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¿De dónde surge llevar una prenda de color rojo en Nochevieja?

En España, Francia, Suiza, Italia e incluso México (por citar unos pocos ejemplos) es tradicional despedir el año y dar la bienvenida al nuevo llevando puesta una prenda de color rojo (normalmente interior), lo cual (según la superstición) proporcionará todo un año de suerte, sobre todo en lo que respecta al amor.

¿De dónde surge llevar una prenda de color rojo en Nochevieja?

La mayoría de expertos apuntan a que esta es una tradición que se originó en la Antigua Roma en época precristiana, en la que era común que para dar la bienvenida al Año Nuevo Romano añadir un trozo de tela roja a la ropa que vestían los hombres y mujeres del imperio, simbolizando dicho color con el poder, la fertilidad, la salud y el corazón.

Otros historiadores indican que dicha tradición proviene de China, ya que desde tiempos inmemoriales el color rojo ha sido vestido en el país asiático para ahuyentar al «Niàn», nombre que se le da a la bestia que devora a los hombres. Muchas leyendas y relatos chinos hablan sobre el color rojo para recibir al nuevo año y el hecho de alejar a la bestia maligna.

Pero regresando a nuestro tiempo, muchos y diversos son los modos en los que se puede llevar la ropa interior roja: del derecho, del revés, por encima de la ropa, etc. También es diferente lo que se hace con ella tras usarla en Nochevieja. Unas personas la conservan guardada durante todo el nuevo año; otras la tiran directamente a la basura, hay quien las quema en un extraño ritual esotérico.

También podemos encontrar que hay quien estrena la prenda de color rojo en Nochebuena y vuelve a ponérsela para despedir el año.

 

 

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¿Por qué al miedo producido por algo desconocido o paranormal se le llama ‘yuyu’?

Conocemos como ‘yuyu’ a una clase de miedo muy particular: aquel que es producido por algo paranormal o esotérico. Es muy típico escuchar expresiones como ‘Yo no entro ahí, que me da yuyu’ o ‘Qué yuyu da este sitio’, para referirse a un temor inexplicable que sentimos ante algo totalmente desconocido para nosotros (sobre todo con aquello relacionado con el más allá, espíritus, maleficios, casas encantadas…).

¿Por qué al miedo producido por algo desconocido o paranormal se le llama ‘yuyu’?

A pesar de que el término ‘yuyu’ pueda parecer un neologismo surgido recientemente de la jerga de los más jóvenes, debemos tener en cuenta que hay referencias a este vocablo desde la última década del siglo XIX en la forma de ‘juju’, aunque al español no llegó hasta ya entrados en el siglo XX (algunas fuentes indican que fue a partir de las películas de Tarzán, estrenadas en la década de 1930, pero hay constancia de que algunos antes de estrenarse el filme ya aparece mencionado en algún escrito).

Cabe destacar que a pesar de ser una palabra de uso común e incorporada en nuestro lenguaje coloquial desde hace mucho tiempo, el Diccionario de la RAE no lo recoge.

El origen etimológico del término es ‘juju’, forma en la que en la mayoría de idiomas se le conoce al mencionado miedo o temor a lo desconocido y el cual provenía de las prácticas de magia y hechizos llevadas a cabo en África Occidental, pero, curiosamente, en su origen dicho término hacía referencia exclusivamente a aquellos amuletos que estaban relacionados con la buena suerte.

Parece ser que fueron los expedicionarios franceses (durante la colonización de gran parte de África, en la segunda mitad del siglo XIX) quienes empezaron a nombrar  ese tipo de amuletos con el término en francés ‘joujou’ en cual significaba literalmente ‘juguete’. De ahí pasó a otros idiomas, llegando a nuestro por su forma fonética yuyu.

Con el tiempo el término dejó de hacer referencia a los amuletos mágicos para ser utilizado para indicar aquellas cosas que producen miedo a lo desconocido, superstición….

