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Veet y su crema depilatoria solo para machotes

Lo de las campañas publicitarias de Veet es para mear y no echar gota. Sus reuniones de publicidad deben ser algo así: un grupo de hombres heterosexuales cuya edad media oscila entre los 49 y 56 años fumando puros, masticando tabaco y gargajeándolo seguidamente a una escupidera mientras suena algún cantante muy viril de música country (hasta aquí mi referencia que no conozco ninguno. Acepto sugerencias).

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Pasan los años y la marca sigue estancada en los años 20, más o menos allá cuando fue creada. La visión de la sociedad que nos proyecta la empresa para vender sus productos es, simple y llanamente, asquerosa.

Toda esta rabia contra Veet viene por una razón, no es que me haya aparecido de repente porque se me haya cruzado el cable o porque (os veo venir haters) esté «en esos días del mes» (también podemos estar de mal humor sin que se deba a las hormonas), y es el nuevo anuncio de la crema depilatoria para hombres que os invito a ver aquí:

Ahora que ya estamos todos puestos en antecedentes, os explico por qué creo que Veet debería empezar a sacar anuncios para los clientes que vivimos en el siglo XXI.

Para empezar el hecho de que Veet haga un producto «especial» para hombres es algo absurdo cuando es exactamente la misma crema depilatoria. O a ver si os creéis que los pelos masculinos tienen un porcentaje de titanio que necesitan ingredientes especiales para poder ser afeitados. Pues no. De hecho, lectores masculinos, os invito a que os depiléis con un producto «para mujeres», veréis como podéis eliminar el pelo igualmente.

La diferencia es que la marca crea un packaging de otro color para que no se asocie a algo femenino. Eligen nada menos que el azul oscuro, no vaya a ser que se ponga un color como el verde, amarillo o azul claro, colores que ha usado la marca, y les crezca una falda a los hombres que la usen.

Si vemos el anuncio con un poco de atención nos damos cuenta de que los actores tienen algo en común (y no, no me refiero a los cutres pasos de baile para bodas que aparecen dando), todos son delgados, jóvenes y me atrevería a decir que se intuye que heterosexuales (una de las primeras imágenes de dos chicas mirando bailar a uno de ellos sostiene mi teoría).

Es decir, un casting que hace que el hombre joven español medio que ve el anuncio como, por ejemplo, mi novio, pueda ir al supermercado y comprar con tranquilidad una crema de depilar, algo asociado históricamente a las mujeres, sin que sienta que pierde un ápice de virilidad. De hecho, si nos fijamos en los influencers que han colaborado con la marca como voz 3.0 del producto, están cortados por el mismo patrón.

En segundo lugar la forma física tanto de los elegidos para el anuncio como de los instagramers nos deja claro que «Si gustas, gustas», sí, pero estando delgado. Lo de las lorzas o tetas colgaderas es algo que en el maravilloso mundo de la belleza de Veet no tiene cabida.

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Lo único que le puedo conceder es que en el anuncio vemos pelo. Habéis leído bien, pelo en un anuncio de productos depilatorios, que puede sonar irónico pero lo cierto es que en la mayoría de anuncios el pelo no existe. Es como si las actrices se depilaran por el mero placer de sentir la cera en esas piernas suaves, lisas y brillantes como si fueran ancas de rana. Debe ser que el pelo, si es de hombre, no produce el rechazo que conllevaría mostrarlo de una mujer.

A ver si tengo suerte y este post llega a ellos. Si no cambian su manera de hacer anuncios, que no lo creo, al menos que le den una vuelta y se den cuenta de que, por mucho que les cueste aceptarlo, los tiempos han cambiado: las mujeres tenemos pelos, aunque no salgan por la tele vamos a seguir teniéndolos, y un hombre puede usar un producto que sale de un bote rosa y estar igual de bien con la tripa cervecera depilada (si les gusta).

Stradivarius man, la nueva alternativa ‘low cost’ para hombre

Después de que empezara a vender productos de decoración y complementos de escritorio, a principios de mes, Stradivarius (una de las hijas de Inditex) hacía historia dentro de la marca lanzando una línea masculina.

Después de analizarla detalladamente, en mi opinión supone una alternativa low cost bastante interesante ya que cubre las necesidades de, lo que podríamos considerar, ‘el mercado masculino joven español’, y he aquí el porqué.

