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Truco casero para que no se caigan las botas altas

He de confesar que las botas mosqueteras me han traído por el camino de la amargura. Por mucho que he limitado su uso desde que me las compré hace un par de años, me han salido peores que la bisutería del Primark.

Botas caídas vs botas arregladas. MARA MARIÑO

El gran inconveniente es que al ir sujetas al muslo con una goma, del uso, se han terminado cediendo. Y no solo eso, no es que me pase solo a mí porque me las compré en Stradivarius (o en otras palabra, porque no sea un calzado de calidad buenísima), sino que, por lo que pude ver en Google, nos ha pasado a varias.

La situación es la siguiente: sales de tu casa con el estilismo perfectamente en su sitio pero llegas a la universidad, al trabajo o a la cita con las amigas con las botas arrugadas alrededor de los tobillos, como si fueras una combinación entre Carrie Bradshaw y Jack Sparrow.

Como yo soy amiga de darle siempre una segunda vida a las prendas, especialmente si se trata de calzado que no está machacado, decidí apañar las botas con un invento para que no se me escurrieran por la pierna.

Las botas con el lazo. MARA MARIÑO

Mi solución fue ponerle unos ojetes (sí, ese es su nombre), y pasar un lazo entre los agujeros para luego llevarlo atado alrededor de la pierna.

Mi fallo fue, como ya he comprobado en Internet, que no puse la correspondiente arandela, que va al otro lado y que hace que no se te enganchen las medias (como podéis ver en la imagen), lo que hizo que terminara con un par de carreras.

Una vez solucionado, el remedio, además de resultón (que no es porque lo diga yo, pero de verdad que con la cinta en granate que le puse le daba un toque muy salado) cumplió las expectativas y las botas resistieron por encima de la rodilla. ¡Hurra!