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El histórico hecho que dio origen al apelativo ‘Furia española’

Estos últimos días, durante la Eurocopa de Fútbol celebrada en Alemania y que ha ganado la Selección española, hemos leído y escuchado en infinidad de ocasiones la expresión ‘furia española’ en relación al conjunto español, una expresión que originalmente no proviene del fútbol y que tiene varios siglos de antigüedad.

Los jugadores de la selección española celebran la Eurocopa / EFE

La expresión Furia española tiene su origen en el Saqueo de Amberes de 1576, cuando las tropas españolas, después de no recibir su paga, se amotinaron y arrasaron la ciudad belga de Amberes con gran violencia. Este evento dejó una profunda impresión en Europa, asociando la furia española con un ataque implacable y destructivo.

Fue en los Juegos Olímpicos de Amberes de 1920 cuando la prensa reutilizó la expresión ‘la furia española’ para referirse a la selección de fútbol de España, recordando aquel antiguo saqueo (la mayoría de fuentes hablan de que fue un periodista holandés quien la utilizó en sus crónicas).

En cuartos de final, España se enfrentó a Bélgica, perdiendo 3 a 1 contra los anfitriones. Aunque no llegó a la final, España fue repescada de manera rocambolesca para un torneo improvisado con los cuartofinalistas perdedores: Italia, Noruega, España y Suecia. El ganador disputaría la medalla de plata o bronce contra Holanda. Esto ocurrió debido al abandono de Checoslovaquia en el minuto 39 de la final, acusando al árbitro de favorecer a los belgas.

España ganó aquella liguilla improvisada a cuatro y se enfrentó a Holanda, venciendo 3 a 1 y obteniendo la primera medalla de plata olímpica para nuestra selección nacional masculina de fútbol. A partir de ese momento, el equipo pasó a ser conocido como ‘Furia Española’ (o ‘la furia española’).

 

 

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Fuente de la imagen: EFE (Minuteca 20minutos)

¿De dónde proviene el término ‘catapulta’?

Durante la antigüedad, la catapulta fue una máquina militar esencial utilizada para lanzar piedras como proyectiles. Su uso principal era derribar murallas y facilitar el asalto a castillos y fortalezas.

¿De dónde proviene el término ‘catapulta’?

A lo largo de los siglos aparecieron diferentes versiones de catapultas, entre ellas la balista, el onagro, el mangonel o el trebuchet; artefactos que mostraban avances en diseño y capacidad destructiva, adaptándose a las necesidades de los ejércitos.

Durante la Edad Media, las catapultas representaron una ventaja significativa en la guerra de asedio. Los ingenieros de la época perfeccionaron estas máquinas para aumentar su precisión y eficacia, y la capacidad de lanzar grandes proyectiles a largas distancias permitió a los atacantes debilitar las defensas de sus enemigos desde una posición segura.

Etimológicamente, el término ‘catapulta’ proviene del latín (escrito del mismo modo) y éste a su vez derivaba del griego katapéltēs (καταπέλτης) de idéntico significado y formado por los vocablos katá (κατά), que significaba ‘abajo’ o ‘hacia abajo’, y péltēs (πέλτης), que significa ‘arrojar’, haciendo alusión a la función principal del dispositivo que era arrojar objetos a distancia.

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

La etiqueta en la mesa durante la Antigua Roma

La etiqueta en la mesa durante la Antigua Roma

En la Antigua Roma, los hábitos alimenticios y las maneras en la mesa eran indicadores distintivos del estatus social. Comer con tres dedos (el pulgar, el índice y el medio) se consideraba un signo de distinción y refinamiento, debido a que, en aquella época, este gesto demostraba elegancia y habilidad al manipular los alimentos, dejando los dedos anular y meñique limpios.

En contraste, el uso de los cinco dedos se veía como una práctica más burda, asociada a las clases sociales más bajas. Esta diferencia en el comportamiento en la mesa no solo reflejaba el estatus económico, sino también el nivel de educación y la adherencia a las normas sociales de la época.

