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Robert Moreno y su ira por la ofensa de Luis Enrique

Tras la rueda de prensa de un dolido Luis Enrique explicando por qué ya no quiere contar con Robert Moreno a su lado llega la réplica de éste.

La emoción protagonista sin duda es la ira. La función de esta emoción es la destrucción, sí suena un poco heavy, pero así lo siente nuestro cerebro, es su orden, esta destrucción puede ser física o moral, con agresividad o con palabras hirientes. Hay varios estímulos que pueden instigar la ira. Estamos ante un caso clarísimo de frustación ante una situación que consideramos injusta.

La sensación interna que experimenta Robert Moreno se filtra en su lenguaje corporal, cabeceos y movimientos impulsivos (fijaos en los fuertes golpes que realiza con el bolígrafo sobre la mesa), tensión mandibular, sequedad en la boca (constantemente se pasa la lengua por los labios compulsivamente), apertura de las fosas nasales… Todo ello se relaciona con la impaciencia, con la sensación de energía e impulsividad y la necesidad de actuar de forma intensa e inmediata.

En su aparición de 10 minutos, el mayor momento de impacto emocional que experimenta ocurre cuando habla de la reunión que tuvo con Luis Enrique, en esos minutos se observan microexpresiones de asco y desprecio (acción contractora del músculo nasolabial y elevación unilateral de la comisura labial), proyecta un intenso rechazo recordando ese instante.

Cuando relata que Luis Enrique le dice «ya no te quiero en mi staff«, se retira hacia atrás con el cuerpo, expresa sorpresa (arqueo de cejas) y sonríe nerviosamente. Es un gesto de incredulidad, aun no lo acepta ni lo comprende, realmente no se lo esperaba y le genera un sentimiento de consternación.

Finalmente alude a la explicación de Luis Enrique y, refiriéndose a las palabras que utilizó para describirle (ambicioso y desleal) dice, «he demostrado que yo no soy eso«. Se niega a repetir los adjetivos que tanta impresión le han causado, le genera tanto malestar que prefiere sustituirlas por un demostrativo indeterminado ‘eso’.

Se siente realmente agraviado en lo más profundo, al igual que en Luis Enrique, la ofensa traspasa el terreno profesional. ¿Quién dice la verdad? Sin duda, ambos. Como suele pasar, han vivido un mismo hecho de dos maneras totalmente subjetivas, cada uno tiene su versión y la cree y la defiende con convencimiento.

 

El escepticismo de Ángel Cruz hacia Ana Julia durante la búsqueda de Gabriel

Durante todos estos días, los analistas hemos puesto más el foco en el comportamiento de Ana Julia Quezada que en el resto de la familia de Gabriel. Al final lo que pretendemos es desvelar lo que el lenguaje corporal nos enseña cuando reprimimos la verdad, la realidad de nuestras emociones, en este caso, el auténtico mal. Sin embargo, es muy interesante para este fin no solo observar a la persona ‘protagonista’ de las acciones, sino también a la gente que está a su alrededor.

Mi compañero de profesión, gran analista de comunicación no verbal, Francisco Campos Maya, ha detectado una microexpresión sorprendente en el padre de Gabriel en el momento en el que el periodista le pregunta a su pareja Ana Julia Quezada por la ‘casualidad’ de que ella fuera quien encontrara la camiseta. En el instante en el que ella manifiesta «es extraño pero da igual» se puede observar en el rostro de Ángel Cruz una microexpresión de escepticismo. Dado lo sensible del tema, he cotejado este vídeo con compañeros psicólogos y con analistas del ámbito policial, efectivamente hay consenso en señalar lo acertado de la detección de este microgesto facial.

Parece ser que el padre de Gabriel tenía visos de duda y sospecha hacia este hecho tan insolito que rodeó a la aparición de la camiseta. En un momento de fuerte impacto emocional los afectos internos salen a relucir al exterior en forma de microexpresiones, son movimientos automáticos e involuntarios de los músculos de la cara, en momentos especialmente emotivos y que estén relacionados con una situación que pueda provocarnos ansiedad; ya sea por motivos positivos o negativos.

La expresión facial de duda es una emoción secundaria o social que se describe según el contexto de diferentes formas, una de ellas es con la elevación unilateral de la ceja. Este movimiento puede aparecer cuando queremos acentuar una idea o cuando queremos demostrar nuestras dudas sobre algo (Escepticismo Sofisticado en palabras de Paul Ekman). Además, hay que considerar que Ángel orienta el rostro alejándose de la conversación.

