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La comunicación no verbal ha sido determinante en la resolución de un caso de abuso

Quería compartir con vosotros una noticia relacionada con la comunicación no verbal y su cada vez mayor inmersión en la resolución de casos judiciales. Desde hace años hay un protocolo de análisis de contenido del testimonio del menor, víctima de abuso sexual, que se utiliza por peritos especialidades y se admite como prueba definitoria en juicios de esta índole. En esta prueba hay criterios que se refieren al cómo se cuenta la historia y si hay o no adecuación del afecto. Es decir, si la expresión emocional y gestual del menor es congruente con un episodio vívido de abusos.

Ahora se ha avanzado un paso más, en este sentido, y un Juez de Barcelona ha suspendido las visitas de un padre acusado de abusos sexuales a su hija a partir de un informe sobre las microexpresiones faciales y el lenguaje corporal la niña, de seis años, según ha podido constatar la Agencia EFE tras tener acceso al auto del caso:

En concreto, este informe detalla las «expresiones espontáneas de felicidad» de la niña al ver fotos de su madre y como la menor muestra una mayoría de expresiones de ira, tristeza y vergüenza al narrar los periodos de abusos sexuales presuntamente cometidos por el padre. Asimismo, acredita la credibilidad del relato de la menor respecto a las vejaciones cometidas por su padre.

Se trata de un informe pericial que realiza un estudio exhaustivo de las microexpresiones faciales y comunicación gestual de las víctimas, que concluyó, en el presente caso, que la menor fue sincera cuando narró los abusos sexuales supuestamente cometidos por el padre y cuando dijo que no quiere volver a verlo.

Según remarca el juez, el relato de la menor es «escaso en su lenguaje verbal» y «muy rico» en el lenguaje no verbal, como expresividad corporal, acciones y gestos, de los que se podría concluir que ha estado involucrada en situaciones de contenido sexual no acorde a su edad.

Para el juez, las «verbalizaciones y gestos» de la menor son «relevantes e indicativas» de «conductas sexuales inadecuadas compatibles con abusos sexuales», por lo que da credibilidad al relato de «tocamientos y prácticas de perversión sexual» narradas por la niña.

 

Una película sobre comunicación no verbal que tienes que ver

Fotograma de la película 'Perdida'. Momento en el que el marido de la desaparecida posa sonriente ante los medios.

Fotograma de la película ‘Perdida’. Momento en el que el marido de la desaparecida posa sonriente ante los medios.

Si te gusta el mundo de la comunicación no verbal deberías darle una oportunidad a la película ‘Perdida’. Hace ya tiempo que la vi pero anoche volví a verla en televisión y me recordó todo lo que significó para mí en su momento y lo ejemplar que es para demostrar que en el análisis del lenguaje corporal nada es siempre blanco o negro.

Esta historia nos recuerda lo importante que es el contexto para entender el porqué de un gesto u otro en según qué momentos. No quiero hacer spoiler, el guion juega con el espectador de un modo muy inteligente manteniendo la intriga de la trama hasta el final. Sólo destacaré algunos detalles que me parecen imprescindibles a la hora de entender la aplicación al ámbito de la comunicación no verbal.

Ya hice hace unos meses un avance cuando hablaba de las primeras declaraciones públicas de los padres de Diana Quer en el post: ¿Por qué la opinión pública desconfía de los padres de Diana Quer? En la película una mujer desaparece en extrañas circunstancias y acusan al marido de ser el responsable, él se defiende pero sus apariciones públicas ante los medios sólo consiguen empeorar la situación y aumentar su rol de sospechoso.

Uno de los motivos fundamentales por lo que esto ocurre, tanto en la película como en el caso de los padres de Diana por ejemplo, es por la adecuación del afecto. Me explico, en toda situación hay una reacción emocional esperable. No es que ocurra un suceso y haya una sola emoción asociada, puede haber un abanico amplio de posibilidades, por ejemplo, ante la desaparición repentina de un ser querido nuestros cerebros ‘esperan’ ver en los afectados emociones relacionadas con la nostalgia, la desesperación o la tristeza ante la pérdida, pero incluso esta reacción puede ampliarse a otras emociones que pudieran parecer contrarias a simple vista, todo dependerá del momento en el que se expresen y al hecho al que se refieran.

Este concepto la película lo ilustra muy bien y también lo siguiente: Existen multitud de factores que intervienen en el proceso de exteriorización de los sentimientos, por ejemplo, la relación previa con la persona desaparecida: ésta pudiera ser tortuosa y lo vivido en el pasado puede interferir en la filtración de expresiones de índole negativo en el momento presente;

el contexto de la desaparición: una separación de los padres de por medio, la retirada de la custodia de la hija menor a la madre, la intervención de la prensa, la opinión pública, datos erróneos, o no, filtrados a los medios, la exposición de la intimidad de la familia, y un largo etcétera, pueden ir minando el ánimo  y transformando la conducta hasta parecer extraña; variables de personalidad: personas más introvertidas o con rasgos de psicoticismo elevados demuestran una mayor dificultad para expresar sus emociones, esto no quiere decir que no lo sientan intensamente o que lo exterioricen pero sólo en la intimidad; incluso puede intervenir la fisionomía de un rostro.

En definitiva… si queréis entender la parte realmente complicada de un análisis de comunicación no verbal ¡no os podéis perder esta peli!

