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Destripando mitos: No, a los elefantes no les encanta comer cacahuetes

Tenemos asociada la imagen de un elegante cogiendo un cacahuete con su trompa y llevándoselo a la boca, para alimentarse con el mismo este es un recurso ampliamente utilizado en los dibujos animados o alguna que otra película pero que nada tiene que ver con la realidad.

Destripando mitos: No, a los elefantes no les encanta comer cacahuetes

Los paquidermos son animales vegetarianos, pero por su tamaño pueden llegar a consumir diariamente entre 150 y 200 kilogramos de frutas, hojas, vegetales y verduras y aunque los cacahuetes son de la familia de las leguminosas (y no un fruto seco, tal y como os expliqué tiempo atrás en otro post) no se encuentran entre sus comidas favoritas.

El mito de asociar los cacahuetes con los elefantes nació en los circos, en los que estos paquidermos solían ser uno de los atractivos del espectáculo y al mismo tiempo, en estos lugares era muy habitual la venta de cucuruchos de maní, para ser consumidos allí mismo (del mismo modo que en el cine se vende y comemos las palomitas de maíz).

Esa venta de cacahuetes ayudaba a aportar algunas ganancias extras al circo y una manera de animar al público a comprar su cucurucho era diciéndoles que le dieran unos cuantos de comer a los elefantes.

Evidentemente estos animales solían coger esas leguminosas con la trompa y llevárselas a la boca, ya que solían pasar algo de hambre (por la gran cantidad de alimento que necesitan ingerir), pero en realidad ese no era uno de sus bocados favoritos.  Prefieren alguna pieza de fruta (como la manzana) ante los cacahuetes, pero fue gracias a esa tradición circense quedó asociada la idea de que a los paquidermos les encanta comer el maní.

 

 

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Fuente de la imagen:  jelene (Flickr)

Destripando mitos: La ‘Casa Blanca’ no recibe ese nombre por haber sido pintada de ese color tras el incendio de 1814

Numerosas son las publicaciones que corretean por la red e incluso que se pueden encontrar en algunos libros (tanto de Historia como de educación) en los que se indica que el edificio del 1600 de la Avenida Pensilvania de Washington D.C., en el que trabaja y reside el Presidente de los Estados Unidos, recibe el nombre de ‘Casa Blanca’ debido a que tuvo que ser pintado de ese color tras el incendio que se produjo en agosto de 1814, por parte del soldados del ejército inglés, durante la guerra anglo-estadounidense (desde junio de 1812 a febrero de 1815).

Destripando mitos: La ‘Casa Blanca’ no recibe ese nombre por haber sido pintada de ese color tras el incendio de 1814

A causa del efecto devastador de las llamas, el edificio sufrió numerosos desperfectos y tuvo que ser rehabilitado y vuelto a pintar (de blanco). Pero ese color ya era el que tenía previamente, tal y como fue construido (las obras duraron entre 1790 y 1800) siendo encalado toda su fachada (por aquel entonces no se utilizaba pintura para el exterior de la edificaciones).

Consta en un documento datado el 18 de marzo de  1812 (dos años de que se produjese el mencionado incendio) una mención al edificio presidencial como ‘White House’ (Casa Blanca) por parte del congresista Abijah Bigelow, quien envió n dicha fecha una carta a un colega suyo explicándole novedades sobre su estancia en Washington, así como noticias de la vida política en la capital (faltaban tres meses para el inicio de la guerra anglo-estadounidense).

Varias son las iniciativas para que, en un gran número de libros de Historia e incluso entre los guías turísticos que trabajan en Washington, se corrija el error de atribuir a la quema y posterior rehabilitación del edificio el hecho de llamarse ‘Casa Blanca’, cuando en realidad se le empezó a denominar de ese modo desde un inicio, cuando finalizaron las obras de construcción en 1800.

Cabe destacar que fue en octubre de 1901 cuando el vigesimosexto presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, nombró oficialmente al edificio presidencial como ‘White House’. A este mandatario también se le debe la ampliación y construcción de la famosa ‘ala oeste’ en el que se encuentra el ‘despacho oval’, en el que, desde entonces, han trabajado y reunido todos los presidentes estadounidenses.

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

Destripando mitos: La ciencia no desaconseja practicar sexo antes de una importante competición deportiva

Durante muchísimo tiempo se ha repetido hasta la saciedad que el practicar sexo antes de participar en una importante competición deportiva estaba totalmente desaconsejado, debido a que se gastaba una gran cantidad de energía que provocaría rendir menos.

