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Wonder Woman, una superheroína para hombres que pretende ganarse a las mujeres

Y por mucho que me duela admitirlo, he de decir que falla, pero falla estrepitosamente, como cuando intentas entrar a casa de noche sin hacer ruido y tiras una mesa, dos sillas y pisas al gato. Wonder Woman es un fracaso estridente como superheroína feminista.

No quita que tenga cosas que me encanten: la princesa Diana es fiel a sus ideales, se defiende de cualquier tipo de mal sin necesitar ayuda, es leal, justa, no deja que le digan lo que tiene que hacer, lucha por el bien de manera desinteresada, se sacrifica, ayuda a inocentes… Pero, con todo eso, me decepciona.

Wonder Woman no es real, no se despeina, no se mancha, no suda, se rasura, pelea con falda, tacones y el pelo suelto. Wonderwoman es la superheroína perfecta… salida del imaginario colectivo masculino. La directora, Patty Jenkins, podría haber hecho de esta oportunidad un altavoz del empoderamiento femenino, podría haber creado a una superheroína como tú, que me lees, o como yo. Una mujer AUTÉNTICA y digna de creer.

No estoy diciendo que esté en contra de ninguna de esas cosas, pero no tiene sentido alguno que el uniforme de una heroína, que necesita correr por trincheras o saltar de un edificio a otro, esté completado con unas botas de tacón (de cuña para ser exactos). Si en realidad cualquier persona fuera a la batalla con eso puesto tardaría menos en caer por esguince que por balazo.

Wonder Woman no necesita tacones porque son algo que, como guerrera, dificultan sus movimientos, al igual que llevar el pelo suelto. Si incluso para estudiar nos molesta llevar un mechón cerca de los ojos no me imagino todo el pelo sobre la cara sabiendo que tengo que enfrentarme a una habitación llena de hombres armados. ¿Empezáis a ver cómo no está bien pensado?

De hecho, os dejo el vídeo de cómo se preparaba la actriz Gal Gadot para interpretar a Wonder Woman. No veréis tacones, yelmos escotados o pelos sueltos, pero sí una prieta cola de caballo y ropa de deporte, que es lo más cómodo para los momentos en los que tenemos que realizar actividad física.

¿Cuántas melenas sueltas vemos en las Olimpiadas? ¿Os imagináis luchando, corriendo y dando volteretas teniendo que parar cada dos por tres porque te ha entrado pelo en el ojo o porque te ha tapado la cara y has perdido de vista al villano de turno?

Cuando eres una amazona que ha crecido en la selva rodeada de mujeres, el concepto de belleza de la herencia heteropatriarcal como que te pilla un poco lejano. Vivirías sin maquillaje (a no ser que fueran pinturas de guerra), sin sujetador y sin depilar. Entonces, ¿por qué esta Wonder Woman aparece con las axilas más afeitadas que un modelo de barbilla de Gillette? ¿Y por qué cada vez que daba una patada en Batman vs Superman la vimos luciendo unas ingles mas lampiñas que una muñeca Barbie?

Puede parecer una tontería fijarse en algo tan nimio como una axila, pero si nos ponemos a pensar en la vida de la supermujer, no tiene mucho sentido. Y no, no me importa que en el cómic también aparezca depilada. El primero se remonta a 1941, fecha en la que los cánones estéticos eran, si cabe, aún más estrictos.

He tardado más de 20 años en sentirme lo bastante libre como para decidir si quería o no depilarme, maquillarme o vestirme como quiero y ha sido gracias a escritoras, amigas o referentes familiares feministas (hola, mamá). Sé que si hubiera crecido con referentes femeninos en la pantalla con su mata de pelo bien plantada bajo el brazo posiblemente habría tomado esas decisiones antes.

En mi opinión DC Cómics tiene miedo de asustar a esa gran proporción de público masculino que va a ver la película, cuando hay que educar a todos los espectadores en esto. De nada sirve que una adolescente decida que va a ir sin depilar si la van a machacar en el colegio con que lo haga (os hablo por experiencia).

Tener a Gal Gadot sin depilar, sin tacones o sin maquillar es gritar que, como mujer, puedes ser fuerte, rápida, ágil, inteligente y guapísima de la vida (¿por que no?), que a fin de cuentas la diferencia entre ser mujer y súper mujer no está en los pelos de la axila o en cómo vayas vestida.

En definitiva, por supuesto que la Wonder Woman de Gal Gadot es una superheroína que podríamos merecer perfectamente, está a la altura de mis expectativas como personaje de acción. Pero, y aquí hablo como mujer, la Wonder Woman de Gal Gadot no es la que el mundo (femenino) necesita.

