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¿Por qué se desconfía del testimonio de Amber Heard?

Avanza el juicio de Amber Heard y Johnny Depp y aumentan las opiniones dispares sobre esta batalla legal. Ya destacamos anteriormente que la comunicación no verbal se había convertido en indiscutible protagonista y no dejan de trascender ciertos patrones conductuales, ahora, tras la declaración de Heard aun más.

¿Ha resultado creíble el testimonio de Amber Heard? Parece que en redes sociales y medios de comunicación predominan los comentarios de desconfianza sobre el relato de la actriz. Pero, ¿por qué ocurre esto?

En primer lugar, es importante aclarar que no hay un indicador directo e inequívoco de mentira que sea visible a través del lenguaje verbal o no verbal, sí que hay ciertos indicios de engaño que pueden hacer saltar las alarmas y que resultan incongruentes o extraños en base a lo que se espera en una situación similar.

Amber Heard es actriz y este es un hecho que no juega a su favor. Por su profesión, se la puede conferir cierta capacidad para simular mejor que el resto emociones complicadas, como la tristeza o el llanto a voluntad. Es cierto, pero también lo es que su habilidad no puede convertirla en mentirosa per se.

Amber Heard ha tenido un comportamiento muy singular desde el principio. Hemos podido observar muchos cambios de humor abruptos, pasaba de la risa a la tristeza, vestía de forma llamativa y espectacular y al día siguiente de una manera totalmente opuesta, proyectando estéticas contradictorias.

E incluso imitaba ciertos patrones y elementos de la vestimenta de Depp, hecho inquietante que puede desestabilizar la idea sobre su seriedad y sensatez. Pero todavía no sabemos los motivos que la llevan a ello, quizás puede ser una llamada de atención a la desesperada, una burla, una estrategia para debilitar a su ex…

Centrándonos en su declaración, las emociones que acompañaban a sus palabras fueron tristeza e ira, ambos son sentimientos esperables en un relato como el suyo; muchos piensan que no son reacciones compatibles, pero sí, son posibles y perfectamente congruentes con lo que va contando.

Si me agreden y abusan de mí puedo sentir pena y además estar enfadada. No quiero decir que por esto diga la verdad, pero tampoco la presentación de estas dos emociones de forma simultánea son indicativas de mentira.

Cientos de comentarios advertían que Heard lloraba sin lágrimas y que, por esto, su consternación era fingida. Esto tampoco es indicador de engaño directo, pero es que además hay fotografías en las que sí que se pueden apreciar lágrimas en su rostro.

Otro aspecto cuestionado ha sido el contenido de su testimonio. Amber Heard es muy detallista a la hora de dar contexto a un hecho, es decir, se explaya con la información que es más irrelevante o periférica para explicar un suceso, pero muy escueta a la hora de abordar el incidente crítico, la agresión en sí.

Esta premisa sí resulta un indicador de engaño, podría hacer saltar la alarma de la credibilidad ciertamente, pero también podría ser que tenga serias dificultades para poder recordar y relatar los detalles específicos de un episodio que experimente como doloroso, vergonzante, humillante, traumático…

Desde luego, en una entrevista terapéutica sería un buen punto para profundizar e intentar desmarañar; en un juicio, me temo que este asunto quedará así.

En definitiva, es muy complicado dictaminar o no la credibilidad de una persona a través de la mera observación de su comunicación no verbal en tan solo unos minutos.

Por supuesto, su actitud, conducta, palabras, gestos, vestimenta nos dan pista y mucha información sobre estado de ánimo, intenciones y sinceridad, pero tendríamos que escudriñar mucho más el relato para aseverar si miente o no.

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La comunicación no verbal de Isabel Pantoja durante el juicio

El juicio de Isabel Pantoja ha causado un revuelo mediático importante. Muchos son los que han criticado el caos que se organizó en su entrada de ayer a los juzgados, ya que la cantante se vio envuelta en una nube de periodistas y tuvo que ser escoltada por una sobrepasada Guardia Civil.