Destripando mitos: La ciencia no desaconseja practicar sexo antes de una importante competición deportiva

Pero, afortunadamente, hoy en día se disponen de suficientes estudios científicos que han logrado demostrar todo lo contrario y, gracias a los cuales, aquellos consejos sobre no tener relaciones sexuales previas a realizar deporte ha quedado como un simple mito.

En realidad el hecho de tener una sesión de sexo previo a un evento deportivo no debería suponer una gran pérdida de energía, debido a que, en unas condiciones normales (evidentemente sin ser una orgía o una maratón sexual de un orgasmo tras otro) el desgaste medio de una práctica sexual podría equivaler al que se emplea en subir por las escaleras un par de pisos.

Normalmente todos los deportistas antes de competir entrenan un buen rato para calentar los músculos y activar el sistema cardiorrespiratorio y en muchos casos consiste en un esfuerzo y desgaste muy superior al que representa la actividad sexual.

Además, entre los beneficios que aporta la práctica sexual está la liberación de endorfinas que provocan que esas personas aumenten considerablemente su estado de euforia, lo cual es muy favorable de cara a motivarse de cara a la competición que les espera al día siguiente o a las pocas horas.

 

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Fuente de consulta: researchgate / pjmedia / planetatriatlon / 20minutos.es/gonzoo / sciencealert / sciencedaily
Fuente de la imagen: pexels

Destripando mitos: ¿Realmente Cleopatra inventó el primer vibrador de la Historia utilizando abejas?

En los últimos años, cada vez que se habla sobre el origen del vibrador (como artilugio de estimulación sexual) suele aparecer referenciada Cleopatra y la coletilla de que fue la inventora del ‘primer vibrador de la Historia’ al haber realizado  una especie de tubo con papiro y en el que introducía varias abejas (a las que se había alterado previamente) y cuyo revoloteo producía una vibración que era utilizada por la reina egipcia para autoproporcionarse placer.

Destripando mitos: ¿Realmente Cleopatra inventó el primer vibrador de la Historia utilizando abejas?

Si realizamos cualquier búsqueda por internet podremos comprobar que la inmensa mayoría de publicaciones que dan la mencionada información no son más que simples ‘copia y pega’ del mismo texto y que ha ido pasando de una web a otra (blogs, foros, redes sociales…) sin preocuparse (casi) nadie de comprobar si lo explicado era verdad o se trata de una leyenda urbana más de las miles que existen.

Sex Story de Philippe BrenotLa mayoría de publicaciones son un simple C&P (copia y pega) tan común, lamentablemente, en internet y muy pocos indican la fuente de dónde han sacado dicha info. Los escasos que sí se dignan a indicarlo señalan como fuente de consulta a un cómic publicado a finales de 2015 por el archiconocido autor francés Philippe Brenot (experto en antropología, psicología y sexualidad) titulado ‘Sex Story’.

El hecho de que un experto como Philippe Brenot introdujese ese dato en su libro hace que la información tenga cierta credibilidad y no se le dude de su veracidad. Pero a veces no todo lo que dice una eminencia en un tema es cierto o correcto (por ejemplo, los médicos que prescriben homeopatía).

La historia sobre Cleopatra como la pionera en la invención de los vibradores resulta curiosa y llamativa para publicarla como titular con grandes letras y como un efectivo ‘clickbait’ (titulares llamativos para atraer lectres a un sitio web) pero el problema viene cuando comienzas a tirar del hilo, con el fin de obtener más información sobre el tema y te encuentras que no existe ni una sola evidencia histórica (o al menos quien escribe este post no ha sabido encontrarla).

The Encyclopedia of Unusual Sex Practices de Brenda LoveGracias a los numerosísimos estudios arqueológicos que se han realizado en el último siglo, hoy en día conocemos infinidad de datos sobre cómo eran y vivían en el Antiguo Egipto, tenemos jeroglíficos descifrados, monumentales pirámides, antiquísimos tesoros e incluso momias de faraones, pero sobre el supuesto vibrador de Cleopatra no hay ni un solo documento antiguo y toda la info anterior que existe al respecto (dejando aparte del mencionado cómic de Philippe Brenot que, posiblemente, se informó de ahí), nos lleva como muy atrás en el tiempo hasta 1992, año en el que se publicó un libro sobre prácticas sexuales inusuales titulado ‘The Encyclopedia of Unusual Sex Practices’ con el que se dio a conocer la escritora, sexóloga y conferenciante de origen checo, Brenda Love.