Aunque estas normas de etiqueta fueron evolucionando con el tiempo y variando entre culturas, en la Antigua Roma, la forma de comer era una manifestación clara del lugar que una persona ocupaba dentro de la jerarquía social.

 

 

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Fuente de la imagen: Creada con DALL-E

¿Sabias que en la Antigua Roma el rojo era el color que representaba el luto?

El color asociado con la muerte y el luto, durante tiempos del Imperio Romano, era el rojo, el cual simbolizaba la sangre.

¿Sabias que en la Antigua Roma el rojo era el color que representaba el luto?

Este color evocaba la imagen de la vida perdida y la sangre derramada, y se usaba para expresar el dolor y el respeto hacia los fallecidos.

En contraste con el negro, que es comúnmente asociado con el luto en muchas culturas occidentales y el blanco en algunas orientales, los romanos veían en el rojo una representación más directa y visceral de la muerte.

Las vestimenta de los hombres, durante la Antigua Roma, y adornos funerarios en rojo eran una forma de honrar a los muertos y mostrar la gravedad de la pérdida sufrida por sus seres queridos. En contraste, las mujeres vestían completamente de blanco y no llevaban ningún tipo de abalorio, representando la pureza y el luto de una manera más austera y solemne.

 

 

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Fuente de la imagen: Creada con DALL-E

Cuando el general Eisenhower temió fracasar en la misión del ‘Día D’

Se cumple el 80 aniversario del ‘Desembarco de Normandía’, que tuvo lugar el 6 de junio de 1944; una misión bautizada como ‘Operación Overlord’ y que ha pasado a la historia como el ‘Día D’.

Cuando el general Eisenhower temió fracasar en la misión del 'Día D'

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Antes de la invasión de Normandía, el general Dwight D. Eisenhower mostró confianza, declarando que la operación estaba destinada a ser un éxito. Pero, a pesar de la preparación y confianza, Eisenhower tenía un plan de contingencia en caso de fracaso y, por tal motivo, la víspera del desembarco escribió una carta asumiendo toda la responsabilidad si la misión fallaba, destacando que cualquier culpa sería únicamente suya.

La carta decía así:

‘Nuestros desembarcos en la zona de Cherburgo-Havre no han logrado establecerse satisfactoriamente y he retirado las tropas. Mi decisión de atacar en este momento y lugar se basó en la mejor información disponible. Las tropas, la aviación y la Armada hicieron todo lo que el valor y la devoción al deber pudieron hacer. Si hay alguna culpa o falla en el intento, es solo mía’ [Our landings in the Cherbourg-Havre area have failed to gain a satisfactory foothold and I have withdrawn the troops. My decision to attack at this time and place was based on the best information available. The troops, the air and the Navy did all that bravery and devotion to duty could do. If any blame or fault attaches to the attempt it is mine alone].

Cuando el general Eisenhower temió fracasar en la misión del 'Día D'Según indican las fuentes, la carta fue escrita con lápiz en un pequeño cuaderno la tarde del 5 de junio. Arrancó la hoja y la guardó en su billetera, encontrándose la nota el 11 de julio y se la mostró a su ayudante naval, Harry C. Butcher, quien convenció a Eisenhower de conservarla para la posteridad. Actualmente se encuentra en la colección de la Biblioteca Presidencial Dwight D. Eisenhower. Como dato curioso, indicar que Eisenhower fechó erróneamente el mensaje como 5 de julio.

La Operación Overlord, que involucró a miles de barcos, aviones y soldados, logró establecer una cabeza de playa exitosa a pesar de sufrir 12.000 bajas aliadas. Esto permitió que 155.000 soldados avanzaran y marcó el inicio de la Batalla de Normandía, un punto crucial en la Segunda Guerra Mundial. Las fuerzas aliadas eligieron Normandía para sorprender a los alemanes, quienes esperaban un ataque en Pas de Calais debido a una efectiva campaña de desinformación que se estuvo gestando durante meses.