 

 

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Destripando bulos: el #BlueMonday no es el día más triste del año, surgió de una campaña publicitaria

Desde 2005, cuando llega el tercer lunes del mes de enero, las redes sociales y los medios de comunicación se llenan de mensajes y noticias que hablan de esa jornada como ‘el día más triste del año’, siendo utilizada la etiqueta #BlueMonday para darle una mayor visibilidad.

Destripando bulos: el #BlueMonday no es el día más triste del año, surgió de una campaña publicitaria

Aunque han tratado de convencernos de que el ‘lunes triste’ es consecuencia de un concienzudo análisis de todos los días del año, la incidencia que tiene ese día en el estado de ánimo de las personas y múltiples variantes como puede ser los días que han pasado desde que se acabaron las vacaciones de Navidad, el grado de (in)satisfacción tras no haber cumplido (supuesta y mayoritariamente) los ‘propósitos de Año Nuevo’, la famosa ‘cuesta de enero’, los días que faltan para que llegue un puente o vacaciones y todo ello agitado en una coctelera y disfrazado de ecuación matemática es lo que dio como resultado que el tercer lunes de enero fuese nombrado como el más deprimente.

Detrás de dichas conclusiones se encontraban dos elementos: por un lado el psicólogo Cliff Arnall, quien había desarrollado una supuesta fórmula por la cual determinaba que ese día era el más triste del año y, por otro, la agencia de viajes Sky Travel, que fue quien hizo el encargo al investigador para lanzar una campaña publicitaria con la que incentivar a la población a contratar viajes y escapadas con el fin de superar con más optimismo ya no solo esa jornada sino el mes de enero en sí.

Los resultados del informe de Cliff Arnall los disfrazaron como oficiales y científicos, ya que fueron acompañados del supuesto aval de la Universidad de Cardiff, donde el investigador había estado ejerciendo como profesor, aunque en el momento de lanzarse la campaña del Blue Monday ya no trabajaba para dicha institución (y así lo hicieron saber, por activa y por pasiva, los responsables universitarios).

Muchos son los medios e investigadores científicos que llevan años tratando de advertir que el Blue Monday no es más que un despropósito y el resultado de una patraña (que incluso ha tomado tintes supersticiosos y pseudocientíficos) y que en realidad este día no deja de ser ni mejor ni peor que cualquier otro lunes del resto del año.

Destripando bulos: el #BlueMonday no es el día más triste del año, surgió de una campaña publicitariaCabe destacar que se bautizó como ‘Blue Monday’ debido a que, en inglés, el término ‘blue’ no solo se utiliza para el color azul sino también para referirse al estado de tristeza y melancolía y es muy común que en la cultura anglosajona se use este color para representar ese estado de ánimo (de ahí que en la película de la factoría Disney ‘Inside Out’ el personaje que encarna a la tristeza sea azul).

Como apunte final, señalar que desde hace varios años (y tras las múltiples críticas recibidas) el propio Cliff Arnall se ha convertido en un acérrimo defensor y activista del #StopBlueMonday.

 

 

 

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¿De dónde surge exclamar ‘¡alegría, alegría!’ cuando se derrama cava en la mesa?

Un gesto muy característico cuando se derrama un poco de cava en la mesa, en un día de celebración, es mojarse las yemas de los dedos en el líquido que se ha vertido fuera de la copa y mientras se exclama la palabra ‘¡alegría, alegría!’ se moja la frente de los presentes (incluso la barriga si hay alguna embarazada presente).

¿De dónde surge exclamar ‘¡alegría, alegría!’ cuando se derrama cava en la mesa?

Esto es algo que es realizado sobre todo por las personas más mayores y se trata de una práctica que lleva realizándose desde hace muchísimo tiempo y que está englobada dentro de las supersticiones más leves.

No existe un momento concreto en la Historia o una anécdota protagonizada por algún personaje que diese comienzo a esta costumbre, pero lo que sí se sabe es que originalmente este ritual de augurio era realizado cuando el líquido vertido era vino y no cava o champán (tal y como lo conocemos hoy en día).