Recordatorio: 

Me hace mucha ilusión anunciaros que el próximo día 2 de Marzo participaré (junto con otros profesiones excepcionales) en la I Reunión Anual: “Expertos en Comunicación No Verbal a tu alcance”. Se celebrará en el CaixaForum de Madrid de 10.00 a 14.00 horas y la entrada será totalmente gratuita pero no olvidéis reservar vuestra plaza ya que el aforo será limitado. Nos vemos!!

Confirmación de asistencia y más info: comunicacion@aconve.org

¿Por qué la opinión pública desconfía de los padres de Diana Quer?

Madre de Diana Quer mostrando la fotografía de su hija desaparecida. Fotografía EFE

Madre de Diana Quer mostrando la fotografía de su hija desaparecida. Fotografía EFE

Desde la misteriosa desaparición de la joven Diana Quer no he dejado de recibir mensajes de lectores del blog, conocidos, y colegas de profesión, que apuntan en una misma dirección: el recelo hacia los padres de Diana tras sus numerosas apariciones en los medios de comunicación. Al contrario de lo que me solicitan estas peticiones, yo no voy a dar mi opinión al respecto (no tengo ningún derecho) y tampoco voy a realizar un pormenorizado análisis de comunicación no verbal de los testimonios de ambos (tampoco tengo derecho a infundir opinión en los demás). Desde una perspectiva psicológica, sí que voy a destacar algunas pautas al respecto que pueden explicar esta desconfianza palpable en el sentir de la calle.

Una cuestión fundamental para definir esta razón es el concepto de: adecuación del afecto. Me explico, en toda situación hay una reacción emocional esperable. No es que ocurra un suceso y haya una sola emoción asociada, puede haber un abanico amplio de posibilidades, por ejemplo, ante la desaparición repentina de un ser querido nuestros cerebros ‘esperan’ ver en los afectados emociones relacionadas con la nostalgia, la desesperación o la tristeza ante la pérdida, pero incluso esta reacción puede ampliarse a otras emociones que pudieran parecer contrarias a simple vista, todo dependerá del momento en el que se expresen y al hecho al que se refieran.

Para ilustrarlo, pudiera ser esperable también por ejemplo la emoción de ira, asco o desprecio al hablar de los posibles culpables o la injusticia acometida, sin embargo no sería lo que esperaríamos observar al hablar sobre la víctima (un caso muy elocuente de ello lo vimos en el análisis no verbal de los padres de Madeleine McCann). Incluso podríamos llegar a detectar visos de culpa por no haber podido hacer más para evitar la pérdida, o sonrisas al recordar la infancia o la historia personal del desaparecido pero no sería congruente esta emoción de alegría en cualquier otro momento, aquí me viene a la cabeza el caso Asunta y las carcajadas de Rosario Porto que captaron las cámaras indiscretas durante el registro de su casa, importante, tras encontrar a su hija asesinada en el bosque.

Por tanto, vemos cómo, tenemos por un lado una emoción esperada y por otro lado una emoción presentada, a veces éstas no son congruentes entre sí y crean una disonancia en nuestra forma de interpretar los acontecimientos, confusa, sin sentido, nos queda la sensación de que algo no cuadra. Efectivamente, en el caso que nos ocupa hay ciertos patrones de conducta que pueden provocar en nosotros esta percepción de incongruencia emocional, pero esta falta de adecuación del afecto o incluso la ausencia emocional no convierte a nadie en responsable de una desaparición.

Existen multitud de factores que intervienen en el proceso de exteriorización de los sentimientos, por ejemplo, la relación previa con la persona desaparecida: ésta pudiera ser tortuosa y lo vivido en el pasado puede interferir en la filtración de expresiones de índole negativo en el momento presente; el contexto de la desaparición: una separación de los padres de por medio, la retirada de la custodia de la hija menor a la madre, la intervención de la prensa, la opinión pública, datos erróneos, o no, filtrados a los medios, la exposición de la intimidad de la familia, y un largo etcétera, pueden ir minando el ánimo de los padres y transformando su conducta hasta parecer extraña; variables de personalidad: personas más introvertidas o con rasgos de psicoticismo elevados demuestran una mayor dificultad para expresar sus emociones, esto no quiere decir que no lo sientan intensamente o que lo exterioricen pero solo en la intimidad; incluso puede intervenir la fisionomía de un rostro.

En este punto, recuerdo también el caso de Rocío Wanninkhof, y de la primera imputada como culpable del delito, Dolores Vázquez, que llegó a ser juzgada y encarcelada para más tarde demostrarse su inocencia tras la confesión del verdadero asesino. En aquellos años en los que el asunto estuvo muy candente en los medios de comunicación llegué a escuchar a algún ‘experto’ psicólogo/criminólogo decir que Dolores Vázquez debía ser la culpable porque no presentaba emociones congruentes, tenía rasgos psicopáticos muy marcados y «además es que tiene cara de mala». Ciertamente, fue condenada socialmente por su apariencia fría y actitud enrarecida en sus apariciones públicas.

Pero sí, señores, una persona que conozca a la víctima puede haber tenido una mala relación con ella, un móvil factible para querer que desaparezca del mapa, puede ser psicópata, fría, calculadora, sin emociones, e incluso tener una apariencia desagradable, y con todo ello no ser la culpable de absolutamente nada. La comunicación no verbal puede causar alarmas, puede ser un indicio más para la investigación, puede guiar un interrogatorio, puede esclarecer ciertas incógnitas, pero no puede condenar directamente a nadie de la autoría de un delito. 

Para entender todo esto es muy recomendable la película ‘Perdida’… ¡ya me contaréis qué tal!