Por Carmen López
Había una vez un mundo en el que los animales se subían unos en otros para comerse la luna, en el que un ratón, que anduvo, anduvo y anduvo, tuvo que comprar unos pies nuevos porque se le habían desgastado, o en el que Max viajó durante semanas, meses y años para convertirse en el rey de los monstruos.
Mi hijo y sus compis tienen acceso en el cole a todas estas historias, pero no lo tienen a cuentos en los que no pasa nada por ser diferente y por tener dos papás y dos mamás. Tampoco a libros en los que la mamá y la mami de Manu le recuerdan que subirse en una silla alta puede ser peligroso. O en los que Monstruo Rosa, que nació en un país lleno de pájaros blancos, tras muchos intentos de parecerse a ellos, tomó la decisión de viajar a un país donde cabían todos los colores y fue feliz.
Estos libros hablan de diversidad, de diferencias, de otras realidades, e incluso de otras familias. Libros a los que se puede acceder gratuitamente a través del proyecto Biblioteca de Colores, para poder trabajarlos dentro del aula.
La oferta que hice al cole de mi hijo (público, por si alguien tenía curiosidad) quedó rechazada con un: “Creo que es mejor no trabajarlo, porque en el cole no tenemos ningún problema con eso”.
En dos nanosegundos se esfumó el ruido de fondo de los fuegos artificiales lanzados por contar con dos mamás tan simpáticas y tan implicadas, la envidia de cualquier cole enrollado que se precie. No importó ser parte del consejo escolar, del AMPA, que te conocieran todos los padres y madres, ni que los niños y niñas de la clase desde el primer año de infantil distinguieran sin problema entre mamá y mami. Lo político era: de eso mejor no hablar, salvo conflicto.
Con la estupefacción, yo me sentí como Alicia menguando a ritmo trepidante después de haberse tragado aquella galleta que decía, “cómeme”. Y ya desde el suelo, en un susurro alcancé a decir: “No se trata de un problema, se-trata-de-una-realidad”.
Según datos de Metroscopia publicados en el Pulso de España 2012, sólo el 9% de la población estaba en contra del matrimonio homosexual. Incluso, el 56% se mostraba a favor de la adopción entre parejas del mismo sexo. Si quienes opinan son jóvenes, el CIS señalaba en 2010 que tres de cada cuatro estaban a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. No me consta que haya encuestas sobre si a los españoles y españolas les parece bien, mal, no saben/no contestan sobre que puedas parir con independencia de tu orientación sexual.
Y aunque el rechazo social e incluso escolar puede decirse que no lo he vivido, tengo mi espinita. ¿Por qué sigue dando tanto miedo abordar la diversidad familiar dentro del aula, cuando es un tema que está más que claro a la entrada y salida del cole, en el parque y en los cumpleaños que nos toca vivir? ¿Por qué te meten en ese “armario de cristal” en el que se te ve, pero no hay opción para que te toquen, para que te conozcan, para el diálogo?
Después de tragar la galleta empequeñecedora, la huida de Alicia fue escapar por la cerradura de la puerta. La mía, encontrar a una profe maravillosa encantada de trabajar cualquier tipo de cuento, cualquier forma de vida en clase.
PD. A día de hoy sigo sin saber qué es lo que más molesta, descubrir que puedes ser un problema o que “eso” es tu familia.
Lo importante es que la realidad se imponga a los prejuicios. Todos iguales,todos diferentes……los mismos derechos en nuestra diversidad.
06 octubre 2014 | 08:49
Hemos avanzado a pasos agigantados en este tema, pero socialmente aún falta dar un par de pasos más para que a nadie le importe si eres familia monoparental o biparental, si tus padres son 2 hombres o 2 mujeres. Lo que realmente importa es lo persona que es un@.
06 octubre 2014 | 09:30
Un gran besote a la prota del relato.
06 octubre 2014 | 09:33
Pues claro que tener dos papás o dos mamás no importa. Ni tener tres papás o tres mamás, o cuatro, o cinco, cuantos más sean más divertida y animada será la atmosfera del hogar familiar. Y todo se andará y todo llegará, esto también, que nadie desespere.
06 octubre 2014 | 12:36
Hay veces que se me cae la cara de vergüenza de ser profesor. De momento te ofrezco mi blog para compartir tus materiales… y en cuanto tenga «mano», montamos esa preciosa biblioteca, de la que disfrutaremos tod@s 🙂
09 octubre 2014 | 09:14