Esas imágenes de su llegada ya nos dan pista del gran impacto emocional que esta situación causará en Isabel Pantoja, asistir a un juicio ya es un estresor importante para cualquiera, pero si además sumamos esta trascendencia pública podemos adivinar que todo ello aumenta la tensión en el organismo de forma muy exponencial.

¿Qué podemos ver una vez dentro de la sala?

En la apariencia, es decir, el atuendo elegido de forma voluntaria, vemos un riguroso luto. Un negro absoluto, sin maquillaje ni adornos, representa su estado emocional y su actitud, ha escogido su atuendo imagen como si fuera a un entierro.

Y es impactante porque no estamos acostumbrados a verla así. Está verdaderamente desolada, porque podía haber elegido lo contrario, arreglarse mucho, con colores y bien arreglada para transmitir una imagen de poder, en un ‘aquí estoy yo’, ‘puedo con todo’ etc, pero no, realmente está abatida y su apariencia da buena cuenta de ello.

En su rostro, y a pesar de la mascarilla, se puede apreciar una profunda emoción de tristeza real.

¿Por qué digo real? Porque la activación muscular de la emoción de tristeza es muy difícil de simular, se puede, pero es complicado.

En su rostro vemos cómo se eleva la zona central de las cejas, que hace que queden dibujadas en la cara como un triángulo. Tal y como se aprecia en la fotografía. Ese movimiento solo es propio de la emoción de tristeza y es muy complicado de fingir.

¿Cuándo sentimos tristeza? Evidentemente ante una pérdida, pero también se experimenta cuando sentimos que hemos fracasado en algo importante para nosotros o cuando vivimos situaciones adversas.

Vemos también en su postura que se hace muy pequeñita, ocupa muy poco espacio con su cuerpo y permanece inmóvil, y esto indica tensión, miedo en una situación de indefensión, en la que el cuerpo se paraliza como mecanismo de defensa.

Se observa solo un movimiento y es cuando se rasca la frente, que puede que le picara, pero es típico que en estos situaciones ejecutemos estos gestos de nerviosismo y, en este caso, parece que lo que realmente quiere ya es taparse la cara y que no la graben más,

Después, niega repetidamente con la cabeza hacia el juez, aquí con más ímpetu, pidiendo auxilio ante la situación, en este momento más indignada muestra el desacuerdo con lo que está sintiendo ante la presencia de los medios.

Por último, son interesantes también sus gestos con las manos, vemos como se agarra con una mano su otra mano, es un gesto auto-manipulador y lo hacemos ante altos niveles de estrés.

Nuestro cerebro envía el mensaje de que necesitamos consuelo para bajar ese nivel de tensión y entonces nosotros mismos nos agarramos, nos acariciamos, nos sujetamos para darnos cierta calma a través de ese contacto.

 

El increíble cambio de imagen de Rodrigo Lanza tiene explicación

Comienza el juicio en el que Rodrigo Lanza se enfrenta a 25 años de prisión por el crimen de Víctor Laínez. El acusado recriminó a la víctima llevar puestos unos tirantes con los colores de la bandera española, después emprendió una brutal agresión contra él que acabó con la vida de Laínez tras tres días en coma.

Tal y como se aprecia en la fotografía, Lanza se presenta a la primera sesión del juicio con una apariencia muy diferente a la que lucía con anterioridad: cresta en el pelo, rastas, dilataciones en las orejas, diversos piercings, pañuelo palestino, ropa con mensajes reivindicativos y grupos de death metal… Todo ello caracterizaba su aspecto físico. Y en el juicio todo ello desapareció, casi ni se le reconoce.

Forma parte de la asesoría jurídica: dulcificar la apariencia, exhibir formalidad, responsabilidad, pulcritud, etc, es indispensable para proyectar inocencia. En el caso de Rodrigo Lanza, el asunto del aspecto físico tiene aún más relevancia. La pena solicitada se asocia a la consideración de que mató a Víctor Laínez por motivos ideológicos. Por tanto, cualquier elemento que distancie a Lanza del movimiento antisistema de extrema izquierda con el que se le vincula será muy necesario para tratar de reducir la condena.

