Sauvage

Por Charo Alises (@viborillapicara)

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Película francesa de 2018 dirigida por Camille Vidal-Naquet. Léo (Félix Maritaud) es un joven de 22 años que vende su cuerpo por algo de dinero. Los hombres pasan por su vida y él solo busca afecto allí donde pueda conseguirlo.

El director comentó que empezó la historia con un personaje, una energía. Un joven solitario que camina de un encuentro a otro, anhelando el amor, impulsado por una capacidad de amor inextinguible que lo mantiene en marcha, sin importar el mundo violento que lo rodea. Vidal escribió un primer borrador del guión y comenzó a reunirse con jóvenes chaperos en el Bois de Boulogne , un lugar conocido para la prostitución en París, a través de una organización benéfica. Solo pretendía entrar en contacto con unos pocos vagabundos pero noche tras noche forjaró fuertes lazos con las personas que conoció allí y acabó pasando tres años en ese lugar. Todos estos encuentros le ayudaron a impulsar la escritura del guión.

Lo que más llama la atención de la película es que, a pesar de las cosas violentas que Léo soporta, lo envuelve todo en una profunda ternura. El protagonista utiliza trucos para conseguir momentos de dulzura cada vez que tiene ocasión, para besar a alguien, o para tomar a un hombre en sus brazos. No comparte el cinismo o desapego de sus compañeros de trabajo. De hecho, le reprochan su actitud que se percibe como una falta de profesionalidad.

Léo lleva su placer dondequiera que lo encuentre mientras que el resto de hombres que se prostituye lo hace exclusivamente para ganar dinero. A diferencia de los otros, Léo dice: «beso». No le importa el dinero: nunca cuenta el dinero que gana, nunca aparece en la película gastando nada. No está apegado a nada material. Él está en otra parte. Una de las cosas raras que no regala es su nombre de pila… Desde el primer borrador, el realizador no quería nombrar a un solo joven en la calle. Como si su identidad secreta fuera su posesión más preciada. La mayoría de ellos piensan en la prostitución como un actor que interpreta un papel: por unos minutos se convierten en otra persona, en un personaje que es diferente para cada cliente. Cuando Claude, el cliente que vive en Canadá le pregunta su nombre Leo responde: Llámame como quieras, comentaría el realizador.

Leo es un personaje muy solitario, pero esa soledad es también su fuerza. Según el director, Léo goza de absoluta libertad, con todos los aspectos aterradores y admirables que conlleva. Tal libertad es como la de Kerouac cuando escribió: «No había ningún lugar a donde ir excepto a todas partes». Esa libertad es como la de Mona en «Sin techo ni ley» de Agnès Varda (Sans Toit ni loi): al negarse a cumplir con las normas sociales, al negarse a imponerle nada, el personaje experimenta una vida dura en la calle como su propia normalidad. En mi película, Léo nunca se queja de su trabajo o de sus condiciones de vida. Es un personaje enigmático, no sabemos nada de sus antecedentes.

La película no te invita a tratar de entender cómo y por qué Léo ha terminado aquí, sino a vivir con él, a compartir los momentos vertiginosos de su viaje. Es una experiencia bastante sensorial: lo que el director quería era reproducir su cabeza y hacer que el público experimentara la sensación de deslumbramiento y desorientación que provoca la exclusión.

A la hora de escribir el guión, el realizador, según contó, tuvo en mente a Mona en Sin techo ni ley, también pensó en Paul Newman en La leyenda del indomable: Este tipo soñador, fuera de contacto con la realidad, que se encuentra en la cárcel entre matones reales. Luke es un inadaptado, un poeta de otro tipo, pero es intrépido, soporta la violencia y las humillaciones y siempre se recupera. Hay una cualidad radiante alrededor de él que ilumina ese ambiente sombrío. Me impresionó este personaje que nunca pierde el corazón. Parece frágil, no apostarías por él, pero eventualmente aguanta hasta el final, a diferencia de los otros, que no tienen su capacidad de resistencia. Su fuerza proviene de su humanidad y de la alegría que difunde a su alrededor. Del mismo modo, en «Sauvage», Léo, con su inocencia y su comportamiento a menudo infantil, está fuera de sincronía en este ambiente donde todo el mundo se ha endurecido y está luchando por sobrevivir. Al principio pensamos que no lo logrará, pero su resplandor, su fortaleza lo convierten en uno de los tipos más duros que hay.La película aborda la relación con nuestros cuerpos: como los maltratamos, como los cuidamos. Cuerpos, piel, manos están siempre presentes en la cinta.

Comentaba el realizador que ,a diferencia de los acompañantes que trabajan en Internet, los jóvenes que viven y se prostituyen en la calle no tienen fácil acceso a la higiene, la comida ni al sueño. Por lo tanto, sus cuerpos a menudo sufren dolor, están dañados, carecen de la atención y el cuidado necesarios. Sin embargo, sus cuerpos siguen siendo objetos de deseo. El reto era reconciliar estos dos aspectos de manera efectiva en la película.

Sobre el tratamiento del color , dependiendo de las escenas, las sombras de la piel, su calidez y textura están armonizadas con precisión, a veces empujando hacia el erotismo y otras en cambio, dirigiéndose hacia pieles raídas, casi enfermizas porque la piel de los actores cuenta mucho de lo que ocurre en la historia.

