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La etiqueta en la mesa durante la Antigua Roma

La etiqueta en la mesa durante la Antigua Roma

En la Antigua Roma, los hábitos alimenticios y las maneras en la mesa eran indicadores distintivos del estatus social. Comer con tres dedos (el pulgar, el índice y el medio) se consideraba un signo de distinción y refinamiento, debido a que, en aquella época, este gesto demostraba elegancia y habilidad al manipular los alimentos, dejando los dedos anular y meñique limpios.

En contraste, el uso de los cinco dedos se veía como una práctica más burda, asociada a las clases sociales más bajas. Esta diferencia en el comportamiento en la mesa no solo reflejaba el estatus económico, sino también el nivel de educación y la adherencia a las normas sociales de la época.

Aunque estas normas de etiqueta fueron evolucionando con el tiempo y variando entre culturas, en la Antigua Roma, la forma de comer era una manifestación clara del lugar que una persona ocupaba dentro de la jerarquía social.

 

 

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¿Sabias que en la Antigua Roma el rojo era el color que representaba el luto?

El color asociado con la muerte y el luto, durante tiempos del Imperio Romano, era el rojo, el cual simbolizaba la sangre.

¿Sabias que en la Antigua Roma el rojo era el color que representaba el luto?

Este color evocaba la imagen de la vida perdida y la sangre derramada, y se usaba para expresar el dolor y el respeto hacia los fallecidos.

En contraste con el negro, que es comúnmente asociado con el luto en muchas culturas occidentales y el blanco en algunas orientales, los romanos veían en el rojo una representación más directa y visceral de la muerte.

Las vestimenta de los hombres, durante la Antigua Roma, y adornos funerarios en rojo eran una forma de honrar a los muertos y mostrar la gravedad de la pérdida sufrida por sus seres queridos. En contraste, las mujeres vestían completamente de blanco y no llevaban ningún tipo de abalorio, representando la pureza y el luto de una manera más austera y solemne.

 

 

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¿Sabías que en la Antigua Roma ya se construían edificios de pisos?

Cuando viajamos en el tiempo a la Antigua Roma, a menudo imaginamos impresionantes templos, palacios majestuosos y villas suntuosas. Pero, en medio de esta gran civilización, existían estructuras que sorprendentemente se asemejan a nuestros modernos edificios de pisos y apartamentos: las ínsulae.

¿Sabías que en la Antigua Roma ya se construían edificios de pisos?

Las ínsulae eran los precursores de los bloques de apartamentos contemporáneos, siendo edificios, construidos con ladrillos, mortero y madera, que desempeñaban un papel fundamental en la vida urbana romana, debido a que estaban diseñados para albergar a una población en crecimiento y, a su vez, satisfacían una necesidad apremiante en una sociedad en expansión constante.

La disposición de las ínsulae solía comprender espacios comerciales en la planta baja, conocidos como tabernae, que ofrecían servicios y tiendas locales. Los pisos superiores se dividían en apartamentos, siendo los más codiciados los que ofrecían más espacio, suministro de agua y letrinas privadas.

Cada ínsula a menudo incluía un patio central que servía como punto de encuentro y albergaba letrinas comunes. Esto era especialmente relevante para los residentes de los pisos superiores, que carecían de sus propias instalaciones debido a la limitación de espacio.

El alquiler de estos apartamentos era un negocio próspero en la antigua Roma, y los propietarios buscaban maximizar sus ganancias. La regulación llegó con emperadores como Augusto y Nerón, quienes establecieron restricciones en cuanto a la altura y los materiales de construcción.

 

 

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¿De dónde surge la costumbre de aplaudir?

La costumbre de aplaudir, tal y como lo conocemos hoy en día, tiene una larga historia y se remonta a la época de la cultura grecorromana. Tanto en la Antigua Grecia como en la Antigua Roma, el aplauso era una forma común de expresión de aprobación y se utilizaba en los juegos olímpicos, competiciones, representaciones teatrales y debates públicos.

¿De dónde surge la costumbre de aplaudir?

Además de dar palmadas, para demostrar el agrado o apoyo, también existe constancia de que chasqueaban los dedos, sacudían la toga e incluso pataleaban.

Estas culturas creían que el sonido del aplauso era una forma de invocar a los dioses y hacer que se unieran a la celebración. Además, existía la creencia que a través de los aplausos se lograba ahuyentar a los espíritus malignos y atraer la buena suerte (no olvidemos de que se trataba de sociedades altamente supersticiosas).

Con el tiempo, la costumbre de aplaudir se extendió por todo el mundo, convirtiéndose en una forma común de mostrar aprobación o apreciación. En los teatros y conciertos, el aplauso se utiliza para mostrar a los artistas que su trabajo ha sido bien recibido y para expresar gratitud por su esfuerzo y talento.

