¿De dónde proviene gritar ‘¡agua!’ para avisar de la presencia de la policía?

¿De dónde proviene gritar ‘¡agua!’ para avisar de la presencia de la policía?

Es común ver en algunas plazas, calles o parques de cualquier población grupos de personas que realizan alguna actividad no legal o permitida por las ordenanzas municipales (top mantas, trileros, vendedores ambulantes sin licencia…) y en el momento de hacer acto de presencia la policía son advertidos por algún miembro que les chilla un ‘¡agua!’, desapareciendo todas esas personas de inmediato y a gran velocidad. También es frecuentemente utilizado este término por algunos delincuentes a la hora de entrar a robar en algún sitio, dejando a un miembro de la banda apostado en algún punto en el que puede divisar si se acerca cualquier persona (sea policía o no) que pueda desbaratar el plan y pillarlos in fraganti.

Pero, curiosamente, la costumbre de gritar agua para alertar sobre algo no tiene nada que ver en su origen con el aviso a personas que hacían alguna cosa al margen de la ley, sino para advertir que estaba a punto de ser lanzados (por la ventana o la puerta) los desechos orgánicos acumulados en el orinal o vasija (orines y heces, comúnmente llamadas ‘aguas sucias’). Evidentemente me refiero a la época en la que en la mayoría de los hogares todavía no se disponía de retretes o habitáculos donde realizar las necesidades fisiológicas y, si lo había, no se tenía canalización ni alcantarillado, por lo que lo habitual era lanzarlo a la calle al grito de ¡aguas! o ¡agua va!

Con el tiempo, este grito de ¡agua!, como advertencia, se convirtió en sinónimo de cualquier voz de aviso que se hacía para indicar la presencia de la policía, cualquier miembro de la autoridad o algún peligro.

 

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Fuente de la imagen: florestanbcn

8 comentarios

  1. Dice ser noesverdad

    ni de coña, pregunta a cualquiera que haya hecho la mili y él te explicará de donde viene el grito de agua como aviso.

    30 abril 2014 | 11:35

  2. Dice ser rigodon

    nunca me plantee de donde viene esa germania… pero quizas sea una deformacion de alguacil, las personas encargadas de la seguridad urbana en la edad media y moderna… de alguacil, bien se pudo pasar a la abreviatura algua y de aqui a la deformacion agua… de ese modo alguacil/algua/agua seria lo mismo

    la explicacion del agua va, la veo muy cojida con pinzas… de todos modos si es la que se establece comunmente, pues habra que aceptarla

    respecto al origen militar de la expresion es posible, hay que tener en cuenta que en epocas recientes algunos delincuentes eran destinados a unidades o presidios militares… me gustaria que el comentario anterior nos aclarara ese otro origen

    30 abril 2014 | 12:52

  3. Dice ser a noesverdad

    En ese caso, ilústranos, por favor.

    30 abril 2014 | 12:56

  4. Dice ser Lola

    En Cuba gritaban !Agua! cuando veían a alguien cargando con un colchón, a veces ese agua venía seguido de un !que lleva chinches!

    30 abril 2014 | 13:47

  5. Dice ser #LaDecimaEsNuestra

    Pues la verdad es que yo veo más cogido por las pinzas y con menos posibilidad de ser real lo que comenta rigodon sobre la posible procedencia de la palabra alguacil y de ahí a algua y acabar finalmente en agua. Prefiero creerme que viene del hecho de gritar agua va y dejarlo en un simple agua. Es más creíble la versión del articulista que además ya había escuchado en alguna otra ocasión.
    Sobre lo que comenta Dice ser noesverdad le pediría que nos explicase su teoría, ya que se molesta en dejar un comentario, con lo complicado que es por culpa del captcha, pero no aporta nada sobre el origen de la palabra.

    30 abril 2014 | 13:54

  6. Dice ser Itsaso

    Pues yo antes de leer este post he pensado que venía del «agua va», por metáfora. Cuando hay algo que odias, dices algo similar a «esto es una m…» Pues en aquel momento, lo mismo. Sólo que para lanzar la m… por la ventana, se decía «agua va»

    30 abril 2014 | 14:40

  7. Dice ser ANTONIO LARROSA

    Antiguamente en los pueblos donde no habian canalizaciones del liquido elemento existian unos aguadores que eran unos señores que iban vendiendo agua que llevaban en unas tinajas normalmente cargadas en burros, y gritaban-. ¡Agua!– por las calles. Y eso lo he visto yo en pueblos de Almeria como uno en el que viví durante años y se llama Cantoria, Asi que esa creo que era mi idea, ahora que tal señor no gritaba para avisar nada más de que tría el agua de un lugar algo lejano para el ama de casa . la teoria que usted expone me parece más plausible y me quedo más convencido.

    Clica sobre mi nombre

    30 abril 2014 | 16:15

  8. Dice ser "Policía"

    «Uno de los muchos asuntos que dejó pendiente la “modélica transición” fue la democratización de fuerzas de seguridad. De la noche a la mañana la misma policía que había torturado, matado y apaleado a miles de ciudadanos en nombre de la ley de Franco por la gracia de Dios se convirtió en garante y defensora de nuestros derechos, cosa evidentemente imposible: Quienes habían conculcado sistemáticamente todos los derechos humanos no podían transformarse como por encantamiento en los máximos adalides de los mismos porque aquellas personas que habían sido capaces de torturar año tras año traspasaron las fronteras que hay entre el ser humano y especies inferiores que no tienen capacidad de discernir y, por tanto, de distinguir entre lo que repugna a la ética o aquello que la engrandece. Los titubeos incesantes de aquel periodo llegaron a tal grado de ineptitud que tras aprobar la Constitución de 1978 los poderes públicos ni siquiera fueron capaces de unificar los cuerpos policiales preexistentes –policía armada, formada con el asesoramiento del jefe de las SS Heinrich Luitpold Himmler, y guardia civil, fundada por el Duque de Ahumada para proteger la gran propiedad- en uno solo de nuevo cuño que actuase al modo de las policías federales y con criterios democráticos. De tal modo que los grupos fascistas que nos acompañaron dramáticamente durante aquellos años –Batallón Vasco Español, Triple A, Guerrilleros de Cristo, GAL- continuaron funcionando sin el menor obstáculo y sin solución de continuidad hasta 1989.