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En primer lugar, la línea está compuesta por propuestas poco arriesgadas. Vale que encontramos algún cuello o anchura menos convencional, pero por lo general sigue el estilo de Pull and Bear, Bershka o incluso Zara.

En segundo lugar, los precios pueden resultar interesantes para el público al que van enfocado (hombres jóvenes entre 18 y 30 años), ya que encontramos ropa informal como camisetas, pantalones de algodón, pasamos por los célebres vaqueros y camisas informales y terminamos en algún pantalón más arreglado para esos primeros empleos en los que pueden exigir un dress code más arreglado.

Para que os hagáis una idea de los precios las camisetas oscilan entre 15 y 18 euros, las chaquetas y pendas de abrigo entre 50 y 150 euros, mochilas y bolsas de 20 a 50 euros y zapatillas de 30 a 50 euros. Siendo Inditex sé que no es la mejor calidad del mundo, pero en base a mi experiencia con Stradivarius mujer, son prendas que, si las cuidas, te pueden durar de tres temporadas en adelante.

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Alegato para que vuelva ‘El hombre como el oso’

El otro día en unas piscinas termales me llamó la atención la cantidad de hombres depilados que veía a mi paso.

-¿Pero por qué te depilas?- Le pregunté a uno de los chicos del grupo, uno de estos medio alemanes rubio a rabiar (en otras palabras, que no se podía decir que encajara en el prototipo de hombre-oso-peludo-morenazo).

-Me gustan más mis piernas así.

Manda narices. Y yo que daría un dedo porque el movimiento #MiVelloMisNormas se normalizara hasta el punto en el que se aceptara que nosotras pudiéramos depilarnos o no hacerlo sin ser criticadas por ello.

-¿Pero por qué?- Insistía yo incrédula mirando aquellas piernas diez mil veces mejor depiladas que las mías. Ni la muñeca Barbie las lleva así de perfectamente rasuradas.

-Es más cómodo para jugar al fútbol.- Claro, ahora resulta que el 0,0001% extra de resistencia que ejercían tus pelos contra el viento afectaba a tu rendimiento en el juego.

Ojo, antes de que me digáis nada, respeto totalmente a los que decidís hacerlo. No es que sea una fanática pro-pelo que ataca lanzando mechones a aquellos que veo depilados por la calle, pero, en mi opinión el pelo es bonito donde quiera que esté.

Quim Gutiérrez, uno de los pocos que no le declaa la guerra al pelo. INSTAGRAM

Quim Gutiérrez, uno de los pocos que no le declara la guerra al pelo. INSTAGRAM

Donde sea, en serio. Y nunca me he encontrado a ningún hombre con pelo en la espalda pero si lo encontrara y fuera un hombre por el que tengo sentimientos, estoy convencida de que también me gustaría.

Rompo una lanza por el ‘caminito’ delicioso que parte desde vuestro ombligo y que invita a descenderlo a besos. Me declaro fanática de vuestro vello del pecho, de recorrerlo lentamente de manera distraída con los dedos. Como buena devota de las barbas, os digo que no hay nada mejor que trazar el contorno de vuestra mandíbula con la boca medio abierta, utilizando los labios como las serpientes la lengua, para definiros cuando las luces están apagadas (o encendidas). Soy la hooligan del vello púbico, hincha que acaba siempre haciendo los actos más vandálicos entre las sábanas.

Así lo digo, sin vergüenza. Que los únicos pelos en la lengua en este caso concreto, sean los que después de un camino de roces, hayan sido acariciados por ella.

Por todo ello, pido que vuelva. Porque con vello o sin él, sois de las cosas más hermosas del mundo. Pero, a mi parecer, vestidos únicamente con lo que os ha tocado por naturaleza, ni os cuento.

Los hombres y las cejas: ¿amigos o enemigos?

Pensad en vuestro abuelo. No, no me quiero ir tan lejos. Pensad en vuestro padre por un momento. ¿Os lo imagináis depilándose las cejas con una pinza?

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Yo al mío tampoco. Y menos a mi abuelo. Estoy hablando de hombres para los que el culmen de la imagen era ir en traje y bien aseado. Afortunadamente nuestra generación no tiene los prejuicios que pudieran tener los varones hace 20 o 40 años sobre que la depilación es una cosa exclusiva de las mujeres. O al menos no la mayoría de nosotros.

