‘Orgullo de Valientes’, la realidad de refugiados LGTBI

Por María Prieto Piédrola, estudiante de Psicología (20 años)

El jueves 25 de octubre tuve la suerte de ir a la presentación de la exposición Orgullo de Valientes, un proyecto presentado por la Fundación La Merced Migraciones. Esta muestra tiene el objetivo de visibilizar y dar a conocer la realidad de diferentes personas refugiadas pertenecientes al colectivo LGTBI+ a través de la fotografía.

Al llegar al Axel Hotels nos presentaron el proyecto, pero lo que realmente me emocionó fue cuando se levantaron dos de las personas que han participado como modelos por su situación de protección oficial. Eran un hombre gay venezolano y una mujer trans mejicana que han tenido que huir de sus países por vivir en circunstancias de riesgo debido a su orientación sexual o su identidad de género.

Igual que ellos, muchas otras personas no pueden quedarse en sus casas y sentirse a salvo en el momento en el que viven su vida según quiénes son realmente, sin esconder una parte tan importante de ellos mismos como es la identidad.

Manuel, el chico venezolano mencionado antes, fue el que nos hizo el recorrido por las diferentes fotos. Además, muchas de las personas que estaban visitando la exposición eran los propios modelos, por lo que cada uno pudo contarnos su historia y ampliar la mirada de los carteles informativos. No puedo sentirme más afortunada por lo que pude escuchar y aprender de ellas y ellos.

Es emocionante y desgarrador escuchar cómo una persona cuenta por qué ha tenido que huir de su casa y qué se encuentra al llegar a un lugar donde no conoce a nadie y donde, aunque en menor medida, siguen siendo discriminados, ahora no solo por su orientación sexual o identidad de género, sino por ser extranjeros.

Al llegar a España se les concede una autorización de residencia temporal por razones de protección internacional: una tarjeta roja de cartulina, con su foto grapada y la información relevante. Durante los seis primeros meses no se les permite acceder a puestos laborales, hasta que les concedan, pasado este tiempo, una nueva tarjeta roja o el permiso de residencia permanente, en el caso de que lo consideren necesario según su situación personal.

Otro problema añadido es el gran desconocimiento por parte de toda la sociedad de la existencia de esta documentación especial. Así se encuentran en muchas ocasiones con escenas complicadas en las que al presentar su tarjeta roja les piden papeles oficiales, o no les permiten alcanzar su objetivo (ya sea continuar su trayecto en el metro o comprar unos medicamentos para los que son necesaria receta médica).

Sin capacidad de trabajar, sin gente que les apoye socialmente, lejos de sus casas y sin la oportunidad de volver, añadiendo la discriminación que existe hacia el colectivo LGTBI+ y hacia las personas racializadas o de origen extranjero, estas personas viven en una situación de mucho riesgo.

Es importante verlas, conocerlas, informarnos, escucharlas, leer sus testimonios y empezar a formar red de apoyo entre todas para cambiar esta situación tan frustrante y dolorosa.

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