En el antiguo refranero popular podemos encontrarnos con algunos dichos que hablan sobre lo positivo que representaba que se derramara vino sobre la mesa pero, al mismo tiempo y de forma comparativa, nos advertía de la negatividad y mal augurio que suponía si, por el contrario, lo que se había derramado era la sal (te hablé sobre ello, tiempo atrás, en el post ‘¿De dónde surge la superstición que dice que si te dan un salero en la mano tendrás mala suerte?’).

Y es que en realidad ese acto de tocar con las yemas de los dedos el vino derramado para mojar la frente y al mismo tiempo exclamar ‘¡alegría, alegría!’ son dos actos distintos que, con el paso de los años, han acabado confluyendo para realizarse conjuntamente.

Por un lado tenemos una superstición de carácter religioso, debido a la creencia de que el vino era la sangre de Cristo y, por tanto, el hecho de derramarse sobre una mesa se consideraba como una irreverencia, por lo que, aquel a quien se le había caído, procedía a mojarse las yemas para posteriormente persignarse (hacerse la señal de la cruz en la frente) tanto a él como al resto de comensales (en especial a niños y ancianos).

Pero por otro lado nos encontramos con una costumbre surgida paralelamente (entre los no creyentes) que convirtió en sinónimo de abundancia el hecho de derramar vino. Si caía fuera de la copa al ser servido era una analogía de que sobraba y, por tanto, de alegría porque las cosas iban bien en aquel lugar (al contrario de si lo derramado era la sal, considerada como un producto de primera necesidad).

De ahí surgieron varios refranes, con múltiples variantes, como: ‘Verterse el vino es buen sino, derramarse la sal, mala señal’, ‘Verter el vino es bueno; verter la sal, mala señal’, ‘Derramar el vino es buena señal, pero no la sal’, ‘Verterse el vino es buen sino; derramar la sal es mala señal’

¿De dónde surge exclamar ‘¡alegría, alegría!’ cuando se derrama cava en la mesa?

Ambas prácticas (la superstición de santiguarse y la costumbre de exclamar la palabra alegría) se unieron con el tiempo en un solo acto, motivo por el que suele realizarse conjuntamente, aunque ya no se suele hacer la señal de la cruz en la frente, solo mojarla con las yemas.

También influye el hecho de que el cava (o champán) es mucho más fácil derramarse en el momento de ser abierto, además de que su consumo suele realizarse como acto de celebración y alegría.

 

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¿Por qué los artistas italianos tienen superstición al color morado?

Los artistas de cada nacionalidad tienen superstición a un color concreto y lo curioso es que en la mayoría de ocasiones no coincide con el color que les da mal fario a los del país vecino.

Por qué los artistas italianos tienen superstición al color morado

Por ejemplo en Francia el color del infortunio para los actores (y población en general) es el verde, en Inglaterra el azul y en España el color al que más personas le tienen tirria (sean artistas o no) es el amarillo (y no, no proviene del hecho de que Moliere murió sobre un escenario vestido de ese color –en realidad iba de verde-, se trata de una leyenda urbana y el motivo es otro, tal y como os expliqué en un anterior post).

El color morado (o púrpura) es el que causa pavor a la mayoría de actores y actrices italianos y el origen sobre el porqué lo encontramos en la Edad Media. Por aquel entonces, y tras la toma de casi todos los poderes por parte del catolicismo, cuando llegaban los periodos de Adviento y Cuaresma los religiosos vestían las casullas de color púrpura.

Durante todo el tiempo que duraba tanto la Cuaresma (todo el periodo de Pascua hasta la finalización de la Semana Santa) como el Adviento (que incluía la Navidad y abarcaba desde finales de noviembre hasta principios de febrero) se prohibía todo tipo de representaciones (ya fuese en teatros o callejero). Por tal razón los actores asociaron el color morado de los motivos  religiosos con el periodo en el que se les impedía trabajar (cuya suma se alargaba a alrededor de cuatro meses anuales) y, por tanto, dejaban de ganar dinero. Toda una desgracia para este colectivo ya que solían vivir al día y se mantenían de lo recaudado noche tras noche en las funciones.

