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La relación de amor odio con el eyeliner

¿Recuerdas la relación entre Allie y Noa en El diario de Noa? Que si te quiero, que si te beso, que si te odio, que si nunca me contestaste, que si te escribí tropecientas cartas… Bien, ese romance tormentoso no es NADA en comparación al amor-odio que nace entre nosotras y nuestros eyeliners.

El eyeliner apareció en la Antigua Grecia en el año 800 a.C. cuando una griega machacó unas escamas de pez, las mezcló con tinta de calamar del mar Egeo y descubrió que podía salir toda la noche de bacanal sin que se le emborronara el ojo. Cosa que no pasaba con el grafito, que le dejaba los ojos peor que el mapache de Pocahontas.

El eyeliner es una de las grandes revoluciones de nuestra generación junto al sujetador sin tirantes o las bailarinas plegables. Cambió nuestra forma de concebir el universo y todo lo que nos rodeaba. Se convirtió en aliado de mañanas en las que nos levantábamos con ojeras hasta el centro de la tierra. Tal es el poder del eyeliner que me he ido de boda y es el único cosmético que he llevado en el bolso.

El problema del eyeliner es el mismo de cuando conoces a un chico y te parece demasiado perfecto. «Esto me huele raro, por algún sitio tiene que cojear». Y cojea, vaya si cojea. Ríete tú de la técnica ancestral del trazado de caracteres chinos en la dinastía Ming. Para que el eyeliner sea perfecto necesitas un pulso de cirujano de ratones, un párpado más quieto que Arbeloa y sobre todo, paciencia, mucha paciencia. Como dice el proverbio chino «Paciencia no es la habilidad de esperar sino la habilidad de mantener una buena actitud mientras un ojo te queda bien maquillado y el otro queda hecho una mierda».

Maquillaje en el que te inspiras vs. maquillaje en tu ojo. 9GAG

Maquillaje en el que te inspiras vs. maquillaje en tu ojo. 9GAG

Porque el gran problema del eyeliner, ese que nos trae a todas de cabeza, nos desespera y por el que llegamos media hora tarde es que los dos ojos NUNCA QUEDAN IGUALES. Y sí, posiblemente tu novio/madre/amiga no vaya a darse cuenta (a no ser que sea maquilladora profesional como en el caso de mi amiga Nuria) pero TÚ LO SABES. Casi puedes sentir esos milímetros de pintura de diferencia encima de tu ojo.

Empiezas a pintarte tranquilamente. Tienes 20 minutos por delante, lo suficiente como para hacer una mirada digna de Brigitte Bardot. Recuerdas los consejos de la chica del tutorial de Youtube: «Es super fácil, coges el eyeliner, recorres el párpado superior, elevas un poco la raya cuando llegues al final del ojo y listo». Y allí estás tú, casi subida encima del lavabo para ver en el espejo con lujo de detalles cada paso que vas a dar. El pincel toca el ojo. Vale, calma, no pasa nada. Resiste esas ganas de parpadear. ¡Bien! Uno menos, vamos a por el siguiente. Pero en el otro ojo son todo problemas: se te va el pincel, se te engancha con una pestaña, parpadeas y te pintas la ceja…y el trazo no te queda igual. No pasa nada, puedes arreglarlo poniendo un poco más de pintura en el otro. Uy, pero ahora este tiene más, pues a compensar el otro. Y así hasta que acabas con una raya en el ojo que solo te falta el peinado beehive para parecerte a Amy Winehouse.

Vuelta a empezar. Fruto de la desesperación, y cagándote en la chica del tutorial, agarras el algodón con desmaquillante. Ahora tienes la mitad de la cara negra sin contar con que ya vas diez minutos tarde. En este punto, en mi caso, siempre un poco de pintura entra en mi ojo y acabo llorando lágrimas negras. Quería parecerme a Brigitte Bardott pero parezco la típica niña asesina de película de miedo japonesa.

