Rafiki

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Esta cinta keniata dirigida por Wanuri Kahiu, se estrenó el año 2018 en Cannes y compitió por la Palma Queer, distinción que se otorga al mejor film LGTBI del festival. Rafiki fue la primera cinta procedente de Kenia que se exhibió en Cannes. El film muestra las consecuencias de ir contra la norma en sociedades poco amigas de la diversidad. El argumento gira alrededor de la relación de amor que surge entre las jóvenes Kena y Ziki, cuyos padres son rivales políticos, y las dificultades a las que se enfrentan las dos jóvenes debido a la situación de las personas LGTBI en Kenia.

La película se inspira en Árbol de Jambula, un cuento de Mónica Arac de Nyeko. Rafiki significa amiga que es como se presentan las parejas de lesbianas en Kenia debido al rechazo a las personas LGTBI que existe en el país africano. La producción corrió a cargo de Europa, Líbano y Estados Unidos ya que en Kenia resultó imposible encontrar financiación. Sobre esta cuestión Kahiu denunció que para conseguir dinero que te permita hacer cine en Kenia tienes que hacer películas sobre aquello que las ONG estén financiando en ese momento, como el SIDA o la mutilación genital femenina. Según la directora, estas imágenes ayudan a construir África como lo Otro. Wanuri Kahiu se define como una cineasta que hace películas sobre África. Ella hace películas para las próximas generaciones: Porque tenemos niños que estamos criando, y porque hay personas aquí que ya existen (mi hija existe ahora), a las que le estamos contando historias: necesitamos mensajes muy claros.

El gobierno keniata prohibió la película con el argumento de que promocionaba el lesbianismo, teniendo en cuenta que ese país castiga las relaciones entre personas del mismo sexo con hasta 14 años de prisión. Anuri Kahiu demandó al gobierno y el Tribunal Supremo le dio la razón y levantó la prohibición que había recaído sobre la cinta y permitió la proyección de la película durante 7 días.

Rafiki rompe con los roles de género y la heterosexualidad obligatoria. Reivindica el derecho a ser y así lo expresa Kena en el diálogo que mantiene con su amigo Blaksta:

Desearía ir a algún lado donde podamos ser de verdad.

El color, la luz y la vida envuelven esta cinta en la que se percibe calma a pesar de las dificultades. El film nos hace partícipes del empuje de la juventud, que pone todo su empeño en cambiar una realidad llena de prohibiciones que cercenan sus libertades.

La cinta muestra la cultura y el vibrante estilo de vida keniano. La música pop confiere a la historia una enérgica intensidad. La fotografía corre a cargo de Christopher Wessels, que envuelve la historia en una neblina de colores ricos y brillantes. Los colores brillantes se reflejan también en el diseño de vestuario que se basa en la ropa tradicional de Kenia. El diseño de producción está marcado por la riqueza cromática de los edificios y los interiores. El color principal es el rosa, asociado a la feminidad , que palpita en cada imagen, desde el rosa claro del cielo hasta el rosa del cabello multicolor de Ziki y los rosas brillantes de las ropas de Kena y Ziki. Sobre su trabajo en la película, Wessels afirmó: Como sudafricano, me sentí muy similar a las comunidades de mi país y me encantó poder experimentar un poco de la cultura keniana.

Kahiu y Bass, coguionistas de la historia, definen con solvencia a las protagonistas de la historia. Ziki, más decidida en apariencia, apoya a Kena para que reconozca su fuerza. Ziki quiere librarse de las ataduras de la tradición y vivir la vida según sus convicciones y anhelos. La película transmite un mensaje de autoaceptación y amor propio muy empoderador.

 

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