Tamara de Lempicka bidimensional

Por Nieves Gascón, (@nigasniluznina), la cuentista de nuestro refugio

 

Locos años veinte del siglo XIX, momento en el que tras la caída del Zar y la Revolución Rusa, numerosas personas refugiadas huyen de este país por su afinidad con el anterior régimen y llegan a Europa con gran dificultad y dejando atrás sus títulos y bienes. Entre ellas Tamara de Lempicka (1898/1980) y su familia. Esta es la historia y el punto de partida de nuestra recomendación para esta ocasión: el cómic Tamara de Lempika de Virginie Griner y Daphné Collignon (2017), recientemente editado en España por Planeta Cómic.

Esta pintora, de familia de origen polaco (por parte de madre) y ruso (por su padre) nacida en Varsovia y criada en San Petersburgo, con tan sólo doce años viaja a Italia y queda impactada por las obras del Renacimiento. De entonces a su llegada a París tuvo una fulgurante carrera artística que en 1929 sufre las consecuencias de la crisis económica de la Gran Depresión, pasando progresivamente a su segundo plano e incluso al olvido en décadas posteriores.

El cómic da comienzo con una escena de la noche parisina de fiesta y relaciones entre integrantes de la alta sociedad. Tamara deja su casa cada noche, tras acostar a su hija Kizette, para relacionarse en locales y cabarets, donde establece contactos que le permiten continuar con su trabajo como pintora y retratista. Simultáneamente asiste a clases de pintura y cuenta con el apoyo de algunos de los personajes influyentes de la clase social parisina más acomodada.

Aunque Tamara está casada con el conde Tadeusz Lempicki un hombre al que quiere, mantiene relaciones sexuales simultáneas con mujeres que inspiran sus obras como modelos, pero no encuentra el ideal de belleza que persigue hasta que se cruza con una mujer muy especial y la inmortaliza en su cuadro La bella Rafaela (1927). Esta obra es la expresión del deseo sexual de la artista que posa sus ojos en cada una de las curvas sinuosas de la modelo que a su vez muestra un sutil estado de excitación tumbada sobre un diván. Tuvimos la suerte de tener esta pintura el año pasado (2019) en Madrid en una exposición dedicada a la vida y obra de Tamara de Lempicka, que incluía además de sus cuadros, vestuario y objetos personales. Asistí a esta exposición en el Palacio de Gaviria con mi hija Sara, que tiene formación en arte y me orientó sobre aspectos técnicos de las obras: Art Decó e influencia clásica, en concreto de la pintura griega, además de los grandes muralistas rusos. Los cuadros con figuras casi cubistas de grandes rasgos y volúmenes, son una maravilla. Tamara no sólo tenía un gran talento, sino una enorme sensibilidad y la capacidad de captar aspectos sensuales en cada uno de sus personajes a pesar de que sus expresiones faciales que pueden resultar distantes.

En el relato también describe la crisis conyugal de Tamara por no ajustarse a los cánones de género del momento, y no ceñirse a las expectativas de su marido, quien la recrimina por sus salidas nocturnas y su estilo de vida, a pesar de que la pintora de esta manera procura la única fuente de ingresos familiares con su trabajo. Su pareja ha sufrido un retroceso importante en su estatus como refugiado y no ha superado esta situación, bebe y no es capaz de adaptarse a los cambios. Sin embargo, Tamara es una mujer moderna y tiene claro lo que quiere hacer, no afectándole el cambio y triunfando en París con sus cuadros y exposiciones. Sin duda nuestra protagonista fue una persona carismática, elegante y con una arrolladora personalidad que no dejaba indiferente ni a hombres ni mujeres por donde pasaba. Tiene un cierto parecido a Greta Garbo.

Volviendo a la descripción del cómic, las viñetas están constituidas por imágenes digitales en tonos sepias, grises, blanco y negro que recuerdan a las fotos de la época. La estética años veinte es auténtica y nos traslada con precisión tanto a la época como a la moda, no se pierdan el detalle de la ropa y peinados fielmente dibujados, y a los detalles en cuanto a la ambientación, usos y costumbres de esta etapa de la historia. Los diálogos son fluidos y el relato describe una corta y muy concreta etapa de la vida de Tamara de Lempicka: el periodo de su estancia en París contando con veinte años de edad y ya con una carrera como pintora de éxito hasta que expone su obra referencial La bella Rafaela en 1927, no llegando a abarcar una década.

Sabemos que Tamara posteriormente vuelve a casarse y se traslada a vivir a Estados Unidos. Muere en México con 82 años, donde vivió hasta sus últimos días, un poco en el olvido hasta que posteriormente se recupera y da a conocer su obra que alcanza actualmente una gran acogida y conocimiento del público en general.

Y una vez más, les deseo unas felices vacaciones y muchas buenas lecturas allá donde vayan. No se olviden de meter un par de libros en la maleta o su i-book, que ocupa menos y recopila más, pero no huele a papel recién impreso. Cada edición sea digital o en papel, tienen su encanto. Pero para la ocasión, permítanme decantarme por disfrutar del cómic en papel, y en especial por esta Tamara de Lempicka con un cuidado diseño de edición en tapa dura y un cubre tapas en tonos sepias, rosas y negros, evocando el estilo Decó, que bien merece acceder a esta edición. Aprecien el contraste de la portada (donde aparece Tamara sola) con el de la cubierta (la misma figura pero en el fondo hay otras personas) que reafirma la bidimensionalidad del personaje, no solo sobre su identidad bisexual, sino la paradoja de la vivencia del refugio en ambientes de élite o el compaginar una vida en familia al estilo más tradicional con la vida bohemia de una gran artista con una personalidad arrolladora, y quizás la soledad creativa con sus salidas nocturnas en grupo.

¡Disfruten y hasta pronto!

Enlace del vídeo presentación del comic:

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