Pero, ¿de verdad nuestra apariencia puede influir en juicios de valor?, ¿y nuestra fisionomía?, ¿acaso podemos persuadir manipulando nuestro aspecto físico? Aquí os dejo las respuestas, fantástico artículo de mi compañero Jorge García en el que colaboro aportando la perspectiva psicológica que interviene en estos contextos judiciales: Cambios de imagen para ir a juicio: ¿Hasta que punto influye nuestra apariencia en el veredicto?

¿Qué os ha parecido? Los límites de la comunicación no verbal son insospechados… 🙂

 

Por qué Ana Julia Quezada no muestra arrepentimiento #ComunicacionNoVerbal

En el día de ayer, analizamos la reaparición de Ana Julia Quezada en su primer día de juicio con una apariencia muy diferente a la que recordábamos durante la búsqueda del pequeño Gabriel. Hoy ha comenzado a declarar y podemos analizar sus primeras palabras y confesiones.

Ana Julia, en el juicio de hoy (Carlos Barba / EFE)

Ana Julia, en el juicio de hoy (Carlos Barba / EFE)

De nuevo, ha hablado entre sollozos y ha manifestado que sólo va a responder a las preguntas de su abogado. Como dijimos ayer, el llanto por sí mismo no es directamente indicativo de arrepentimiento o culpa, la tristeza puede ser real pero lo que activa esa emoción puede ser puramente egoísta, la pena por uno mismo, por el miedo a la condena, por la ‘situación’ a la que se ha llegado, por sentirse realmente una víctima, hecho que se ve reforzado además por lo siguiente:

Entrando en el análisis de contenido, lo que me parece más revelador es la técnica que utiliza para intentar ‘justificar’ un asesinato, para intentar darle sentido a lo que hizo, para que la gente pueda entender e incluso empatizar con ella. Y es que pretende degradar y trasladar la maldad a la víctima, manifiesta: “Alguna vez (el niño) me dijo: ‘qué nariz más fea tienes, parece que te han dado una hostia’”; o que Gabriel fue quien cogió el hacha y le gritó: «Negra tú a mí no me mandas».

Da a entender, de este modo, que ella sufrió sus ataques verbales y que como respuesta lo asesinó, que ella ‘también sufrió y padeció’, que no lo hizo sin motivo. Cuando recuerda al niño no hay ni una sola lágrima ni una emoción de tristeza, la actitud totalmente contraria la observamos cuando sí que rememora a su hija fallecida, en este caso, sí se aprecia sufrimiento (independientemente de lo que finalmente ocurriera), con Gabriel no, nada, lo hace impasible y con absoluta frialdad emocional.

Por último, llama la atención su respuesta a la pregunta realizada por la Fiscal: ¿Por qué no llamó a la familia o al 112? «Porque no pude, ni a mi hermana se lo pude decir. Yo sólo pensé que le he quitado la vida al hijo de mi pareja, ¿cómo se lo digo yo a Ángel?».  Esta contestación da mucho de sí. En primer lugar, se trata de una respuesta evasiva que realmente no argumenta un motivo posible sino que transmite que se actúa de forma irremediable, esconde un ‘yo quería pero no podía’, no, la voluntad no funciona así, no estaba incapacitada para hacerlo, no llamó de forma consciente porque no quiso.

«Le he quitado la vida» es la frase más tibia y, en cierto modo, poética con la que se puede expresar el acto de ‘matar’, ‘asesinar’, ‘golpear’, ‘asfixiar’ y un sin fin de sinónimos que serían más fieles a la realidad. De esta manera, no solo suaviza su apariencia sino también sus actos criminales para evitar proyectar violencia y no generar rechazo.

«¿Cómo se lo digo yo a Ángel?». Nuevamente, ¿dónde sitúa el foco y el protagonismo? En ella misma. Se preocupa más por cómo va a ser capaz de relatar y afrontar lo que hizo que por el daño y el sufrimiento causado tanto al niño como a la familia.

 

Analizamos la comunicación no verbal de una ‘renovada’ Ana Julia Quezada

Muchas eran las alarmas conductuales que manifestaba Ana Julia Quezada durante la desaparición del pequeño Gabriel Cruz, el hijo de su pareja. En el proceso de la todavía búsqueda del desaparecido, Ana Julia se expuso ante los medios y analizamos en este blog aquel lenguaje ocultosus gestos gritaban agresividad, recelo, dominancia y tristeza fingida.