Esta eres tú cuando no te queda bien el eyeliner 

Pero como eres una tía positiva pruebas otra vez. No te sale a la segunda, ni a la tercera ni a la cuarta. Tus opciones son ir con el eyeliner desigualado, seguir aumentando la pintura de ambos lados hasta que parezca que llevas el antifaz de Los Increíbles o tirar el eyeliner a la basura, meterte en la cama y ser un mapache feliz.

Porque los días que no estamos inspiradas, no nos sale. Porque pintarse la raya con eyeliner NO es fácil. Y para todos los hombres que leáis el post y estéis a punto de llamarme exagerada, os recomiendo que antes de hacerlo veáis este vídeo.

Estas han sido (por desgracia) las tendencias de belleza más absurdas del 2015

Yo pensaba que a estas alturas de mi vida pocas cosas podrían sorprenderme. Luego vi a un tío en el metro limpiando la pantalla de su tablet con un pañuelo, después de haberse sonado con él, y me di cuenta de que no.

Antes, cuando a alguien se le ocurría una tontería, la hacía con sus amigos, se echaban unas risas y a otra cosa mariposa. Pero hoy en día con las redes sociales, todo se graba, se imita doscientas mil veces y se convierte en VIRAL, esa palabra que tanto me recuerda a la expansión de una enfermedad.

El 2015 no ha sido la excepción y también ha sufrido la epidemia de tendencias absurdas que han recorrido las redes sociales a la velocidad de Flash Gordon: el ice bucket challenge, la moda esa rara de ponerte un condón con agua en la cabeza… De esta forma, lo que se le ocurría a un youtuber aburrido de una ciudad de Carolina del Norte lo acababan haciendo los hijos de tus vecinos del quinto.

¿Te acuerdas del verano? No, obviamente a estas alturas, el verano se te antoja tan lejano como tus años de colegio. Bueno, la cosa es que hace seis meses era verano. Estabas bronceada y, dependiendo de tu tipo de piel, podían salirte pecas (a mi me salen tres contadas). Cuando el verano llegó a su fin, se puso de moda entre maquilladores imitar las pecas veraniegas con un lapiz. Todo muy bonito y muy gracioso si mantienes tu bronceado, si, como yo, lo pierdes a los tres días, las pecas te quedan como si tuvieras varicela. Pero la cosa no quedo ahí. ¡Llegaron los tatuajes con pecas! Con una sencilla aplicación (y algo menos de 30 euros), podías tener una tez al más puro estilo ‘Pippi Calzaslargas’.

http://pink-natural.tumblr.com/post/112967805361/still-pretty-hyped-from-blackout-so-these-will-be

Debe ser que soy de otra época o que sencillamente, no entiendo las mentes de mi generación. Cuando yo era joven (ayer mismamente), los tatuajes eran algo serio, algo como un matrimonio o una hipoteca, para toda la vida. Un tatuaje está para lo bueno, cuando presumes en la playa de tu mariposa en el pie, y para lo malo, cuando se te pone verdoso (el tatuaje, no el pie) y te planteas si merece la pena gastarte otros 60 euros en repasarlo.

Kylie Jenner, la responsable de algunas de las modas más absurdas del año. INSTAGRAM

Kylie Jenner, la responsable de algunas de las modas. INSTAGRAM

A santo de qué nos vienen ahora conque los tatuajes no solo NO son temporales (esos dorados y plateados que abundaban en todas las barrigas lisas como tablas en cualquier festival español) sino que te los puedes poner en el pelo! Quitando lo innecesario del gasto, en cuanto te cepilles sin acordarte de que lo llevabas puesto, el peine se lo va a llevar por delante. Pero claro, como lo lleva Kylie Jenner, es lo más. Y yo me pregunto hasta qué punto vamos a seguir imitando a las Kardashian, porque estamos llegando a unos niveles preocupantes.