 

 

 

Fuentes de consulta: mentalfloss / archives.gov / docsteach / eisenhowerlibrary
Fuentes de las imágenes: Wikimedia commons / archives.gov

¿Cuál es el origen de la expresión ‘Manos blancas no ofenden’?

La expresión ‘Manos blancas no ofenden’ se popularizó en el siglo XIX a raíz de un episodio histórico protagonizado por Francisco Tadeo Calomarde (Ministro de Gracia y Justicia bajo el reinado de Fernando VII) y la infanta Luisa Carlota de Borbón (cuñada del monarca) el 22 de septiembre de 1832.

Cuál es el origen de la expresión ‘Manos blancas no ofenden’

Durante la enfermedad de Fernando VII, Calomarde, contrario a la sucesión femenina a favor de Isabel (hija del rey), persuadió al monarca para derogar la ley (conocida como ‘Pragmática Sanción’ que permitía a las mujeres heredar el trono) en favor de su hermano, el infante Carlos María Isidro .

Cuando la infanta Luisa Carlota cuestionó sus acciones, él mostró arrogancia y recibió dos sonoras bofetadas. Con esto, Calomarde respondió: ‘Señora, manos blancas no ofenden’, advirtiéndole, con total menosprecio, que las ofensas o afrentas de una mujer nunca podrán dañar la integridad ni honor de un hombre.

Aunque se vincula la popularización de esta frase al mencionado incidente, cabe destacar que ya existía una obra de 1640, en el Siglo de Oro español, titulada de ese modo (Manos blancas no ofenden) escrita por Pedro Calderón de la Barca. Su uso posterior ha sido criticado por su connotación misógina, siendo un ejemplo del desprecio hacia las mujeres y la persistencia de actitudes machistas a lo largo de la historia.

 

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Fuente de la imagen: creazilla

¿En qué consistían los ‘Idus’ en el antiguo calendario romano?

¿En qué consistían los ‘Idus’ en el antiguo calendario romano?

Los ‘Idus’ eran el término utilizado en el antiguo calendario romano para referirse a ciertos días específicos del mes, los cuales, generalmente, caían alrededor del mediados de cada mes, siendo el día 15 en marzo, mayo, julio y octubre, y el día 13 en los demás meses de dicho calendario.

El origen del término ‘Idus’ no está del todo claro, aunque, probablemente, podría provenir  de la palabra latina iduare, que significaba ‘dividir’, debido a que caían en la mitad del mes y, por tanto, dividían éste.

En la Antigua Roma, los Idus eran días en los que se llevaban a cabo ciertos rituales religiosos y, en algunos casos, también eran fechas en las que se pagaban deudas o se realizaban transacciones comerciales.

El día más famoso de los Idus es el ‘Idus de marzo’ del año 44 a.C. (Idus Martii / Idus Martiae), en el que se cometió el asesinato de Julio César por un grupo de senadores liderados por Brutus y Cassius, un evento que marcó un punto de inflexión en la historia romana y, desde entonces, el término ‘Idus de marzo’ se ha utilizado en la cultura occidental para referirse a eventos o traiciones inesperadas.

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Cómo surgió el término ‘Imperio Bizantino’?

El término ‘Imperio Bizantino’ surge de la pluma del historiador alemán Hieronymus Wolf en 1557, cien años después de la caída de Constantinopla, quien lo incluyó en su obra ‘Corpus Historiae Byzantinae’, acuñándola la expresión para describir el período postclásico de la historia, distinguiéndolo de las culturas griega y romana de la antigüedad. No fue hasta el siglo XVIII que el término se popularizó, gracias a autores franceses como Montesquieu.

¿Cómo surgió el término ‘Imperio Bizantino’?

Esta denominación tiene raíces en el rechazo histórico de Occidente hacia el reconocimiento del Imperio romano de Oriente como la legítima continuación de Roma. En el siglo IX, la ‘Donación de Constantino’ respaldó la proclamación de Carlomagno y sus sucesores como emperadores romanos en Occidente. Esto llevó a la reserva del título ‘Emperador de los Romanos’ para los soberanos del Sacro Imperio Romano Germánico, mientras el emperador de Constantinopla era etiquetado despectivamente como ‘Emperador de los Griegos’.