En la página 316 del mencionado libro de la Dra. Love podemos encontrar la siguiente referencia a la reina egipcia y su famoso vibrador:

[…]Cleopatra is said to have had a small box that could be filled with bees and placed against her genital for a simulation similar to that of vibrators[…]
(Se dice que Cleopatra tenía una pequeña caja que podría llenarse de abejas y colocarse contra su genitales para una simulación similar a la de los vibradores).

Es curiosos comprobar cómo la única referencia en todo el libro simplemente es un ‘Se dice que Cleopatra’, por lo que Brenda Love basó su info para indicar esta curiosidad en una suposición o comentario que llegó a ella, muy posiblemente, a través de una de esas leyendas urbanas que se van compartiendo de boca a boca. En el resto del libro no hay ni una sola referencia más sobre el tema.

También hay que destacar que entre la publicación del libro ‘The Encyclopedia of Unusual Sex Practices’, en el que no se indicaba de qué material estaba hecho el mencionado vibrador y la aparición del cómic ‘Sex  Story’ de Philippe Brenot  (que indica que el artilugio era de papiro) hay algunas publicaciones en internet (algunas nada fiables) que señalan que el vibrador estaba hecho con una pequeña y alargada calabaza hueca a la que le habían metido dentro unas cuantas abejas.

Todo lo demás son simples C&P sin aportar ni un solo dato sobre hallazgo arqueológico alguno que hiciese referencia al supuesto estimulador sexual de Cleopatra y no existe información contrastada y fiable que vaya más atrás de la publicación del libro de Brenda Love en 1992.

También es sorprendente comprobar que disponemos de hallazgos y evidencias arqueológicas que nos muestran cómo nuestros antepasados, hace miles de años durante la prehistoria, utilizaron piedras con formas fálicas (algunos historiadores indican que para estimularse sexualmente y otros que eran ‘bastones de mando’) y con el vibrador de la reina de Egipto (que fue hace poco más de dos mil años y tenemos numerosa info de la época) las únicas referencias que existen son un cómic de hace poco más de tres años y un libro de hace dos décadas.

Cabe destacar que la figura de Cleopatra, a lo largo de la Historia, ha estado continuamente criticada, siendo señalada como depravada sexual y ninfómana en multitud de documentos y libros. Los primeros en criticarla y escribir sobre el carácter libidinoso de la egipcia fueron, entre otros, los autores romanos Virgilio y Horacio, muy afines a Augusto (el gran enemigo de Cleopatra). Por tal motivo no les importó exagerar sobre la personalidad de ésta.

También son numerosos los escritos que se realizaron durante la Edad Media en los que, sin evidencia alguna, se hablaba de la personalidad libertina de Cleopatra, sobre cómo mantenía relaciones sexuales en un mismo día con un centenar de soldados o de los esclavos sexuales que tenía a su disposición…

Para finalizar, debo añadir que para la realización de este post he invertido varias semanas de búsqueda, lectura de infinidad de libros y artículos y que, además, he tratado de contactar (por varios medios) con Brenda Love y Philippe Brenot, con el fin de que me aportasen algo de luz sobre la cuestión (además de enlaces a fuentes fiables donde consultar la información que facilitaban en sus respectivos libros), pero no he recibido (a día de hoy) respuesta alguna por parte de ambos.

Y vosotros qué creéis ¿realmente Cleopatra inventó el primer vibrador de la Historia utilizando abejas o se trata de una leyenda urbana?

 

 

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Fuentes de consulta: Sex Story de Philippe Brenot / The Encyclopedia of Unusual Sex Practices de Brenda Love / notionsdhistoire / racontemoilhistoire / mistakinghistories / reddit / hystera
Fuente de las imágenes: pixabay / Sex Story de Philippe Brenot / The Encyclopedia of Unusual Sex Practices de Brenda Love

Destripando mitos: Molière no murió sobre un escenario vestido de amarillo (y ese no es el origen de la superstición española a este color)

Una de las supersticiones más extendidas en España y que además siguen al dedillo un gran número de artistas y personas relacionadas con el mundo del espectáculo, el cine y la televisión es que vestir de color amarillo trae mala suerte. Por tal motivo innumerable son los profesionales (sobre todo de las artes escénicas) que se niegan a llevarlo e incluso a compartir escenario o plató si hay algún elemento amarillo (ya sea de atrezo o textil).

