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¿Por qué el pederasta de Ciudad Lineal se rió y mostró un insólito lenguaje corporal durante su (no) declaración en el juicio?

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Foto EFE

Antonio Ortiz entra en la sala esposado y con ropa deportiva, ni siquiera se ha molestado (de poco le iba a servir) en intentar aparentar buena presencia o formalismo ante la jueza. No ha mostrado ni un solo gesto de nerviosismo, su expresión facial era impasible, en cambio, sí que ha hecho algunos movimientos en la espera, levanta un hombro, se rasca la nuca y realiza estiramientos con su otro hombro. Son los gestos tipo de preparación ante un combate físico, de la lucha cuerpo a cuerpo.

Gran parte de su explicación conductual se relaciona directamente con el comportamiento psicopático. El contacto visual suele ser constante y muy directo con el tribunal, es casi desconcertante (para esta situación) el alto mantenimiento de una mirada firme, fría e impasible, nada esquiva, y atenta a todo lo que ocurre y a todas las personas que se encontraban en la sala, una clara muestra de la ausencia de las emociones de culpa o vergüenza. No tiene empatía, su amígdala es distinta, la función de este área involucra emociones negativas como el miedo, la tristeza y la culpa.

No hay afectación o impacto emocional alguno, tanto en su rostro como en su cuerpo, cuando la jueza le manifiesta si tiene conocimiento sobre los hechos de los que se le acusan, o la condena a la que se va a enfrentar, o refiere el informe de la psicóloga que atendió a las víctimas, nada, no hay alteración alguna en su estado emocional. La excitación de su sistema nervioso autónomo es prácticamente nulo, esto quiere decir que su fisiología es también diferente a la del resto de las personas. Su ritmo cardiaco en reposo es más bajo, al igual que la conductancia de la piel y las alteraciones de cada latido de su corazón también difieren de los demás. Por lo que logran mantenerse calmados, cuando los demás reaccionarían.

Captura del vídeo adjunto

Captura del vídeo adjunto

Entonces Ortiz se acoge a su derecho de no declarar, y a continuación esboza una sonrisa, asiente levemente y se levanta de la silla realizando un gesto emblemático, levantando los dedos índice de ambas manos (sustituyendo al «disculpa pero me voy»). Pero no será la última expresión de afecto positivo, vuelve a reírse cuando la jueza niega la lectura de las preguntas por parte de la acusación. ¿Qué significan estas sonrisas?

Bueno, no son unilaterales, hay acción muscular en ambas partes de la cara, es decir, la sonrisa es completa y no de medio lado, por lo tanto no es desprecio, es una sonrisa de regocijo, muy común en personas con rasgos psicopáticos, que sienten continuamente el placer de ‘ganar’. Su narcisismo les hace pensar que son los mejores y cómo queda su imagen es una de sus mayores preocupaciones, de ahí su expresión facial sonriente, en esos dos momentos, él se ha sentido triunfador.

 

El lenguaje corporal delata a Mariano Rajoy al hablar de Soria

337020-944-1416El ahora ex ministro José Manuel Soria fue muy polémico por su relación con los papeles de Panamá (para ver el análisis de su comunicación no verbal en aquella decisiva comparecencia, pincha aquí), tras el escándalo, Soria ocupará el cargo de director ejecutivo en el Banco Mundial. El aluvión de esperadas críticas al PP ha provocado la forzada explicación al respecto por parte de Mariano Rajoy.

Desde luego, su comunicación no verbal no tiene desperdicio, el tiempo de argumentación ha sido muy limitado, pero sí que se filtran detalles interesantes en su comunicación más inconsciente.

La respuesta inicial que da es «no sé nada, lo único que sé es que se fue de la política» (…) «no va a volver a la política nunca más». Desde el principio ya intenta eludir su conocimiento directo en el proceso, es como si todo lo acontecido escapara a su saber, utiliza muchos generalizadores totalitarios: nada, nunca (y más adelante: absolutamente nada más), son palabras de relleno que sirven de pantalla para no dar información o detalles concretos y no incurrir en errores o contradicciones, además intenta distanciar a Soria de su partido y de la política, quiere distanciarse del hecho, transmitir una absoluta desvinculación.

De hecho su palabra más repetida es ‘funcionario’, la pronuncia hasta la saciedad para no categorizarlo como político (que es lo que ha sido toda su vida) sino que intenta asociar la imagen de Soria como la de un civil más que ha conseguido el actual puesto ‘opositando’.

A lo largo de todo el discurso Mariano Rajoy se encoge de hombros en numerosas ocasiones (he contabilizado más de diez en pocos segundos de duración del vídeo), este gesto es un emblema de duda, filtra la inseguridad y la falta de convencimiento en lo que uno verbaliza. También se ejecuta este gesto de forma consciente con la pretensión de quitarle importancia a un tema transcendente que se debe tratar.

Captura de pantalla 2016-09-05 a la(s) 21.56.04Por último, son significativos sus gestos cortantes hacia los profesionales de prensa, quiere zanjar el asunto cuanto antes en una señal de stop intensa con el brazo, algo agresiva hacia quien le formula algunos interrogantes. Cuando escucha la incisiva pregunta, su expresión corporal indica agresividad contenida, se agarra al atril y se inclina hacia adelante, intenta sostener la mirada, pero acaba en ambas ocasiones bajando la mirada hacia sus papeles, en un ademán inútil de intentar leer algo para responder (ya que no lo necesita), por tanto denota ciertos matices emocionales de vergüenza.

Lástima que el periodista, entiendo que agobiado por una única oportunidad para intervenir, le realice dos preguntas simultáneas, una sobre Soria y otra sobre las elecciones, evidentemente Rajoy obvia la primera y se limita a responder a la segunda… por otra parte, muy reveladora esta acción también…