Dos recomendaciones para parar y reparar este precipitado mes de mazo

Por Nieves Gascón, (@nigasniluznina), la cuentista de nuestro refugio

Ya estamos en el mes de marzo y casi no me doy cuenta por la cantidad de cosas de las que estoy pendiente. Tercera ola Covid 19, vacunas e intentos de especulación de las grandes empresas farmaceúticas, pendiente de la campaña de Amnistía Internacional para la defensa de la Atención Primaria de Salud, no podía estar más de acuerdo, gracias me devolvéis la fe en la humanidad y admiro a les, las y los activistas.

Ertes, despidos, elecciones sindicales, aprovecho y saludo a mis compañeras de sección de CCOO. Teletrabajo y redacto documentos sin fin. Tengo una preciosa familia con gata como el gato de Mili Hernandez que va de casa en casa y convive con familias muy diversas, como mi gran familia extensa.

En términos generales esta es nuestra vida, muchas personas pueden identificarse y tiene mucho sentido por dos motivos: internet nos abre puertas al trabajo, activismo, colaboraciones y actividades para todo el día. Llegó el 8 de marzo y dosifiqué fuerzas para disfrutar como otro año más, para que se pintasen las calles de morado. Además, ahora, las redes sociales se nos abrieron más posibilidades de expansión de esta tonalidad tan preciosa y feminista que nos viste a todas en estos días.

Y cuando hablo de todas, incluyo a las mujeres transfeministas, que las hay y desde hace mucho tiempo, a las transgénero y transexuales, por que el feminismo es la lucha por la igualdad, se gestó por este motivo y cabe en todos aquellos lugares donde hay personas discriminadas. Sino es así carece de sentido para mí que el feminismo me ha ayudado tanto a entender a verme y ver de forma sorora a otras mujeres. No puedo creerme la polémica actual en relación al feminismo, más recalcitrante me temo, y en contra de los colectivos de mujeres trans, sobre todo porque no he visto públicamente nada en contra de los hombres trans en ninguna declaración o debate.

Como dice Almudena Grandes, estupenda como siempre, debe ser que no es tan rechazado el tránsito de mujer a hombre que en definitiva es el género con apoyo patriarcal, que el de hombre a mujer, sin quitar mérito, padecimiento o esfuerzo a nadie, con todo mi apoyo a ambos grupos y sin establecer comparaciones, que son odiosas.

Me siento muy triste y cuando oigo cosas como que la gente transita de un género a otro intranscendentalmente y como si tal cosa, sin dar espacio ni social ni ideológico a la diversidad de géneros, porque no sólo hay dos géneros hegemónicos, esto es una visión absolutamente intolerante y patriarcal. Prueba de ello está en que cada vez la diversidad es más visible y presente y todes tenemos que  ser más libres para construir nuestra identidad, nuestra imagen y nuestra felicidad, por el pleno reconocimiento de los derechos humanos en todas las sociedades y a todo el mundo, con independencia del lugar donde vivamos, en todos los países y  tal como ampara la normativa internacional.

Disculpen por el speech, pero ando preocupada y algo mosqueada con todo esto, sobre todo porque me siento feminista desde hace mucho tiempo, y recordando que me lo llamó alguna persona en tono despectivo y no me di nunca por insultada, sino todo lo contrario, muy halagada en todo caso. Hablo de los tiempos de María Castaña, pero que sepan que las que hemos querido ser feministas cuando a nadie la venía bien este traje, ahora dudamos de alguna intolerancia de las opiniones que ponen en tela de juicio la identidad trans o la corriente transfeminista.

Centrándome en mi objetivo de recomendar lecturas para el mes de marzo, y dejando de lado mis visceralidad, he escogido dos publicaciones muy especiales: la más reciente, The Hips on the Drag Queen go Swish, Swish, Swish, de Lil Miss Hot Mess, ilustrado por Olga de Dios, editado por Hachette Book Group y RP/KIDS, en Nueva York en mayo de 2020. Y la segunda opción, Me llamo Pecas, de Raquel Díaz Reguera como escritora e ilustradora, en un álbum editado por Nube Ocho en marzo de 2018 y que ya iba por su tercera edición en 2020.