Destripando mitos: Molière no murió sobre un escenario vestido de amarillo (y ese no es el origen de la superstición española a este color)

La inmensa mayoría de los supersticiosos a ese color (e incluso un gran número de expertos e historiadores) se acogen a la leyenda (que no deja de ser urbana) que explica que Jean-Baptiste Poquelin (más conocido por el sobrenombre de Molière) falleció el 17 de febrero de 1673 mientras representaba en un teatro de París la insigne obra ‘El enfermo imaginario’. Todas esas fuentes y personas indican (erróneamente) que el ilustre dramaturgo y actor vestía en ese momento de amarillo.

Pero esto no es cierto, debido a que Molière no falleció sobre el escenario (aunque sí se encontraba con un fuerte dolor de pecho durante la representación) pero le dio tiempo de llegar a su  casa, donde murió pocas horas después, posiblemente a causa de una tuberculosis (aunque nunca se determinó el motivo real del deceso).

Otro detalle importante es que Molière no iba vestido de amarillo en dicha función, pues existen suficientes pruebas documentales que indican que, para interpretar el papel del hipocondriaco Argán (protagonista de la obra), encargó a una importante sastrería parisina un traje de color amaranto (rojo tirando a granate) y de ese modo era como iba vestido cada noche de las cuatro funciones que le dio tiempo a protagonizar.

Cabe destacar que en el mundo del teatro francés el color verde es por antonomasia el que causa superstición a los actores y esto viene de unos cuantos siglos antes del fallecimiento de Molière, aunque no se sabe por qué a partir de mediados del siglo XIX aparecieron ciertos escritos que vinculaban dicha superstición hacia el verde en los escenarios franceses y el fallecimiento del célebre dramaturgo y actor.

El motivo por el que se originó la superstición al verde en el mundo teatral de Francia viene de mucho antes de la muerte de Molière: antiguamente para conseguir los pigmentos de este color se debían usar elementos químicos como el óxido de cobre (cardenillo) con el que tintaban la ropa. Esto hacía enfermar a muchos de los actores que habían vestido una prenda teñida con ello.

Ojo, hay quien dice que también influyó el color de las llamas de las lámparas situadas al borde del escenario para iluminarlo, que provocaban que el espectador no pudiese ver con claridad a los actores y a estos moverse con facilidad por el escenario, pero realmente ese no es el origen de la superstición al color verde en entre los actores franceses sino el de porqué a los comediantes británicos les trae mala suerte el color azul (los ingleses a la luz que dan ciertas bombillas en el escenario de tono azul lo llaman ‘Ghost light’ o ‘luz fantasma’, pues parece que aparecen espectros y espíritus en el escenario). Como veis en cada país los actores le tienen superstición a un color diferente (en Italia es al morado, pero esto os lo cuento detalladamente en mi próximo post).

Pero, llegados a este punto, os estaréis preguntando ¿por qué entonces en España se le tiene superstición al color amarillo y cuál es el motivo de vincularlo al fallecimiento de Molière?

Empezaré respondiendo a la segunda cuestión… cuando a mediados del siglo XIX en Francia empezó a relacionarse, inexplicablemente, la superstición de los actores al color verde con la muerte de Molière (que nada tenía que ver, como os he comentado más arriba) en España ya llevaba muchísimo tiempo instaurada la costumbre de que el color amarillo traía mala suerte (aunque ésta no se originó en los teatros). No se sabe bien si fue una torpeza, un fallo de traducción o realizado deliberadamente por alguien que le venía bien justificar y/o relacionar la superstición española al amarillo con la muerte de Molière que, de la noche a la mañana, aquellas reseñas que se hacía al color amaranto (amarante en francés) de las ropas que vestía el dramaturgo se convirtieron en castellano en amarillo.

En realidad la superstición española al color amarillo no se originó en los escenarios teatrales, tal y como se viene repitiendo desde hace tantísimo tiempo, sino en el coso taurino. Mucho antes de que llegara a España (en el siglo XIX) la versión errónea sobre el color de la ropa de Molière ya existía cierta animadversión hacia el color amarillo en el mundo de la tauromaquia ¿el motivo? porque ese era el color del reverso del capote de brega y, por tanto, en caso de ser corneado el torero por el animal durante una faena ese sería el último color que vería en caso de fallecer.

Destripando mitos: Molière no murió sobre un escenario vestido de amarillo (y ese no es el origen de la superstición española a este color)El capote de brega está compuesto originalmente por dos colores: el rosa (o fucsia) en el anverso y el amarillo en el reverso. El rosa, dentro del mundo de la tauromaquia está considerado como un color de buena suerte (de ahí que las medias que llevan los toreros también sean de ese color, para atraer la buena suerte). Por el contrario, el amarillo del reverso se consideró como de mal fario por el motivo que explico en el párrafo anterior que relaciona una cogida por parte del toro y el visionado por parte del matador del  envés del capote de brega.

