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Esas mujeres con bigote

Desde pequeños somos conscientes del vello facial en las mujeres. Todos teníamos a una abuela, tía lejana o prima cuarta de esas que solo ves una vez al año, que cuando nos daba un beso pinchaba (y si no la recuerdas es probable que esa mujer seas tú).

MAC COSMETICS

También recuerdo que, en mi caso, me di un día cuenta de ese vello rubio que cubría la cara de mi abuela y que solo se veía en ciertas ocasiones. Era como una pelusilla de melocotón. 

Y aunque he de admitir que cuando fui consciente del vello de debajo de la nariz, lo que llamamos cariñosamente «el bigote», me lo empecé a quitar, si que es cierto que con los años me he relajado al respecto.

Mi piel no es 100% lisa como la de una rana lechera amazónica (la primera rana que me salía en Google). Tengo mini pelitos minúsculos (otros no tanto) y no voy a preocuparme por ello.

Los cuatro pelos negros que se ven desde marte prefiero quitármelos porque me da la sensación de que me asemejo a uno de mis tíos, y aunque a él el mostacho le queda estupendo, de mí no puedo decir lo mismo.

Es una elección personal pero que no hago muy en profundidad. Con la pinza cojo esos cuatro pelos y ya está. Soy consciente de que encima del labio superior sigue quedando pelusilla y no pasa nada. Nos queda a la mayor parte de nosotras.

De hecho, lo raro es cuando ves esas imágenes en los anuncios de televisión o en campañas de revistas de cremas, pintalabios o dentífricos que muestran cutis más que imberbes, totalmente matizados, no se ve pelo, arruga, poro ni nada que muestre que la piel es real.

Los niveles de Photoshop llegan a niveles alarmantes, y no es que nos guste encontrarnos esto. Está comprobado que las marcas con las que nos sentimos identificadas ganan cada vez más adeptas y el bigote no es la excepción a esta regla.

Mac se ha pronunciado sutilmente al respecto en una de sus publicaciones de Instagram. La foto muestra el color de un lápiz labial en una boca y sorprendentemente, si nos fijamos en la piel de encima del labio, podemos ver pelos.

No es que la marca haya usado a una modelo sin depilar por primera vez, es que la firma de cosméticos ha decidido dejar de editar digitalmente las imágenes.

¿El resultado? Romper el ideal de belleza irreal, mostrar lo que hay en las mujeres de a pie y normalizarlo. Porque, si nos paramos a pensarlo, todas cada vez que nos pintamos los labios podemos tener algún pelillo, pero ¿y qué? Estamos igual de estupendas.

Esas ‘instagramers’ con pelos

Miércoles, 10 de la mañana. Me deslizo por Instagram hasta que doy con una foto de una chica con pelos en las piernas. Me meto en su perfil y repaso sus publicaciones hasta que una de mis compañeras me llama la atención horrorizada.

INSTAGRAM

-Madre mía, ¿pero qué es eso?

Mi compañera, veinteañera, con un mini bolso de Vuitton con llavero de pompón rosa incluido y más adicta a Instagram que al café, mira mi móvil asustada, como si esa pelusilla de la foto fuera a saltar de la pantalla y a enzarzarse en un combate a vida o muerte contra su pompón.

Eso, querida, son pelos. Pelos como los que tienes tú o yo hasta que alguien te ha enseñado a verlos como algo incorrecto, lo que hace que siempre sientas que te los debes quitar del cuerpo.

Pero no es el caso de Morgan Mikenas. La instagramer amante del fitness (y del arte y música según su cuenta en la red social) decidió dejar de depilarse y vivir en armonía con su cuerpo y sus pelos, algo que aplauden sus casi 77.000 seguidores.

I am not afraid. I am not afraid of my truths, of who I really am. I am not afraid to be exposed. What you see is what you get. This is me. I will not take away part of myself to make YOU feel more comfortable. I 👈🏼👈🏼am comfortable!! I'm completely comfortable in my own skin. Don't fear what will become of you, depend on no one..Because once you let go of what someone else might think of you, you are free..🌼✨ Since moving to Vegas I have gone into public in shorts/tank tops/ bathing suit.. fully exposing my body hair. It was a pleasant surprise for me! People out here look at me like I am no different/look directly into my eyes and acknowledge me as an authentic human being.☺️🙏🏼💖 (And that's how it should be) Completely a full 360 from the Midwest. Out there, if I went into public exposed, a trail of whispers/ laughter/ judgment/ negativity would follow.. but the negativity has taught me how to be fearless and confident.. and that's all you need to beat the negativity:) And I'm sure I will encounter negativity out here sometime, because negativity is everywhere and unavoidable..but I'm feeling super lucky that I haven't had to deal with that yet!:) All Im hoping to do is to teach acceptance. Practice acceptance, not judgement.💝✨🌸#onelove #inspireothers #befree #bebold #beyourself #selfcare #spreadlove #fitness #confidence #namaste #loveandlight #gratitude #bodypositive #bodyhairdontcare #positivity #passion #iloveyou #weareone #summerready #acceptance #notjudgement #physique #healthylifestyle

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«No me asusta quién soy. Lo que ves es lo que hay. No voy a quitarme una parte de mí para que tú te sientas cómodo. Yo estoy completamente cómoda en mi propia piel. Una vez deja de preocuparte lo que otros puedan pensar, eres libre… Todo lo que espero es enseñar a la gente a aceptarse. Practicad la aceptación no el juicio.»

No es la única que se ha sumado al #bodyhairdontcare. Cada vez más hombres y mujeres en las redes sociales suben fotos de su vello corporal con orgullo.