Y sino que se lo pregunten a la OMS, ya que otra de las ideas del ‘Klan’ (Clan Kardashian) es la de ampliarse el volumen de los labios sin cirugía, tal y como hacen ellas (¿en serio alguien va a creerlas a estas alturas? Llevan más goma en el cuerpo que una taller de neumáticos). Por lo visto, utilizando el tapón de una botella y colocándotelo sobre tus labios mientras sorbes, puedes lograr que tus labios se conviertan en la voluptuosa boca de Angelina Jolie. Durante unas horas únicamente, claro.

Yo no dejo de imaginarme a adolescentes escondidas en el baño de Kapital Light avergonzadas usando el taponcito mientras sus amigas aporrean la puerta «Isa!!! Tia, ¿estás ahí? ¿¿Qué pasa?? ¿¿Por qué tardas tanto?? ¿No estarás haciendo lo de los labios otra vez?». Además, si te pasas de tiempo sorbiendo o usas un tapón algo más grande, corres el riesgo de acabar con los morros de Carmen de Mairena.

Pero lo más importante de estas tendencias no es su aplicación práctica, es que queden debidamente documentadas en todas tus redes sociales, en las modernas cuevas de Atapuerca para que te lluevan los ‘me gusta’ como es el caso de la «caspa de unicornio». La primera vez que oí el nombre, pensaba que era la nueva droga dura de moda en Fabrik. Pero no.

¿Purpurina o caspa? INSTAGRAM

¿Purpurina o caspa? INSTAGRAM

La «caspa de unicornio» consiste en cubrir tus raíces con purpurina para, de este modo, ahorrarte el dinero de teñirlas en la peluquería. «No no, perdona, no es que sea tan cutre de llevar mis raíces de más de dos centímetros de largo, es que sigo la tendencia #glitterroots«, te dirá una hipster enfurecida. Lo que quieras reina, pero si a las raíces oscuras le sumas la purpurina, que vista de lejos parece caspa, da la sensación de que llevas el pelo un poco guarro (aunque somos libres de llevar el pelo sucio, ¡no empecéis a freírme a comentarios negativos!).

Pecas falsas, labios falsos, tatuajes de quita y pon y purpurina para decorar las raíces que salen cuando nos crece el pelo teñido. ¿Os acordáis de cuando estaba de moda ser natural? Yo tampoco.

 

 

 

 

Purpurina, metalizados y labios rojos para despedir el año

Diciembre…¡argh! Qué mes tan complicado y lleno de preguntas existenciales está siendo. ¿Cuánto bebí en la cena de empresa? ¿Voté al candidato apropiado en las elecciones? ¿Le gustarán a mi suegro los calcetines que le he regalado? Tenemos fiestas para aburrir, comida para sobrevivir a un apocalipsis zombi durante décadas y espumillón hasta en el rollo del papel higiénico.

Para las celebraciones apetece ponerse guapos. Yo soy la primera que, por mucho que no salga ni por Nochebuena ni por Navidad, se arregla para recibir los «Uyyyy pero que guapa está mi nieta» de la abuela (llamadme romántica, pero me gusta ganarme sus piropos cada año en vez de darlos por hechos. Aunque, es una abuela, si me sentara a cenar en chándal me vería preciosa igual. Abuelas <3).

Cuando llegan las fiestas navideñas es como si un tsunami brillante se abalanzara sobre todo lo que nos rodea, desde el envoltorio dorado del turrón de Suchard a los adornos horteras del árbol que venden en los chinos.

Puedes darle un toque festivo a tus conjuntos para las fiestas de dos formas: usando los típicos accesorios del cotillón que llevan en tu familia desde 1986 o utilizando esa paleta que te regalaron hace mil años/te compraste un día que estaba en oferta. Los dorados y plateados se llevan en los ojos ya sea en sombra o en eyeliner. Recuerda la norma del menos es más: si llevas unos ojos impactantes, contrarresta con unos labios discretos.

