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El curioso origen del término ‘granuja’

Suele utilizarse el término ‘granuja’ para hacer referencia a aquellos individuos canallas o bribones, que se dedican a cometer pequeños engaños o delitos, siendo un vocablo utilizado, normalmente, con cierto carácter amable.

El curioso origen del término ‘granuja’

Etimológicamente proviene del latín granŭlum’, el cual era el diminutivo de ‘granum’, cuyo significado era ‘grano’.

Curiosamente, el vocablo granŭlum’, en su origen, hacía referencia a la uva que  quedaba separada del racimo y, por analogía, con el tiempo se le dio esa denominación también a aquellos muchachos que se apartaban (separaban) del camino correcto y las normas de la comunidad para dedicarse a vagabundear y llevar una vida como pícaro y rufián.

El término granuja fue recogido por primera vez en el Diccionario de Autoridades de 1734 donde se le daba dos acepciones, pero ambas relacionadas con el grano de las frutas: ‘La uva desgranada y dividida de los racimos’ y ‘Se llama también el granillo interior de la uva y otras frutas, que es como su simiente’.

No fue hasta la edición del diccionario académico de 1884 cuando se incorporó la nueva acepción: ‘Conjunto de chiquillos vagabundos’, ‘Muchacho vagabundo, pilluelo’ y en la de 1925 cuando se le añadió la descripción de ‘Bribón, pícaro’, que a día de hoy todavía se le da al vocablo.

 

 

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El curioso origen del término ‘chulo’

El término ‘chulo’ es uno de esos vocablos que, con el tiempo, hemos acabado adaptando en nuestro idioma para referirnos a múltiples y diferentes cosas y personas.

El curioso origen del término ‘chulo’

Por un lado están aquellos personajes que se comportan de un modo fanfarrón, arrogantemente, en plan valentón y desafiante e incluso graciosamente. Conocemos como ‘chulo’, ‘chulapón’, ‘chulapo’ (o chulapona) a los individuos originarios de algunos barrios castizos de Madrid. También se usa el término como sinónimo de proxeneta o rufián (el vulgar macarra).

Hay quien usa el vocablo ‘chulo’ para referirse a alguna cosa que le ha gustado (‘¡Qué chulo es esto!’, ¡Qué chulo ha sido venir aquí!’).

El hecho de que existan tantas acepciones y usos para este término proviene de muy atrás, debido a que antiguamente ya se le dio varios significados.

Etimológicamente llegó al castellano desde el italiano ‘ciullo’, utilizado para referirse a los niños. De hecho, esta voz italiana era apócope del término ‘fanciullo’, de exacto significado.

Existen constancias de que la forma ‘chulo’ ya se utilizaba en castellano en el siglo XVII, aunque no se incorporó al Diccionario de Autoridades hasta el año 1729; donde ya por entonces se le daba diferentes usos y acepciones:

Persona graciosa y con donaire; el que asiste en el matadero para encerrar y matar las reses; y, según la germanía (jerga utilizada por rufianes y malhechores) también se utilizaba para referirse a un muchacho o muchacha.

Y fue precisamente esa referencia a los jóvenes pícaros que solían delinquir y se las arreglaban para sobrevivir mediante el engaño, usando su ingenio, agudeza y gracia lo que dio su acepción más conocida.

 

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¿De dónde surgió llamar ‘malandrín’ a cierto tipo de delincuente?

¿De dónde surgió llamar ‘malandrín’ a cierto tipo de delincuente?Hoy en día está prácticamente en desuso pero durante gran parte de los últimos siglos (sobre todo desde la Edad Media hacia finales del siglo XIX) el término ‘malandrín’ era comúnmente utilizado para referirse a cierto tipo de delincuente que destacaba por realizar sus fechorías de una manera malvada y perversa.

Sin embargo la mayoría de las pocas personas que usan hoy en día este vocablo lo hacen de una manera poco despectiva, como quitándole importancia al delito que ha cometido el malhechor, en parte porque su sonoridad parece referirse a un diminutivo (cuando no es así) y no invita a hacerlo como si se tratara de una persona que ha cometido una fechoría considerable, de ahí que actualmente se relacione más el término malandrín con rateros o ladrones de poca monta.

Tal y como apunto en el párrafo anterior, el uso del vocablo malandrín se extendió a partir de la Edad Media, aunque el término existe desde la antigüedad. Al castellano llegó a través del italiano ‘malandrino’, cuyo significado era ‘salteador’, en referencia a aquellos criminales que se dedicaban a asaltar y robar en los caminos o lugares despoblados.

Para encontrar la etimología de malandrín, a partir del vocablo italiano malandrino, debemos acudir al latín ‘malandria’, término con el que en la antigüedad se describía a cierto tipo de enfermedad similar a la lepra. Aquellos que la padecían eran apartados en las poblaciones, teniendo que subsistir realizando actos delictivos (como asaltar y robar), de ahí que acabase derivando en la acepción actual.

 

 

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¿De dónde surge llamar ‘villano’ a una persona malvada?

¿De dónde surge llamar ‘villano’ a una persona malvada?

Es muy común utilizar el término ‘villano’ para referirse a alguien que se comporta de una manera maliciosa. De hecho, como vocablo es uno de los preferidos por muchos autores a la hora de calificar a los adversarios de los protagonistas o héroes de sus obras (por ejemplo el personaje del Joker, que ilustra este post, es el famoso villano y antagonista de las historias de Batman).

Pero no siempre tuvo esa connotación negativa y durante muchísimos siglos villano simplemente quería decir: ‘que procede de una villa’ (casa o conjunto de casas de campo que se encontraban alejadas de la población principal). Así pues, esos originarios villanos no eran más que hombres o mujeres rurales.

