A través de mi cuenta @curiosisimo en la red social TikTok recibo una consulta en la que me preguntan de dónde proviene llamar ‘trullo’ a la cárcel.
El término cárcel tiene infinidad de sinónimos para referirse a éste (trena, chirona, celda, mazmorra, calabozo…) siendo ‘trullo’ uno de ellos.
En el diccionario de la RAE se indica que el término trullo proviene del latín ‘torcŭlum’, que es el depósito al que va a parar el líquido resultante de pisar las uvas.
Hay algunos etimólogos que le dan el mismo origen hacia el vocablo latino, pero haciendo referencia a un tipo de choza utilizada por los campesinos para guardar las herramientas y utensilios del campo y en el que, probablemente, encerraban los propios agricultores a aquel que pillaban robando en sus campos.
Otros son quienes apuntan a que proviene directamente de la germanía (jerga hablada por delincuentes), aunque entre este colectivo hay constancia del uso de dicho término para hacer referencia a un tren.
También se señala una posible procedencia desde el caló (lengua hablada por el pueblo gitano), pero en su diccionario no aparece recogido ninguna entrada con ese vocablo y para hacer referencia a una cárcel utilizan los términos ‘estaribel’, ‘estaripel’ o ‘barañi’.
En cualquier conversación mantenida informal y distendidamente con una persona de origen mexicano, muy probablemente, utilice durante el transcurso de la charla, y en más de una ocasión, el término ‘chingar’ o cualquiera de sus múltiples derivados.
Este vocablo suele ser usado para referirse al acto de realizar el coito y podríamos equipararlo con las contundentes palabras en castellano ‘follar’ o ‘joder’.
Pero alrededor de la misma hay infinidad de variantes que, según cómo se apliquen, su significado es uno u otro. Por ejemplo en la forma ‘chingado’ nos da a entender que se ha sufrido un daño, pero si se dice en femenino (chingada) la referencia cambia totalmente y suele ser con un carácter totalmente sexual, siendo una de las más comunes la referencia a una prostituta (¿quién no ha escuchado alguna vez la exclamación ‘¡Hijo de la gran chingada!’?).
Si comenta que le dieron un ‘chingadazo’ se está refiriendo a que recibió un golpe pero si dice que algo está ‘chingonsísimo’ la referencia alude a algo que gusta y es recomendable (por ejemplo: ‘este blog es chingonsísimo’).
Cuando es en la forma pasada de ‘chingó’, muy probablemente esté hablando de un hurto (‘ese fulano me chingó cinco pesos’).
Pero para tanta amalgama de vocablos no hay una etimología clara y muy discutida está su procedencia.
Por un lado encontramos quienes defienden su origen azteca y apuntan hacia algún término del náhuatl como ‘xinachtli’ (semilla de hortaliza). Por otra parte muchos son los etimólogos que señalan que deriva del término en caló ‘čingarár’ (pelear).
Ante tal confusión etimológica, el poeta y Premio Nobel de literatura mexicano Octavio Paz, defendía que se trataba de la mezcla de ambos orígenes y que la llegada al continente americano del vocablo caló se unió a la voz azteca por su semejanza y sonoridad, dando como resultado a ‘chingar’ y todos sus derivados.
A menudo me topo con alguna publicación en la que se da una explicación totalmente errónea o falsa sobre el origen de una expresión o término. Algunas veces el error de debe al desconocimiento por parte de quien lo ha escrito, publicado o compartido y otras como divertimento de alguien con el fin de engañar (tomar el pelo) a los lectores. También son muchos los seguidores de este blog, mis libros y redes sociales que contactan conmigo con el fin de consultarme si una etimología que les ha llegado es cierta o no.
Uno de los problemas es que en ocasiones hay medios de comunicación que las dan como ciertas y utilizan esos bulos como información real e incluso hay quien me ha recriminado que un post mío era erróneo porque había leído algo distinto en otra lado (cuando el erróneo era el otro).
En este post, otros próximos y en anteriores (esta es la segunda entrega) os voy a ir trayendo algunos de esos bulos o ‘etimologías fakes’ que la gente suele creerse a pies juntillas y las comparte masivamente como si fueran ciertas.
Salvado por la campana
Librarse de un peligro en el último instante
Bulo: La explicación falsa da como origen de esta expresión a un tipo de ataúdes que en la Edad Media llevaban incorporada una campana y que podía ser tocada desde el interior, en caso de que la persona enterrada no estuviera realmente muerta.