The Hips on the Drag Queen go Swish, Swish, Swish, es un precioso álbum ilustrado en inglés, de edición rosa fuerte, dura y cuadrada con unas ilustraciones vivas coloridas y redondas que acompañan a un texto musical, breve y que con toda la gracia nos da a conocer a un grupo de Drag Queens: Frida Bea Mee, Jacly Jill, Stinkerbelle, Rita Booke, Mother Lucy Goosey, Cinderfella, Pina Buttah-Geleé, Rosi Ringarounda con una imagen muy flamenca , no se la pierdan, y Ella Menopipi.

No sé cual de ellas me gusta más porque son todas preciosas desde la portada. Bailan, mueven hacia arriba sus melenas, taconean, brillan, balancean hombros y hombreras, se ruborizan, castañean los dedos, hablan, y se giran bailando por las calles de un pueblo mágico. Este relato es muy adecuado para peques de educación infantil y para jugar al contarlo, porque podemos movernos como las drag queen, bailarlo, cantarlo y disfrutar. Pero lo mejor es que este relato y otros más parten de una iniciativa social promovida por Lil Miss Hot Mess y un grupo de drags que cuentan cuentos en centros escolares en Estados Unidos y organizan la Drag Queen Story Hour, haciendo una labor de contacto, conocimiento y aprendizaje, además de hacer disfrutrar a niños, niñas y niñes con las lecturas de relatos ilustrados.

Una preciosa iniciativa que me viene a la cabeza por asociación de ideas con todo lo anterior y discúlpenme porque ni todas las mujeres trans son drag, ni todas las drag son mujeres trans, que quede muy claro y con todo mi cariño y respeto a ambos colectivos. Pero lo que si me queda más que claro es que el mundo es rico diverso y más positivo de lo que nos quieren hacer entender los argumentos llenos de prejuicios e intolerantes. Y para muestra esta iniciativa de valientes y creativas drags.

 

Nuestra segunda recomendación y muy relacionada con perspectiva de género y con igualdad es Me llamoPecas, un álbum ilustrado del que me habló y dio a conocer el escritor y editor Luis Amavisca. Se trata de un precioso trabajo de ilustración con un contenido de análisis y desde una perspectiva infantil muy bien plasmada. La protagonista, se hace preguntas porque todo lo que se puede usar como la ropa, los juguetes, los libros, son para niños o para niñas y según el ambiguo criterio de las personas adultas. A Luis le comenté que mis hijas de pequeñas, hablo de hace veinte

y diecisiete años, entendían que no había juguetes para niños o para niñas, ellas pensaban que los juguetes eran para todes y nunca les desmonté esta percepción infantil tan adecuada a la realidad.

Una vez más se demuestra que lo que naturalizamos no es natural, y el género es una construcción sociocultural impuesta, además el género binario es un lastre que se está quedando atrás en una realidad social cada vea más diversa y s libre, no exenta de riesgo, ya que no ceñirse a los roles binarios de género, desafortunadamente sigue siendo un riesgo en pleno siglo XXI.

Volviendo a Me llamo Pecas, este relato estupendo hace un acertado tratamiento de la psicología infantil que viene a demostrar que a través de la mirada de la niña protagonista, las etiquetas de género se quedan pequeñas y escuetas frente a la libertad de expresión y construcción de género más real y actual. Es un álbum adecuado a partir de los 7 años, para neolectores en adelante.

Ambas ediciones son estupendas, The Hips on the Drag Queen go Swish, Swish, Swish y Me llamo Pecas tiene igualmente un formato precioso con una portada increíble. Ambos trabajos de ilustración, tanto el de Olga de Dios como el de Raquel Díaz Reguera, son precisos y muy personales en cuanto a dos estilos únicos y diferentes, por sus matices, tonalidades, efectos y detalles que hacen de ambos el resultado de una creatividad tremenda y técnica impecables.

Disfruten y compartan ambos álbumes ilustrados, igual que nosotras, nosotres y nosotros, en este blog, los hemos disfrutado y guardamos una vez más en nuestra ya enorme librería de relatos sobre diversidad y género.

¡Hasta muy pronto!

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