 

Ojos metalizados. TUMBLR

Eyeliner plateado, sombra dorada y eyeliner dorado. Fino y elegante. TUMBLR

La purpurina está hasta en la sopa. Literalmente. Porque ese es el riesgo que corres si decides incluirla en tus opciones de maquillaje. Pero si eres una aficionada a la brillantina apasionada de las glitter roots, glitter beards y glitter make up, para las fiestas puedes llevarla en los ojos, labios o uñas (o en todo al mismo tiempo bajo tu propia responsabilidad).

pupurina. TUMBLR

Ojos, labios y uñas más brillantes que una camisa de satén de Falete. TUMBLR

Una apuesta segura navideña que nunca pasa de moda son los labios en tonos rojizos, que junto al verde, es de los colores más festivos. Puedes llevarlos en la tonalidad que quieras desde el rojo pasión hasta el granate. Eso sí, si no es un pintalabios ‘bueno’, asegúrate de meterlo en el bolso, ya que cualquier maquillaje que te pongas en la boca, acabarás comiéndotelo.

Labios rojos. TUMBLR

Labios rojos: los 5 primeros minutos bien, las 4 horas siguientes de la noche, mal. TUMBLR

Pero si estas propuestas te parecen demasiado poco arriesgadas y lo tuyo es dejarte llevar por el espíritu navideño (aunque estas chicas más que dejarse llevar, parecen poseídas por él), tienes otras propuestas más frikis alternativas.

raros

El reno salido de una película de Guillermo del Toro, la ayudante de Santa Claus alcohólica y el bastón de caramelo diabólico. TUMBLR

 

Estos son los errores (que no sabías) que cometes al maquillarte

1. Sabemos que siempre vas con prisas, entre que el novio te espera abajo o que pierdes el autobús, no tienes tiempo de pararte frente al espejo. Pero es importante que antes de maquillarte prepares tu piel. Un lavado de cara y una crema hidratante conseguirán que el maquillaje quede uniforme.

2. El corrector, aunque solemos ponerlo antes que la base, en realidad se debe utilizar después ya que su efecto será más duradero. Es importante elegir el tono que tape nuestra ojera de manera natural. Un tono más oscuro nos hace parecer más cansadas y un tono más claro provoca el efecto mapache.

3. La base, esa gran enemiga. Cuando es verano siempre se nos queda demasiado clara y en invierno queda demasiado oscura. Lo ideal sería tener nuestros dos tonos (a no ser que te guste lo de que parezca que te has maquillado con Cola Cao). La base de nuestro tono es aquella que, al extenderla en el dorso de la mano, no se nota que se lleva.

4. Echarte colorete como si estuvieras pintando la pared de tu cocina . No es tanto la cantidad como aplicarlo en la zona adecuada. Debemos echarlo sobre las ‘manzanitas’ (las manzanitas son esos mofletes tan achuchables que se te ponen cuando sonríes sin enseñar los dientes) y extender el trazo con la brocha siguiendo la línea del pómulo.

5. Frotar un labio contra otro después de pintarlos los labios. Vale que es como llevamos haciéndolo toda la vida, pero si está mal hecho, está mal hecho. Para retirar el exceso, debemos meter el dedo por la zona central y sacarlo arrastrando el pintalabios que sobre.

6. Maquillarse la línea de agua cuando buscamos unos ojos más grandes. Esa línea disminuye el tamaño de nuestro ojo, por lo que debemos evitarla si el efecto que buscamos es el de ampliar la mirada. Maquillar el párpado móvil y, muy ligeramente, el extremo de fuera del inferior, será nuestro aliado.

7. El menos es más también se puede aplicar al maquillaje. Debemos elegir si queremos resaltar la mirada o la boca. Unos ojos cargados deberían ir acompañados de una boca discreta, al igual que unos labios de un color llamativo, deberían llevar un maquillaje de ojos sencillo, más acorde. Nunca destaques ambas.