Esto es lo que originó que entre los comediantes se le cogiera una peculiar animadversión al color morado y todo lo que representaba que, con el paso de los siglos, quedó en la cultura popular como si de una superstición se tratara.

Por qué los artistas italianos tienen superstición al color moradoFue tal la inquina que se cogió a ese color por parte de los artistas que incluso, ya en la época contemporánea, se han dado casos de actores que han interrumpido una función teatral a medias porque han divisado entre el público a alguien que vestía de morado e incluso hay quien ha renunciado a actuar en el Teatro Regio de Turín porque el techo de este coliseo es de color púrpura.

 

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¿De dónde surge la (perjudicial) moda de poner un candado, como símbolo de amor eterno, en un puente?

Aquellos a quienes nos gusta visitar diferentes países hay algo que encontramos en todos nuestros viajes: puentes que pasan por encima de un río local el cual sus barandillas están llenas de candados en los que se encuentra escrito el nombre de dos enamorados y, a veces, un corazón dibujado.

¿De dónde surge la (perjudicial) moda de poner un candado, como símbolo de amor eterno, en un puente?

Pero de un tiempo a esta parte ya no solo son los puentes  los que sufren esa agresión estética (además de sus consecuentes y graves deterioros) sino que cualquier escultura, ventana, verja, valla o aquello que tenga una rendija en la que colocarle el susodicho candado se ha convertido en objeto de la superstición de turistas deseosos de mantener viva la llama del amor eterno.

Los ayuntamientos de todas esas poblaciones (y no solo tenemos que viajar al extranjero, en cualquier ciudad o localidad, aunque no sea turística, podemos encontrarnos con esos candados) tienen que gastar cuantiosas partidas económicas que se invierten en el trabajo de retirarlos además de arreglar los desperfectos ocasionados por el peso de centenares de cerrojos metálicos que ocasionan innumerables daños y ponen en riesgo la seguridad de quienes por allí pasean.

Y sí, aquel candado que pusiste en tu último romántico viaje, con el deseo de que vuestro amor durase para toda la vida, muy posiblemente ya haya sido retirado. El destino de ese cerrojo junto a las docenas que lo acompañaban van a parar al reciclado, siendo fundidos y dando una segunda vida al metal resultante.

Incluso hay ayuntamientos que tras haber padecido el derrumbamiento de alguna de las barandillas de sus puentes más míticos, a consecuencia del sobrepeso y poniendo en peligro la integridad de quienes por allí pasean, han lanzado campañas pidiendo a los ciudadanos y, sobre todo, turistas que no coloquen candados y que en lugar de hacerlo se tomen un selfie.

¿De dónde surge la (perjudicial) moda de poner un candado, como símbolo de amor eterno, en un puente?Por ejemplo uno de ellos es el ayuntamiento de París quienes han puesto en marcha la campaña ‘love without locks’ (amor sin candados/cerraduras) e invita a fotografiarse en sus puentes sobre el río Sena y colgar las fotos en las redes bajo la etiqueta #lovewithoutlocks ya que de ese modo esa demostración de amor sí que perdurará para siempre. El lema de la campaña es: ‘Nuestros puentes no podrán resistir tanto amor. Liberadlos declarando vuestro amor con #lovewithoutlocks’ y puedes visitar la web que han dispuesto para ello en el siguiente enlace: http://lovewithoutlocks.paris.fr

Y ¿de dónde surge la romántica (aunque perjudicial) moda de colocar un candado en un puente como símbolo de amor eterno?

Pues tal y como lo conocemos hoy en día se inició hace poco más de una década a través del enorme éxito que alcanzó a partir de 2006 el libro (y posteriormente diferentes versiones cinematográficas) ‘Tengo ganas de ti’ del escritor italiano Federico Moccia. Sus novelas se convirtieron en best sellers y cientos de miles los adolescentes  deseaban vivir lo mismo que los protagonistas de esa romántica historia, motivo por el que imitaban sus actos, entre ellos el que aparecen colocando un candado en el puente Milvio de Roma.