Bienvenidos al siglo XXI: los hombres se depilan las piernas, compran cremas y se perfilan las cejas. Y no por ello son menos hombres.

El tema de la depilación de las cejas, en concreto, me resulta especialmente llamativo. Se da por hecho que nosotras debemos llevar las cejas cuidadas cuando biológicamente tenemos mucho menos pelo que los hombres. De hecho, indagando en mi círculo más cercano, solo se depilaban las cejas 1 de cada 15. Lo cual me hace pensar que, o bien no está muy extendido, o que tengo unas cejas más selváticas que la isla de Lost.

Sin embargo existen una serie de hombres que, como nosotras, le prestan una especial atención a esta zona. Entonces es cuando pasa lo siguiente: o se las depila dejándoselas con el mismo grosor que la seda dental o se hace un estropicio asimétrico dadaísta.

¡Que yo lo entiendo! Internet está copado de vídeos para nosotras. Tienes desde cómo elegir un sujetador de tu talla hasta como depilarte las piernas con azúcar. Entiendo que los hombres no lo tengan tan fácil y tiendan a ser autodidactas, pero, creedme, no siempre es una buena idea.

Las cejas masculinas no son iguales que las de una mujer, por lo que no podemos depilarlas de la misma manera. La ceja es como cuando te empieza a gustar alguien y te planteas que se convierta en algo más, hay que respetar su forma y su curva. Es como es y no debes intentar cambiarla.

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Cuando unas cejas salvajes se apoderan de tu cara. PHOTOBUCKET

Por lo general, las cejas masculinas están más bajas y son más gruesas (por lo general!) además de que reúnen más pelo en los extremos. Pero eso no significa que podamos quitar pelos a cascoporro sino que debemos eliminar aquellos que se salgan del ‘perímetro cejil’. Después podemos controlar el nivel de grosor quitando volumen capilar, el secreto para que las cejas voluminosas no se traguen los ojos que hay detrás.

La norma de oro universal de la depilación de cejas es no depilar la parte superior sino quitar los excesos de la inferior y el entrecejo. (O incluso puedes dejar el entrecejo, eso ya es cuestión de gustos).

Recuerda que menos es más y siempre es preferible una ceja natural y poblada que una fina que nos haga parecer aliens.

«Ahora los hombres se cuidan casi tanto o más que las mujeres» Esteban Martínez (concursante Super Shore)

Cuando la mayoría de los anuncios que veo son protagonizados por mujeres, se me hace difícil pensar que ellos se encuentren sometidos a la misma presión social que nosotras. Hoy en día, los cánones de belleza, se nos exigen a todos independientemente de si llevamos calzoncillos o bragas. Si para nosotras es la presión de la silicona o la delgadez, para ellos es la de la musculación.

«Una de las esclavitudes a las que se encuentran sometidos los hombres es la del buen físico, vives prisionero de tu cuerpo» me dice Esteban Martínez, el exconcursante de Gandía Shore que se encuentra a escasas horas de desfilar para Francis Montesinos.

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Esteban Martínez desfilando para Francis Montesinos. MARA MARIÑO

Si en el anterior reality, y en el que emite la MTV actualmente (Super Shore), aparecía luciendo un físico que parecía fruto de esa fiebre por el culto al cuerpo, su apariencia es ahora más natural.

Y es que para desfilar en la Semana de la Moda madrileña, el valenciano, ha tenido que cambiar su rutina: «Antes me gustaba más el mundo del fitness. Pesaba 100 kilos y ahora peso 83 para poder desfilar«.

Ha bajado 17 kilos para plegarse a las demandas del sector: «Me quiero mover más en el mundo de la moda, que es lo que a mí me gusta y, si quiero introducirme, tengo que adaptarme a él. Todo requiere un sacrificio» remata convencido. Ha roto con el CrossFit, las pesas y las proteínas a cambio de salir a correr y controlar su alimentación.

Sin embargo, pese al cambio, se ve mejor físicamente «Sinceramente, antes parecía un dibujo animado. Ahora me siento mejor conmigo mismo. Tenía la cara de pan, de ‘zampabollos’ y unos hombros y un brazo… Eso no era fino ni elegante, no es bonito. Antes esta chaqueta que llevo no me entraba».