Sí, parece una explicación algo pillada por los pelos, pero es la única documentada que se le dio antiguamente, mucho antes de que se cambiara, en el siglo XIX, por la errónea y falsa versión sobre el color de la ropa que vestía Molière en el momento de fallecer y que ha llegado hasta nuestros días.

Y para finalizar, una pequeña reflexión… si supuestamente (como tantísimo tiempo se ha estado defendiendo) Molière falleció sobre un escenario vestido de amarillo ¿por qué solo en España los actores y actrices le tienen superstición a ese color? Debería haber sido ese mismo color para los artistas de todos los países y no en cada lugar tener superstición a un color diferente (en Francia el verde, Inglaterra el azul, Italia el morado…).

 

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Fuentes de las imágenes: Captura Vimeo / Wikimedia commons

Destripando mitos: No, Afrodita A nunca gritó la famosa frase ‘¡Pechos fuera!’ en la serie Mazinger Z

Destripando mitos: No, Afrodita A nunca gritó la famosa frase ‘¡Pechos fuera!’ en la serie Mazinger Z

Días atrás fui testigo de una conversación en twitter entre mi amiga @MissTabooSw y el usuario @Emilietf sobre un comentario que había hecho ella en un tuit donde decía lo siguiente:

[…]Todas nos volvemos Afrodita y chillamos “PECHOS FUERA” (quien sea de mi quinta y viese MazingerZ sabe de k hablo)[…]

Fue entonces cuando recibió la contestación de Emilietf en la que le indicaba que no quería romperle la magia pero que jamás se dijo esa frase en la serie de dibujos animados Mazinger Z. Misss Taboo aseguraba que, siendo ella una niña, recordaba haberla dicho (en referencia al personaje de Afrodita A) y como su padre le había dado alguna que otra colleja.

Y la verdad es que esta es una más de las muchísimas leyendas urbanas que, a lo largo de los años, hemos ido compartido y dado como cierto. Preguntes a quien le preguntes (que ya haya cumplido los 40 años) te contestará que Afrodita A, el personaje femenino de la serie Mazinger Z, cada vez que disparaba los misiles que salían de sus pectorales gritaba ¡Pechos fuera!

Destripando mitos: No, Afrodita A nunca gritó la famosa frase ‘¡Pechos fuera!’ en la serie Mazinger ZPero no, nunca se dijo tal frase en los 92 capítulos en los que constaba la serie. Aunque cabe destacar que en España inicialmente tan solo se emitieron 32 capítulos por TVE -27 durante su estreno en 1978 y cinco más, sueltos y no correlativos- un año después (en las navidades de 1979). No fue hasta la llegada de las televisiones privadas cuando Telecinco emitió la serie completa a partir de 1993.

Pero ¿por qué aquellos niños y niñas que vieron la serie en 1978 jugaban en el patio a Mazinger Z y gritaban eso de ¡Pechos fuera! Si nunca se dijo? Muy sencillo, por una serie de coincidencias que se dieron y que acabaron convirtiendo la frase en algo popular.

Por un lado tenemos que tener en cuenta que la frase que gritaba el personaje masculino (Kōji Kabuto, a los mandos de Manzinger Z) era ‘¡Puños fuera!’. También encontramos que en alguna ocasión (pocas veces) Sayaka Yumi (a los mandos de Afrodita A) en lugar de decir ¡Fuego! al disparar los misiles pectorales gritó ‘¡Fuego de pecho!’. Así pues, el hecho de mezclar ambos gritos (¡Puños fuera! y ¡Fuego de pecho!) originó que se empezara a utilizar el de ‘¡Pechos fuera!’ que, verdaderamente, nunca se dijo en la serie televisiva.

NOTA IMPORTANTE: Hay muchas personas que, indignadas porque están convencidas de que sí se dijo, se quejan por las redes intentando demostrar que la mítica frase fue pronunciada y adjuntan el fragmento de un vídeo, pero cabe destacar que dicha escena pertenece a la película Mazinger Z estrenada en el año 2017 y no de la serie de 1978. Además, la frase de la película, no aparecía en la versión en japonés y es una licencia que se tomaron en el doblaje de la versión en español, pero, como indico, del filme de 2017 y no la serie original.

Afrodita A nunca dijo ¡Pechos Fuera!