Pero parece ser que lo de poner un candado como símbolo de amor eterno en un puente no fue algo que surgió de la mente creativa de Federico Moccia, sino que éste se inspiró en un poema de amor escrito a mediados del siglo XX por la poetisa de origen serbio Desanka Maksimović titulado ‘Molitva za ljubav’ (Oración por el amor) quien a su vez parece ser que se inspiró en una vieja historia ocurrida en la población serbia de Vrnjačka Banja durante la Primera Guerra Mundial en la que, supuestamente, una maestra local y un oficial del ejército estaban prometidos (el punto de encuentro de sus citas era un puente local) y él tuvo que ir al frente en Grecia, donde empezó una nueva relación sentimental allí, algo que hizo morir de desamor a la joven. Por tal motivo cuentan las crónicas (que parece tener más de cuento o leyenda urbana que de historia real) las jóvenes serbias de la época empezaron a acudir al mencionado puente y colocaron candados para atrapar a sus enamorados y así no ser abandonadas (como si de un sortilegio supersticioso se tratara).

 

 

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Fuente de las imágenes: Alfred López (Milán 1/abril/2018) / lovewithoutlocks.paris.fr

¿De dónde surge la superstición que dice que si te dan un salero en la mano tendrás mala suerte?

Varias son las supersticiones que existen alrededor de la sal y todas tienen el mismo origen: cuando la sal tenía un valor prácticamente similar al de las monedas, como te explicaba días atrás en el post ‘¿Por qué el término salario es sinónimo de sueldo?’.

¿De dónde surge la superstición que dice que si te dan un salero en la mano tendrás mala suerte?

Una de ellas indica que, para evitar la mala suerte, un salero jamás debe darse directamente a la mano, sino que hay que depositarlo en la mesa, o cualquier otra superficie, y de ahí se coge. Y la respuesta al porqué se piensa que puede traer mala suerte es bien sencilla…

Imagina a dos romanos (de los de hace 2.000 años) que están intercambiando mercancía (haciendo un trueque). Uno cambia una gallina y el otro paga con la sal. Si el intercambio no se hacía con cuidado, la sal podía derramarse. Una desgracia para uno de los dos, pero ¿para quién? El que la entregaba podría decir que ya había pagado y por tanto se llevaba la gallina y el que cobraba podría decir que todavía no estaba en su poder y por lo tanto la venta no estaba cerrada. Así que la cosa acabaría en discusión y, muy posiblemente, a puñetazo limpio. Motivo por el que se aconsejaba en depositar la sal en un cuenco que estaba colocado sobre firme. De aquí también surgía la superstición de que si se da la sal en mano rompes la amistad.

Algunas son las personas que han querido ver en el origen de la superstición una procedencia religiosa y se explica la historia (no fundamentada) de que durante la Última Cena de Jesús con los Apóstoles Judas derramase con el brazo un salero. No existe evidencia alguna del hecho, pero Leonardo Da Vinci recogió la escena en su pintura sobre la Última Cena, algo que hizo que se creyese que realmente sucedió.

Las personas supersticiosas, cuando se les cae la sal, suelen coger una pizca y echársela sobre los hombros. Esto lo hacen porque antiguamente se tenía la certeza de que el diablo acechaba detrás de cada uno de nosotros y que, si alguien tenía la desgracia de que se le derramaba la sal, al tirarla hacia atrás se le echaba en la cara del maligno, ahuyentándolo y evitando que éste trajese mala suerte a esa persona.

 

 

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¿De dónde surge el famoso refrán ‘En martes, ni te cases ni te embarques’?

Un refrán que lleva toda nuestra vida acompañándonos es aquel que dice ‘En martes, ni te cases ni te embarques’ que venía a ser una advertencia sobre el segundo día de la semana (en algunas culturas y calendarios es el tercero), el cual desde la antigüedad ha estado considerado como un día funesto y de infortunio.

¿De dónde surge el famoso refrán ‘En martes, ni te cases ni te embarques’?