Ahora reaparece, acusada de asesinato, para declarar ante el jurado que dictará su veredicto. Vemos claramente como ha cambiado completamente su imagen. La apariencia también es un canal del comportamiento no verbal que aporta bastante información, sobre todo cuando se producen cambios drásticos, como es el caso. Los estudios han comprobado que la apariencia es una de las variables que más influye en la persuasión.

Por más que intentemos sustraernos de los estereotipos, nuestra imagen exterior sigue siendo la principal fuente de información a la hora de formarnos una primera impresión de alguien. Y Ana Julia ha intentado ‘suavizar’ la suya, ha prescindido de las lentes que antes utilizaba, ahora su rostro es más limpio y descubierto, su mirada es más clara. Ha alisado su cabello para dulcificar su imagen, ya que el pelo rizado y alborotado podría trasmitir más carácter, desenfado, rebeldía. Su atuendo en cuanto a ropa es bastante formal.

En el vídeo que recoge la parte inicial del juicio, se la aprecia llorando, me preguntan, ¿está triste? ¿llora de verdad? ¿está arrepentida? Claramente llora, la clave de la cuestión es ‘por qué’, quiero decir ¿cuál es el estímulo que activa su ‘pena’? El foco no tiene porque ser la víctima, ni su arrepentimiento; puede llorar por ella misma, porque le de pena verse en esa situación, porque tiene miedo de su condena… Es algo que piensa y no por ejemplo a causa de una pregunta concreta que le hagan, por tanto, no podemos saberlo. Tendremos que esperar a analizar sus reacciones a cada pregunta.

Lo que sí que no veo, en este primer momento, es culpa o vergüenza, su mirada sigue siendo fría, directa, no se manifiesta cabizbaja, más bien mira a su alrededor con atención, localiza los puntos de cámara, no es un patrón de conducta propio de alguien ultrajado, compungido, que siente bochorno, ni sentimientos de culpabilidad. Tampoco vemos ira, emoción propia del sentimiento de injusticia, de ser acusada de un acto no cometido.

Vimos anteriormente un ejemplo muy similar y todavía más claro en el análisis de una reciente entrevista al ‘asesino de la catana’ que os dejo por aquí.

 

La comunicación no verbal ha sido determinante en la resolución de un caso de abuso

Quería compartir con vosotros una noticia relacionada con la comunicación no verbal y su cada vez mayor inmersión en la resolución de casos judiciales. Desde hace años hay un protocolo de análisis de contenido del testimonio del menor, víctima de abuso sexual, que se utiliza por peritos especialidades y se admite como prueba definitoria en juicios de esta índole. En esta prueba hay criterios que se refieren al cómo se cuenta la historia y si hay o no adecuación del afecto. Es decir, si la expresión emocional y gestual del menor es congruente con un episodio vívido de abusos.

Ahora se ha avanzado un paso más, en este sentido, y un Juez de Barcelona ha suspendido las visitas de un padre acusado de abusos sexuales a su hija a partir de un informe sobre las microexpresiones faciales y el lenguaje corporal la niña, de seis años, según ha podido constatar la Agencia EFE tras tener acceso al auto del caso:

En concreto, este informe detalla las «expresiones espontáneas de felicidad» de la niña al ver fotos de su madre y como la menor muestra una mayoría de expresiones de ira, tristeza y vergüenza al narrar los periodos de abusos sexuales presuntamente cometidos por el padre. Asimismo, acredita la credibilidad del relato de la menor respecto a las vejaciones cometidas por su padre.

Se trata de un informe pericial que realiza un estudio exhaustivo de las microexpresiones faciales y comunicación gestual de las víctimas, que concluyó, en el presente caso, que la menor fue sincera cuando narró los abusos sexuales supuestamente cometidos por el padre y cuando dijo que no quiere volver a verlo.

Según remarca el juez, el relato de la menor es «escaso en su lenguaje verbal» y «muy rico» en el lenguaje no verbal, como expresividad corporal, acciones y gestos, de los que se podría concluir que ha estado involucrada en situaciones de contenido sexual no acorde a su edad.