En realidad no hay ni una sola constancia de que en la Edad Media existieran ese tipo de ataúdes. Sí que la hay a partir de finales del siglo XVIII, pero por aquel entonces la expresión ‘Salvado por la campana’ (concretamente su versión en inglés ‘Saved by the bell’) ya era pronunciada desde mucho antes y además refiriéndose a otra cosa.
Bulo: La explicación falsa y que surgió de una página dedicada a inventarse, a propósito, el origen de frases y términos, señala que esta expresión proviene de un vino italiano llamado ‘Da Butti’ y que era el preferido de Amadeo de Saboya, quien lo trajo a España, en 1871, tras ser proclamado rey.
Verdad: Se trata del diminutivo del vocablo ‘dabuten’ y éste a su vez proviene de contraer el término ‘de buten’ (escrito también en la forma ‘bute’ o ‘de bute’ y así es recogido por el diccionario de la RAE), utilizado de forma jergal para hacer referencia a la excelencia de una cosa o asunto. Nos llegó a través de la lengua caló, en el que se utiliza la forma ‘de bute’ para indicar que algo vale mucho, es excelente, de gran calidad o valor.
Senado
Edificio que acoge la Cámara Alta y en la que se reúnen lo representante de las distintas formaciones políticas y territoriales.
Bulo: La explicación que es compartida en forma de meme indica que ‘Senado’ proviene del término ‘seno’, añadiendo que, de hecho, esa cámara tiene forma de seno (pecho), motivo por el cual a los senadores (y políticos en general) les cuesta tanto dejar el cargo (dejar la teta o dejar de chupar de la teta del Estado).
Verdad:Senador proviene del latín ‘senātor’, término compuesto por ‘senex’, cuyo significado es ‘anciano’, ‘viejo’ y el sufijo –tor (referente a una ocupación o profesión). Por tanto, el Senado era (en la Antigua Roma) el lugar en el que se reunían los hombres ancianos y sabios que habían sido elegidos como miembros de una institución cuya finalidad era aconsejar al Estado (magistrados, emperadores, cónsules…) y que, precisamente, habían sido escogidos para tal cargo debido a su avanzada edad y, por tanto, sabiduría.
Te puede interesar leer también estos otros posts:
A través de la cuenta de este blog en Instagram (@yaestaellistoquetodolosabe2) me consultan sobre el significado y origen de la expresión ‘Por arte de birlibirloque’.
Esta locución nos indica que algo se ha realizado con maestría y como por arte de magia, pero tras ello hay un elaborado plan.
El término ‘birlibirloque’ proviene del caló y es el resultado de unir dos vocablos muy similares ‘birli’ y ‘birloque’.
Originalmente su significado era literalmente ‘el ladrón que roba’. ‘Birli’: robar (de ahí que también se utilice el término ‘birlar’ como sinónimo de robo), ‘Birloque’: ladrón.
En su origen, la expresión ‘Por arte de birlibirloque’ venía a decir que alguien había sido robado de una forma sutil, con maestría y buen oficio del profesional del hurto, sin saberse cómo lo había hecho (de ahí que se le añadiera el vocablo ‘arte’ a la locución).
Fue una expresión ampliamente utilizada por pillos y rufianes a partir del siglo XVIII.
Muchas son las palabras que hemos heredado de la lengua de la germanía (argot usado comúnmente por ladrones, rufianes y gente de mala vida), y el término ‘pasma’ con el que se nombra a la ‘policía’ es uno de ellos, aunque llegó a nosotros, al igual que otros muchos vocablos, a través del caló (lengua de la etnia gitana).
Hoy en día se utiliza pasma para referirse, de modo coloquial o despectivo, a cualquier miembro del cuerpo policial, pero en sus orígenes el término tan sólo se utilizaba para hablar de la policía secreta o los agentes que iban de paisano.
Se utiliza el término ‘chachi’ para indicar, coloquialmente, que alguna cosa, persona o situación es de nuestro agrado, estupenda e incluso muy buena, usándose en expresiones del tipo: ‘Ese tío es chachi’, ‘En la fiesta de ayer nos lo pasamos chachi’…
Cabe destacar que en el Diccionario de la RAE, cuando realizas la búsqueda de la palabra ‘chachi’ te remite a la entrada ‘chanchi’ y en ésta da como respuesta ‘Estupendo, muy bueno’, sin dar ni una sola pista sobre su origen etimológico. Me puse en contacto directamente con la academia para ver si me podían facilitar alguna pista sobre la procedencia del vocablo, pero allí les consta como ‘de origen incierto’.