Desde tiempos inmemoriales, el martes ha estado considerado como el día de la semana predestinado a los conflictos, guerras y a que todo lo relacionado con los negocios saliesen mal. Esa creencia se basada en que dicha jornada estaba dedicada a Marte, el Dios Romano de la Guerra, pero al igual que esta deidad proporcionaba a los ejércitos del imperio la protección (dándoles grandes triunfos en batallas y conquistas, o al menos los antiguos romanos creían que sus victorias provenían gracias a la protección que les daba esta divinidad) también sabían (o más bien creían y tenían la superstición) de que esa protección que les otorgaba el Dios Marte para las guerras se la quitaba de otros asuntos más mundanos, como podía ser el realizar negocios o cerrar un trato en un día que caía en martes.

Debemos tener en cuenta que en la antigüedad los viajes (sobre todo en barco) no se realizaban por turismo, tal y como lo concebimos hoy en día, sino para ir a realizar algún negocio. De ahí que también se evitaba embarcarse o realizar un desplazamiento en ese día cuando el fin del mismo era para cerrar un trato, pues se temía que acabaría saliendo mal.

Los antiguos romanos eran terriblemente supersticiosos y por tal motivo veían vinculaciones con el infortunio (aunque no las tuviese) en cualquier cosa relacionada con el martes de ahí que también se evitase contraer matrimonio en ese día. Debemos tener en cuenta que un casamiento, en aquella época, no se realizaba como un acto de amor entre una pareja de enamorados sino como una unión de intereses y como cierre de un trato comercial entre diferentes familias que emparejaban a sus hijos. Al tratarse de un acuerdo de carácter mercantil, la superstición de que saliera mal por realizarse en martes era lo que originó con los años los refranes y dichos que aconsejaban no realizar ciertas cosas en martes.

Cabe destacar que muchos son los historiadores que al término ‘embarcarse’ del refrán no le dan el sentido de subir en una embarcación y realizar un viaje, sino que ven en la locución una referencia al sentido de tomar parte en un negocio arriesgado (el diccionario de la RAE, da como tercera acepción de la palabra ‘embarcarse’ el siguiente significado:  ‘Hacer que alguien intervenga en una empresa difícil o arriesgada’).

A partir de la Edad Media se popularizaron este tipo de refranes en España, sobre todo por el carácter supersticioso que se le dio a este día ya no por el Dios Marte (el cual ya no tenía ningún significado pues ya se había extendido el cristianismo) sino porque según explicaban algunos cronistas se perdieron algunas batallas importantes frente a los musulmanes.

Aunque el refrán más popular es el que indica que ‘En martes, ni te cases ni te embarques’, existe una amplia gama de variantes, pudiéndonos encontrar otros que indican: ‘En martes, ni tu tela urdas ni tu hija cases’, ‘En martes y trece, ni te cases ni te embarques’, ‘En martes, ni te cases ni te embarques, ni de tu casa te apartes’

 

 

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¿Desde cuándo y por qué celebramos los cumpleaños?

La inmensa mayoría de historiadores concuerdan en datar el origen de realizar una celebración alrededor de un cumpleaños aproximadamente en el año 3000 a.C., señalando a los egipcios como los precursores de dicha tradición, aunque originalmente lo que se celebraba no era cada año de vida que cumplía una persona sino que se contaba desde el momento en que un faraón era coronado. A partir de ahí cada año se realizaba una conmemoración la cual tenía una simbología mística y ocultista. Coincidiendo con el aniversario se concedía fiesta a todos los trabajadores y se realizaban unas faustas celebraciones que giraban alrededor de la figura del faraón y que se realizaban con el objetivo de desearle al soberano prosperidad, una larga vida y ahuyentar de él los malos espíritus, debido a que existía la convicción de que la muerte acudía en tal fecha para robarle el alma.

¿Desde cuándo y por qué celebramos los cumpleaños?