8. Rizarte las pestañas con la máscara ya aplicada. Aquí, mis pestañas tamaño pelo de mosca y yo, somos las primeras en cometer este error. Para utilizar el rizador, la pestañas debe estar limpia, ya que sino corremos el riesgo de partirla. Aplicarnos varias capas de máscara es otra equivocación muy frecuente, ya que en vez de hacerlas pareces más largas, quedan apelmazadas y llenas de grumos.

9. Aunque te mueras de sueño porque has llegado a casa a las 6 am o de cansancio porque has bailado hasta en el metro de camino a casa NO PUEDES IRTE A DORMIR SIN DESMAQUILLARTE. Además de que el maquillaje tapa los poros de la cara, si no te limpias antes de dormir, cuando te despiertes, corres el riesgo de parecerte a esto:

Ni en el gimnasio podemos estar feas

Siempre me ha gustado del gimnasio que es el lugar en el que se me permitía desconectar de todo: de mis problemas, de lo que me rodeaba y de mi cabeza. Lo único importante era la conexión con mi cuerpo. Era el único sitio en el que nadie me iba a señalar por llevar toda la espalda sudada, el pelo sucio u oler a camionero. El paraíso. O al menos hasta hace unos años.

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«Uff…qué cansancio tengo de estar sentada en la pelota». GTRES

Las mujeres y el gimnasio somos negocio. Lo sabe Nike, lo sabe Reebok, lo sabe Decathlon, lo sabe Lots of Colors y lo sabe hasta tu propio gimnasio. Mientras que la mayoría de las fotografías de publicidad muestran a hombres con más músculos que los Action Man que tenía mi hermano, las fotos protagonizadas por mujeres son totalmente opuestas. Aparecen en pilates, estirando con la pelota o haciendo una postura de yoga. Pero ninguna levantando cuarenta kilos en sentadilla.

Gimnasio, tú antes molabas.

Si eres mujer parece que lo tuyo son las clases en las que no tengas que sudar mucho ni levantar peso (¡no vaya a ser que te pongas fuerte o te estropees la manicura levantando una mancuerna!). Hasta los circuitos se encuentran separados. ¿Por qué las máquinas ‘para mujeres’ son de otros colores y con menos peso? Cuando entro en la sala de musculación no me asusto (el olor que desprende más de uno después de usarla sí, pero eso es otro asunto), no me siento amenazada por las máquinas ni me siento menos mujer por entrenar en ellas. Al igual que he visto hombres entrenar en el circuito femenino y no les ha crecido una falda al tocar la máquina.

embarazadas

A la izquierda, una embarazada haciendo deporte según GTRES. A la derecha @Aliona_hilt, deportista alemana.

Soy una adicta al gimnasio, una #gymrat como se dice en las redes sociales. No voy ni una ni dos sino entre cuatro y cinco veces a la semana. Hago spinning, crossfit y un día de musculación. Con semejante asiduidad, mi ropa de deporte empieza a hacerse un hueco considerable en mi armario. Se me empiezan a ir los ojos (y mi sueldo de becaria) a las prendas deportivas sin que pueda evitarlo ya que ahora las tiendas de moda se han apuntado a las colecciones gymwear. Pero si comparas la ropa de deporte masculina y la femenina, son dos mundos. «La ropa de gimnasio para mujeres es ropa para ir de cañas» me dijeron el otro día. Mientras que los hombres pueden ir con ropa suelta, ancha y cómoda para la actividad deportiva, la nuestra es más ajustada que las mallas de un ciclista.

Yo no sé qué para qué clases está pensada, pero os puedo asegurar que los pantalones (que llamar ‘pantalón’ a ese culotte elástico me parece un derroche de imaginación) no están pensados para aguantar un culo mientras haces crossfit (a no ser que quieras practicarlo con media nalga fuera, en ese caso son perfectos). Las camisetas, lejos de ser holgadas, se te pegan a cada pliegue de la tripa dejándote con más anillas que el muñequito Gusiluz. Casi parece que se recrean en las lorzas.