He seguido buscando y consultando con expertos en filología y etimología conocidos míos y a pesar de tratarse de un vocablo bastante extendido existen ciertas dudas sobre cuál es su verdadero origen, existiendo dos versiones que le dan una procedencia totalmente distinta la una de la otra.
De una parte, el origen por el que más expertos y etimólogos consultados apuestan es el que dice que ‘chachi’ proviene del término en caló (lengua utilizada por el pueblo gitano) ‘chachipé / chachipen’ cuyo significado es ‘verdad’ y ‘realidad’. Parece ser que se utilizaba en expresiones como ‘chachi que sí’ que venía a significar ‘verdad que sí’, ‘claro que sí’. Lo que no queda demasiado claro es cómo pasó de chachipén a chanchi y de esta finalmente a chachi y pasar a significar ‘estupendo, muy bueno’, aunque nada es imposible en nuestro idioma en el que es frecuente encontrase de tanto en tanto con alguna ‘pirueta semántica’ como es el caso del término ‘mamarracho’ (del que os hablé días atrás).
El otro posible origen del término ‘chachi’ nos lleva hasta Andalucía, concretamente a la provincia de Cádiz, y lo sitúa en los tiempos de la posguerra española (coincidiendo con la Segunda Guerra Mundial) una época de carestía y en el que el contrabando (también conocido como estraperlo) que se realizaba desde Gibraltar estaba a la orden del día. Muchos eran los productos de primera necesidad que se traía desde este territorio perteneciente al Reino Unido (siendo el Primer Ministro Británico el famoso Winston Churchill).
Según apuntan, quienes defienden el origen gaditano del término, eran de tan buena calidad esos productos introducidos a través del mercado negro que se referían a los mismos con el apellido del mandatario inglés: Churchill, siendo pronunciado como ‘charchil’ y que con el tiempo derivó en ‘chachi’ (otra ‘pirueta semántica’).
Aunque el primer posible origen de chachi es el que defienden más expertos en etimología, este segundo es el que gusta y se comparte más, teniendo en cuenta que tiene a toda una provincia tras de sí que defiende esa procedencia (tal y como ocurre con el término ‘cachondeo’).
Se entiende que alguien está haciendo el paripé cuando está fingiendo hipócrita y falsamente en una situación (por ejemplo simular que te duele la cabeza o aparentar una posición social o económica que no se tiene…).
El término ‘paripé’ llegó al castellano desde el vocablo del idioma caló (lengua utilizada por el pueblo gitano) ‘paruipén’ cuyo significado literal es ‘cambio o trueque’.
Como es sabido, algunas personas de etnia gitana a lo largo de la Historia se han dedicado al negocio de la venta ambulante o al trapicheo de mercancías, dándose la situación en la que alguna vez (en el momento de hacer negocio con alguien) ofrecían hacer un trueque de un producto, saliendo claramente beneficiado el caló gracias a la verborrea y/o puesta en escena en el momento de hacer la transacción.
De ahí que surgiera la expresión ‘hacer el paripé’ como clara referencia a la representación y simulación que se hace y en numerosas ocasiones con intención de ‘presumir o darse el tono’, tal y como recoge la acepción de la expresión en el Diccionario de la RAE.
El término ‘mola’, utilizado en infinidad de expresiones, se puso muy de moda allá hacia finales de la década de los años 70 y principios de los 80 y se ha utilizado (en mayor o menor medida desde entonces) para indicar que algo gusta o es de nuestro agrado (como mola, mola mogollón, me mola mucho, mola mazo…).
Etimológicamente la palabra no tiene nada que ver con los molares (muelas) y llegó hasta nosotros a través de la lengua caló (el idioma del pueblo gitano), del que hemos incorporado un buen número de términos y expresiones y de algunas ya os he hablado anteriormente [Dabuti, nasti de plasti, mangui y otras expresiones que provienen del caló].
Pero cabe destacar que el uso que hacemos de ‘mola’ (o molar) no es el mismo que se hace originalmente en el caló, ya que en realidad este término lo usan para indicar que una cosa vale/se puede aprovechar.