El director quería filmar la desnudez y hacerla parecer normal. Estos jóvenes exponen sus cuerpos simplemente porque son sus herramientas de trabajo. Durante la fase preparatoria, antes del rodaje, Valven pidió al coreógrafo Romano Bottinelli que preparara los cuerpos de los actores para que aprendieran a utilizarlo como una herramienta, sin mostrar ningún signo de vergüenza o vacilación. Y sobre todo, para el director, era crucial que su lenguaje corporal fuera diferente al de los clientes, por eso los actores que les dan vida no recibieron ningún entrenamiento físico antes del rodaje. De esta forma, en la película, los clientes son mucho menos elegantes que los chicos de la calle, sus cuerpos se ven más pesados, más torpes.

El cuerpo de Léo es a menudo maltratado, muestra lo difícil que puede ser la vida en la calle. Sin embargo, a él se le ve fuerte, poderoso y libre en la película. A propósito de esto, el realizador comentaba que cuando Léo baila y suda, en escenas de club, podemos sentir su energía, su resistencia, esa fuerza viva interior.

La intención de Valven era retratar la vida cotidiana de los trabajadores sexuales callejeros y cómo el ritmo de esa vida diaria está determinado por una sucesión de actos sexuales. Estos jóvenes son trabajadores invisibles, nadie los quiere ver y sin embargo no se puede prescindir de ellos. La película muestra como es la vida de estos chicos que subsisten gracias a su sexualidad. Ellos son los que tienen que lidiar con las violentas fantasías de los habitantes de la ciudad. Conocen las preferencias sexuales de los clientes, sus frustraciones, su soledad y también las formas de sexualidad invisibles como las de los hombres con discapacidad o los ancianos.

Esta diversidad revela la ternura de Léo, su tendencia a ser desplazado fácilmente, a entregarse, pero también a veces su imprudencia, su falta de discernimiento, su lado infantil, que parece tan fuera de lugar respecto a su trabajo. Cuando conoce a Claude, Léo intenta parecerse a algunos de sus colegas. Se comporta de forma mecánica, fría, cínica. Trata de ser un auténtico profesional, como sus compañeros de oficio.

El rodaje se hizo con un equipo pequeño. El director quería tener completa libertad para filmar desde diversos ángulos durante las tomas. Su intención era que la cámara fuese parte del equipo. A pesar de esa forma de rodar que el propio realizador calificaría de salvaje, Valvan pretendía que todo fuera preciso, con muy poca improvisación durante la filmación. El director indicó a los actores que dijeran sus líneas sin modificarlas para que coincidieran con la idea que él tenía en mente. Por otra parte, la intención era conciliar esa meticulosidad a la hora de rodar con momentos de energía fuera de control.

Sobre la elección de Félix Maritaud para el papel de Léo, el realizador comentó que lo que más le impresionó de él es que no tenía miedo de nada. Es un actor capaz de hacer cualquier cosa, perderse por completo en su personaje, cualquiera que sea la escena. Según Valven, Félix posee mucho instinto y determinación.

Para Maritaud, la libertad de Leo implica también una forma de soledad. Decía el actor que la libertad de su personaje reside en el hecho de que su cuerpo no está atado por un sistema productivo, ya sea la educación superior, un trabajo, una hipoteca, etc. Su soledad se debe a su pertenencia a un sector de la sociedad marginado y precario. Hoy nadie vive de una manera tan primitiva. No necesita un teléfono móvil para ponerse en contacto con la gente, se las arregla solo con su cuerpo, su presencia, su suerte. Con Camille hemos trabajado mucho su animalidad. Léo agarra las cosas casi como si fuera siempre la primera vez. La forma en que reacciona físicamente es muy directa. Hay una especie de conciencia instantánea sobre él, nada es calculado, manipulado o sistemático.

Sobre la relación que su personaje tiene con su amigo Ahd, Maritaud comentaba que puedes sentir que están unidos por la misma historia, se conocen desde hace mucho tiempo. Léo está asombrado de Ahd, de una manera algo enfermiza, mientras que Ahd no sabe lo que quiere. De alguna manera son personajes opuestos: Léo es siempre abierto y totalmente desinteresado, mientras Ahd sigue repitiendo que no es gay, él siempre está ahí controlando.

Respecto a la importancia de las drogas en la vida de Léo, para Maritaud era tan simple como que estaban allí a su alrededor y una vez que las prueba se convierte para él en un hábito.

Sobre la preparación de su personaje Felix Maritaud comentó que en la escuela de arte, había trabajado mucho en el uso del cuerpo y la sexualidad con fines políticos, no sólo en términos teóricos, sino también a través de actuaciones reales. Esta forma de liberar al cuerpo de sus inhibiciones le ayudó a acercarse al personaje. Al final del rodaje, el actor tuvo una pequeña fase rebelde. Esto vino después de seis semanas cuando había pasado la mayor parte del tiempo siendo manipulado, rechazado, manoseado… Maritaud experimentó el mismo tipo de saturación que sintió el propio Léo,

Para el actor, el desafío con este personaje era como tomar un paisaje devastado y encender una llama en el medio que aligeraría el resto. Se podría decir que lo que es insondable viene del exterior, y que Léo rompe esto haciendo todo completamente humano. Cuando empezamos a trabajar en el personaje, sentimos que teníamos que hacerlo absolutamente radiante, de lo contrario habría sido demasiado deprimente para todos. Y políticamente, habría sido un error idealizar a un personaje que hubiera sido el arquetipo del tipo que se siente mal. Lo que hicimos fue lo contrario: todo va mal en la vida de este tipo, pero sigue siendo luminoso.

 

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