Asesinado por maricón

Por Charo Alises (@viborillapicara)

 

Escribo esto desde las tripas, con rabia, desde la impotencia. A Samuel, el pasado 3 de julio lo asesinaron en A Coruña una pandilla de criminales al grito de “maricón”. Ese día tuvo lugar en Madrid la manifestación del Orgullo, acto reivindicativo en el que, precisamente, se exige, entre otras cosas, el cese de la violencia hacia las personas LGTBI. Sí, ese Orgullo que, junto a otros Orgullos: críticos , provinciales y también rurales, tanto molestan a quienes rechazan la diversidad. Cuando volvamos a escuchar con sorna el año que viene- como cada año-, que para cuándo un “orgullo hetero” les contestaremos citando los nombres de todas las personas LGTBI que, como Samuel, han sido víctimas del odio y la intolerancia simplemente por ser quienes son .

Desde aquí, como ciudadana y como mujer lesbiana, exijo a los poderes públicos que cumplan con el mandato del artículo 9 de la Constitución Española y ,en consecuencia, adopten las medidas oportunas para acabar con los crímenes de odio hacia las personas LGTBI. Esas medidas tienen que ser transversales e implementarse en todas las administraciones públicas, porque las personas LGTBI habitamos todos los espacios.
Desde el respeto a las instancias judiciales, no puedo dejar de señalar cómo, desgraciadamente con demasiada frecuencia, parte de la judicatura califica como delitos leves hechos que constituyen delitos de odio ,sin indagar en la motivación discriminatoria del incidente denunciado. Esto, además de ser un error y una injusticia, es un factor que desmotiva a las víctimas que se plantean interponer denuncia, engrosando así las cifras de infradenuncia, factor que tanto perjudica a la lucha contra los crímenes de odio.

Estamos en un momento en el que en este país los discursos de odio hacia quienes son diferentes se han normalizado en la esfera política y social sin tener en cuenta el peligro que esto conlleva. Los discursos de odio son la antesala de los delitos de odio. No es una cuestión de “corrección política”, se trata del respeto a los derechos humanos, porque la LGTBIfobia no es una opinión, es odio.

Frente al odio necesitamos medidas de prevención, educación en el respeto a la diversidad sin vetos, sin censuras, programas de formación dirigidos a todas las instituciones implicadas que capaciten al personal de los distintos organismos públicos para hacer frente a los delitos de odio, son necesarios servicios especializados que presten una atención integral a las víctimas de discriminación, y, sobre todo, exigimos respeto a nuestros derechos humanos.

Las personas LGTBI somos ciudadanía de este país y, por tanto, exigimos al Estado que nos garantice una vida en libertad, en paz, sin sufrir discriminación ni violencia solo por el hecho de ser quienes somos.

El equipo de 1 de cada 10 envía un fuerte y caluroso abrazo a familiares y amistades de Samuel.

Hoy todas las personas LGTBI somos Samuel.

 

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