El Imperio Bizantino, que abarcó desde el siglo IV hasta el XV, fue la continuación del Imperio Romano en el Este. Su riqueza cultural, contribuciones a la teología cristiana, y su resistencia frente a las incursiones islámicas y bárbaras, contrastan con la visión negativa asociada a la expresión ‘bizantino’ como sinónimo de decadencia, creada en parte por historiadores como Edward Gibbon.

 

 

 

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¿Cuál es el origen del término ‘incunable’?

El término ‘incunable’ se utiliza para designar las obras impresas durante los primeros años de la historia de la imprenta (entre 1450 y el último día del año 1500).

¿Cuál es el origen del término ‘incunable’?

Etimológicamente proviene del francés incunable, y a su vez derivaba del latín incunabŭla, que significaba literalmente ‘en la cuna’, expresión tomada del título ‘Incunabula typographiae’, un catálogo publicado en Ámsterdam en 1688 que registraba las primeras obras impresas.

Ese periodo de medio siglo (en el que se incluyen los ‘incunables’) son de los primeros años de la imprenta, inventada por el alemán Johannes Gutenberg quien finalizó, alrededor de 1454, su primera obra impresa: la ‘Biblia de Gutenberg’.

El ‘Sinodal de Aguilafuente’, datado en 1472, está considerado como el primer libro impreso en España (y en español). Este incunable presenta las actas del sínodo diocesano celebrado en la población de Aguilafuente (Segovia) en junio de ese año, convocado por el obispo Juan Arias Dávila.

 

 

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El origen de la bandera y el escudo de España

La actual Bandera de España tiene su origen en el reinado de Carlos III (siglo XVIII), cuando coexistían tres tipos de banderas en el país (el estandarte real, las banderas militares y el pabellón de Marina). Para evitar confusiones en el mar, el monarca encargó un proyecto al ministro de Marina, Antonio Valdés y Bazán, para reemplazar el pabellón naval, seleccionándose dos diseños que variaban en las dimensiones de las franjas, uno para la Marina de Guerra y otro para la Mercante. Estos se reglamentaron mediante un Real Decreto en mayo de 1785.

El origen de la bandera y el escudo de España

Durante el reinado de Carlos IV (1788-1808), la bandera rojigualda se extendió a las plazas marítimas y castillos, siendo definida como la ‘Bandera Real’.

A lo largo de la historia, la bandera experimentó cambios durante la Guerra de la Independencia y la Primera República. Sin embargo, fue bajo el reinado de Isabel II (1833-1868) cuando se unificó la bandera, sustituyendo las antiguas por las nuevas rojigualdas.

Durante el siglo XX, la bandera fue objeto de modificaciones temporales, como el breve periodo tricolor durante la Segunda República y, durante la Guerra Civil (1936-1939) coexistieron la rojigualda (por el bando sublevado) y la tricolor (el bando republicano), reestableciéndose la bandera bicolor como la tradicional con la finalización del conflicto militar y promulgándose un nuevo reglamento en 1945 que regulaba el uso de la bandera. Tras la muerte de Franco, en 1975, y la restauración de la monarquía, se aprobó un nuevo reglamento en 1977, respaldado por la aprobación de la Constitución española de 1978, que en su artículo 4.1 dice: […]La bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas.[…]

En cuanto al escudo de España, su historia se remonta a la Dinastía Trastámara, con los Reyes Católicos incorporando las armas de los reinos de Castilla, León y Aragón. A lo largo de las sucesivas dinastías, el escudo experimentó cambios, incorporando elementos como las armas de Navarra.

Durante la Transición (1977-1981), se realizaron ajustes al escudo, modificando la colocación de la divisa y presentando el águila de San Juan en disposición de vuelo. Finalmente, en 1981, la Ley 33/1981 estableció el modelo actual del escudo de España.

 

 

 

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