    Se creyó entonces que el tiempo terminaría por apartar de la función pública a los más conspicuos franquistas y que la sangre joven, la modificación de reglamentos y las academias conformarían una nueva policía acorde con los tiempos, pero no se encaró ningún proceso depurativo que apartase para siempre, y condenase, a aquellos funcionarios policiales que habían cometido delitos muy superiores a los que perseguían: Ningún delito es mayor que la tortura. Los comisarios Conesa, Ballesteros o el inspector Billy el Niño, entre otros muchos, ocuparon puestos policiales de la máxima responsabilidad sin que su currículum ultrafranquista fuese obstáculo para ello, sin que su turbio pasado fuese impedimento para seguir actuando según los métodos aprendidos durante la dictadura.

    Construir una policía verdaderamente democrática es tarea dificilísima porque en algún momento, por esencia, habrá de utilizar la fuerza bruta, pero hay dos factores indispensables para que eso pueda ser factible, uno la voluntad política indeclinable para que así sea, otro, derivado del anterior, que aquellas personas que gustan de la violencia jamás puedan ingresar en las fuerzas de seguridad, expulsando de su seno, por supuesto, a quienes han hecho gala de su afición a la porra u otros medios coercitivos. Mucho se ha hablado últimamente de la extrema “dureza” con que actúan los Mossos d’Escuadra –una policía de nuevo cuño-, pero me da la sensación de que no se va a la raíz de la cuestión, la voluntad política que la armó: El nacionalismo catalán, en el poder durante casi tres décadas, desde el primer momento quiso tener una fuerza policial de choque para lo cual ideó un sistema de selección en ese sentido y que, por tanto, dejaba de lado los principios democráticos básicos. No hubo voluntad política para hacer una policía al servicio de los ciudadanos, de su libertad y de su seguridad, sino la de crear una especie de guardia pretoriana al servicio del poder político y económico catalán. Su actuación violenta ante las protestas ciudadanas no difiere en nada de la vieja policía que actúa en otros puntos del país, la misma saña, la misma desproporcionalidad, idéntica chulería, parecido desprecio hacia los ciudadanos que ejercen su legítimo derecho a manifestarse, a protestar y a gritar ante la injusticia. Y no sirve eso de la “obediencia debida”, las órdenes ilegales –y lo son las que lesionan los derechos humanos- no se obedecen: Aporrear –en el sentido estricto de la palabra- a una persona hasta dejarla exhausta no es conducta que esté permitida por ninguna ley democrática.

    Tuve la desgracia de estar en la Plaza de Tirso de Molina de Madrid (antes Progreso) en el mes de diciembre de 1979, cuando varios miles de universitarios nos manifestábamos pacíficamente –hay que enfatizarlo- contra la Ley de Autonomía Universitaria de González Seara. Había un ambiente festivo, coreábamos canciones y gritábamos consignas mientras saltábamos para amortiguar el frío. Nada indicaba que aquella tarde, aquella noche fuese a pasar –aunque escondida- a las páginas negras de nuestra historia cuando de repente se oyeron varios disparos. La desbandada fue inmediata y sólo unos cientos de despistados quedamos perdidos por las calles aledañas intentado esquivar a los grises y sus tanquetas. Sentí miedo porque sabía lo que aquellos señores eran capaces de hacer, miedo por mi integridad física que se convirtió en pánico cuando una hora después supe que habían matado a dos compañeros, cuando oí al ministro decir que estaban pagados por la KGB basándose en que les habían encontrado varios miles de pesetas: Estudiaban y trabajaban para pagarse los estudios como cobradores de seguros, ese era el origen de lo que llevaban en los bolsillos. Estos días, estos meses, desde que el Partido Popular gobierna, he vuelto a sentir un miedo parecido, por mis hijos, por mis amigos, por miles de personas que no conozco, por mí, de nuevo he vuelto a ver a la policía franquista actuar como la policía franquista, pegar como la policía franquista, crear infundios como la policía franquista. Creía que eso ya era pasado, que no volvería a ver escenas como las que entonces vi, pero sí, he visto a personas perder ojos por pelotas de goma, huesos rotos, cabezas abiertas, sangre, llantos, histeria. Todo por protestar, todo por denunciar una situación cada vez más insostenible, todo por no creer en la política que representa como nadie un ministro del Interior al que se le apareció Dios un lejano día de Las Vegas.

    Hay una policía moderna que investiga utilizando los medios de hoy para poner ante los jueces pruebas suficientes para incriminar al delincuente; hay otra antigua, brutal, que es utilizada por el poder como único instrumento de lucha contra el descontento social, la progresiva pauperización, el paro, la corrupción y la indignación ciudadana. Ésta sobra».

    nuevatribuna.es | Pedro Luis Angosto | 21 Enero 2014

    01 mayo 2014 | 0:01

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