Invisibilidad del sexo lésbico en las consultas de ginecología

Por Marta Márquez (@marta_lakme) escritora y presidenta de Galehi, asociación de familias LGTBI

Foto: Diricia De Wet

– ¿Mantienes relaciones sexuales?

–Sí

– ¿Utilizas algún método anticonceptivo?

–No

– ¿Quieres quedarte embarazada?

–No

– (cara de no entender nada)

Esta situación seguro que te es familiar si tienes vagina y has acudido al ginecólogo de forma habitual. Da igual si es una revisión general, una urgencia ginecológica o una visita a la matrona. Cualquier profesional que tenga que vérselas con tu útero creerá que tus relaciones sexuales son con personas que puedan dejarte embarazada y, además, parece ser que es su única preocupación.

Yo, en esas circunstancias, he optado por varios métodos (como me pasa constantemente voy innovando por diversión).

Método 1: seguirles la corriente sin decir nada, manteniendo la intriga hasta que caigan o sepan que pasa algo pero no el qué:

método 2: no decirles que mi pareja es una mujer pero ir guiando sus preguntas hasta que ellos den con la respuesta, y;

método 3: decir que soy lesbiana (puede parecer igual que la anterior, pero no. Es mucho más impactante encontrarse con la palabra lesbiana en la cara, así de repente). Confieso que una vez un señor ginecólogo, con más años que la tos, al utilizar el método 1 me contestó “no te digo nada. Tú sabrás”.

Y me pregunto yo: ¿es que a los ginecólogos y ginecólogas de este país solo les importa si nos quedamos embarazadas? Que, por otro lado, nunca pensarían que podríamos quedarnos embarazadas de una mujer, porque en su estrecha mente las mujeres trans no existen. Creo, sinceramente, que si no son capaces de entender, después de las preguntas de arriba, que tengo sexo con mujeres (cis) mucho menos van a estar preparados para atender a hombres trans que tienen útero, ovarios y vagina que revisarse por su salud.

Otro dato importante a señalar son las ITS (o ETS). Las lesbianas no tenemos riesgos de contraerlas. ¿No lo sabías? Es porque nuestros cuerpos celestiales, descendientes de las diosas lesbianas del Olimpo, son inmunes a las enfermedades mortales. ¡Qué nooooo! Que es mentira. Sí que tenemos riesgos, y también os digo que los asumimos con una desinformación pasmosa.

Una ETS es una afección que puede venir provocada por diferentes agentes como hongos, ácaros, virus (los más conocidos son el VIH y el VPH), la clamidia y la gonorrea, que son bacterias, y otros parásitos. Actualmente, existen más de 20 tipos de ETS siendo las más comunes el herpes genital, la tricomoniasis, el VPH, la hepatitis, la clamidia y  el VIH.

Nos evitaríamos muchas de estas afecciones si ginecólogos y ginecólogas conociesen la orientación sexual de sus pacientes y las barreras existentes para evitarlas, como por ejemplo las barreras bucales. Las barreras bucales son películas de látex o poliuretano que se usan entre la boca y la vagina o el ano durante el sexo oral. Y tú dirás ‘y esto, ¿dónde se compra?’. Y harás bien en preguntártelo porque no las verás en farmacias ni parafarmacias; visitadores médicos no las llevan a las consultas para informar sobre ellos y, solo si tienes mucho interés, las encontrarás buscando en la red. O también puedes fabricarte una barrera de una manera fácil, divertida y (para toda la familia, sé que lo estáis pensando, pero yo iba a decir otra cosa) económica: con un condón. Cogéis uno, le cortáis la punta y lo cortáis de una abertura a otra y voilà ya tenéis una barrera lista para usarse.

Todo esto me lleva a ir un poco más allá, hasta el principio de sus principios: la formación. La universidad, los másteres, los grados (medios y superiores que forman auxiliares y personal técnico). ¿Habrá alguien que les dé formación en orientación sexual e identidad de género? ¿Alguien que les forme en diversidad familiar? Es posible que si alguien del profesorado tiene buena voluntad les dé alguna pincelada, que está claro que se les olvida al salir de clase. Y, al final, solo quedan profesionales sensibles al colectivo LGTBI (bien porque pertenecen al mismo o bien porque son personas sensibilizadas).

Por suerte, siempre hay profesionales que hacen tu vida un poco más sencilla, como es el caso de la Dra. Cristina Cruz Conde, ginecóloga en Madrid. La Doctora Cruz es de esas personas que preguntan a sus pacientes su orientación sexual sin miedo a que se ofendan, de las que les preguntan si mantienen relaciones sexuales con o sin penetración, de las que llaman la atención al personal sanitario cuando algún chico trans acude a urgencias y le llaman por su nombre registral y no por el sentido (que seguramente lo diga al llegar y le hacen caso omiso) y de las que piensan que lo importante es la salud de sus pacientes y no si existe posibilidad de embarazo únicamente. La Doctora Cruz es también parte de la Asociación PRISMA, científicos LGTBI, y nos ha contando que “hay voluntad, pero falta formación” y que, desde la Asociación, están buscando la manera de formar al personal sanitario.

Así que, ginecólogos y ginecólogas del mundo, si tenéis un espacio tan reducido del cuerpo humano que estudiar tratad de hacerlo de la forma más completa posible. Que no pasa nada por enfrentaros a la homosexualidad, a la transexualidad o a cualquier cosa que se salga de la heteronormatividad.

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