«Todo lo que sea modelaje o trabajar en el mundo de la moda bienvenido sea. Pero tengo que elegir una cosa u otra, las dos no son compatibles porque en el mundo de la moda no quieren hombres así de fuertes, quieren hombres más normalitos. Tuve que elegir entre estar fuerte o ser modelo y yo quiero ser modelo.»

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Esteban Martínez: «Antes en esta chaqueta no entraba». MARA MARIÑO

¿Lo peor de su debut como maniquí? «Mi estómago estaba entrenado para comer muchísimo. Lo he pasado muy mal los primeros meses, antes hacía siete u ocho comidas al día. Para adaptar el estómago te tienes que quitar comidas hasta que tu cuerpo se adapta.»

Pero este interés por la moda no ha surgido a raíz de su alianza con Montesinos ya que «siempre me ha gustado ir bien. Me gusta vestir un rollo informal, cómodo y más deportivo«. Algo que por lo visto no está reñido con la elección del diseñador «La ropa que Montesinos me ha puesto me gusta y me la pondría».

Tiene claro que intenta entrar en uno de los sectores más exigentes a nivel físico, pero no está preocupado: «Yo lo que quiero es trabajar«. Y es que el mundo de la moda es el máximo exponente de los ideales de belleza.

«Parece que en esta sociedad la gente fea es como ‘Ahhhhh’, como que no gusta, pero todos somos seres humanos. Si las operaciones de cirugía estética están a la orden del día porque la gente que no se siente bien consigo misma se opera» dice el valenciano.

En su opinión para ellos esto es más exigente que para nosotras: «En el caso de las mujeres con que haga dieta y bicicleta ya se mantiene, pero en el caso del hombre es como ‘haz cuádriceps, haz bíceps, haz espalda, haz abdominales, sé elegante, sé educado, sé perfecto…’ El hombre tiene que estar más completo».

Pero esto no es algo que arrastremos de otras generaciones. Hace 50 años los ideales de belleza eran diferentes: «Si te das cuenta lo que más ha cambiado es que ahora los hombres se cuidan casi tanto o más que las mujeres. Yo conozco amigos que están que si cremas antiarrugas, que si me hago las cejas… El hombre de hoy en día se cuida más que el hombre de hace 50 años. Hemos tomado parte en esto porque no por ser hombres nos tenemos que descuidar«.

«Aunque lo que más se vende en el siglo XXI es el físico lo que de verdad entra es la personalidad, la actitud y ser uno mismo. Es lo básico. Conozco mucha gente que por muy bien que esté, cuando les oyes hablar parecen subnormales. Sé tú mismo, al que le guste, bien, y al que no, hasta luego».

El valenciano tiene claro que a la hora de fijarse en algo «todo el mundo quiere una persona natural». Aunque admite que las cosas que nos llaman la atención son muy diferentes: «En esto admito que ganáis vosotras, la mujer se fija más en la personalidad. Pero es que la belleza también está por dentro, tienes que ser un pack: un amante, un novio y un mejor amigo».

*DESFILE DE LA FIRMA " FRANCIS MONTESINOS " EN LA MBFW DE MADRID

Esteban Martínez. GTRES

«Yo si el día de mañana tengo una novia me encantaría que compartiera mis gustos y mis aficiones, entrenar juntos. La gente está muy equivocada. Se dice eso de ‘los polos opuestos se atraen, los iguales se repelen’. Eso es en la física. En el amor es al contrario, tienes que buscar a alguien de tu mismo polo. Porque si a mi me gusta el deporte ¿por qué voy a estar con una persona que le guste irse de after? Te tienes que complementar».

Pese a todas las exigencias sociales que ha enumerado en cuanto a la estética, ninguna le parece lo más difícil de ser un hombre. En su opinión lo más complicado es «complacer a una mujer. A las mujeres hay que darles lo que se merecen y se lo merecen todo aunque complacerlas puede ser un poco complicado. También hablo de mi propia experiencia, igual no pasa con todas».

Pese a sus más de 109.000 fans en Instagram, sus admiradoras que le paran para pedirle el selfie de rigor o la infinidad de comentarios que recibe cada día, el modelo, afirma no haberse sentido nunca como un ‘cacho de carne‘ sino todo lo contrario: «Con las chicas con las que he estado nunca me ha pasado». Aunque también admite que no le importaría «Si algún día me tengo que sentir objeto de una top model, que me utilicen y me manden a cagar». Toma nota, Adriana Lima.