 

 

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¿Por qué el tercer mes del año se llama ‘marzo’?

El mes de marzo es el tercer mes del año en el calendario gregoriano. Su nombre proviene del latín ‘Martius’, que significa literalmente ‘relativo a Marte’, el dios romano de la guerra y que, en el antiguo calendario romano, era el primer mes del año, el cual estaba destinado a comenzar las campañas militares del imperio tras el invierno.

¿Por qué el tercer mes del año se llama ‘marzo’?

En la Antigua Roma, marzo se consideraba un mes de renovación y cambio, marcando el comienzo del año nuevo. Se celebraba con festivales y rituales para honrar a sus deidades, incluyendo las ‘Quinquatrias’, una conmemoración que duraba cinco días y honraba a Minerva, la diosa de la sabiduría.

El calendario romano se dividía en tres partes: las Calendas (primer día del mes), los Idus y las Nonas (el noveno día antes de los Idus). Los días de los Idus eran considerados especialmente importantes para el pueblo romano y estaba destinado al pago de deudas y la renovación de contratos, llevándose a cabo ceremonias religiosas en honor a los dioses, sacrificios, juegos y espectáculos públicos. Los Idus tenían lugar el día 15 de los meses de marzo, mayo, julio y octubre, y en el día 13 del resto de los meses.

El hecho histórico más destacado e importante de la historia ocurrido un 15 de marzo (durante los Idus de marzo) fue el asesinato de Julio César, que tuvo lugar en el año 44 a.C., quien en aquel momento era el líder indiscutible del Imperio y se había convertido en una figura polarizadora entre el pueblo romano y la élite política.

 

 

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¿De dónde surge el refrán ‘Cree el ladrón que todos son de su condición’?

El refrán ‘Cree el ladrón que todos son de su condición’ (también en la forma ‘Piensa el ladrón que todos son de su condición’) viene a indicar el comportamiento humano en el que creemos que el resto de personas de la sociedad actúan como nosotros lo haríamos o nosotros actuamos como creemos que actúa el resto de la sociedad.

¿De dónde surge el refrán ‘Cree el ladrón que todos son de su condición’?

Por decirlo de otro modo y poniendo unos ejemplos prácticos: ‘yo robo porque aquel ha robado antes’, ‘Fulano se escaquea del trabajo porque mengano también lo hace’, ‘él no paga impuestos porque hay personas que no los pagan’

Esto lleva a justiciar situaciones como que un político es corrupto porque otro político también lo es.

Una justificación banal de que si alguien hace algo malo es porque otro lo ha hecho antes y no le ha ocurrido nada y la sociedad/justicia ha hecho la vista gorda.

Pero, evidentemente, esto también se puede aplicar para las cosas buenas: ‘alguien hace un buen gesto porque ve que otros lo hacen’, ‘ayudo al prójimo porque el resto también es solidario’

Para lo bueno y para lo malo, los seres humanos solemos estar condicionados por lo que hacen los demás y como actúan.

Como refrán no se sabe a ciencia cierta cuándo se originó, pero muy posiblemente fuese a consecuencia de un aforismo jurídico latino utilizado en la Antigua Roma que decía «Malus est qui praesumitur sibi malos esse alios» (Malo es quien presume que los demás son malos).

 

 

 

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¿Cuál es el origen del término ‘ovación’?

Conocemos como ‘ovación’ al aplauso colectivo que se le da para aclamar a alguien, en el que puede haber vítores y que se hace de un modo entusiasta.

¿Cuál es el origen del término ‘ovación’?

Este término hacía referencia, en la Antigua Roma, a un tipo de homenaje que se hacía a modo de reconocimiento de algún éxito (ya fuese de un militar en una batalla como de un gladiador en la arena) pero que había sido conseguido sin haber derramamiento de sangre.

Los homenajearos tenían el honor de entrar a Roma (tanto andando como a lomos de caballos) y el público que lo recibía le aclamaba, aplaudía y vitoreaba.

Etimológicamente, el término ‘ovación’ proviene del latín ‘ovatio’, compuesto por ‘ovare’ (regocijo, griterío público) y el sufijo ‘-tio’ (acción).

Algunas fuentes, indican erróneamente, que el término ovación proviene del latín ‘ovis’ (oveja), debido a que se sacrificaba uno de esos animales en honor del homenajeado. Una explicación que la inmensa mayoría de expertos e historiadores descartan, ya que es imposible que, etimológicamente, el vocablo ovis derivase en ovación, además que el mencionado sacrificio del ovino se realizaba en otro tipo de actos y no n el de aclamar a militares o gladiadores por haber conseguido un éxito sin derramamiento de sangre.