Según fueron transcurriendo los siglos otros pueblos y culturas tomaron la costumbre de celebrar algún tipo de anualidad o aniversario (muchos por el carácter astrológico que la ceremonia adquiría). Babilonios y antiguos griegos ampliaron las celebraciones a sus deidades, homenajeando a éstas e iniciando la tradición de servir una tarta (en esos tiempos torta a base de harina, cereales y miel) que debía ser redonda como la Luna, ante la creencia de que ese satélite era uno de los que más influencia tenía en sus vidas. Fueron los griegos los que también añadieron unos cirios (velas) alrededor de la mencionada torta, los cuales no se soplaban como hay en día es tradición sino que se debía dejar consumir por si solas. Cuanto más tardase en apagarse más prosperidad para esa deidad y sus súbditos.

Una de las deidades a quien más se veneró de ese modo fue a Artemisa (hija de Zeus y Leto y hermana de Apolo) y diosa en la mitología griega, entre otras muchas cosas, de los nacimientos. Posiblemente ese fue el punto en el que las celebraciones por cumplir años se trasladase también a parte de la población, pero sobre todo al llegar a la Antigua Roma, donde los romanos comenzaron a celebrar la fecha de nacimiento de sus emperadores y se amplió con el tiempo a cónsules, senadores (solo a varones)…

Cabe destacar que la aparición del Cristianismo hizo que se considerada como una tradición pagana y no se permitiera la celebración del cumpleaños, sino que lo que esa nueva religión conmemoraba (en sus orígenes) era los aniversarios de la fecha de fallecimiento de Jesucristo, los Apóstoles, Santos y Mártires  (de ahí que actualmente haya algunas religiones que prohíben la celebración del cumpleaños, como es el caso de los Testigos de Jehová).

Cuando en el siglo IV se inició la cristianización de la sociedad romana por parte del emperador Constantino el Grande y el papa Julio I se dieron cuenta que no solo bastaba con sustituir una fiesta pagana por una cristiana sino que también debían hacer concesiones y entre ellas estuvo el admitir la celebración de los años desde el nacimiento, porque de ese pudieron introducir una nueva festividad que fue la Navidad o nacimiento de Jesús (en un principio se celebraba el 6 de enero –coincidiendo con la Epifanía de los Reyes Magos– y posteriormente lo trasladaron al 25 de diciembre, aunque está demostrado que tal fecha no coincide históricamente con el natalicio del Mesías).

La evangelización de los pueblos de Centroeuropa durante la Edad Media llevó consigo las tradiciones cristianas y entre ellas ya se encontraba la celebración del cumpleaños y fue en lo que hoy en día conocemos como Alemania donde en lugar de poner los cirios alrededor de la torta se colocaron dentro de la misma y empezó la costumbre de apagar las velas soplando (sobre todo porque si se dejaban consumir la cera estropearía el dulce).

La tradición de celebrar los cumpleaños fue adaptándose y actualizándose a los nuevos tiempos según iban transcurriendo los siglos, incorporándose costumbres de otros pueblos (como el tirar de las orejas, originario de Oriente) o cantar al homenajeado. Eso sí, para un gran número de personas el celebrar su cumpleaños y toda la parafernalia que le acompaña es considerado como un acto de superstición (el hecho de pensar un deseo antes de soplar las velas y si éste se le concederá o no dependiendo de si las apaga de un solo soplido).

 

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¿De dónde surge la expresión ‘entrar con el pie derecho’?

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La expresión ‘entrar con el pie derecho’ se utilizar para señalar que algo se ha empezado positivamente o que alguien nuevo que acaba de llegar lo ha hecho de manera correcta, afortunada y sin problemas.

Originariamente la expresión proviene del mundo eclesiástico y más concretamente de los antiguos misales que indicaban que el sacerdote debía acceder al altar dando el primer paso con el pie derecho.

La explicación sobre el porqué debía hacerse así es que según los antiguos católicos al Paraíso solo se accedía por el camino de la derecha y entrando con ese pie.

Si algún religioso por despiste lo hacía dando el primer paso con el pie izquierdo y por casualidad cometía algún error durante la homilía o se quedaba en blanco echaba la culpa a no haber accedido con el pie correcto.

Con el tiempo también se convirtió en sinónimo de mala suerte hacer muchas cosas con el pie cambiado (por ejemplo, levantarse con el pie izquierdo) siendo una de las supersticiones más conocidas.

 

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