Fue a raíz de incorporarlo a nuestro lenguaje coloquial cuando en castellano se le dio ese otro sentido semántico y comenzó a utilizarse para señalar que algo es estupendo, nos gusta o es agradable.
Y me perdonaréis, pero no podía terminar este post sin la canción ‘Mola mazo’ que Camilo Sesto grabó en el año 2002 y que alcanzó una notable popularidad (todavía me estoy preguntando por qué)
El origen etimológico del término ‘gilipollas‘ crea ciertas discrepancias y controversias, encontrándonos algunas fuentes que apuntan a su procedencia únicamente a través del término ‘gilí’ (un vocablo proveniente del caló y que ya era ampliamente utilizado siglos atrás para referirse a alguien bobo, memo o tontaina; no solo como jerga popular sino por ilustres literatos que la incluyeron en sus obras).
Por otra parte, un gran número de fuentes apuntan a la convergencia en el tiempo del mencionado término gilí con un peculiar personaje apellidado Gil Imón. Esta es su historia y probable origen del término ‘gilipollas’:
Durante el reinado de Felipe III, había en el Consejo de Haciendade Castilla un fiscal llamado Baltasar Gil Imón de la Mota, un peculiar personaje que asistía a todas las reuniones sociales de la Villa y Corte acompañado por sus bellas, a la vez que repipis, hijas. Por aquella época (siglo XVII) era común referirse a las muchachas jóvenes como pollas o polluelas (lo mismo ocurría con los muchachos cambiando el término al género masculino).
Pues resulta que era muy habitual ver a don Gil Imón, acompañado de sus pollas, debido a que el fiscal y su esposa suspiraban por encontrar unos buenos mozos casaderos que desposasen a sus queridas hijas, pero un acto social tras otro no había manera de ‘colocarlas’, llegando a rozar lo patético al verse tan clara su desesperación.
Esto propició que la gente comenzase a decir cosas como «por ahí van don Gil y sus pollas» de una manera despectiva y con cierta sorna haciendo finalmente un juego de palabras con el apellido del peculiar personaje y el término, que menciono al inicio del post, ‘gilí’, por lo que rápidamente la frase «Gil y sus pollas» fue perdiendo y modificando letras por el camino pasando a ser mencionado como «Gilí y pollas» para finalmente transformarse (con toda probabilidad) en el término ‘gilipollas’ que hoy en día todos conocemos y que tan utilizado es como insulto.
No te pierdas el episodio #1 del podcast «Ya está el listo que todo lo sabe» dedicado a los isultos, origenes y sus curiosidades
Curiosidad que forma parte del libro “Ya está el listo que todo lo sabe” (Una curiosidad para cada día del año) de Alfred López
Compra el libro a través de los siguientes enlaces: https://www.amazon.es/dp/841558914X (para España) | https://www.amazon.com/dp/841558914X/ (desde fuera de España)
Muchas son las palabras y expresiones que habitualmente utilizamos y que hemos incorporado a nuestro lenguaje coloquial que provienen del idioma caló (lengua utilizada por el pueblo gitano).
La mayoría son términos utilizados por los más jóvenes que, sin tener conciencia de ello, ignoran que detrás de ellas hay un curioso origen, en algunos casos hasta históricos, creyendo que se trata de palabras que han sido creadas por la gente de su generación.
También hay otras que fueron ampliamente utilizadas hace unas décadas, pero que todavía hay numerosa gente que las sigue diciendo (algo que ayuda a saber que esa persona ya va teniendo una cierta edad).
Términos tan populares como ‘dabuti’ (o dabuten) para indicar que algo está muy bien, es genial o fantástico; ‘nasti de plasti’ que podriamos traducir como un rotundo “no” o “de eso nada” y tiene carácter contundente e irrevocable; ‘mangui’ (o mangante) para referirnos al que hurta o roba; ‘curro’ (o currante) como sinónimos de trabajo y trabajador, respectivamente; o la famosa palabra ‘chorizo’ con la que popularmente se les llama a los ladrones (y que nada tiene que ver con el rico embutido) provienen del caló.
Estos son solo cinco ejemplos de esas palabras que tenemos tan acopladas en nuestra lengua y que se las debemos al hablar del pueblo gitano. Clica sobre cada una de ellas y podrás leer sus curiosos orígenes.