Esa extraña relación entre el feminismo y las tetas de Emma Watson

Y es que por lo visto, según los detractores de la actriz cuando la semana pasada se publicó su reportaje en la revista Vanity Fair, si eres feminista no puedes enseñar el pecho.

Por lo visto si eres feminista no puedes maquillarte. Da igual si es porque te gusta, porque te da la gana, porque te ves más favorecida, porque te hace sentir guapa. No puedes maquillarte y punto.

Por lo visto si eres feminista no puedes ponerte unos taconazos que te hagan las piernas infinitas. Y ni se te pase por la cabeza lucirlas con una falda corta. ¿Cómo se te ocurre? Que tú eres feminista. Si eres feminista no puedes llevar ropa favorecedora. ¿Has visto lo que ha pasado con Emma? No seas machista y tápate el escote, que para algo crees en la igualdad. No puedes ir al gimnasio a hacer deporte, a entrenar tu cuerpo y ponerlo en forma porque eres feminista.

Por lo visto si eres feminista no te puedes depilar. No puedes perfilarte las cejas, no puedes quitarte el bigote o el entrecejo, tienes que llevar las axilas abiertas ya que no cierran si las llevas al natural. Tienes que llevar las ingles abrigadas y las piernas bien cubiertas, aunque como no las puedes lucir, nadie va a ver cómo las llevas en realidad.

Por lo visto si eres feminista no puedes plantearte tener hijos en algún momento. Y ya no hablemos de casarte.

A esto hemos llegado, en esto se ha convertido para muchos el feminismo: en un arma arrojadiza para darte con ella en la cabeza en el momento más inesperado. Ha pasado de ser una heramienta para salir del heteropatriarcado a otra jaula en la que encerrarnos. A todos esos críticos que solo salen a la luz para dejarte en evidencia (y nunca para alabar nada de lo que haces), les digo que en realidad, si eres feminista puedes hacer lo que quieras con esa única condición, que lo hagas porque seas tú quien lo quiera.

Los hombres también tienen derecho a ser conquistados

Tú, sí tú, que eres el último en salir de la discoteca cuando ya han encendido las luces, que te pasas el día jugando a los videojuegos, que te chifla el baloncesto, que te encanta el gimnasio, que eres más de bar, que tocas la guitarra en una banda con amigos, que sigues doscientas series americanas, que eres un purista del cine japonés, o que no eres ninguno de los anteriores, te escribo a ti y a todos ellos.

GREEN WEDDING SHOES

GREEN WEDDING SHOES

Te escribo porque tienes derecho a ser conquistado. No digo que haya obligación, digo que tienes derecho a que te hagan sentir especial. Tienes derecho a encontrarte una persona que te ponga la luna como lámpara de noche. Tienes ese derecho porque vales, porque eres diferente, porque eres único. Porque tú, que te conoces mejor que nadie, sabes que quieres a alguien a tu lado capaz de ver todo lo que llevas por dentro pero que disfrute de las gilipolleces que haces por fuera.

Tienes derecho a ser conquistado. A que peleen por ti con uñas y dientes. A que se disculpen si la han cagado. A que te vayan detrás si te vas porque te han hecho daño. Tienes derecho a que te hagan sentir el único en el mundo, que no es algo exclusivo para nosotras. A que te miren como Angelina miraba a Brad cuando parecía que sería para siempre. A que tengan detalles, sorpresas, a que te emocionen, a que te pongan el pulso a diez mil… A que cada día te ganen por poquito que sea. Tienes derecho a que te traten, ni más ni menos, como te mereces. A que, después de media hora vistiéndote, ella aprecie que te has puesto guapo, que llevas la barba bien afeitada, que te has cortado el pelo como ese jugador de fútbol que tanto te encanta y que te queda casi mejor que a él.

Tienes derecho a todo, desde un simple «Buenos días» por Whatsapp a un regalo inolvidable de aniversario. Tienes derecho a que no te dejen escapar porque saben lo que se perderían si lo hicieran. Tienes derecho a que te cuiden, a que te protejan, a que respeten que si tienes que estudiar, estar con los amigos, hacer deporte o, sencillamente, quedarte en casa rascándote la barriga, puedas hacerlo.

Porque tienes derecho a velas encendidas para esas ocasiones en las que no es solo sexo, derecho a que te inviten a cenar, a que te regalen bombones porque a vosotros también os gusta el chocolate. Tienes derecho a que se tengan en cuenta tus gustos y que ella, de vez en cuando, también ceda para poder hacer planes en los que compartirlos.

Y si estás con alguien que no lo ve así, que considera que todo esto es cosa tuya por ser «el hombre de la relación» piénsalo, porque, te digo yo que tú también tienes todo el derecho del mundo a ser conquistado.