INSTAGRAM

Pero el hecho de que sean las que tienen un considerable número de seguidores las que se animan a dar este paso, logran una visibilidad y un impacto que realmente ayuda a concienciar de que, a fin de cuentas, el vello corporal debe ser una elección personal y no una obligación externa impuesta.

Alegato para que vuelva ‘El hombre como el oso’

El otro día en unas piscinas termales me llamó la atención la cantidad de hombres depilados que veía a mi paso.

-¿Pero por qué te depilas?- Le pregunté a uno de los chicos del grupo, uno de estos medio alemanes rubio a rabiar (en otras palabras, que no se podía decir que encajara en el prototipo de hombre-oso-peludo-morenazo).

-Me gustan más mis piernas así.

Manda narices. Y yo que daría un dedo porque el movimiento #MiVelloMisNormas se normalizara hasta el punto en el que se aceptara que nosotras pudiéramos depilarnos o no hacerlo sin ser criticadas por ello.

-¿Pero por qué?- Insistía yo incrédula mirando aquellas piernas diez mil veces mejor depiladas que las mías. Ni la muñeca Barbie las lleva así de perfectamente rasuradas.

-Es más cómodo para jugar al fútbol.- Claro, ahora resulta que el 0,0001% extra de resistencia que ejercían tus pelos contra el viento afectaba a tu rendimiento en el juego.

Ojo, antes de que me digáis nada, respeto totalmente a los que decidís hacerlo. No es que sea una fanática pro-pelo que ataca lanzando mechones a aquellos que veo depilados por la calle, pero, en mi opinión el pelo es bonito donde quiera que esté.

Quim Gutiérrez, uno de los pocos que no le declaa la guerra al pelo. INSTAGRAM

Quim Gutiérrez, uno de los pocos que no le declara la guerra al pelo. INSTAGRAM

Donde sea, en serio. Y nunca me he encontrado a ningún hombre con pelo en la espalda pero si lo encontrara y fuera un hombre por el que tengo sentimientos, estoy convencida de que también me gustaría.

Rompo una lanza por el ‘caminito’ delicioso que parte desde vuestro ombligo y que invita a descenderlo a besos. Me declaro fanática de vuestro vello del pecho, de recorrerlo lentamente de manera distraída con los dedos. Como buena devota de las barbas, os digo que no hay nada mejor que trazar el contorno de vuestra mandíbula con la boca medio abierta, utilizando los labios como las serpientes la lengua, para definiros cuando las luces están apagadas (o encendidas). Soy la hooligan del vello púbico, hincha que acaba siempre haciendo los actos más vandálicos entre las sábanas.

Así lo digo, sin vergüenza. Que los únicos pelos en la lengua en este caso concreto, sean los que después de un camino de roces, hayan sido acariciados por ella.

Por todo ello, pido que vuelva. Porque con vello o sin él, sois de las cosas más hermosas del mundo. Pero, a mi parecer, vestidos únicamente con lo que os ha tocado por naturaleza, ni os cuento.

#MiVelloMisNormas

Me faltaban huevos. Lo admito sin ningún tipo de problema porque es la verdad, me faltaban huevos.

Llevo depilándome desde secundaria haciéndome la cera facial, las axilas y las piernas a lo que, más adelante, se unieron las ingles y la zona del pubis. Y con cera.

Cada banda que arrancaba dolía muchas veces hasta el punto de hacerme llorar, pero, tonta de mí, siempre prefería eso al tontaina de turno diciéndome que me depilara.

Porque casi siempre son los tontainas de turno (que muchas veces son los tontainas más peludos) los que nos recriminan el vello que llevamos sobre el cuerpo.

Ya no solo os hablo de amigos o novios, recuerdo el caso concreto de un primo mío más mayor que, una vez en la piscina, me llamó la atención de la fina hilerita de pelos que subían hasta mi ombligo.

«En verano que son rubitos pase, pero eso luego hay que depilarlo«.

Hay. Que. Depilarlo. Como si estuviéramos obligadas. Pero así me sentía siempre hasta que decidí darme un tiempo con la cera.

Porque, aquí entre tú y yo, depilarse es una JODIENDA. Duele, es caro y tienes que dedicarle un tiempo precioso para que luego vuelvan a salir pelos igual.

Ninguna mujer se depila por placer o por lo divertido que le resulta. Se depilará por otras cosas, pero para pasar un buen rato ya te digo yo que no.

Por eso, el colectivo feminista Amatista ha lanzado una campaña con el hastag #MiVelloMisNormas reivindicando que cada mujer haga con el suyo propio lo que le de la santa gana, desde eliminar y erradicar con láser cada folículo piloso hasta vivir cubierta por una capa de pelo a lo nutria marina, considerando la depilación una elección y no una obligación.

Como era de esperar, además de una gran respuesta positiva por parte de mujeres que se han unido a la causa y han roto relación con las cuchillas mientras abrazaban el vello, un sinfín de (en su mayoría) hombres han saltado diciendo que aquello de la depilación era una cuestión de higiene y que así no nos iban a tocar ni con un palo.

Pues bien, diré dos cosas: el pelo ES higiénico, lo que no es higiénico es no ducharse, pero es igual que el de la cabeza. Y en segundo lugar JAMÁS en la vida me ha pasado de quedarme en bragas y que me dijeran «Ah no, si tienes pelo yo paso«.

Así que siéntete libre de hacer lo que quieras. Déjalo, córtalo, dale forma, alísalo, tíñelo o elimínalo de manera definitiva, pero que, hagas lo que hagas, lo decidas siempre TÚ.