 

 

 

Lee y descubre el curioso origen, historia y etimología de infinidad de palabras y palabros

 

 

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El curioso origen etimológico del término ‘retrete’

Conocemos como ‘retrete’ a la habitación destinada para realizar las necesidades fisiológicas y a la que también denominamos con los términos aseo, servicio, excusado, cuarto de baño, wáter, wc, urinario o evacuatorio (por poner unos cuantos ejemplos).

El curioso origen etimológico del término ‘retrete’

Etimológicamente proviene del occitano (algunas fuentes indican que del catalán) ‘retret’ término que provenía del verbo ‘retraido’ el cual era el participio de ‘retraer’.

Originalmente empezó a ser utilizado no como el habitáculo en el que se hacen las necesidades sino como un lugar apartado y solitario (de una casa o fuera de ella) en el que algunas personas acudían para estar en soledad, pensar, meditar…

Antiguamente, las letrinas eran públicas (por ejemplo en la Antigua Roma) y era un lugar en el que solía realizarse la vida social con otros conciudadanos (o sea, lo que hoy llamamos sociabilizar) aprovechando la visita a esos baños públicos.

Pero en la Edad Media la cosa era muy diferente. Muy probablemente por influencia de la expansión del catolicismo, el acto de hacer las necesidades fisiológicas se convirtió en algo de ámbito privado, dejando de existir las letrinas públicas y habilitando en las casas (o fuera de ellas) algún habitáculo en el que hacerlo en soledad y privadamente.

Así fue como aquel lugar utilizado para retraerse se convirtió en el baño privado de los hogares y el término retrete se reaprovechó para denominarlo de ese modo.

 

 

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‘Tribu’, ‘tribunal’, ‘atributo’ y otros términos que provienen etimológicamente del ‘tres’

Según relatan los libros de Historia, tras la fundación de Roma se dividió a la ciudadanía en tres grupos, formando estos lo que se conoció como ‘tribus’.

‘Tribu’, ‘tribunal’, ‘atributo’ y otros términos que provienen etimológicamente del ‘tres’

A partir de ahí cada sub grupo (comunidad, clan, familia…) que fue surgiendo siguió recibiendo la denominación de ‘tribu’.

Cuando uno de eso grupos debía de ser representado (por ejemplo por un magistrado) elegían al ‘tribuno’ (literalmente ‘representante de la tribu’) y éste exponía sus argumentos en una plataforma elevada desde la que se dirigía al auditorio y que recibía el nombre de ‘tribuna’, entando colocada en el lugar donde se tomaba decisiones y que acabó adquiriendo el nombre de ‘tribunal’.

Los miembros de una tribu no estaban exentos de aportar un pago en forma de impuesto y que era destinado al sostenimiento de la comunidad, país o gobierno y que pasó a ser denominado como ‘tributo’ y la acción de hacerlo era ‘tributar’.

A veces ese pago no era realizado individualmente, por cada uno de los miembros pertenecientes a una tribu, sino colectivamente, naciendo ahí el concepto de ‘contribuir’ (aportar conjuntamente un tributo).

El hecho de que en ciertas ocasiones se decidiera contribuir voluntariamente, con intención de ayudar a una causa o venerar una deidad o personaje solemne, fue lo que hizo que el término ‘tributo’ también recibiera la acepción de ‘homenaje’ (de ahí expresiones como ‘concierto tributo a …’).

‘Atribuir’ algo a alguien o al colectivo significaba asignar la competencia o capacidad de los miembros de la tribu y los rasgos y cualidades asignados a estos eran los ‘atributos’.

 

 

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El posible y curioso origen del término ‘puta’

Posiblemente el término ‘puta’ es el más utilizado en nuestra lengua para referirse despectivamente a una prostituta, pero a pesar de ello su etimología es de las más discutidas.

El posible y curioso origen del término ‘puta’

Los propios académicos de la RAE tienen serias dudas sobre la procedencia de este vocablo, incluyendo al inicio de su descripción un ‘quizá’, para continuar diciendo que proviene del latín vulgar ‘puttus’, que era una variante de la palabra ‘putus’ con la que se llamaba a un niño o niña en tiempos de la Antigua Roma.

Todo parece indicar que, debido a la prostitución infantil de la época, quedó asociada la práctica de ese oficio con el término puttus. De hecho en el castellano del medievo puede encontrarse numerosas referencias a los términos putto – para referirse a un niño o muchacho- y putta –a una niña o muchacha-.

Cabe destacar que el célebre lexicólogo Sebastián de Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana (1611) indicaba que, posiblemente, el término ‘puta’ provenía del vocablo ‘putida’, el cual se usaba en la época para referirse a alguien o algo maloliente o podrido. Aunque esta es una etimología muy discutida y criticada por la mayoría de expertos.

 

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Fuentes de consulta: RAE / yorokobu / etimologias.dechile / elcastellano / Tesoro de la lengua castellana de Sebastián de Covarrubias