Para el juez, las «verbalizaciones y gestos» de la menor son «relevantes e indicativas» de «conductas sexuales inadecuadas compatibles con abusos sexuales», por lo que da credibilidad al relato de «tocamientos y prácticas de perversión sexual» narradas por la niña.

 

La estrategia verbal de Javier Arenas en el juicio por la trama Gürtel

Arenas, Rato, Acebes y Mayor Oreja: «No lo sé, no me consta, lo desconozco«. En esto del análisis de contenido del discurso no hay mayor verdad que el popular refrán ‘por la boca muere el pez‘. Ellos lo saben y por esta razón evitan manifestar a toda costa cualquier experiencia vivida que pueda ‘filtrar’ la realidad de la historia.

No sólo el lenguaje corporal expresa nuestras intenciones, el mensaje verbal también tiene un lado oscuro; el modo en que utilicemos las palabras también pueden ser indicadores de mentira o de que no estamos, al menos, diciendo toda la verdad. Este es el vídeo editado que ha analizado mi compañero Francisco Campos Maya, registrando en cada frase la estrategia verbal empleada por el Señor Arenas.

Además de las contradicciones, evasivas, memoria selectiva, exageraciones, generalizadores, palabras absolutas, etc, que se aprecian en el video, podemos ver como su expresión facial y postura son relajadas y tranquilas, incluso convincentes. El canal corporal que filtra su tensión y nerviosismo son sus manos, se sujeta una a otra, en un gesto automanipulador, que da cuenta de represión y control emocional que está ejecutando de forma racional para cohibir y ocultar sus emociones reales.

¿Por qué el pederasta de Ciudad Lineal se rió y mostró un insólito lenguaje corporal durante su (no) declaración en el juicio?

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Foto EFE

Antonio Ortiz entra en la sala esposado y con ropa deportiva, ni siquiera se ha molestado (de poco le iba a servir) en intentar aparentar buena presencia o formalismo ante la jueza. No ha mostrado ni un solo gesto de nerviosismo, su expresión facial era impasible, en cambio, sí que ha hecho algunos movimientos en la espera, levanta un hombro, se rasca la nuca y realiza estiramientos con su otro hombro. Son los gestos tipo de preparación ante un combate físico, de la lucha cuerpo a cuerpo.

Gran parte de su explicación conductual se relaciona directamente con el comportamiento psicopático. El contacto visual suele ser constante y muy directo con el tribunal, es casi desconcertante (para esta situación) el alto mantenimiento de una mirada firme, fría e impasible, nada esquiva, y atenta a todo lo que ocurre y a todas las personas que se encontraban en la sala, una clara muestra de la ausencia de las emociones de culpa o vergüenza. No tiene empatía, su amígdala es distinta, la función de este área involucra emociones negativas como el miedo, la tristeza y la culpa.

No hay afectación o impacto emocional alguno, tanto en su rostro como en su cuerpo, cuando la jueza le manifiesta si tiene conocimiento sobre los hechos de los que se le acusan, o la condena a la que se va a enfrentar, o refiere el informe de la psicóloga que atendió a las víctimas, nada, no hay alteración alguna en su estado emocional. La excitación de su sistema nervioso autónomo es prácticamente nulo, esto quiere decir que su fisiología es también diferente a la del resto de las personas. Su ritmo cardiaco en reposo es más bajo, al igual que la conductancia de la piel y las alteraciones de cada latido de su corazón también difieren de los demás. Por lo que logran mantenerse calmados, cuando los demás reaccionarían.

Captura del vídeo adjunto

Captura del vídeo adjunto

Entonces Ortiz se acoge a su derecho de no declarar, y a continuación esboza una sonrisa, asiente levemente y se levanta de la silla realizando un gesto emblemático, levantando los dedos índice de ambas manos (sustituyendo al «disculpa pero me voy»). Pero no será la última expresión de afecto positivo, vuelve a reírse cuando la jueza niega la lectura de las preguntas por parte de la acusación. ¿Qué significan estas sonrisas?