Y estos no son los únicos casos en los que una frase sin haber sido pronunciada haya quedado vinculada a un personaje o película como son los casos (de los que ya os he hablado en posts anteriores) de la mítica frase ‘Tócala otra vez, Sam’ del fime Casablanca o ‘No siento las piernas’ de Rambo.

 

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Fuente de las imágenes: captura youtube / artlung (Flickr) / Giphy

Destripando mitos: La ‘sangre azul’ de los reyes no proviene del color de las venas sino de una referencia al cielo

A la hora de consultar el origen de la expresión ‘ser de sangre azul’, atribuida a las personas pertenecientes a la realeza, en un 99 por ciento de ocasiones nos dará como resultado a esa búsqueda que dicha referencia proviene del hecho de que antiguamente a los miembros de las Casas Reales no les daba el sol y, por tanto, tenían la piel muy pálida dejando traslucir las venas y predominando las azules, que realmente no son de ese color sino que es provocado por un efecto óptico de la luz  de onda corta la cual se refleja en las venas que están más cerca de la superficie de la piel, situadas a 0’5 milímetros por debajo de la epidermis.

Destripando mitos: La ‘sangre azul’ de los reyes no proviene del color de las venas sino de una referencia al cielo

Pero en realidad esa referencia a la sangre real y el color con el que se traslucen las venas no deja de ser un mito provocado por un error de traducción o, mejor dicho, una interpretación errónea de unos antiguos textos del historiador romano Cornelio Tácito (vivió entre los siglos I y II d.C.) realizadas por humanistas españoles a inicios del siglo XVII.

Resulta que, tal y como explicó hace ya varias décadas, el célebre lingüista de origen rumano, Eugen Coșeriu, los mencionados humanistas cometieron un error a la hora de interpretar unos textos del historiador latino en los que cuando se refería a emperadores y reyes de su época lo hacía utilizando la expresión ‘caelesti sanguine (ortam)’ (‘nacido de sangre celestial’), debido a que se aludía a la procedencia divina y celestial (del cielo) de aquellos descendientes y del mismo linaje que Cayo Octavio Turino, más conocido como ‘Augusto’ (primer emperador romano y a quien se le ‘divinizó’).

Fue precisamente ese término ‘calaesti’ (celestial) el que llevó a confusión en el siglo XVII y se transformó de la noche a la mañana en ‘celeste’ (azul claro, cuya denominación proviene precisamente de eso: el color del cielo). No tardó en difundirse, ya en castellano, el término ‘sangre celeste’ en lugar de ‘sangre celestial’, por lo que con los años esa referencia al celeste pasó a ser denominada azul y, de ahí, al término ‘sangre azul’.

El uso popular de esta nueva locución, ayudada de interpretaciones confusas de la misma y que iban variando con el tiempo debido a la transmisión oral de una generación a otra es lo que hizo que hoy en día esté tan extendida la errónea explicación de la sangre azul de los miembros de las familias reales y el color de sus venas por no haber tomado el sol, en lugar de aludir a la procedencia divina y celestial que, originalmente, explicó Cornelio Tácito en su obra ‘Ab Excessu divi Augusti Historiarum Libri’ (Libros de historias desde la muerte del divino Augusto), la cual comprendía en una treintena de libros la historia generacional desde Augusto (siglo I a.C.) hasta Tito Flavio Domiciano (siglo i d.C.).

Pero también debo entonar un ‘mea culpa’ debido a que hasta hace unos años yo mismo estaba convencido de que la popular explicación era la correcta, pero a finales de 2015 llegó a mis manos un concienzudo trabajo publicado en 2011 por Jairo Javier García Sánchez , Profesor Titular del Departamento de Filología de la Universidad de Alcalá (UAH), quien daba las claves para ir tirando del hilo sobre lo sugerido por Eugen Coșeriu a mediados del siglo XX y corroborar esa otra explicación.

Cabe destacar que al principio (antes de leer el mencionado trabajo) fui algo escéptico en cuanto a lo planteado en él e incluso llegué a intercambiar algunos correos email con el propio profesor Jairo Javier García. Tras la lectura y haber comprobado uno por uno las diferentes fuentes propuestas, he podido llegar a la conclusión de que el origen celestial del término ‘sangre azul’ es el correcto y que hemos estado equivocados durante muchísimos años (no he podido terminar de investigar a fondo sobre el tema hasta ahora debido a la falta de tiempo, pues me encontraba inmerso en la escritura de mi último libro “Ya está el listo que todo lo sabe de SEXO”.