Parece que ni en el gimnasio podemos dejar de ser femeninas, de estar siempre sexys. Pues mira no, por ahí no paso. Si ellos pueden ir con la camiseta de Caja Rural, exijo el mismo derecho.

Encima circulan «Tips de maquillaje para el gimnasio» que no hacen otra cosa que alimentar esta idea tan dañina de que tenemos que estar guapas haciendo deporte. Parece que si no vas bien vestida con tu super conjunto deportivo eres una mujer de Cromagnon que no merece ser considerada persona. Ir al gimnasio sin ser femenina se ha convertido el nuevo delito del siglo XXI.

 

El maquillaje gótico no es solo para Halloween

Ahora que por fin habías aprendido a controlar la técnica del contouring viendo infinitos tutoriales en Youtube, que te habías dejado la mitad de tu sueldo en la pre-base, base, polvos oscuros, iluminador y colorete que necesitabas para esculpir los rasgos de tu cara a lo Beyoncé, llegan los diseñadores y deciden que la tendencia de maquillaje de este otoño será… ¡la cara lavada! O también conocido como “ir maquillada pero que parezca que te acabas de levantar de la cama fresca como una lechuga recién cogida del huerto con rocío mañanero”.

Las que pensábamos que el make up ‘cara lavada’ significaba lavarte la cara con agua y jabón (como su propio nombre indica), y ya si eso ponerte un poco de crema hidratante básica de marca blanca antes de salir a la calle, ¡estábamos totalmente equivocadas! Deshonra para nuestra familia. La cara lavada NO es ir con la cara recién lavada. Es una especie de trampantojo del siglo XXI. Tu cara tiene que parecer limpia pero has de ir maquillada. La dificultad radica en ir lo suficientemente maquillada, como para ocultar tus ojeras y rojeces al mundo, pero no lo bastante como para que parezca que llevas una hora pintándote (que es el tiempo que vas a tener que invertir en realidad).

De todos los cosméticos que requería el contouring (cinco como mínimo para un contouring básico), solo necesitas dos: el corrector y la base, todo lo demás te sobra. Ya puedes salir a la calle sin sentirte avergonzada por tus ojeras de ver por quinta vez Gossip Girl. De todas formas, si eres más bien coqueta y llevar tan poco maquillaje te hace sentir indefensa, puedes complementar el look cara lavada con un poco de colorete (rojo es el color de esta temporada).

http://nikilbe.tumblr.com/post/122342044323/beautiful-yanapiranha-with-my-nudemakeup-for

Para las noches salvajes (esas que sabemos que abundan en tu vida), los diseñadores han decidido volverse locos y tirar la casa por la ventana con el punk gótico. Y no me refiero al gótico de Marilyn Manson con negro hasta en los labios, sino al gótico tipo Anjelica Huston haciendo de Morticia Addams, que es como un gótico chic. Una mezcla entre Van Helsing y Sexo en Nueva York.

Maquillaje punk-gótico-chic (la taza es opcional)

El gótico sofisticado se compone de una base cara lavada, unos ojos ahumados en negro y unos labios rojos efecto mordido. Antes de ser una fashion blogger de renombre, pensaba que el efecto mordido era el que se te quedaba cuando te pintabas los labios y alguien te metía un muerdo en la discoteca, es decir, unos labios con el pintalabios corrido a lo Heath Ledger haciendo de Joker¡Pero no! El efecto mordido es cuando te retiras el extra del pintalabios dejándolos con una apariencia más casual, como si en realidad llevaras horas con los labios pintados y no te los acabaras de repasar (que es la realidad).

En definitiva: se lleva una cara maquillada pero como si no te hubieras maquillado, unos labios pintados como si llevaras horas sin reparártelos y unos ojos difuminados como si te hubieras pintado la noche anterior (y hubieras dormido sin quitarte el maquillaje).