Bueno, no son unilaterales, hay acción muscular en ambas partes de la cara, es decir, la sonrisa es completa y no de medio lado, por lo tanto no es desprecio, es una sonrisa de regocijo, muy común en personas con rasgos psicopáticos, que sienten continuamente el placer de ‘ganar’. Su narcisismo les hace pensar que son los mejores y cómo queda su imagen es una de sus mayores preocupaciones, de ahí su expresión facial sonriente, en esos dos momentos, él se ha sentido triunfador.

 

Miradas, silencios y lágrimas: Análisis no verbal del juicio por el asesinato de Isabel Carrasco

Las acusadas por el crimen de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, Monserrat González (2d), Triana Martínez (i), y la policia local Raquel Gago (d), durante la decimocuarta jornada del juicio en la Audiencia Provincial de León. (EFE / J.Casares)

Las acusadas por el crimen de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, Monserrat González, Triana Martínez, y la policia local Raquel Gago. (EFE / J.Casares)

En el día de hoy cuento con la colaboración de mi colega de profesión y amigo, José Luis Martín Ovejero, experto en comunicación no verbal: martinovejero.com. Pero que además, cuenta con un plus muy valioso para el análisis de conducta en los juicios, y es que ha ejercido la abogacía durante más de 25 años, por tanto, conoce a la perfección el contexto y los entresijos propios de este ‘mundillo’: cuáles son las pautas típicas o comunes de comportamiento, qué emociones se esperan en determinadas situaciones, qué reacciones son más o menos incongruentes, etc. A continuación nos deleita con el análisis de la comunicación no verbal de las tres personas hoy ya condenadas en el caso por el asesinato de Isabel Carrasco, espero que lo disfrutéis:

La Comunicación No Verbal descubre lo que más celosamente guardamos: el mundo de nuestras emociones. Un momento de especial implicación emocional, de esos que quitan el sueño antes, y a veces no dejan dormir después, son las comparecencias en juicio. Y si esto sucede hasta con un litigio sencillo, ¿qué no se vivirá en el interior de cada persona en el juicio por un crimen, donde pueden estar en juego unos 20 años de su vida?

Como muestra de ello, acudo al juicio, que acaba de concluir, por el crimen de Isabel Carrasco en la ciudad de León. Tres mujeres: Montserrat González (autora confesa de los disparos), Triana Martínez (su hija) y Raquel Gago (policía municipal) han sido condenadas. Pero ¿qué pudimos observar durante el juicio, más allá de las palabras de las tres protagonistas? Vamos a resaltar 5 momentos:

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¿Qué es una microexpresión? Vimos un ejemplo en Iñaki Urdangarín

Microexpresión intensa de la emoción de ira en la declaración de Iñaki Urdangarín en el juicio

Microexpresión intensa de la emoción de ira en la declaración de Iñaki Urdangarín en el juicio por el caso Noos

En el último post analicé las claves no verbales de las declaraciones ante el juez de Iñaki Urdangarín y la Infata Cristina por el caso Noos. Pero me quedé con las ganas de explicar con mayor profundidad el interesante y práctico concepto de ‘microexpresión’ que fue investigado en su origen por Isaacs y Haggard y desarrollado más tarde por Paul Ekman y David Matsumoto.

Una microexpresión se trata de una acción involuntaria en el rostro que se produce de acuerdo con la verdadera emoción que se está sintiendo, y que puede ser: asco, miedo, ira, sorpresa, alegría, tristeza y desprecio.  Las microexpresiones son probablemente signos de estas emociones pero que se pretenden ocultar, aunque también pueden ser signos de estados emocionales rápidamente procesados en los cuales no ha existido intención de ocultación.

La idea del funcionamiento de las microexpresiones tiene su raíz en la hipótesis de inhibición de Darwin (1872) que sugiere que los movimientos faciales pueden producirse de manera involuntaria incluso si el individuo está tratando de controlar su expresión. Las microexpresiones son de muy corta duración, con un intervalo entre 1/25 a 1/15 de segundo y suelen ocurrir en situaciones con un alto riesgo, donde la persona tiene mucho que ganar o perder.

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