Por Andrea Puggelli (@aikkomad) activista italiano LGBTQI
Siempre que se habla de anorexia y bulimia se habla de mujeres, como si fueran las únicas presionadas por su imagen corporal. ¡Qué gran error! Desgraciadamente, los hombres también tenemos complejos, nos infravaloramos y sufrimos anorexia y, cada vez, con mayor frecuencia. La única diferencia es que la anorexia en los hombres, sobretodo gais, es un tema tabú que está totalmente infra-diagnosticado y, por lo tanto, pasa inadvertido pero esto no significa que no exista.En los estudios llevados a cabo por expertos de la Universidad de Harvard acerca de los desórdenes alimenticios en la población gay, se revela que en esta están aumentando los casos de anorexia y de bulimia en una proporción mucho mayor que en hombres heterosexuales.
Los porcentajes generales siempre han mostrado que estos trastornos en la alimentación son mucho más elevados en las mujeres que en los hombres. La Doctora Pamela K. Keel y su colega Christopher J. Russel han realizado encuestas con 122 hombres de edades diferentes. Entre las principales cuestiones abordadas en el sondeo se ha preguntado acerca de hábitos alimenticios, orientación sexual, puntos de vista sobre la imagen y el cuerpo, masculinidad y depresión. Más de la mitad de los hombres entrevistados eran gais. Según los investigadores, en la homosexualidad se da cada vez más un incremento de la insatisfacción con el cuerpo. Por ello, muchos gais optan por perder peso a través de duras y peligrosas dietas que atentan contra su metabolismo y crean desórdenes alimentarios. El informe afirma que el rechazo al físico y una incorrecta manera de comer es mucho más habitual entre gays que entre hombres heterosexuales. En los porcentajes generales aparecen datos más que preocupantes. Cerca del 14% de la población masculina homosexual sufre bulimia, mientras que más del 20% padece anorexia.
Por otro lado, los investigadores han llegado a otra conclusión: todos los hombres gais encuestados presentan niveles muchos más altos de depresión y rechazo hacia su cuerpo que los hombres heterosexuales que participaron en este sondeo. Sin embargo, tanto Keel como Russel indican que estas enfermedades psicológicas por sí solas no tienen por qué provocar un aumento del riesgo de padecer desórdenes alimenticios entre los gais. Ambos investigadores han dejado clara la sorprendente asociación entre bulimia, anorexia y homosexualidad. De hecho, están sugiriendo que a nivel preventivo, todas las campañas pensadas para un problema que tiene la mujer en una proporción mayor se extiendan también a los gays.
Publicidad, moda, culto al cuerpo: varios son los factores que influyen en la aparición de bulimia y anorexia entre la población, siempre bombardeada con equivocados arquetipos de belleza. Automáticamente se rechazan en determinados círculos sociales a todos aquellos que no entren en los cánones impuestos. En ese sentido, la población gay es parecida a la de las mujeres. En la patria del marketing, el movimiento homosexual es fundamentalmente masculino, deja a un lado a lesbianas, bisexuales y transexuales y, por supuesto, a todos aquellos gays que no entren dentro del prototipo vendible: chico guapo, musculoso, perfectamente depilado y con un nivel económico medio-alto.
Las más afectadas son las nuevas generaciones, las cuales adoptan una identidad que no les pertenece. Pocos se dan cuenta de que están siendo utilizados por determinados poderes que solo buscan el lucro apropiándose de la identidad gay masculina. De esta forma surgen los complejos, las depresiones y la inseguridad. Aprender a aceptarse y a darse cuenta de que no existe un único modelo de persona, es fundamental para no caer en ciertos trastornos alimenticios derivados de otros psicológicos que, más tarde o más temprano, llevarán serias consecuencias para el futuro. Si a pesar de todo, el descontento con nuestro físico provoca tristeza y desánimo, hay muchos especialistas que pueden tratar el asunto sin que la salud se vea perjudicada. Nadie puede olvidar que, teniendo el cuerpo que tenga, se convierte en una persona única e irrepetible.
Por este motivo, debemos aprender a dejar por un momento los miedos y los complejos a un lado y preguntarnos: ¿por qué tenemos que vivir en un mundo constreñido en los cánones de belleza? Simplemente, ¡quiérete tal y como eres!