Podéis leer el trabajo del profesor Jairo Javier García Sánchez en el siguiente enlace: http://bit.ly/2qSN6YP

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

No, al zumo no se le escapan las vitaminas. Deborah García Bello te desmiente este mito y muchos más en su nuevo libro

‘Tómate el zumo rápido, que le escapan las vitaminas’ es una de las frases que, posiblemente, nos han dicho y repetido nuestras madres y abuelas a la hora del desayuno a lo largo de nuestra vida. Pero no, a un zumo de naranja recién exprimido nunca se le van a escapar las vitaminas (en este caso la Vitamina C) por la sencilla razón de que ésta no se queda frotando o pululando sobre ese jugo de fruta sino que está disuelta en el líquido (lo que es conocido como ‘hidrosoluble’) y es imposible que se evapore en cuestión de minutos, tal y como nuestras mayores nos aseguraban, siendo éste uno de los mitos más famosos que existen y que más personas creen a pies juntillas.

No, al zumo no se le escapan las vitaminas. Deborah García Bello te desmiente este mito y muchos más en su nuevo libro

Quienes sois lectores habituales de este blog conocéis mi empeño por intentar destripar mitos y bulos que corren por la red o que han llegado hasta nosotros a través del boca a boca generacional. Este es el motivo por el que me haya alegrado tanto de la aparición de un nuevo libro que se dedica a desenmascararlos y explicar de una manera sencilla, pero muy rigurosa, las razones lógicas (y sobre todo científicas) sobre una gran cantidad de hechos que habitualmente damos como válidos y que realmente son invenciones (la mayoría sin fundamento) que llevan décadas entre nosotros.

¡Que se le van las vitaminas! de Deborah García BelloEl libro en cuestión se titula ‘¡Que se le van las vitaminas! (Mitos y secretos que solo la ciencia puede resolver)’ escrito por Deborah García Bello (@deborahciencia), una de las divulgadoras españolas de mayor proyección en los últimos años (lleva ganados unos cuantos premios por su labor), a la que admiro enormemente además de profesar un cariño muy especial (me siento muy orgulloso de contar entre mis amistades con personas de tan extraordinario nivel profesional y personal).

Dividido en 24 capítulos, nos explica y pone al descubierto una serie de mitos que llevan mucho tiempo compartiéndose como ciertos y es que muchos de ellos no nos ha tocado más remedio que creérnoslos debido a lo que se conoce como ‘argumento de autoridad’, o sea, la identidad de aquella persona que nos lo transmitió (en muchos casos nuestros propios progenitores –como es el caso de la mencionada pérdida de vitaminas del zumo-, pero en otros porque venía avalado por la opinión de un experto –como un ganador de Premio Nobel- que aseguraba algo que después ha sido desmentido).

Otro de los grandes enemigos de la salud y que provoca que acabemos creyéndonos mitos sin fundamento alguno es el ‘A mí me funciona’ (conocido como ‘amimefuncionismo’) o lo que es lo mismo: personas que aseguran que algo les va bien (como puede ser el caso de la recomendación de que Vitamina C va bien para curar el refriado, un mito ampliamente desmentido pero que sigue estando muy presente).

¡Que se le van las vitaminas! de Deborah García BelloA través de su libro, Deborah nos habla, entre otros, de mitos alrededor de la homeopatía, las vacunas, la radiación de antenas o Wi-Fi, las estelas dejadas en el cielo por los aviones o las cremas solares (por cierto, en esa entrada aparezco citado en las fuentes de consulta).

Tanto si estas interesado en el tema como si conoces a alguien que se traga todo tipo de bulos y mitos,  ‘¡Que se le van las vitaminas!’ de Deborah García Bello es un libro que debes comprar, porque, sinceramente, te va a abrir los ojos respecto a muchos temas de los que estabas convencido que eran ciertos.

 

¡Que se le van las vitaminas! de Deborah García Bello
Editorial: Ediciones Paidós
ISBN: 9788449334061
https://www.planetadelibros.com/libro-que-se-le-van-las-vitaminas/262247
http://dimetilsulfuro.es

 

 

 

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Fuente de la imagen: pixabay / planetadelibros / Alfred López

La leyenda urbana sobre Albert Einstein y sus malas notas de estudiante

La leyenda urbana sobre Albert Einstein y sus malas notas de estudiante Uno de los virales que más tiempo lleva correteando por las redes sociales y los blogs es el relato que explica que Albert Einstein de pequeño padecía tartamudez, tenía cierto retraso psicomotriz y problemas de aprendizaje (asegurándose que sacó unas pésimas notas durante su periodo de estudiante).