Análisis no verbal: Ana Julia Quezada

Ana Julia Quezada durante la búsqueda del pequeño Gabriel. EFE/Carlos Barba

Hoy escribo con profunda tristeza uno de los análisis más duros a los que me he tenido que enfrentar. Sois muchos los que me escribisteis ayer pidiéndome que abordara el tema, que dijera algo que hubiera dado pista de la maldad oculta. También vi reproches a mis compañeros analistas diciendo que a «toro pasado» todo es muy fácil. Hay que entender que nosotros vemos ciertas expresiones o patrones de conducta que ya desde el inicio nos resultan incongruentes pero no podemos publicarlo y condenar a nadie por ello. Dentro de los cuerpos de seguridad del estado ya hay profesionales que hacen su trabajo en este sentido, su criterio es el que importa y el que es realmente útil para la investigación.

Dicho esto, en el caso de Ana Julia Quezada eran muchos los patrones de comportamiento incongruentes con la situación por la que estaba pasando. En primer lugar, uno de los indicadores que más nos llamaba la atención era su incapacidad para expresar la emoción completa de tristeza, ésta es una de las emociones primarias, genéticas y con una codificación facial específica difícil de simular, ya que el dibujo facial de la tristeza es una triangulación perfecta y significativa de las cejas. Vemos un claro ejemplo de este profundo sentimiento en el rostro de la madre del pequeño Gabriel y la comparación entre ambos fotogramas es bastante impactante. Podéis ver la diferencia en el siguiente vídeo, explicado por mi compañero José Luis Martín Ovejero.

Durante estos días he podido ver con detenimiento todas las apariciones de Ana Julia y en prácticamente todas sus intervenciones los gestos con su novio son más propios del control, la dominancia y la posesión que del consuelo. Resulta demasiado agresiva al contacto, constantemente le sujeta, le agarra, le abraza delante de las cámaras, he visto como hasta le viste y le sube la cremallera de la chaqueta, parece que su control sobre él es absoluto y continuo.

Hay expertos que también han detectado una sudoración y sequedad de la boca excesivos asociándolo al nerviosismo que realmente experimentaba. Puede ser, pero el problema de todo es que no tenemos la línea base de ella para poder defenderlo con rotundidad, pudiera ser que sea una persona que siempre suda más de lo normal.

Para mí, lo más revelador de todo lo que he podido ver está en unas declaraciones concretas a un periodista que le pregunta por ‘la casualidad’ de que Ana Julia encontrara la camiseta, a lo que ella responde «es extraño pero da igual, lo importante es que aparezca Gabriel» y desvía la mirada con una microexpresión de ira y profundo recelo hacia el periodista. Ese detalle tan importante no puede «dar igual» si realmente te importa y estás comprometido con el esclarecimiento del caso quieres profundizar sobre ello y no restarle importancia, minimizar el hecho, ni responder con evasivas para desviar la atención.

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Con las expresiones faciales completas de la emoción de ira lo tenemos muy fácil. Evidentemente si nos encontramos ante un rostro con el ceño fruncido, las aletas de la nariz notablemente abiertas y además le acompañan puños cerrados o, yendo aún más allá, grita y se mueve de forma vehemente, está claro, esa persona está muy enfadada.

Sin embargo, no siempre la expresión de rabia es tan explosiva y evidente. A veces, son los pequeños gestos los que delatan el verdadero estado emocional de nuestro interlocutor. Uno de ellos es especialmente interesante a la hora de detectar la ira contenida. Este gesto es el de apretar fuertemente la mandíbula. Revela una significativa hostilidad, tensión, incomodidad, ansiedad y, en definitiva, represión emocional.

Es puro sentido común, a mi siempre me ayuda pensar en diversas situaciones por las que todos pasamos para asociarlas a ciertos comportamientos. ¿Os imagináis a alguien que está contento, tranquilo, cómodo, pasándoselo en grande en una fiesta apretando la mandíbula?

No falla, si tenéis enfrente a alguien en el que observáis una notable tensión en la zona mandíbular algo falla, realmente está tenso, nervioso, incómodo, algo le preocupa o le enfada. Desde luego no se encuentra en un estado positivo y habrá que reconducir la situación.

Los gestos son independientes de los deseos y emociones conscientes #Hipnosis

La técnica de la Hipnosis siempre ha generado una controversia interminable. Pero lo cierto es que la práctica de la hipnosis es casi tan antigua como la humanidad y su uso ha llegado hasta nuestros tiempos. ¿En qué consiste esta técnica? Su definición es complicada, ya que es una experiencia subjetiva (como ocurre, por ejemplo, con el dolor).

A grandes rasgos, en el estado hipnótico se experimenta una modificación de la atención, de las percepciones sensoriales y del tiempo. Un artículo publicado en Nature Neuroscience, apunta que «la hipnosis produce un estado de atención muy focalizado, que minimiza otros pensamientos y sensaciones.»

