Por Tejiendo Mapas (@revistahomoscow)
El interior de la habitación guardaba nuestros más íntimos recuerdos: charlas de confianza, muestras de cariño y ambiente familiar. Nuestro hogar era el testigo presencial. El mismo que lamentablemente enmudecía tan solo al traspasar el portal.
Era temeroso salir a la calle. Las tardes rusas se volvían extrañas. Guardábamos distancia para pasar desapercibidas. Éramos tan solo un par de chicas más. Caminábamos con discreción para esquivar miradas de sentencia y, por supuesto, evitábamos siquiera tomarnos de la mano.
A pesar de esto, los perjuicios no tardaron en llegar. Ser bonitas y lesbianas era un desperdicio social. Una enfermedad que habría de erradicar. Una desviación maldita, desaprobada por la iglesia. La sociedad nos ponía etiquetas como si fuésemos un par de bichos raros. Jamás habíamos conocido adjetivos tan despectivos. Nuestros círculos de amistad ponían barreras de conciencia y cada minuto laborando venía acompañado de acoso.
La situación nos superó. Las agresiones pasaron de ser psicológicas, con simples miradas y frases imprevistas, a físicas con pruebas de brutalidad machista. Cada noche nos preguntábamos, ¿es esto vivir? Pusimos las cartas sobre la mesa. Era el momento de huir. Llenar de valor el equipaje y enfrentarnos a la situación. Teníamos el corazón destrozado. Dejábamos atrás familia y anécdotas de infancia. Rusia ya no sería más. En Moscú no estaba nuestro futuro.
¿Por qué huyen?
Así como Yelena y Stacya muchas son las parejas homosexuales rusas que no pueden vivir abiertamente su relación. Están severamente oprimidos desde el 2013, cuando en Moscú se aprobó la ley contra la propaganda homosexual. Desde entonces, Rusia se ha convertido en el estandarte homófono de Europa. A gran escala ha coartado la voz del colectivo LGBT. No existen las marchas del Orgullo, y muchos menos, la mínima posibilidad de ser abiertamente gay.
Con esta premisa en mente y con la idea de contar desde el terreno, seis periodistas realizaron un viaje a Moscú. La intención: dar voz y datos a historias ocultas. Crear conciencia social sobre este problema. Así nace HoMoscow. Una revista basada en investigaciones periodísticas que muestran un recorrido sobre la homosexualidad en Rusia. A base de reportajes, infografías, artículos de opinión, entrevistas en profundidad, microrrelatos y fotorreportajes, describe el impacto social que ha tenido la política sobre este tema.
HoMoscow es un hecho. El proyecto está realizado. Sólo falta imprimirlo para lograr difundir físicamente la revista. Para ello, se está realizando una campaña de crowdfunding la plataforma Verkami. El objetivo es recaudar 3.000 euros durante el mes noviembre. Todo el dinero que se recaude será destinado para la difusión de la revista.
¡Necesitamos tu ayuda! Es momento de dar voz a quienes viven oprimidos. Puedes colaborar con la campaña convirtiéndote en mecenas y aportar desde 5 hasta 100 euros. Recuerda, no solo obtendrás una de nuestras recompensas, el mejor galardón es convertirse en promotor social de las causas humanas. ¡No a la homofobia rusa!
Para mayor información, visita: http://www.verkami.com/projects/13200-homoscow-revista