieron en Instagram para que sirvan como alerta para todas aquellas que no identifiquen este tipo de situaciones y que sean conscientes de lo que es un abuso (independientemente del nombre inocente que le pongan luego los tribunales del país):

INSTAGRAM @MARGALIDAMARIAX/@CHLEOPAWTRA/@AFROFUCSIA2.0

INSTAGRAM @MARGALIDAMARIAX/@CHLEOPAWTRA/@AFROFUCSIA2.0

INSTAGRAM @MARGALIDAMARIAX/@CHLEOPAWTRA/@AFROFUCSIA2.0

INSTAGRAM @MARGALIDAMARIAX/@CHLEOPAWTRA/@AFROFUCSIA2.0

INSTAGRAM @MARGALIDAMARIAX/@CHLEOPAWTRA/@AFROFUCSIA2.0

INSTAGRAM @MARGALIDAMARIAX/@CHLEOPAWTRA/@AFROFUCSIA2.0

Y quizás os preguntéis qué hago hablando de esto cuando anoche fue la Gala MET y religiosamente escribo sobre la alfombra roja cada año.

Porque se ha acabado el tiempo de mirar hacia otro lado. Porque me he cansado de que haya elementos que se piensen que pueden hacer lo que les dé la gana con las mujeres y salirse de rositas. Porque no conozco a ninguna de ellas pero no me hace falta, porque yo las creo. Porque no están solas. Porque a lo mejor pueden conseguir que una o dos guarden silencio, pero no van a callarnos a todas. Y porque, desde ya, pienso encargarme de sacar el nombre de esta persona en toda conversación que tenga con alguien que trabaje en el mundo de la moda para que no se olvide el daño que le ha hecho a tantas mujeres que acudieron a él con una idea tan inocente como el sueño de ser modelo, sueño del que se aprovechó mujer tras mujer, sesión tras sesión, hasta hoy.