Ahora, Vicente Femenía, un experto en Hipnósis y Comunicación No Verbal, ha relacionado ambos conceptos de un modo muy interesante para estas disciplinas. «Mediante la observación, análisis e interpretación de los movimientos corporales, expresiones faciales, gestos, murmullos o tics emitidos por el paciente de manera inconsciente durante el trance hipnótico, el clínico podrá ser capaz de valorar su conducta con el fin de evitar estados emocionales negativos que puedan perjudicar la terapia del paciente y conseguir guiarle hacia estados emocionales positivos y obtener así el éxito esperado en la misma.» Asevera el experto.

Las expresiones faciales son los indicadores emocionales más evidentes por los cuales los sujetos exteriorizan sus emociones, pero hay que tener en cuenta que un gesto nunca se analiza de manera individual, sino que se analiza en conjunto, teniendo en cuenta el contexto. Durante una sesión de hipnosis es de vital importancia que el clínico observe y analice el Comportamiento No Verbal del sujeto hipnotizado al que en hipnosis se denomina Conductas Ideomotoras.

Los movimientos musculares pueden ser independientes de los deseos y de las emociones conscientes. Las Conductas Ideomotoras son una forma de Comportamiento No Verbal que se produce de manera inconsciente; es una manifestación física y una experiencia mental; es decir, las reacciones inconscientes del cuerpo ante los pensamientos de la persona. Tienen su origen en el sistema nervioso autónomo o vegetativo, cuyos reflejos no necesitan ser aprendidos.

Estas conductas reflejan, por ejemplo, las experiencias internas del paciente en los niveles donde se busca el cambio, pueden usarse para facilitar la disociación, como profundizadoras del estado de trance, indicadoras de la disposición a responder, o como una forma de intercambio de información entre el terapeuta y el consultante.

Este análisis de la conducta no verbal sirve a dos propósitos generales:

1) Como inductor del trance, ya que requiere que el sujeto fije y focalice la atención, en forma de autoinducción.

2) Como profundizador de trance; el terapeuta puede preguntar al paciente si le gustaría o está preparado para profundizar el trance. Si se recibe una señal positiva, el terapeuta le dice al paciente que vaya más profundo hasta que el inconsciente esté satisfecho con el estado de comodidad y dé una señal positiva cuando haya alcanzado ese estado. El terapeuta puede utilizar después cualquiera de los otros acercamientos clásicos para profundizar el trance (levitación de la mano, cierre de ojos, bajar una escala, etc.) y usar la señal ideomotora para controlar la efectividad de cada procedimiento de profundización.

El clínico debería de tener suficientes conocimientos en Comportamiento No Verbal para poder interpretar y analizar las repuestas ideomotoras que tienen lugar en el sujeto mediante los Canales Expresivos No Verbales de la Comunicación durante la sesión de hipnosis. Para que esa interpretación sea eficaz es necesario se observe la totalidad del cuerpo del sujeto, las señales ideomotoras pueden tener lugar en cualquier parte del cuerpo, desde la punta de los dedos de los pies a la cabeza. Es importante fijarse en la rigidez y la flexibilidad de los músculos y articulaciones que indicara si el sujeto está viviendo una experiencia positiva o si por el contrario vive una experiencia negativa.

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¿Qué es una microexpresión? Vimos un ejemplo en Iñaki Urdangarín

Microexpresión intensa de la emoción de ira en la declaración de Iñaki Urdangarín en el juicio

Microexpresión intensa de la emoción de ira en la declaración de Iñaki Urdangarín en el juicio por el caso Noos

En el último post analicé las claves no verbales de las declaraciones ante el juez de Iñaki Urdangarín y la Infata Cristina por el caso Noos. Pero me quedé con las ganas de explicar con mayor profundidad el interesante y práctico concepto de ‘microexpresión’ que fue investigado en su origen por Isaacs y Haggard y desarrollado más tarde por Paul Ekman y David Matsumoto.

Una microexpresión se trata de una acción involuntaria en el rostro que se produce de acuerdo con la verdadera emoción que se está sintiendo, y que puede ser: asco, miedo, ira, sorpresa, alegría, tristeza y desprecio.  Las microexpresiones son probablemente signos de estas emociones pero que se pretenden ocultar, aunque también pueden ser signos de estados emocionales rápidamente procesados en los cuales no ha existido intención de ocultación.

La idea del funcionamiento de las microexpresiones tiene su raíz en la hipótesis de inhibición de Darwin (1872) que sugiere que los movimientos faciales pueden producirse de manera involuntaria incluso si el individuo está tratando de controlar su expresión. Las microexpresiones son de muy corta duración, con un intervalo entre 1/25 a 1/15 de segundo y suelen ocurrir en situaciones con un alto riesgo, donde la persona tiene mucho que ganar o perder.

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