Pero en realidad el genio de la física y padre de la teoría de la relatividad (ganador del Premio Nobel de Física de 1921) no padeció ninguno de esos problemas, todo lo contrario, siempre fue un muy buen estudiante que sacaba unas notas más que aceptables.

No tuvo problemas de tartamudez, aunque sí que es cierto que empezó a hablar más tarde de lo que lo hacen otros niños, pero los expertos han confirmado que no se trataba de un retraso, sino un reflejo de su carácter introvertido, observador y reservado. Mientras otros hablaban el pequeño Einstein observaba, aprendía y memorizaba.

Entonces ¿de dónde surge que sacaba malas notas? Pues del modelo de calificación que se empleaba en Suiza, donde se trasladó para realizar sus estudios superiores. En el país transalpino se calificaba del uno al seis (siendo el uno la nota más baja y seis la más alta). Albert era de los que sacaban todo con seis y excepcionalmente algún cinco. Por el contrario, en Alemania (de donde era originario) la calificación en las escuelas era totalmente a la inversa: el uno era la nota más alta y el seis la más baja.

De ahí que sin tener en cuenta el método de calificación suizo, alguien (muchos años después) al ver las notas de Einstein llena de seises y algún cinco, pensó que había sido un pésimo estudiante y ahí nació el mito de las malas notas que en realidad nunca sacó.

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

Destripando mitos: la orina no alivia la picadura de una medusa

Destripando mitos: la orina no alivia la picadura de una medusa

En septiembre de 1997 (hace ya la friolera de 20 años) se emitía el primer capítulo de la cuarta temporada de la serie ‘Friends’, posiblemente la mejor sitcom que se ha emitido por televisión y que mejores resultados de audiencia ha tenido. Llevaba por título ‘El de la medusa’ y la trama se sitúa en que durante la estancia en la playa Mónica ha sufrido la picadura de una medusa y para mitigar el dolor Chadler orinó en ella, debido a que habían visto en Discovery Channel que era un remedio eficaz (al pie de este post tenéis un vídeo de YouTube con la mencionada escena).

Pero este famoso y conocido remedio no surgió de la mencionada serie (a pesar de que la mayoría de su millonaria audiencia así lo creyera y decidiera seguir el consejo a partir de entonces), sino que se trata de una costumbre que prevalece desde hace muchísimo tiempo (siglos) y que hemos heredado de los entornos más rurales, en los que antiguamente se le atribuía una serie de propiedades altamente curativas a la orina y que en realidad no era tan eficaz ni servía para todo (tal y como nuestros antepasado creían).

El hecho de orinar sobre la picadura de una medusa en realidad no sirve para nada y, según en qué ocasiones, incluso podría ser hasta contraproducente hacerlo (además de antihigiénico).

Por un lado hay que indicar que en la mayoría de los casos las medusas no pican, sino que el dolor nos lo produce el simple hecho de haber rozado nuestra piel con uno de sus tentáculos, los cuales van cargados de veneno que al contacto con la piel humana se convierte en tóxico.

El orinar sobre la herirá (que se localiza alrededor de la parte que ha entrado en contacto con el tentáculo y que produce un fuerte dolor y picor muy semejante a un quemazón) puede llegar a provocar que, al mezclarse con la toxina que la medusa ha dejado en nuestra piel, haga una reacción química que empeore y aumente el dolor.

Otra de las cosas que no debemos hacer es echar agua dulce ya que ésta puede provocar que los nematocistos adheridos a la piel, tras la picadura o roce de la medusa, liberen más tóxico, por eso es muy importante intentar quitar todo tipo de resto de tentáculos que pueda haber quedado pegado en nuestra piel, pero no debe realizarse frotando con un paño o con lo dedos sino intentar hacerlo con la ayuda de unas pinzas.

Tras haber recibido la picadura de una medusa lo primero que hay que hacer es salir del mar (con el fin de evitar un shock anafiláctico que podría provocarnos un ahogamiento). El siguiente paso será limpiar la herida con suero salino o en su defecto agua de mar (nunca agua dulce) y aplicar un poco de frío a través de hielo, el cual debe estar envuelto en un paño (jamás en contacto directo con nuestra piel).

Afortunadamente la presencia de personal de socorro en las playas es cada vez más numeroso y la rápida intervención de un socorrista puede mitigar en gran medida el dolor.

 

 

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Fuentes de consulta: scientificamerican / livescience / socorrismo.com / mapama.gob.es
Fuente de la imagen: apes_abroad (Flickr)