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Tomates verdes fritos

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

Película estadounidense dirigida en 1991 por Jon Avnet y protagonizada por Kate Bates (Evelyn), Jessica Tandy (Ninny), Mary Stuart Masterson (Iddgie) y Mary-Louise Parker (Ruth). Basada en la novela de 1987 Fried Green Tomatoes at the Whistle Stop Cafe escrita por Fannie Flagg, la narración se enmarca dos momentos históricos distintos: los años 80 y la Gran Depresión que golpeó con dureza a la sociedad norteamericana durante los años 30 del pasado siglo. Evelyn , una ama de casa frustrada de visita en una residencia de mayores, inicia una inesperada conversación con Nanny, anciana de aspecto apacible. Esta cinta, de argumento aparentemente insulso , se convirtió en un éxito de crítica y público en una época en la que el cine de acción dominaba las carteleras de todo el mundo. La novela en la que se basa la película fue candidata al Pulitzer y el guión estuvo nominado al Óscar en su categoría.

Tomates verdes fritos habla de amistad, muerte, violencia de género, relaciones lésbicas, racismo, gerontofobia, feminismo, eutanasia, discapacidad y hasta de canibalismo. Además, dos de sus actrices protagonistas se alejan de los requisitos que se exigen a las mujeres para resultar atractivas en la gran pantalla: juventud y un cuerpo de cine. Flagg, que es guionista de su propia novela, decía que la única manera de que a una mujer le diesen una beca en los 50 era ganar un concurso de belleza.

Thomas Newman compone para acompañar la historia, una magnífica banda sonora que adereza los momentos de ternura y actividad del relato. Sirva de ejemplo la escena del ataque del Ku Klux Klan, o cuando Idgie va a rescatar a Ruth de su marido maltratador.

La cinta se desliza con naturalidad por el melodrama , la comedia negra y el humor gracias a un guión salpicado de frases ingeniosas y situaciones surrealistas, como el entierro del brazo de Buddie organizado por Iddgie, que se empeña en llamar lisiado al hijo de Ruth para que el niño se acostumbre con naturalidad y entereza a las situaciones complicadas de la vida a las que hay que hacer frente al grito de guerra de Towanda!

Gracias a Nini y sus historias Evelyn empieza a tomar conciencia de su valor como mujer. Ese empoderamiento se refleja en diálogos como éste del aparcamiento que mantiene Evelyn con unas mujeres más jóvenes:

—Soy demasiado vieja para ser joven y demasiado joven para ser vieja.
—Admítalo señora, somos más jóvenes y más rápidas.
—Admitidlo, soy más vieja y mi seguro lo cubre todo.

Evelyn empieza a hablar abiertamente sobre sexualidad:

—¿Tiene usted problemas con su sexualidad?-  Le pregunta la monitora de uno de los cursos a los que se apunta para atrapar el tren de la revolución feminista tras proponerle que escrute su vagina con un espejo – .
—No, tengo problemas con mi faja.

La relación lésbica entre Idggie y Ruth en la película solo se puede intuir, sin embargo la novela describe el amor entre las dos mujeres de forma explícita. Los intentos de Mary Louis Parker, Mary Stuart Masterson y Fannie Flagg para convencer al director y a los productores de que ahondaran en la relación sentimental de las protagonistas fueron infructuosos. Todavía eran tiempos muy complicados para la diversidad sexual en el cine y la taquilla mandaba. A pesar de todo, la película ganó un premio Glaad por mostrar una relación lésbica de manera positiva, aunque para la mayoría del público heterosexual, ese aspecto pasó desapercibido.

La secuencia de la lucha de comida con Idgie y Ruth embadurnadas de harina y crema fue la única concesión que el director Jon Avnet hizo a la relación física entre las protagonistas. Una versión light y rural de la sexual El cartero siempre llama dos veces o del erotismo a la luz del frigorífico de Nueve semanas y media.

A pesar de las omisiones intencionadas sobre la naturaleza del vínculo entre Idgie y Ruth, el amor que ambas se profesaban es el verdadero motor de la historia.