Todo indica que fue a partir de la Edad Media cuando empezó a utilizarse el vocablo villano de una manera despectiva. Por aquel entonces se comenzó a tener el convencimiento que aquellos que vivían en las villas carecían de los modales, educación, honor y moral que poseían por naturaleza los que residían en las urbes importantes, como los burgueses, la nobleza o aristocracia, los caballeros, los cortesanos e incluso aquellos que trabajaban como maestros artesanos (a quienes se les otorgaba la naturaleza de ser leales y de buen corazón, algo que no se le concedía a los villanos o personas del entorno rural).

Así fue como, con el tiempo perduró el término villano para designar a alguien ruin, malvado o indigno, aunque su procedencia ya no fuera de una villa. Algo similar a lo que ocurrió con el término ‘pagano‘ -del latín paganus- (aldeano), el cual era el vocablo con el que se denominaba en la Antigua Roma a aquellos que vivían en los pagos -pagus- (aldea) y que acabó sirviendo para designar a quienes veneraban a divinidades, imágenes y seguían costumbres fuera del cristianismo.

 

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¿Cuál es el origen del término ‘gandul’?

¿Cuál es el origen del término ‘gandul’?

Conocemos como gandul a aquel sujeto al que no le gusta trabajar, suele holgazanear, dormir hasta tarde y no dar un palo al agua.

Para encontrar el origen etimológico de este término debemos ir hasta árabe clásico ‘ḡundar’ (mimado, cuidado) que hacía referencia a un joven mimado y elegante cuyo cometido era el de ser el acompañante de mujeres adineradas y vivir a expensas de éstas. Esto no quería decir que dicho muchacho fuese un holgazán, pero sí muchos de ellos acabaron siéndolo aprovechando que vieron la posibilidad de ser mantenidos sin tener que trabajar, por lo que algunos se convirtieron en auténticos truhanes, motivo por el que esa fuera la acepción cuando el término pasó al árabe hispánico ‘gandúr’ (truhan, pícaro, rufián) y de ahí al castellano gandul (vago, holgazán) tal y como lo conocemos y utilizamos en la actualidad.

 

 

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El curioso origen etimológico de la expresión ‘ser un jeta’

El curioso origen etimológico de la expresión ‘ser un jeta’

Como bien es sabido ‘ser un jeta’ es una expresión habitualmente utilizada para referirse a un caradura, una persona sinvergüenza, desvergonzada, descarada o de poca catadura moral.

Jeta también se usa para nombrar la cara (rostro) pero como aumentativo: ‘que cara tienes’/‘que jeta tienes’, ‘menuda cara más dura’/’menuda jeta’, y es un vocablo frecuentemente usado en la jerga y lenguaje coloquial de los más jóvenes.

En realidad el término jeta sólo se refiere a una parte especifica del rostro de un animal: el hocico, nariz o morro (frecuentemente el del cerdo) y etimológicamente proviene del árabe ‘jaṭm’.

Al ser el cerdo un animal impuro para los musulmanes el término ‘jaṭm’ (jeta) ya llegó hasta nosotros con la connotación negativa que se le da, además de que su morfología sobresaliente y de piel dura hizo que acabase utilizándose como sinónimo de caradura y se derivasen otros términos como ‘tener mucho morro’ de idéntico significado que ‘tener mucha jeta’.

 

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Fuente de la imagen: Alan Fryer (geograph)

¿Cuál es el origen del término ‘mangante’?

¿Cuál es el origen del término ‘mangante’?La palabra ladrón es uno de esos términos que tiene un buen número de sinónimos que se pueden utilizar para referirse al que hurta o roba. Entre las muchas palabras que nos encontramos para señalar a este tipo de personas están caco y chorizo (las cuales ya os expliqué el origen etimológico de cada una de ellas en anteriores posts), pero también otras como ‘mangante’ y su derivado ‘mangui’, de las que explicaré de dónde proceden a través de esta entrada.

Ambas palabras (mangante y mangui) nacen de la acción de ‘mangar’, que en el vocabulario popular es la forma vulgar para referirse al acto de robar, hurtar e incluso timar. Pero estos no eran en su origen el significado real de este término el cual proviene de la lengua caló, como otras muchísimas palabras que en la actualidad son de uso común en nuestro lenguaje cotidiano.

Muchos son los que atribuyen al  término ‘mangar’ un origen etimológico equivocado, debido la similitud que existe entre éste y la palabra manga (parte de la camisa/vestido que cubre el brazo) y relacionando erróneamente el acto de mangar con robar/hurtar algo y escondérselo en la manga, algo totalmente equivocado, pues entre ambas cosas/palabras no existe vínculo alguno.

En realidad ‘mangar’, en su origen en la lengua caló, significaba (y todavía sigue siendo así) el acto de ‘pedir’, ‘rogar’ o ‘mendigar’ y, por lo tanto, un mangante (y su evolución a mangui) era aquel personaje pedigüeño que se dedicaba a pedir limosna y/o dinero prestado.

Al proceder de los ambientes gitanos, los prejuicios raciales de la sociedad hizo evolucionar todos estos términos hacia algo despectivo, convirtiendo a ese mangante (persona que pedía y/o mendigaba) en  un ‘sinvergüenza, alguien despreciable sin oficio ni beneficio’ tal y como lo contempla hoy en día el diccionario de la RAE y de ahí se convirtiese en el leguaje de uso coloquial en sinónimo de ladrón, timador y pillo que vive aprovechándose de la buena fe de los demás y/o se dedica al trapicheo.

 

 

Fuentes de consulta: Diccionario Caló-Castellano / RAE 1 / RAE 2 / Tratamiento lexcográfico y sociolingüístico de los gitanismos (Google books)
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