Estar en pareja hoy en día no se trata solo de igualdad, sino de equidad.

Moda para feministas

Sí, puedes ser feminista y depilarte. Sí, puedes ser feminista y estar interesada en la moda. Sí, puedes ser feminista y diez mil cosas más, porque ser feminista no está absolutamente reñido con nada más que la desigualdad entre géneros en detrimento de las mujeres.

Hay muchas formas de demostrar tu feminismo, desde dividir la cuenta cuando sales a cenar o a tomar algo en una cita hasta defender que un hombre pueda quedarse en casa a cuidar de sus hijos mientras la madre trabaja.

Pero si además de llevarlo interiormente, como la mayoría, quieres llevarlo por fuera, hay una serie de prendas que te permiten dejar claro que crees en la igualdad sin tener que mencionar a Caitlin Moran en la conversación.

«Controla tu propio útero», Frida Kahlo como Rosie the Riveter o «Más feminismo y menos mierda«:

FEMALE COLLECTIVE

FEMALE COLLECTIVE

Querida Cindy, además de diversión, las chicas queremos derechos fundamentales; «Las mujeres son fuertes como el infierno» (y sino pensad en vosotras o en vuestra amiga cuando le toca una regla dolorosa) o «Destruye el patriarcado y relájate»:

FEMINIST APPAREL

FEMINIST APPAREL

Una de las cosas más atractivas para mí es encontrarme con un hombre feminista (que escasean más que la talla 39 en rebajas). Para ellos «Este chico es feminista», «Feminista: una persona que cree en la igualdad política, social y económica de los géneros» o «El lugar de una mujer es en la casa y en el Senado».

RED BUBBLE

RED BUBBLE

Una funda del móvil con la definición del término «Feminismo: la noción radical de que las mujeres son personas», un parche con una axila peluda que reza «¿Esto te ofende?» o un pin de «Pelea como una chica» (porque no tiene nada de malo hacer las cosas «como una chica») son los accesorios con los que puedes complementar las prendas.

ETSY

ETSY

Lo muestres por fuera o lo lleves por dentro, a fin de cuentas, lo importante es que a tu manera, estés comprometido con la causa.

#MiVelloMisNormas

Me faltaban huevos. Lo admito sin ningún tipo de problema porque es la verdad, me faltaban huevos.

Llevo depilándome desde secundaria haciéndome la cera facial, las axilas y las piernas a lo que, más adelante, se unieron las ingles y la zona del pubis. Y con cera.

Cada banda que arrancaba dolía muchas veces hasta el punto de hacerme llorar, pero, tonta de mí, siempre prefería eso al tontaina de turno diciéndome que me depilara.

Porque casi siempre son los tontainas de turno (que muchas veces son los tontainas más peludos) los que nos recriminan el vello que llevamos sobre el cuerpo.

Ya no solo os hablo de amigos o novios, recuerdo el caso concreto de un primo mío más mayor que, una vez en la piscina, me llamó la atención de la fina hilerita de pelos que subían hasta mi ombligo.

«En verano que son rubitos pase, pero eso luego hay que depilarlo«.

Hay. Que. Depilarlo. Como si estuviéramos obligadas. Pero así me sentía siempre hasta que decidí darme un tiempo con la cera.

Porque, aquí entre tú y yo, depilarse es una JODIENDA. Duele, es caro y tienes que dedicarle un tiempo precioso para que luego vuelvan a salir pelos igual.

Ninguna mujer se depila por placer o por lo divertido que le resulta. Se depilará por otras cosas, pero para pasar un buen rato ya te digo yo que no.

Por eso, el colectivo feminista Amatista ha lanzado una campaña con el hastag #MiVelloMisNormas reivindicando que cada mujer haga con el suyo propio lo que le de la santa gana, desde eliminar y erradicar con láser cada folículo piloso hasta vivir cubierta por una capa de pelo a lo nutria marina, considerando la depilación una elección y no una obligación.

Como era de esperar, además de una gran respuesta positiva por parte de mujeres que se han unido a la causa y han roto relación con las cuchillas mientras abrazaban el vello, un sinfín de (en su mayoría) hombres han saltado diciendo que aquello de la depilación era una cuestión de higiene y que así no nos iban a tocar ni con un palo.

Pues bien, diré dos cosas: el pelo ES higiénico, lo que no es higiénico es no ducharse, pero es igual que el de la cabeza. Y en segundo lugar JAMÁS en la vida me ha pasado de quedarme en bragas y que me dijeran «Ah no, si tienes pelo yo paso«.

Así que siéntete libre de hacer lo que quieras. Déjalo, córtalo, dale forma, alísalo, tíñelo o elimínalo de manera definitiva, pero que, hagas lo que hagas, lo decidas siempre TÚ.